All language subtitles for Taviani - Il prato (1979)

EL PRADO

Giovanni, ma�ana tienes
que irte a San Gimignano.

Es mejor que vayas t�.

Sobre todo porque te hace falta
cambiar de aires y recuperarte.

Y porque tengo que vender los dos
�ltimos cuartos de la casa familiar.

Hay que revisar
el catastro en el ayuntamiento.

Por fin podr�s aprovechar
tu licenciatura en derecho.

Pero lo que me parece m�s justo

es que salgas de esta casa.

Despu�s de los 20, la presencia
de un hijo en la familia tiene algo

de obsceno.

Para �l y para los que le rodean.

No tiene nada que ver
con el cari�o, ya lo sabes...

Adem�s,

volver a San Gimignano me da pena.

Cuando me veo en casa de mi padre

no consigo conciliar
el pasado y el presente.

Ahora te toca hablar a ti.

A m� me cuesta ser tan sincero.

� Por qu� s�lo tengo
que esforzarme yo?

20 a�os de diferencia
no te hacen distinto a m�.

Yo no soy el padre que ordena
y manda. Yo soy Sergio.

� Te sientes un muchacho?
Pues yo un ni�o.

Si estos papeles te dan asco, a m�
me da igual la casa de mi padre,

y las cuatro perras que dej�.

Me parece injusto
tener que gritar as�.

Esta noche tengo que trabajar,
y plasmar algunas ideas.

Si sigo gritando as�,
se me ir�n de la cabeza.

Y no quiero que se me vayan.

Porque me gusta mi trabajo.
Me gusta la biolog�a.

Ya s� que es una gran suerte.

Es m�s, un privilegio.

Y no quiero perderlo.

Pero, cr�eme, no es f�cil,
ni siquiera para m�.

Pero a m� me gustar�a
poder ayudarte.

Ya lo s�, Giovanni, perd�name.

Ir� a San Gimignano.

�Giovanni!

Los papeles.

Pap�.. .

El dinero.

S� que es un sacrificio.

Puedes quedarte en uno
de los cuartos de la casona.

Nunca has estado.

A m� el campo me angustia.

Pero t�, disfruta del aire fresco.

Intenta recuperarte.

No te pongas enfermo.

Porque creo que podr�a
soportarlo todo,

menos la idea
de verte envejecer.

Voy a buscar mi bolsa.

Voy a trabajar.

Soy feliz
por haberme ido, Leonardo.

Lejano amigo,
� qu� es la mente del hombre?

Me resist�a a hacer este viaje

y ahora que estoy aqu�
me asaltan deseos inesperados.

Pero no me basta con ser
yo el �nico en saberlo.

Pens� en grabar mis palabras
en una cinta y mand�rtela.

Pero ciertas cosas
s�lo pueden expresarse

con esa herramienta olvidada
que es la p�gina escrita.

Estoy tan absorto
en sentir esta existencia,

en la que al ver una hoja,
s�lo pienso que viene el oto�o,

que olvido el puesto de
magistrado que tendr� en Mil�n,

y que, como sabes, no me gusta.

Mientras, resurgen mis proyectos
de artista, burlados, secretos.

No s� si ma�ana, sin el sol,
todo me parecer� distinto.

T� conoces lo cambiante
que es mi car�cter.

Pero esta vez espero que no.

Espero que no.

� Sabes lo que he visto?

En un prado vi un zorro.

Eso me hizo
el centro de atenci�n

de los campesinos
con los que vivo,

y con los que estoy
ultimando la venta.

Por lo visto,
los zorros tienen la rabia,

o sea, son peligrosos.

Los campesinos
han organizado una cacer�a,

en la que participar�.

Buenos d�as.

-� Qui�n vio al zorro?
-�l.

-Ah, �l. Buenos d�as.
-Soy Giovanni.

-Lido.
-Giovanni.

-Badase.
-Encantado, Giovanni.

-Caciagli.
-Giovanni.

Marini.

Encantado, Giovanni.

� Ysi me hubiese equivocado?

� Ysi en vez de un zorro

era un conejo?

Vamos por el sendero.

Es mejor que la cuesta.

-� Nada?
-No, todav�a nada.

Dar�a un a�o de mi vida

si apareciese el zorro
y lo cogiese yo.

Dos a�os de mi vida.

-� Qu� era?
-Era una liebre, me he equivocado.

Ha sido una noche feliz,
Leonardo.

Yo mat� al zorro m�s grande,

y ahora estoy de duermevela
con los dem�s, en la era.

Sab�a bien que la somnolencia,

y lo que pervive, a m� pesar,
de populismo en m�,

trasformaban la normal�sima
fisonom�a de mis comensales.

Tambi�n sab�a que nunca
hab�a estudiado m�sica.

Sin embargo, en esa duermevela,
creo que intu�

qu� significa dirigir
una orquesta.

