All language subtitles for Der letzte Mohikaner

(Gritos)

Est� Chingachgook.

�Ad�nde vas?

Un momento.

A cambio de mi apoyo
contra los mohicanos,

hab�as prometido ayudarme a asaltar
la caravana que transporta el oro

para el fuerte Western Hill.

Hay muchas cabelleras de soldados
para adornar tu cintur�n

sin ning�n riesgo.

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

Cuidado.

Chingachgook.

�Padre!

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

Cobarde chacal,

prep�rate ahora a morir a los pies
del gran jefe Chingachgook.

Chingachgook ha o�do la llamada
de Manit�.

Nuestro amigo, Ojo de halc�n,
imponga a su hermano indio

la insignia de gran jefe
de nuestra tribu.

Ahora el gran jefe Uncas,
hijo de Chingachgook, es el �ltimo

de la tribu de los mohicanos.

Escuche mi padre
el primer juramento.

Chingachgook escucha.

El jefe Uncas ni de d�a ni de noche
hasta que las ra�ces de los �rboles

y las entra�as de la tierra no beban
la sangre de los asesinos

para que Chingachgook pueda cazar
junto con Manit�.

Chingachgook ha escuchado
el primer juramento.

Escuche mi padre
el segundo juramento.

Chingachgook escucha.

Para que la tribu
de los mohicanos no muera

y se propague nuevamente
bajo el sol,

el jefe Uncas no descansar�

hasta que encuentre una compa�era
que pueda ser digna de �l.

Chingachgook ha escuchado
el segundo juramento

y su coraz�n se siente en paz.

Hermano.

Mi hermano ha obrado sabiamente.

Sus huellas nos conducir�n
hasta el campamento

de los cobardes chacales.

Illi ha logrado saber,
por medio de tres botellas de ron,

algo interesante de los soldados
de la guarnici�n del oeste.

Es un enorme cofre lleno de oro.

Miles y miles de d�lares
en monedas de plata y oro.

Los rostros p�lidos roban
nuestras tierras.

Para Magua tienen m�s valor
sus cabelleras que el oro.

-�Ya vienen!

No.
-S�.

-No.

-Si yo tuviera el cofre
con el oro del fuerte

que va en el primer carro,

�me lo cambiar�as
por tus botas de cuero?

-No.

-No te he dicho los barriles
de p�lvora del otro carro,

sino el oro que va en el primero.

-No.
-�Por qu� no?

-�Porque no tienes el cofre!

-No te entiendo.

Voy a hacerte otra oferta.
-No.

-Mi yegua es m�s r�pida
que la tuya.

-�No!

-Probemos. Haremos una carrera
hasta aquel cactus.

El de all� delante.

�D�nde van estos dos?

�Dejadlos que pasen!

(Relincho)

-(R�E) �He ganado! �He ganado!

�Eh, atr�s! �Que nos atacan!

�Vuelve atr�s!

�Vuelve atr�s!
-�Alarma!

�Alarma!

�Redy!

-�Adelante!

-�Los carros a la izquierda
en direcci�n al rancho de Munroe!

�Diez hombres que les cubran
de los bandidos! �Adelante!

�Atrancad la puerta!

�Daos prisa!

Son los chacoas y la banda de Roger.

Cuando se acerquen apuntad bien
y disparad con tranquilidad.

Nos quieren cercar.

�Todos a sus puestos!

�Eh, sargento!

-A sus �rdenes, coronel Munroe.

Escolt�bamos un transporte
con p�lvora

y la n�mina
para el fuerte de Western Hill.

�Esto es la p�lvora o el oro?
Es el oro, se�or.

El carro con la p�lvora
lo han cogido.

El teniente Bruster orden�
la retirada hasta aqu�.

�Bruster? �Richard Bruster,
del s�ptimo?

Ha muerto.

Adem�s del teniente Bruster,
hemos perdido dos conductores

y siete hombres.

�Max! �Se ha quedado fuera alguno?

-�Nadie! �Todos est�n aqu�
para recoger sus raciones,

menos Jerry y sus vaqueros,
que han ido a embarcar el ganado!

Bien, no corren peligro.
Lleva el carro al establo.

-�Ah� viene uno
que trae bandera blanca!

�Qu� es lo que quiere?

-�Es usted el coronel Munroe?

�S�, yo soy!

Eso ser�a antes,
porque no estando en activo,

ya es solo el se�or Munroe.

Vengo a por su carro.

Puedo cambiarlo por el otro.

Nadie tiene que por qu� enterarse
del cambio.

�El carro se quedar� aqu�
hasta que lo recojan!

Precisamente hemos venido
para recogerlo.

�Con qu� derecho?

�Que con qu� derecho?

�No le parece que est� claro?

El rancho est� rodeado.
No puede salir nadie.