Ahora s� que esta noche,
la caza,

mi venida al campo,

y toda mi vida anterior
no han sido

m�s que una p�rdida de tiempo,
una larga espera,

o una preparaci�n para mi
encuentro con Eugenia.

Todos los ni�os del pueblo
est�n invitados a venir

a la casa abandonada de Marzana,
donde tenemos nuestro taller.

Y donde los ni�os est�n preparando
la representaci�n de una f�bula.

Representaremos la f�bula
de ''El Flautista de Hamelin'',

visto que los ratones siguen
haciendo de las suyas aqu�,

en el pueblo.

�Venid todos con nosotros!

�Venid con nosotros!

�Vamos a casa de Marzana!

�Venid!

No hay muchos,
� cu�ntos ser�n?

-Unos 1 5.
-� Y qu� hacemos?

Hay que insistir.

De aqu� a la casa de Marzana
se puede unir alguno m�s.

-Yo creo que somos bastantes.
-No, somos pocos y algo rid�culos.

Pero hemos impuesto
nuestra presencia al pueblo.

Yo no creo. ..

que se trate de ser
misioneros o artistas,

pero al menos,
saben que existimos.

-Oye, � c�mo se llama esa chica?
-Eugenia.

Pero que sepas
que esa folla con Enzo.

Por eso te escribo, Leonardo,
para poder hablar de Eugenia.

Est� licenciada en antropolog�a
y le gusta su trabajo.

Es decir, le gustar�a, porque
s�lo ha encontrado trabajo

en Hacienda, en Florencia.
7 horas de oficina y 3 de viaje.

Pero intenta hacer teatro,

aqu�, con los ni�os del pueblo.

Con un �nimo que me provoca
a la vez ternura y rabia.

� Hasta cu�ndo pensar�
que uno puede vivir dividido?

�Quietos, ni�os!
No pod�is salir.

� Esperad!

No se puede salir.

Pietro, Valentina,
venid conmigo.

Vamos dentro.

Ya s� que ten�is miedo, es normal,
pero llueve demasiado.

Vamos a aprovechar
que se ha metido dentro la encina

para improvisar algo.

Os contar� una historia que me pas�
cuando era como vosotros.

Viv�a en un pueblo del norte
que todos los inviernos se inundaba.

Ese a�o los diques no aguantaron
y el agua se llev� nuestra casa.

Ten�amos que irnos.

Que mudarnos para siempre.

Mientras nos alej�bamos
en una barca, llorando,

pasamos junto a la copa de un �rbol
que sal�a del agua.

Un �rbol como este
que os ha asustado.

Entre las ramas hab�a

ni�os, mujeres, hombres,
gatos, perros, p�jaros. ..

Gritaban, se llamaban,
se acurrucaban, se agitaban.

Si ten�is ganas de gritar, hacedlo.

Es el mejor modo de liberarse
de los miedos que llevamos dentro.

Imaginad que est�is en aquel �rbol.

Pensad lo que har�ais
en una situaci�n as�.

Pod�is gritar,
llorar, cantar, pegaros o... .

Y pod�is usar los instrumentos.

Empezamos.

�Socorro!

-�Me ahogo!
-� Mam�, mam�!

No, as� no.
Mejor todos juntos.

El punto de partida
ser� el siguiente trueno.

� De qu� est�is hablando?

De cosas nuestras.

Es tarde, me vuelvo al pueblo.

Eugenia, yo tambi�n me voy.

Eugenia, ma�ana te llevo yo a
las seis a la estaci�n con la moto.

A pesar de todo,
creo en la felicidad.

Creo en la felicidad porque
la he sentido y s� que existe.

-�Tienes un cigarro?
-S�.

Tengo yo fuego.

� Esta rid�cula encina!

La historia que cont�
no acababa ah�.

Al llegar a tierra
nos esperaba un cami�n

en el que estaban
nuestras cosas y nosotros. ..

-Pero, �te interesa?
-S�.

S�.

�ramos much�s�mos.
Yo me sub� sobre los muebles.

El cami�n se puso en marcha.

Nos alej�bamos de nuestra tierra,
la gente lloraba.

Yo miraba la carretera
que se abr�a ante m� y me llevaba

hac�a no se sab�a d�nde.

Y me sent�a feliz.

Idiota.

Eugenia y yo hablamos
mucho tiempo, Leonardo.

Yo, que tengo
tanto sentido del rid�culo,

ten�a ganas de contar cosas que
me he ocultado hasta a m� mismo.

Recordaba una ma�ana
de hace un a�o.

Hab�a visto
una vieja pel�cula italiana.

No s� si te acuerdas.
''Alemania, a�o cero''.

Es la historia de un suicidio.

Del suicidio de un ni�o
en el Berl�n en ruinas.

A pesar de todo,
tras verla, me sent� feliz.

Como Eugenia en su cami�n.

Aquella ma�ana pensaba

que vale la pena vivir
si el hombre puede comunicarse

con las herramientas elegidas.

Y que quiz�s mis herramientas

eran las del cine.

No conoc�a a ninguno de los que
hab�a visto la pel�cula.

Pero, al salir del cine,
uno de ellos me dijo: ''�Hola!''

Claramente conmovido

le respond�: ''� Hola!''

Y mientras me alejaba
de la plaza, era feliz.

� Por qu� tiemblas?

�Tienes fr�o?

Tiemblo porque te amo.

� Qu� haces aqu�?

Me marcho corriendo a la oficina.

Qu� bien hueles
cuando te despiertas.

-Qu�date.
-Casi no tengo tiempo.

El tren sale en 20 min. ,
no puedo perderlo.

Buenos d�as, Giovanni.

Buenos d�as, Giovanni.

Os quiero a todos.

A vosotros, que vais
en el tren en el que va ella.

Perdone.

� El pr�ximo tren
para Florencia?

Dentro de dos horas.

Coja el autob�s,
llegar� antes.

-� Ese?
-S�, ese.

Perdone, pero hoy
necesito salir un poco antes.

-� Puedo?
-Bien.

-Pero intente recuperar las horas.
-Claro, gracias.

ALEM ANIA A�O CERO

� Edmund!

-�Ha acabado la pel�cula?
-S�.

� Eugenia!

� Hola!

Me he quedado dormida.
� T� no?

No, yo no he dormido.

� Y qu� hac�a?
Muecas, � a que s�?

So�aba que. .. no,

los sue�os de los dem�s
son aburridos.

Los tuyos no.
� Qu� so�abas?

� Qu� hora es?

Ya es de d�a.

Tengo que irme.

� C�mo se llamaba el ni�o
de la pel�cula? � Edmund?

Edmund.

Qu� distinto este paisaje
del de ''Alemania a�o cero''.

No vayas.

''Enzo ha llegado
y yo me marchar�. ''

''La alegr�a de vivir
con Eugenia ha acabado. ''

''Siempre supe que exist�a''

''igual que Eugenia
le habl� a �l de m�. ''

''Ninguno pensamos que se deba
amar a una sola persona. ''

''Un mes antes me habr�a re�do
de quien pensase lo contrario. ''

''Pero ahora Enzo est� aqu�
y yo debo irme. ''

''Adem�s, Enzo es un hombre
que me resulta simp�tico. ''

''Est� diplomado en agr�nomos
y est� en paro. ''

''Planea establecer aqu�
una comuna agr�cola. ''

''Entiendo por qu�
Eugenia lo ama. ''

''Lleg� el domingo pasado,
est� en su casa. ''

-Hola.
-Hola.

Estoy un poco violenta.

� Por qu�?

Voy a plegar el sof�.

No funciona.

� Es el peri�dico de hoy?

No, de ayer.

Nunca he sabido
con qu� ojo se apunta.

-�Cuidado!
-Lleva descargada 50 a�os.

D�jame, yo te ense�o.

-Intenta mirar por la mira.
-Soy una negada para esto.

Mira a un punto entre los dos ojos.

Cierra el izquierdo,
quita el seguro.

Tiene que ser un golpe seco.

-M�s arriba.. .
-Vamos a recoger la mesa.

S�, tus padres llegar�n enseguida.

La gente desconf�a
de vosotros, Enzo.

Las tierras que quer�is ocupar
est�n abandonadas, pero los due�os

se niegan a ced�roslas.

Son los t�picos fascistas.

Aqu� no es que haya muchos,
pero son unos exaltados.

Por ejemplo ese,
el quiosquero, es uno de ellos.

Chicos, creo que estoy desesperada.

Estoy en contra del suicidio,
s� que nunca me suicidar�.

Por los cotilleos
que dec�a Maiakovsky.

Seguro que todos
lo hemos pensado alguna vez.

Claro.

Es m�s, durante una temporada
tuve un cuchillo en la mesilla,

y por la noche,
antes de apagar,

intentaba clavarme la punta
en el pecho. S�lo un poquito.

Luego, una ma�ana,
lo llev� a la cocina porque

hab�a decidido vivir.

Ahora el suicidio me parece m�s
una locura que una inmoralidad.

� C�mo puedes decir
que es una locura?

Es como si dices de uno que agoniza:
''Ese loco se deja morir de fiebre''.

Eugenia, hoy est�s poco cient�fica.

La naturaleza humana tiene l�mites.

Puedo soportar alegr�a y tristeza
hasta un punto, m�s all�.. .

Lo que quer�a decirte.. .
bueno, ya te lo dir�.

Yo. ..

lo veo de un modo muy distinto.

Nunca aceptar�a morir solo.

En el momento en que todo parece.. .

� C�mo se dice? Perdido. ..

Imagino un timbre, como este,
para llamar al camarero,

solo que el m�o
es fosforescente,

porque estas cosas
se me ocurren de noche.

Lo aprietas
y el mundo explota.

Todo a la vez,
las cosas, la gente.

Por lo menos 5 veces.

Estoy seguro de que ya habr�a
apretado el bot�n al menos 5 veces.