�V�yase!

Ya ver� como el hambre les obligar�
a ser m�s razonables.

Si no aceptan, el jefe Magua recoger�
sus cabelleras.

Pero si nos entendemos
en el asunto del carro,

simplemente cambiando su contenido,

creo que ser� posible entenderse
con �l.

�Sigan ustedes su camino!

Bien, como quiera.

-�Acabamos con ellos, coronel?

-Era la ocasi�n.

Max, ven a casa.

Jackson, ven tambi�n.

No perd�is de vista a esos bandidos.

Ese viejo no ha querido entregarnos
el cofre.

Si cree que lo conseguiremos,
se equivoca.

El gran jefe Magua debe ayudarnos.

Si me ayudas, una parte ser� tuya.

Magua no necesita tu oro,

pero est� ansioso de las cabelleras
de los ladrones blancos.

De acuerdo,
para vosotros sus cabelleras

y para nosotros el oro.

En qu� mal momento he hecho venir
a mis hijas al rancho.

�Qui�n pod�a imaginarlo?

Nadie pod�a preverlo.

La caravana estar� ahora en Idaho.

All� pueden caer en manos
de los indios sin darse cuenta.

Dios tenga piedad de ellos.

No tengo m�s remedio
que salir esta noche

para prevenirles del peligro.

-Estamos rodeados.
Ni de noche podr�a burlarles.

-Con todo respeto, eso no es posible.

Si lo fuera,
lo intentar�amos Max o yo.

Pero usted es el �nico
que tiene la experiencia necesaria

para defender el rancho
de los indios y los bandidos.

Piense en las mujeres
y los ni�os que est�n aqu�.

-Bill Heyward dirige
la caravana de vuestras hijas,

con tal de que tenga
los ojos abiertos...

No tengo nada
contra el mayor Heyward,

pero acaba de llegar del este

y me parece un hombre inexperto
para estas tierras.

-�Cu�nto tiempo podremos resistir?

-Poco m�s de una semana, quiz� dos.

-Dos semanas.

En ese tiempo, los soldados
del fuerte tienen que darse cuenta

que no llega la caravana.

Los de ah� fuera tambi�n saben eso.

Nos har�n la vida imposible.

Antes de que muera
toda nuestra gente,

nadie podr� reprocharnos
que entreguemos el cofre

que contiene el oro.

No, nadie.

Porque ninguno de nosotros vivir�.

Nos matar�n igual.
No querr�n testigos.

Hay que estar muy atentos.

Vigilaremos continuamente
desde la torre.

A la menor distracci�n
que observemos fuera,

no tendremos m�s remedio
que hacer una salida r�pida.

Adem�s,

a todo el mundo le corresponde
un poco de suerte.

Quiz� la caravana tenga
alg�n retraso.

�Hacen falta 20 troncos!

�Eh, aqu�l lado debe asegurarse m�s!

�Eh, vosotros! T�, ayuda un poco.

-Sin novedad en el campamento, se�or.

-Bien, despu�s ir� a echar
un vistazo.

-�Pronto dejar� este trabajo, mayor!

�Y le aseguro que no me pillar�
por aqu�!

-Te conozco muy bien
y s� que no lo dejar�s tan pronto.

Sin mujeres no se puede vivir,
pero tampoco con ellas

si se las toma uno demasiado
en serio.

-Esto no hay quien lo aguante.

Dice que coloque
los carros en tri�ngulo,

pero ellas quieren
que lo haga en filas.

Si ordena que no se baje el arm�nium,

ellas piden inmediatamente
que se baje sin contar conmigo.

-Vaya, otra vez el asunto
del arm�nium.

No tiene importancia.

D�jales ese capricho.

Ya hacemos mucho ruido
con la reparaci�n del puente.

Hemos examinado los alrededores.

�Qu� te parece nuestra posici�n
aqu� arriba?

�Crees que alguien podr�a atacarnos?

Tendr�an que estar locos.

-Aqu� podr�amos vivir mejor
que las �guilas en su nido

si no fuera
por estas condenadas mujeres.

-Ya empieza la funci�n.
-S�.

(A LA VEZ) Mayor Heyward.

�No deber�amos enviar
un mensajero a mi padre

para que no se preocupe
por el retraso?

-�Por qu� no se ha descargado
mi arm�nium?

Tengo necesidad de mi arm�nium.
�Me entiende?

-Conque lo necesita, �eh?
�Han terminado ustedes?

Primero, han destruido el puente
y har�n falta 4 o 5 d�as

para repararlo, �o se le ocurre algo
para que ellos vayan m�s deprisa?

Segundo, puede bajar su arm�nium.

Y tercero, ayer enviamos un hombre
con un mensaje para su padre.

-�Por qu� no nos hab�a informado?
-No nos lo hab�a dicho.