� S�?

-La cuenta.
-Ahora mismo.

� Cu�ndo te marchas?

Esta noche.

Eugenia y yo hemos hecho el amor.
� C�mo puedes aceptar algo as�?

Tu serenidad es ideol�gica,
de cabeza.

No salimos de mi cuarto
durante dos d�as.

Intenta pensar en ello.

Y t� intenta respetar
mis sentimientos

como yo respeto los de Eugenia.

Si no respet�semos nuestra libertad,
no llevar�amos juntos 4 a�os.

Tambi�n tuvimos en cuenta
esta posibilidad.

D�selo t�, Eugenia.

S�.

Cuando les pasaba a los dem�s
me parec�a algo justo y sencillo.

Pero ahora que me ha pasado a m�,

me siento confusa.

Giovanni,
debes marcharte.

No. Si es as�, debe quedarse.

Voy a ver los horarios,
nos despedimos luego.

Lo siento.

Has dicho la verdad.

-No me toques, me sudan las manos.
-Me da igual.

�D�jame!

Al final no me he ido.
Voy aplaz�ndolo d�a tras d�a.

Esta ma�ana llegaron
los compa�eros de Enzo.

Ahora estoy con ellos
en las tierras abandonadas.

Las han ocupado simb�licamente.

A�n no saben qu� hacer,
c�mo organizarse.

Enzo tiene ideas propias
sobre el cultivo.

Yhabla como si esas tierras
ya fueran suyas.

No hace mucho que me liber�
de estas ilusiones colectivas.

Pero, basta.

No quiero
hablarte de esto.

Soy celoso.

Y como tal,
sufro por triplicado.

Porque estoy celoso,

porque estoy sometido a una
banalidad que siempre despreci�,

y porque mi rival
no est� celoso.

Qu� palabra uso. ''mi rival''.

� Qu� habr� sido de mi iron�a?

Eugenia, al comprender
que no me iba a marchar,

se ha visto asaltada
por dos sentimientos opuestos.

Por un lado,
se ha cerrado en s� misma.

Lejana.

Ausente.

Por otra, siente
ese agradable estado de �nimo,

ego�sta,

de saberse amada
por dos hombres a la vez.

Basta con examinar
con el microscopio este terr�n.

Supongamos que lo explotamos
como en el sistema capitalista.

Buscando el beneficio inmediato.
O como nos ense�an en agr�nomos.

Giulio, � recuerdas las clases
del gilipollas de Silvestre?

� Qu� suceder�? En el terr�n, que
es un perfecto laboratorio qu�mico,

se corromper�n los elementos
naturales por culpa del uso

de productos que explotan
su potencialidad.. .

�Hasta d�nde llegan estas tierras?

� Hasta d�nde?

Creo que.. .

-Hasta las v�as del tren.
-�Tan lejos?

S�, es mucha tierra
y nosotros muy pocos.

� C�mo es que lo de Livorno
no han venido?

Nunca podr�, Leonardo,

odiar a alguien
que me ha sonre�do as�.

Este es el contrato
firmado por el notario.

Tendr�a que verlo mi marido.

Me voy ma�ana a las 1 0,
y �l a�n no habr� vuelto.

A las diez no hay autob�s.
� Le llevan sus amigos?

No. No he tenido tiempo
ni de avisar a Eugenia.

La llamar� desde Mil�n.

Se lo dir� yo. Esta noche
voy a ver su espect�culo.

� Por qu� no vienes?

Mejor no, tengo mucho que hacer.

Mejor no.

Guido, echa un vistazo al contrato.

Cre� que no volver�a a ver
ni a Eugenia ni a Enzo.

Pero aquella noche, durante
el espect�culo de Eugenia,

sucedi� lo que era
f�cil imaginar.

Los due�os de las tierras
reaccionaron con prontitud

contra Enzo, sus compa�eros
y contra Eugenia,

culpable de ser la mujer
de uno de ellos.

Apagad la tele
y venid a la plaza con nosotros.

Stefano, venga,
hay que empezar, tocad.

Un momento, por favor,
paren un minuto.

Enzo, dicen que vendemos droga.

Nos quieren cachear
dicen que somos camellos.

Hay una denuncia y
tenemos que hacer nuestro trabajo.

Perdone, pero no le permito
que me toque.

Perdone, � tienen la autorizaci�n
para el espect�culo?

No, nadie nos dijo
que fuera necesaria.

No entiendo
porqu� ahora, de repente...

No es la 1 � vez que lo hacemos.

Sin ella no pueden
ocupar el suelo p�blico.

Por eso, le ruego
que desalojen la plaza.

Dejad libre la plaza.
Venga, marchaos.

� Espere!

Espere un minuto.

Stefano, sigue tocando.

-Tengo �rdenes.
-No va a ser posible.

Yo tengo que cachearle.

Pero puedo facilitarle su tarea.

Suj�temelo.

Pero, � qu� est� haciendo?

Tenga, la ropa.