Las hijas suelen enviar saludos
a sus padres

�o acaso no tienen esa costumbre
en el este?

-No lo s�. No soy m�s que un soldado
y en las ordenanzas no lo pone.

Le aconsejar�a que no se preocupe
solo de su arm�nium.

-�Lo ha o�do? Haga que lo descarguen.
-S�, ya.

Es incre�ble, siempre igual.

-El arm�nium...

�Eh, apuntalad bien la base!

-Al fin encontr� la hierba
de los indios, Alice.

Un poco de infusi�n en el t�
del mayor Heyward...

-�Cree usted?

-Solo tres gotas
y acabar� postr�ndose a sus pies.

-No, eso no.

-�No quiere que caiga a sus pies?
Solo ser� de la alegr�a

que le producir� saborear
un t� tan bueno.

-�Son venenosas estas hierbas?

-Pero, se�orita Cora, �venenosas?

-�No?

Entonces son inadecuadas
para el t� del mayor Heyward.

-�Sabe que su hermana me da miedo?

-Era solo una broma.

-A usted le har� gracia,
pero su hermana es capaz

de aterrorizar
hasta un hombre como yo.

Bueno, para que esta hierba produzca
el efecto deseado,

es necesario creer en ella.
A m�s fe, mayor ser� su eficacia.

-�Cocinero!

-�S�, mayor! A sus �rdenes.
Usted manda.

-Cocinero,
�cu�l es el plato del d�a?

-Tenemos las piernas del ciervo
de ayer as�ndose a fuego lento,

envueltas en hojas arom�ticas
para que no pierdan su jugo natural.

Adem�s, este bosque me parece lleno
de pichones

Cling, clang, gloria.
A vivir que son dos d�as.

-Bueno,
me alegra mucho verte tan contento,

-S�, porque le ha tocado hacer
de ni�era con ustedes,

en vez de la tarea digna
de un soldado.

-Deb�a habernos dicho
que iba a enviar un mensajero.

-El mensajero sali� al amanecer
cuando ustedes a�n dorm�an.

Pens� en despertarles,
pero luego lo pens� mejor,

aunque sinti� no hacerlo.

Mand� al mejor hombre
con el mejor caballo.

�Quiere ir al rancho!
�Cortadle el camino y rodeadle!

�No le dej�is salir! �Cogedle!

�Cuidado, que se escapa!
�Hay que cogerle vivo!

-�Ya es nuestro!
-�S�, ya es nuestro, all�!

-�Mira ah�! �Alarma!

M�s cabelleras de rostros p�lidos
para ti.

Hombres y mujeres.

No tienes que ir m�s a Big Hall
con la mitad de tus carreras.

Ahora s� que tenemos al viejo
en nuestras manos.

El mismo padre nos lo sirve
en bandeja, es curioso.

Caza la caravana en una emboscada

y trae a las dos mujeres blancas
aqu� para el viejo. �Ser�s capaz?

Magua conoce muy bien las monta�as

y sabe c�mo llevarles
a una emboscada.

Mujeres blancas aqu�.

�Est� Uncas de acuerdo
que al valle de las serpientes?

All� tratar� de borrar sus huellas.

Pero los ojos
de Uncas son capaces de seguir

incluso el vuelo de las aves.

Al final de su pista, encontraremos
el cad�ver del coyote.

Magua le habr� matado.

Veo que mi hermano est� preocupado.

Mi hermano debe prepararse
para un viaje largo y duro.

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

�Chingachgook! �Chingachgook!

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

Ojo de halc�n.

(M�sica arm�nium)

�Oye usted? �Qu� monserga!

-S�, tambi�n yo estoy harto.

Cocinero, �tan en serio se toma
estas brujer�as?

-�Brujer�as? Estuve 7 a�os prisionero
con los iroqueses.

El jefe Tamen�n, de m�s de 100 a�os,
me ha ense�ado todos sus secretos.

-Cora no para de tocar.

-Ni parar�. Como dice ella:
"Nobleza obliga".

Ya su bisabuelo silbaba esa marcha
cuando luchaba contra los ingleses.

-Mayor Heyward, el t�.

-Un momento, por favor.

(TOCA EL ARM�NIUM)

-Debo reconocer que esta es
una melod�a muy pegadiza.

-�Tambi�n para un ingl�s?

-Los ingleses son tan sensibles
a la m�sica como los americanos.

Especialmente cuando se toca
el arm�nium tan bien como usted.

-Gracias.

-Le molestamos, �verdad?

-Por lo menos usted no toca
el arm�nium.

Que la valiente blanca baje
su pistola.

Notachi viene como mensajero.

-Dice que trae un mensaje.

-�Un mensaje?

�De qui�n?

Notachi ha sido enviado
por el hombre de cabellos grises.

-Creo que es mi padre.