Si la quiere registrar.. ..

V�stase enseguida.

No ha sido nada.

-� La cartera es suya?
-Y no han encontrado nada.

-Por m� se pueden ir.
-Ma�ana pres�ntense en comisar�a.

S�, pero ahora
deje que me vaya.

-Volvamos a empezar.
-Ya has o�do a los carabinieri.

Los padres se llevan a los ni�os.

Eugenia,

lo siento.

-� Te has dado aqu�?
-S�.

-� Ser� una conmoci�n cerebral?
-No, pero mejor ir al hospital.

� Para que se r�a todo el pueblo
por caerme de los zancos?

-Chicos, nos vemos ma�ana.
-Adi�s.

-� Vamos a tu casa?
-No.

A la de Giovanni.

Vale.

-Pero, �t� qu� culpa tienes?
-S�, la culpa es m�a.

Hablad en alto.

Hablad en alto.

Ten�is que mantenerme despierta.

Si es una conmoci�n cerebral
debo estar despierta.

-Venid.
-S�.

S�, Eugenia.

� Qu� mir�is?

Estoy fea, ya lo s�.

�Marchaos!

Estoy despierta,
ya me las arreglo sola.

Fuera de aqu�.

Iros.

Que os vay�is, he dicho.

En estos casos se ha de estar
en su propia casa y no con estos.

� No veis
que me molesta la luz?

� Crees que el golpe en la cabeza
puede ser peligroso?

No s�, est� nerviosa.

Tiene que pasar la noche.

Si ma�ana se le ha pasado la fiebre,
estar� fuera de peligro.

Mejor no.

Eugenia necesita aire.

Tienes raz�n, perdona.

Ya s� que es una bobada
pero ya me ha pasado otras veces.

No puedo estar a la luz de la luna
sin que me vengan a la cabeza

mis muertos, el m�s all�,

ese tipo de cosas.

Esta noche estoy nervioso.

Estoy nervioso.

Te digo algo que ma�ana,
a la luz del sol,

negar� mil veces.

No.

Es una tonter�a.

Pero, Giovanni,

� es posible
que gente como Eugenia,

como nosotros tres,

se pueda perder para siempre?

� T� qu� piensas?

� C�mo lo ves?

Quiero decir,

m�s adelante,

�podremos reencontrarnos
de alguna manera?

� Podremos reconocernos?

Me estoy durmiendo.

Ayudadme.

Pero, �qui�n pudo
haber llamado a la polic�a?

No pienses ahora en eso.

Me estoy quedando dormida.

-� Te mantengo yo despierta?
-S�.

Mira, te voy a hablar de.. .

Te voy a hablar de. ..

Eugenia, yo te quiero.

Lo s�.

Eugenia.

Llevadme...

-Llevadme a mi casa.
-S�, vamos a tu casa.

No, ya no quiero ir.

-Voy a buscar a un m�dico.
-No, sigue habl�ndome.

Necesitas un m�dico.

Sigue hablando.

�rase una vez una cr�atura
hermosa y amable como t�.

Tocaba la flauta, como t�, y
hab�a sufrido una gran injusticia.

Un d�a fue a un pueblo, donde las
ratas, salidas de las alcantarillas,

hab�an llevado hambre,
desorden y peste.

Para librar al pueblo de la plaga

el flautista pidi�
una moneda de oro.

Los gobernantes le ofrecieron mil.

El flautista empez� a tocar.

Las ratas
le siguieron hasta el r�o,

donde todas murieron ahogadas.

Cuando el flautista volvi�
para pedir la moneda de oro,

los gobernantes lo echaron

y le dijeron:

''Nosotros damos gracias a Dios
y no a ti y a tus hechizos''.

Me siento muy cansada.

S�lo me apetece dormir, Giovanni.

S�lo me apetece eso.

''� Ingratos!'', grit� el flautista,

se ech� a llorar y desapareci�.

Pero cuando el cortejo
sali� del palacio,

sucedi� algo extraordinario.

El sonido de la flauta
volvi� a atravesar la plaza

y el rey, el obispo,
la corte, todo el pueblo

se vieron pose�dos
por el frenes� de bailar.

En vano intentaron parar.

Implacable, el flautista toc�
un d�a y una noche.

Otro d�a y otra noche.

Poco despu�s se supo

que en el bosque los ni�os
se convirtieron en adultos

y viv�an
en una comunidad justa y feliz.

-Nosotros podremos ser felices.
-Y podremos serlo juntos.

Lo seremos.

Lo somos.

-�Me das agua?
-S�.

As� habl� en aquella noche
que no olvidar�, Leonardo.

Fue mi �ltimo intento
de no perder a Eugenia.

De tenerla tambi�n para m�,
como fuera.

Pero la luz del d�a
me devolvi� a la realidad.

Eugenia ya estaba
fuera de peligro.

Estaba decidida
a ir a Florencia.

Y Enzo estaba all�, a su lado.

Comprend� que no aguantaba m�s.

Me march� a las 1 0.

Me ca� de los zancos
y me hice da�o en la cabeza.

Tem� tener
una conmoci�n cerebral.

-Estuvimos muy preocupados.
-Se�orita, suba.

� Le importa si voy detr�s?
As� tomo un poco el aire.

S�, mejor detr�s.

� Por qu� no me avisasteis antes?

Lleg�is con lo de la comuna agr�cola
y ocup�is las tierras.

De haber ido al sindicato
todo esto no hubiera pasado.

Si nos ponemos a discutir,
nos dan las uvas.

Y no nos podemos
permitir ese lujo.

-Adi�s, hasta esta noche.
-Adi�s.

No se ha bebido la leche.

Gracias, pero tengo mucha prisa.

Ya est�, le dejo la habitaci�n,
ahora ya es suya.

-Venga, t�mesela.
-No, gracias, no me hace falta.

S� que le hace falta, Giovanni.

Aqu� estoy, trabajando,
amigo Leonardo.

He aprobado
las oposiciones de justicia.

Como juez trabajo en
el tribunal y en el juzgado.

Forzado a un trabajo
que no me gusta,

que no es el m�o.

Sin embargo, me sorprende ver
que empiezo a sentirme bien.

Lo mejor es que tengo
que trabajar mucho.

Quiz� porque las personas
con las que trato,

representan un espect�culo
abigarrado y salvaje.

Pero, menudo ajetreo.

Somos siete jueces para casi
1.200 casos diarios.

Cada oficial tiene entre 2. 000
y 3. 000 causas atrasadas.

A menudo, en la misma mesa,

nos toca discutir
dos causas a la vez.

-Hola.
-Hola.

-� Te ha abierto la portera?
-S�.

Has dejado muy bien el estudio.

-� Cu�ndo lo acabar�s?
-Nunca.

� Por el dinero?

No, por las ganas,
se me han quitado.

Qu� a tiempo.

He venido a hablarte de eso.

Debes dejar la magistratura.
No es tu trabajo.

Tu vocaci�n es otra.
El cine, si no me equivoco.

Tal vez sea tarde.

� C�mo podemos ayudarte?

Dame 30 millones.

S�lo tengo 1 1 ,
incluida la venta de San Gimignano.

Te los puedes quedar.

En realidad, hace falta mucho m�s
para hacer cine hoy en d�a.

O bien confiar en la suerte.

� Y entonces, Giovanni?

S�, pap�, tienes raz�n,
esa no es la cuesti�n.

�lt�mamente,
he estado reflexionando.

Igual que no aceptar�a tu dinero,

tampoco. ..

quiero que digan :
''Bravo, se ha hecho a s� mismo''.

''A s� mismo'', qu� cosa tan cutre.

Para ello deber�a aceptar las reglas
del juego, hasta las que odio.

Tendr�a que pensar
s�lo en m � mismo,

pero no me siento
distinto a los dem�s.

No quiero ser la excepci�n.

El hero�smo no es lo m�o.

No har� cine.

Mi miedo, por el contrario,

y me doy cuenta ahora,

ha sido siempre otro:

convertirme en esos
que a fuerza de decir que no,

de desaprobar las culpas
del mundo, acaban

desenrosc�ndose la cabeza
y encontr�ndosela en las manos.

No me interesa la negaci�n,
la negaci�n absoluta.

En lo peor est� la ra�z
de su contrario.

Yo soy de los que a�n creen
en la lucha de clases.

Con este fin trabajo en mi campo.

Y me gusta.

Y no me parece poco.

Es mucho.
Y por eso te aprecio.

Pero es poco, visto
el precio a pagar: ambici�n,

aislamiento, competencia.

El dolor de la gente
a la que quieres.

-� De qu� dolor hablas?
-Tal vez del tuyo.

Perdona, te vi
mientras me esperabas.

Estabas llorando, o casi.

No quiero desequilibrarte.

No seas tan esquem�tico
si quieres ser un poeta.

Un padre no llora
s�lo por sus hijos.

�brete, entonces.

Quiz�
sea el �nico modo de ayudarme.

No he venido para hablar de m�.

Perfecto.

He aceptado el traslado a Puglia.

No puedo seguir aqu�,
all� estar� ajetreado.

Pero lo prefiero.

Como ves
no me desenrosco la cabeza.

Me voy dentro de una semana.

Har� como los magistrados
que trabajan en silencio,

para cambiar el modo de administrar
justicia. Si lo consigo.. .

Creo que es dif�cil conseguirlo.

Sobre todo cuando se trabaja
en algo que no es lo de uno.

No creo que se le ponga

mucha imaginaci�n.

-Adem�s, no eres totalmente sincero.
-� Yo?

-� Que no soy sincero?
-No.

Perdona, me marcho
dentro de una semana.

Tengo que preparar muchas cosas.

Giuliana, el otro d�a,

me pidi� que tengamos otro hijo.