Un soldado llev� al rancho
el papel que habla.

Hombre de cabellos grises teme
que los bandidos hayan destruido

el puente para asaltaros
en el desfiladero.

Notachi ha cabalgado noche
y d�a para llevaros al rancho

por un camino
que solo �l conoce.

-�Qu� quiere este indio?
�Llevarnos por otro camino?

En cuanto pasemos el desfiladero,
el camino est� totalmente despejado

y no hay modo de que nos ataquen.

-�D�nde est� el que llev� mi carta
al coronel Munroe?

Le envi� al Western Hill para avisar
del ataque de los bandidos blancos.

Bien. Da de comer al caballo
y descansa junto al fuego.

El puente quedar� listo hoy.

Ma�ana al amanecer seguiremos
nuestro camino.

Ma�ana,
cuando la noche se convierta en d�a.

�Fuera todo el mundo!
�No se puede salvar nada!

Subid los muertos arriba.

-He preguntado, mayor.
El cintur�n no es nuestro.

-�Ese cuchillo no es indio!

-La mano que lo manejaba era blanca.

-�Construimos de nuevo el puente?
-�No!

Ser�a imposible hacer pasar
a los caballos con el olor a quemado.

�Y no desaparecer� al menos
en un a�o!

-Solo hay una posibilidad.

�Conoces otro sitio
por donde puedan pasar los carros?

Notachi tiene el encargo
de llevaros por ese camino.

Saldremos a caballo
dentro de media hora.

Ustedes tendr�n que montar tambi�n.
No hay tiempo que perder.

-Me parece, mayor,
que iremos en carro. Vamos, Alice.

Como Ojo de halc�n esperaba,

la mano de Magua ha castigado
al coyote.

Luego Magua se ha dirigido
con sus guerreros a las monta�as.

�Qu� pretende?

Mi hermano me ense�� a comprender
la voz de la pradera.

Por eso
mi coraz�n no est� tranquilo.

Uncas conoce cada rinc�n
de las monta�as.

Teme llegar demasiado tarde.

Uncas va a seguir durante la noche.

Si hubi�ramos ido por aqu� antes,
ya estar�amos en el rancho.

-�Crees que pap� estar� preocupado?

-Lo que no comprendo es
por qu� pap� ha elegido a Heyward

como jefe de la caravana.

-No te metas con �l.
Lo hace lo mejor que puede.

-Vaya. Vaya con mi hermanita.

No me gusta absolutamente nada
ese tipo.

Ni la forma en que mira
a la se�orita Cora.

-A m� lo que no me gusta es
c�mo mira el barril de whisky.

-Por m� que se las lleve a todas.

-Vamos, vamos, Jeff.

-No se enfade. A esas dos mujeres
no hay quien las aguante.

-Est� bien, Jeff.

Vamos a hacer a ese tipo
una peque�a demostraci�n.

�Qu� te parece?
-Eso nunca viene mal.

-�Los seis primero preparados
para disparar!

-�Los seis primero preparados
para disparar!

�Alto!

-�Apunten a ese �rbol!
�Que cada uno elija una rama!

�Apunten!

�Fuego!

�Qu�? �Qu� te parece?

Notachi ha visto.

�Ves la flor roja de ese cactus?
�La ves bien?

Notachi ve la flor roja.

Estate atento.

-(R�E) Me parece que hemos tenido
la misma intenci�n, mayor Heyward.

Quiz� le he impedido lucirse
como usted deseaba.

Pero espero que sepa disculparme.

Notachi ha visto
y est� muy satisfecho

porque ma�ana empieza
la parte dif�cil del camino.

Si esta zona no es
el desierto de Big Hall,

yo no s� nada de nada.

-�Conoces esta regi�n, Jeff?

-S�, de o�das,

pero dentro de poco veo las ruedas
de los carros empotradas en la arena

como las moscas en una tela de ara�a.

-Notachi parece seguro
de lo que hace.

-S�, mayor, demasiado.

-T�, qu�date aqu�.

Qu�, sargento. Esto es
un poco diferente del este, �no?

-S�, mayor,
pero aqu� tambi�n se huele a p�lvora.

-�Qu� tal va eso?
�C�mo se encuentran?

-�No puede acompa�arnos
un poco m�s, mayor Heyward?

-Lo siento, se�orita Alice,
dos cosas me lo impiden.

Una de ellas es mi deber
de soldado.

-Pero, Alice, �qu� te pasa, mujer?
No hay que llorar por nada.

-�No estoy llorando!

�Est� seguro de que es
el camino, Notachi?

Notachi debe de llevar sanas
y salvas a las dos hijas

del hombre alto de barba
y cabellera gris.

Notachi cumplir�
la misi�n encargada.

�Cu�ndo se acaba
este terreno arenoso?