He descubierto
que me gustar�a tenerlo.

Pero no con ella.

Con ella, no.

No s� por qu�,

pero para m�
ella es agua pasada.

Es lo que estaba pensando
mientras te esperaba.

Pero no te lo quer�a contar
porque es tu madre.

Ah, � est�s ah�?

La sinceridad de un padre termina
siendo siempre obscena y obvia.

Perd�name.

No, pap�, yo tambi�n con Eugenia. ..

�T� con Eugenia?

Yo. ..

He pasado una mala racha.
Pero ya se me est� pasando.

Si te soy sincero,
tambi�n yo he exagerado un poco.

-� Te vas a marchar, Giovanni?
-S�.

No te he convencido, � eh?

Es probable que tengas raz�n,

pero siento que te llevo ventaja.

�Se�or!

� La maleta!

Perdone, no me la llevo.

- �Stefano!
-�Giovanni!

-� Qu� haces aqu�?
-Quer�a ver el metro.

Digo en Mil�n.

Vine con el grupo de animaci�n de
San Gimignano, hay un encuentro.

� Est� Eugenia?

Me he separado de los dem�s
y me he perdido.

-� Est� Eugenia?
-No.

� Por qu�? � Est� enferma?

Venga, sube.

� Entonces?

Eugenia est� bien.

� Cu�ndo la viste la �ltima vez?

-Ayer.
-Ayer.

� Estaba triste o alegre?

� Qu�?

Tu cara no me dice nada bueno.

No me gusta ese gesto.

-Se va.
-� Ad�nde?

-A Argelia.
-� Para cu�nto tiempo?

Para siempre.

� Sola?

-Creo que con Enzo.
-� Mentiroso!

Perd�name.

Perd�name, Stefano,
espera. Para.

Te acompa�o yo.

Dime d�nde quieres ir.

-Te acompa�o donde quieras.
-Al Duomo.

-� Por aqu�?
-S�.

Voy a comprar tabaco.

� El Duomo!

S�, Eugenia.

Sab�a que te encontrar�a, Giovanni.

Has hecho bien en llamarme.

Qu� tonta, si te he llamado yo.

Tu voz suena tan cerca
que s�lo tengo ganas de o�rte.

Soy yo la que debo
contarte cosas tristes.

No tiene sentido que te llame.

No, s� que lo tiene.

S� que Stefano te lo ha dicho,
pero quiero cont�rtelo.

Voy a Argelia a ense�ar
en una comunidad de ni�os italianos.

He aceptado porque. ..

� C�mo explic�rtelo?
Me resulta dif�cil.

Ay�dame.

No, es Enzo el que viene conmigo.

Te lo cuento despacio.

Enzo ha perdido sus tierras,
lo han echado los propietarios.

Llamo desde una tienda de Florencia,
donde Enzo trabaja de dependiente.

� Enzo dependiente!

Desde que se vio obligado
a renunciar a su proyecto

es cada vez m�s infeliz.

Y cuanto m�s infeliz, m�s infantil.

Hace dos semanas,
en la Plaza de Santa Croce,

en una manifestaci�n de parados
hubo disturbios

e intervino la polic�a.

Enzo se vio envuelto en un tiroteo.

La polic�a no lo ha identificado,
pero podr�a pasar.

Enzo lo sabe,
y se ha cerrado en s� mismo.

Deja que las cosas pasen.

Yo creo que puede pasar
incluso lo peor.

Por eso lo he convencido para irnos.

Y luego Grim, �te acuerdas
de mi perro? Est� mal.

Parece que lo mordieron los zorros.

Pero no me lo creo
y a la perrera no lo llevo.

� Qu� tiene que ver esto?

Yo quer�a saber de ti, Giovanni.

�Qu� bien me conoces!

S�lo t� me conoces, Giovanni.

Es verdad, me emociona
la idea de marcharme.

En el fondo es como empezar de
cero.

Retomar� la antropolog�a. Creo
que all� hay un material riqu�simo.

Y hago bien en irme.

Puedes estar seguro:
para m � no es una huida.

� Me ten�a que pasar esto justo a m�?

-� Qu� quiere?
-Se�orita, mire.. .

Sois odiosos, t� y tu mujer.
Y vosotros dos tambi�n.

� Lo oyes?
Est�n protestando. Adi�s.

� Espera!

Espera.

El lunes me voy a Puglia.

Pasar� por San Gimignano
a despedirme.

� C�mo pude escribirte,

que este valle me parec�a
un s�mbolo de felicidad?

� C�mo pude decir
que este prado era hermoso?

Las abejas chupan las partes
m�s sensibles de esa flor.

El sol, que hace 4 horas
hizo brotar las margaritas,

ahora las marchita.

Aquel �rbol est�
invadido por un hormiguero.

Y este otro por los caracoles.

Aquella planta tiene calor.

Esta, demasiado fr�o.

Demasiado seco,

demasiado h�medo.

Demasiada luz,

demasiada sombra.

Todo prado es un hospital.

Yun hospital es m�s triste
que un cementerio.

Hola.

Vamos a ver si corre, � vale?

Venga, ve con Eugenia.

-T�ramelo.
-Toma

Venga, �a correr!

Ven, d�melo.

Tienes que correr.

Est� mal.

Grim.

Grim.

�Me buscan a m�!

�Me buscan a m�!

Son dos cazadores.

Mira.

Me estoy volviendo idiota.

Parec�as John Wayne.

Los disparos
tambi�n han resucitado a Grim.

Es el momento, est� durmiendo.

Antes de que se despierte,
as� no sufrir�.

Espera.

Vamos a acercarnos m�s.

A la sien, apunta a la sien.

� Es una broma?

� Es una broma?

Eugenia. ..

No hay otra soluci�n.

Es in�til.
Ya no puedes hacer nada.

Algo s� que puedo hacer.

� Qu�?

Despertarme.

Despertarme.

COMUN A DE FLORENCIA
OFICINA DE HIGIENE

COMUN A DE FLORENCIA
OFICINA DE HIGIENE

�Treinta y cinco!

-Para Argelia.
-Viruela.

Somos dos.

Treinta y seis.

Australia, somos cuatro.

Ahora rellenamos el impreso.

Ya est�.

Venga, �nimo.

No, yo no.

Tan mayor
y con miedo a una inyecci�n.

No es que tenga miedo,
es que yo no me voy.

No es la 1 � vez que me pasa.

Alguno, con tal de no pincharse,
ha renunciado a irse.

No, explic�dselo vosotros.

Ya est�, tranquil�zate.

Me ha vacunado.

Me ha hecho da�o.

� Qu�? Los billetes.

-� D�nde te ha tocado?
-Aqu�.

� Y la cara del revisor!

Desde ayer ya no bebe.

Quiz� sea una casualidad.
Quiz� me preocupe demasiado.

Giovanni, prom�teme
que si es rabia, lo cuidar�s.

-Y si se muere.. .
-Conmigo no sufrir�.

Queda a�n mucho tiempo.

El tren sale dentro
de 1 hora y 1 0 minutos.

Pero dentro de 40 minutos
tengo que salir para la estaci�n.

-�T� cu�ndo te marchas?
-Ma�ana.

S�, me lo hab�as dicho.

Enzo, � d�nde est�?

-Vendr� a recogerte con tus padres.
-Ya lo s�.

He estado una hora
mirando a la gente que pasaba.

� C�mo es posible que
caminen de vuelta a casa,

sin pensar en nosotros?

� Es posible
que sufran o est�n alegres

sin pensar en nuestra existencia,

en nuestro viaje?

El a�o pasado,
por estas fechas, hac�a calor.

Y ahora hace fr�o.

Eugenia, no te vayas.

-� Se queda m�s d�as?
-Creo que s�.

Eres demasiado
inteligente para no entenderlo.

Han pasado 1 0 d�as,
ya es demasiado tarde.

� C�mo que es tarde?

No te rebeles, por favor,
porque cuento contigo.

D�jame morir en paz.

S�.

Antes de que el cerebro
me falle, te pido una cosa.

Ven, ac�rcate.

Cu�ntaselo a Eugenia.

S�.

No puede ser que mueras.

Justamente t�.

Si lo piensas es imposible.

� D�nde queda la justicia?

No lo s�.

Pero t�, � prom�temelo!

S�.

� Eres de verdad el fil�sofo
que presum�as ser?

� Fil�sofo yo?

�Ha llegado mam�?
Dile que venga.

No, luego, ve con ella.

Dejadme solo.

Pero, � qu� tiene?

T� reza, Giuliana.

Nuestro hijo se est� muriendo.

Espera.

Espera.

En Bolonia hay una cl�nica
donde curan esto.

� Lo llevamos?

S�.

Necesitamos un helic�ptero.

Vale.

En seguida.

Yo vuelvo con Giovanni.

Perd�name, Giovanni,

pero yo no te dejo morir.

Duerme.

Ahora duerme.

Hasta t� lo has sabido siempre.

Te quiero m�s que nadie en el mundo.

M�s que a tus hermanos.

M�s que. ..

Ya s� que es injusto.

Y me he preguntado
muchas veces por qu�.

No s�, a lo mejor

porque s�lo t�,

en dos ocasiones,

me miraste
con la misma mirada de tu madre

cuando ten�a tu edad.

Giovanni,

querido hijo m�o.

� Qu� quieres, padre?

Ay�dame, va a venir
un helic�ptero.

No vale de nada.

Si valiese de algo, quiz�. ..

Intento concentrarme
en la muerte y no lo consigo.

Solo siento una enorme melancol�a.

Estoy delirando, � verdad?

Cuando muera
no me registr�is los bolsillos.

Dije que no me iba a rebelar.

Pero s� que me rebelar�.

Me rebelar�.

Me rebelar�.

Subtitulado por:
www.36caracteres.com