Notachi habl� de un camino arenoso.

Estamos ya en �l.

Llegaremos cuando el sol inicie
su viaje hacia la noche.

En la quebrada del �guila negra.

-Qu� ganas tengo de llegar.
-Falta poco.

�Oye, gordo!
�Para qu� quieres el fusil?

(TODOS R�EN)

-No os preocup�is.
Una bala separa el cuerpo del alma.

Y mi misi�n es mantenerlos unidos

por medio de la bebida
y la buena comida.

-�Sargento, venga!
�El mayor le llama!

�Alguna novedad, sargento?
-Ninguna, mayor.

Aparentemente todo en calma.

-No s� por qu�,
pero creo que es mejor

que se quede usted detr�s de m�
y abra bien los ojos.

-A la orden, mayor.

�Proteged la retaguardia
y los flancos!

�Disparad al primer movimiento!
�Dos hombres conmigo!

�Conoc�as esto?

Pueden los ojos de Notachi traspasar
las piedras.

-�Traed los caballos de tiro!
�Y cuerdas! �Vamos, moveos!

�Traed tambi�n cadenas! �Deprisa!

-�Jeff!
-�S�!

-�Hay que ver lo que ocurre
detr�s de esos pe�ascos!

�Cuidado! Me parece que es
una trampa. �Atr�s, Jeff!

�Cocinero!
�Qu� nos vas a dar de comer?

-�Asado de jabal�!

�Pero fr�o
porque aqu� no se encuentra le�a!

-�Para qu� quieres los ojos?
�Mira all�! �Y all�!

-Es verdad.
No hab�a visto los montones de le�a

porque solo se me hab�a ocurrido
buscar ramas sueltas.

-Detr�s de ti tienes uno.
Si tuviera dientes, te morder�a.

-Oh, es milagroso.
Debe ser obra de los �ngeles.

�Cling, clang, glo...!

�Nos atacan!

�Mayor!

El rostro p�lido lucha
con la fiereza del lince.

�Qui�n eres t�?

-�Vuestra caravana est� en peligro!

-�Retirada?

�Qu� dices? �Qui�nes sois vosotros?

Mi hermano le comunicar� el plan.

-Un roja y un blanco juntos.
Debes ser Uncas y Ojo de halc�n.

Uncas ir� delante.
Le alcanzar�is a caballo.

Estad atentos
al p�jaro del canto del sol.

De esa forma solo habla el rifle
de Ojo de halc�n

y donde est� Ojo de halc�n
est� tambi�n Uncas.

Grita.

�Quiero que grites!
No.

�Cuidado!

All� ca�do.

All� ca�do se encuentra el �ltimo
de los mohicanos traidores

que se ali� con los rostros p�lidos.

�Mira abajo y ver�s al perro muerto!

No est�.

�Es Uncas una mujer

que dispara
sobre un hombre indefenso?

�Uncas no se parece
a los cobardes chacoas

que matan a mujeres
y ni�os sin piedad cuando duermen!

La flor blanca no debe temer nada.
Su llamada ha advertido a hombres.

Puede confiar en m�.

�Uncas, hijo de coyotes,
escucha a un hombre!

�Magua perdi� sus armas,
pero sus pies no descansar�n

hasta que haya conseguido arrancarle
el coraz�n traidor

al �ltimo de los mohicanos!

Estar�n preocupados los amigos
de la flor blanca.

(Silbidos)

�Adelante!

�Seguidme!

-El Ojo de halc�n.
Por aqu� vamos bien.

-Pero �d�nde est� Cora?
�Cora d�nde est�?

-Uncas debe estar siguiendo
la huella de esos indios.

La habr� encontrado.

�Alto!

Les ayudar�.

Es usted m�s duro que el hierro.

Lo que soy es un imb�cil.

Ca� en la trampa de Magua
como un ni�o.

Yo le llevar�, d�jemelo. Cuidado.

Ha muerto.
Dios m�o.

Uncas nos espera arriba
con nuestros caballos.

Vamos.

La flor blanca estar� muy fatigada.
Que descanse un poco.

Aqu� no hay peligro.

(SILBA)

Ojo de halc�n ha contestado
a mi llamada.

Los rostros p�lidos deben estar
al llegar.

�Qu� p�jaro es que canta como usted?

Los hermanos de Uncas conoc�an
un poema del p�jaro del sol.

�Lo conoc�an? �Qu� quiere decir?

Los hermanos de Uncas est�n muertos.

�Alice!

-�Qu� miedo he pasado por ti!
Este es un pa�s espantoso.

-S�, Alice.

Si los rostros p�lidos cabalgan
toda la noche hacia esa direcci�n,

alcanzar�n al amanecer el jard�n
de los �rboles petrificados

donde muri� mi padre,
Chingachgook.

Ojo de halc�n explicar� el camino
al cocinero quien de ni�o vivi�

con los pieles rojas.
�l les conducir�.

�Podr� alg�n rostro p�lido cumplir
con otra misi�n?

El mayor es m�s fuerte
que el hierro.

La palabra de mi hermano,
Ojo de halc�n,

es tan segura
como la empu�adura de un arma.

Escucha, hombre m�s fuerte
que el hierro.

Magua ha robado los caballos
a los rostros p�lidos,

pero los suyos est�n
al otro lado del ca��n.

Tendr�n que dar un rodeo.

Al anochecer dar�n
con nuestro rastro aqu�

y lo seguir�n lentamente a la luz
de la luna. Usted los detendr�.

�nicamente podr� conseguirlo
por medio de una estratagema

antes de que amanezca.
Entonces, cogeremos sus caballos.

�Abrid! �Abrid la puerta!

�Muchacho! �Muchacho!

�Cuidado!

Cre� que lo consegu�a.
Es imposible. Estamos...

Estamos totalmente cercados
y nadie puede salir.

Te has portado muy bien, muchacho.

Gracias.

No conseguir� salir nadie.
Ni una rata.

-Pero nosotros tampoco entraremos.
�Qu� pasa con las dos mujeres?

�No las ha tra�do a�n ese cerdo rojo?
-No lo s�.

Pero lo que uno no hace
de forma personal no marcha.

Antes de que lleguen los soldados,
atacaremos con flechas incendiarias.

Ma�ana al amanecer.

�Aqu�! �Esta debe ser!

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

Ahora.

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

Necesitar�n por lo menos tres horas
para recoger sus caballos. �Vamos!

�Los caballos! �Cling, clang, gloria!
�Uncas viene con los caballos!

-�Ya llega con ellos! �Ya llega!

-�Uncas?

-No, Heyward.

-Ah, bueno. Cre� que te refer�as
a Ojo de halc�n.

Debo de decirle, se�orita Alice,
que se ha portado valientemente

durante la lucha.

Gracias, mayor Heyward.

Y ahora, �qu� har� usted despu�s
de acompa�arnos hasta el rancho?

�Volver� de nuevo al este
o se quedar�?

-No lo s�, no soy m�s que un soldado.
Me encomendar�n una nueva misi�n,

pero no s� cu�l ser�.

-Espero que su pr�xima misi�n sea
m�s agradable que servir de ni�era.

-Lo peor es que he perdido
a la mitad de la gente

y todav�a no estamos
a la mitad del camino.

(Silbidos)

-�El p�jaro del sol?

Cuando el p�jaro del sol me llama,
mis pies se mueven ligeros

y me llevan al bosque
donde est�n las plumas y flores

para adornar el cabello negro
de la joven que compartir� mi vida.

�C�mo conoce la flor blanca
la canci�n que los hermanos

y hermanas llevaron consigo
a Manit�?

Por nuestro cocinero.

El mundo de Uncas es diferente
al de la flor blanca,

pero intentar� comprender
el sentido de sus palabras.

�Y el otro juramento?

�Qu� pasa?

Humo lejos de aqu�.
Mucho humo. �Fuego!

Esos perros.

Los incendios han sido dominados.

Miserables.

Hay que pasar inmediatamente
al contraataque.

�Algo m�s?

Con permiso, mi coronel.

�Cree que se puede pensar
en entregar el cofre del dinero?

Pensar s� se puede,
pero piense tambi�n en el futuro.

�Cree que nos matar�an despu�s?

Contin�a, sargento.
�Y si de repente se presentaran

en el rancho unos parlamentarios
con mis dos hijas?

Entregaremos el oro.

Fusilaremos a los parlamentarios
y rescataremos a mis hijas.

Los parlamentarios vendr�n
con bandera blanca.

Con eso seremos ciegos al color,
sargento.

�Ciegos! �Me comprende?

Sin los hombres
de Magua no somos bastantes, jefe.

Nos falta gente.

-Tenemos a�n una carta por jugar.

Esa carta son las hijas.

Quedaos aqu�.

�A qu� conclusi�n ha llegado
m�s fuerte que el hierro?

No podemos volver.
Tenemos que entrar en el rancho.

De acuerdo.

Uncas tratar�
de llegar primero al rancho

y llamar la atenci�n
de los sitiados.

Haga Ojo de halc�n,
lo mismo en el momento conveniente,

pero solo se dirigir� al rancho
en apariencia para desorientar

a los enemigos y dejar libre
de esta forma el camino

a m�s fuerte que el hierro
con los rostros p�lidos.

Uncas tiene raz�n.

Estoy de acuerdo.

Uncas empieza.

-�Quiere escuchar
lo que dice una mujer?

Hable.

Mi padre no le conoce
y puede tenerle por enemigo.

Mi madre acostumbraba a hacer se�as
con un pa�uelo rojo a mi padre

cuando volv�a de servicio. As�.

Uncas comprende.

Deme el pa�uelo.

Debe tener libre la mano.

Le dar� buena suerte.

-Infusi�n india.
Tomo un traguito, se�orita Cora.

-Ya ver� como todo saldr� bien.

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

�Uncas!

�Atacan! �Atacan!

-Parece que persiguen a alguien.

-Es un cebo para enga�arnos.
Quieren que caigamos en una trampa.

Dejadles que se acerquen.
Todos atentos a mi se�al.

�Tronera primera,
apunten al que viene en cabeza!

�Tronera segunda, a la derecha!

�Atenci�n!

�Alto! �Alto! �Abrid la puerta!

�Abrid la puerta!
�Fuego sobre los perseguidores!

�Por ah� viene otro! �Rodeadle!
�Le haremos bailar!

Mire, se ha llevado a todos
a rastras. Ahora nos toca a nosotros.

�Cling, clang, gloria!
-S�, pero con calma.

�Vamos!

�Adelante!

�Deprisa, al rancho!

�Como a Magua le han tomado el pelo
un pu�ado de soldados?

Guarda tu lengua.
Magua ha arreado a las dos mujeres

como a dos yeguas acorraladas,
pero estabas dormido

y el esfuerzo
de Magua ha sido in�til.

Eso crees t�.

-Jefe, �por qu� mira as�
el carro de la p�lvora?

-Ahora ya s� c�mo podemos acabar
con ellos de un solo golpe.

Disc�lpeme si no he sido muy amable
en alguna ocasi�n,

pero ten�a miedo por Alice.
Es todav�a muy joven

y usted comprender�
que no quer�a que...

-Que se enamorase de un soldado,
�no es eso?

Pero piense
que su madre tambi�n hizo lo mismo.

-S�.

Todo ha ido bien, puedes entrar.

�Qu� le preocupa?

Uncas no est� acostumbrado a estar
entre las paredes de una casa

donde no puede o�r
las voces secretas de las plantas,

de las rocas y del agua.

Eso es lo que quieren.

�No ser�a mejor entreg�rselo?

Nos matar�an a todos
para no tener ning�n testigo.

Ya lo he dicho muchas veces.

-Mayor Heyward.

�Quiere usted comer algo?

-Alice.

Usted me pregunt� lo que iba
a hacer despu�s de esta misi�n.

-Usted me dijo que a�n no lo sab�a.

-S�,

pero ahora ya lo s�.

-�Una misi�n nueva?

-Para toda la vida.

Si consigui�ramos salvarnos,
me gustar�a casarme con usted

y no es necesario
que me conteste enseguida.

-Ya sabe mi respuesta.

�Vamos! �Daos prisa!

�Cuidado con la escalera!

Mi hija Cora me ha contado
lo que usted ha hecho por ella.

Le estoy muy agradecido.

Uncas ha venido a hacer
una pregunta.

Cree haber o�do en su interior
una voz de advertencia.

�Ha ocurrido algo aqu�?

No.

Para que algo se cambie es necesario
una orden m�a.

�Ha observado el padre
de la flor blanca alg�n cambio

en las posiciones
de los sitiadores?

�Entre esos bandidos?

�Ya falta poco, muchachos!

S�, ha habido un cambio.

El carro de la p�lvora.

Toma.

-Cuidado.

�Por qu� se habr�n llevado
de ah� el carro?

�Qu� intentar�n hacer
con la p�lvora?

Yo har�a bombas incendiarias
y las arrojar�a sobre el rancho.

Lo evitaremos.

�Qu� opina Uncas?

Est� constantemente vigilando,
pero parece no tener ning�n indicio.

Tal vez solo necesiten la p�lvora
para cargar sus cartuchos.

�Colocadlos uno encima del otro!

Uncas desconoce a�n la naturaleza
del peligro que siente.

Adem�s, mi coraz�n est� lleno
de inquietud por la tristeza

de la flor blanca.

El este de donde venimos
no es tan cruel como su pa�s.

�La flor blanca desea volver
al este?

All� no canta el p�jaro del sol.

(Picos)

Ahora Uncas sabe lo que pasar�
con la p�lvora

y tambi�n lo que debe hacer
el padre de la flor blanca.

Estamos horadando la tierra
como los topos.

�Qu� nos importa el ej�rcito
y sus propiedades!

�Por qu� no entregamos el oro
de una vez para que se acabe todo?

-�Cierra el pico!

-Con su permiso, mi capit�n.

Si vuelan la monta�a no quedar�
nadie con vida.

No dejar�n piedra sobre piedra.

�Qu� pasar�
si el refugio no est� terminado?

No sabemos cu�l ser� el momento
de la explosi�n.

Si fuera ahora no hay
donde refugiarse.

Mientras est�n trabajando arriba,
no hay peligro ninguno.

Si les adelantamos,

podremos sorprenderles
cuando intenten atacar.

Pero �y las mujeres y los ni�os?

-�Puedo llevar comida a los heridos?
-S�, aqu� la tiene.

-Gracias.

-Cocinero, el t�.
-Aqu� est�, se�orita Alice.

Un poco de t� trabajando hace da�o.
Cling, clang, gloria.

�Qu� bello es el mundo!

La infusi�n india.

Cuando esto empiece les dar�
un cucharada a todos en la comida.

-No creo que sirva.

-Es necesario tener fe.
Solo as� eres capaz de lo que sea.

�Cualquier cosa?

-�D�nde vas, gordinfl�n?
-Fuera.

-�Fuera?

-Tengo que enterarme
de cu�ndo ocurrir� la explosi�n.

Solo yo puedo hacerlo.
Conozco la lengua de los indios.

-�Est�s borracho?

�Ahora veras!

�Ven aqu�! �Ayudadme!

�Ayudadme!

-�Su�ltame! �D�jame!
-�Adentro con �l!

-�Tengo que salir fuera!
�Tengo que salir!

�Manit�!

-Donde las dan las toman.

Lo siento, gordo,

pero esto es preferible
a que te corten el pelo.

�Lo veis, chicos?
Est�n cavando como locos.

Dejadles que acaben.
Terminaremos antes que ellos.

�Cree que han acabado?

S�.

�Cu�ndo lo volar�n?

Ma�ana.

No podremos resistir.
Es mejor que intentemos salir.

�Quiero irme! �Quiero irme de aqu�!

-�Ven, muchacho! �Debes calmarte!
�Hay que dominar los nervios!

�Aqu� nos cazar�n como moscas!
�No lo comprende usted?

-Lo siento.

Ten valor y piensa en las mujeres
y los ni�os.

�Vamos! �Qu� es lo que pasa?
�Seguid trabajando!

Las mujeres y los ni�os
y despu�s los heridos.

Ya est�n las camillas listas.

-Cora, �qu� va a pasar?
-No lo s�.

�Ya es la hora?

Est�n prepar�ndose.

�Est�is listos?

�La se�al!

�Vamos, r�pido!

�Fuera de aqu�! �Deprisa!

Ahora.

�Cuidado!

�Todos al refugio!
�Que pasen los heridos!

(Conversaciones superpuestas)

�D�jenme!
�No voy a morir aplastado ah� dentro!

�D�jenme!

�Ayudadme!

�Auxilio!

�Ayudadme!

�Quitad el tronco!

�Por favor!

�Quitad el tronco!

-�No!

(Cornetas)

Oro.

-�Cora!

su cuerpo se har�a pedazos
en el fondo del precipicio.

Uncas vendr�.

Eso es lo que desea Magua.

Que el �ltimo
de los mohicanos siga sus huellas.

As� llegar� antes a los jueces
que castigan a los traidores.

�Mi hermano ve c�mo un pie ha movido
la piedra de su sitio?

S�, all�.

El poblado de los iroqueses.
�Quiere Ojo de halc�n acompa�arle?

Le acompa�ar�.

�Uncas!

�Uncas!

�Soltadme!

(HABLA EN IDIOMA TRIBAL)

Ojo de halc�n.

Tamen�n quiere honrar
al hu�sped blanco utilizando

el lenguaje de los rostros p�lidos.

Tamen�n da la bienvenida
a sus valientes amigos.

Uncas, el hijo del gran jefe,
Chingachgook, puede hablar.

Uncas sabe que Magua se hospeda
en el poblado de Tamen�n.

�l es el asesino de Chingachgook
y de la tribu de los mohicanos.

Unca sigue su huella para matarle,

pero enterrar� el cuchillo
de la venganza mientras est� aqu�.

Aunque exige la entrega
de la mujer blanca

que el asesino lleva a la fuerza.

Que se acerque Uncas para decir
a Tamen�n cu�l fue el motivo

de la matanza de su tribu cometida
por Magua y sus guerreros.

El cabello de Tamen�n est� blanco
por 100 inviernos que han dado...

Los rostros p�lidos mienten

y roban el territorio
de nuestro pueblo.

Magua ha jurado exterminarlos
y tambi�n a aquellos de su pueblo

que vivan amigos de ellos.

Solo de esta forma
el piel roja encontrar� la paz.

Cuando era hombre, Tamen�n deseaba
de nuevo cambiar el mundo a su gusto

ya ahora de viejo ve
que el mundo ha cambiado por s� solo

seg�n la voluntad de Manit�.

En su mano se encuentra el curso
del oto�o, el invierno y el verano.