All language subtitles for Aranovic - Ya sluzhil v okhrane Stalina (Yo fui guardaespaldas de Stalin) VOSI+SE por David.Spa

YO FUI GUARDAESPALDAS
DE STALIN

O

INTENTO DE UN
DOCUMENTAL MITIFICADOR

La madre de Stalin.

Al parecer, se cay� a las 7
en el peque�o sal�n comedor.

Cuando Losgaciov entr�
para dar el informe,

parec�a hacerle una se�a
con la mano.

Losgaciov le pregunt�: "�Qu�
le ocurre, camarada Stalin?"

Pero �l hab�a perdido el habla.

Se lo dijeron a Malenkov.

�ste telefone� a los 40 minutos:
"No he podido dar con Beria."

Una hora m�s tarde llam� Beria:

"No digan nada a nadie
de la enfermedad de Stalin."

Era nuestro superior directo.
Callar era una orden.

Ni ayudar ni asistirle,
s�lo callar.

Esperaba ver llegar doctores.

Y s�lo llegaron aquellos
dos compa�eros de armas.

Beria lanzaba imprecaciones,
gritaba. �Qu� de juramentos!

A Losgaciov le dijo:
"�Por qu� te preocupas?"

"M�ralo,
el compa�ero Stalin duerme."

En aquel momento, Stalin
emiti� un ronquido.

"No le molestemos,
dej�mosle tranquilo."

Y se marcharon.

Lleg� Vassili, borracho.
Era muy bebedor.

Entr� gritando: "�Canallas,
hab�is acabado con mi padre!"

Se lo dec�a
a los miembros del Politbur�.

Algunos se enfadaron.
Voroscilov dijo:

"Hagamos todo lo posible
por salvar a Stalin."

Vassili era capaz de todo.
Era un fanfarr�n de taberna.

No le ten�a miedo a nadie.
S�lo, "a su padre".

Cuando embalsamaron a Stalin,
Tukov estaba presente.

Le hicieron la autopsia
en el Sadovaia-Triunfalnaja.

Tukov dijo entonces:

"A ese m�dico, yo lo fusilaba."

No voy a hablar ahora
s�lo en mi nombre.

Si no en nombre de las
personas que, como yo,

en 1933 fueron muy pr�ximas
a Stalin.

Vassili Tukov, que es �ste,
Nikolai Vlasik,

Vassili Rumianzev,
Nikolai Kirilin,

Sergei Solovov (comandante),
Ivan Orlov (comandante),

Mikhail Starostin, Ivan
Hrustaliov, y los otros.

Ten�an muy claro
que se les acababa el poder,

y si no se pon�an de acuerdo,
a saber lo que pod�a pasar.

En 1930, trabaj�bamos 3 de
nosotros en la dacha vecina.

Zhagornikov, Borundaiev y yo.

Stalin se acercaba a ver

la marcha de los trabajos
de construcci�n.

Se trataba de un edificio bajo,
simple, con terraza arriba.

Recuerdo la llegada
de Jagoda,

que por entonces a�n estaba
en el servicio de guardia.

Despu�s de aquello
fuimos agregados a Stalin.

La confianza
se ganaba poco a poco.

Primero te observaban
un tiempo.

Luego te asignaban
un puesto m�s cercano.

Pongamos por caso,
a hacer los turnos en la dacha.

A los agentes
los conoc�a uno por uno.

Los reconoc�a por la voz.

Ten�a gran confianza en Vlasik,
el jefe de la Guardia.

Estaba con �l desde 1925.

Kirov era su mejor amigo.

Se ba�aban juntos.

La dacha vecina
ten�a su propio ba�o de vapor.

El obrero Ivan Dubinin
cre�a que nadie hac�a uso de �l.

Y lo usaban todos,
Stalin incluido.

Dubinin se coloc�
en el banco superior

Acababa de enjabonarse,
cuando oy� llamar a la puerta.

Dubini dijo: "�Qui�n es?"

Y Stalin respondi�:

"Ah, �eres t�, Dubinin?
L�vate, que nosotros esperamos."

Kirov re�a.
Kirilin estaba con ellos.

"�Has acabado, compa�ero?",
dijo Kirov.

Dubinin,
enjabonado hasta las cejas,

se puso los calzones
y sali� afuera.

"�Qu�, compa�ero Dubinin,
todo bien?"

"Todo bien, compa�ero Stalin,
gracias."

Espera aqu�,
que nos vas a preparar el vapor."

Se subieron con Kirov
al banco de arriba,

cogieron los ramos

y gritaron:
"'Jefe, dale al vapor!"

Dubinin echaba palanganas de agua

sobre las piedras
y todo se llenaba de vapor.

Y dejaron de distinguirse,
s�lo se o�an gru�idos de placer.

A Stalin le gustaba
escoger un lugar alto,

no muy lejos de la dacha,

y nos hac�a preparar una mesa.

Y luego con Kirov

sub�a all�
a disfrutar del panorama.

Com�an
y beb�an vino de Georgia.

Nosotros and�bamos por all�,
algo apartados:

Lukjanov, Boris Kuzniezov,
que ya est� muerto,

Nikolai Kirilin...

Stalin nos llamaba
a alguno de nosotros

y nos invitaba
a beber con ellos.

"Compa�ero Stalin, no podemos,
estamos de guardia."

Y Kirov dec�a: "Bebed,
que no se lo dir� a Vlasik."

Kirov era un optimista.

Jugaban al gorodki.

Kirov de pareja con Vlasik,

Stalin con un obrero de la cocina,
un tal Harkovskij.

En noviembre de 1934,
Kirov parti� para Leningrado.

Liubovizkij, Smirnov y yo

acompa�amos a Kirov y a Stalin
a la estaci�n.

Stalin salud� a Kirov
calurosamente, lo abraz�...

Un d�a o dos m�s tarde,
Kirov fue asesinado.

Esa fue la relaci�n
entre Stalin y Kirov.

Cuando Alliluieva
se peg� un tiro,

Stalin no sufri� demasiado.

Desde entonces hasta 1955
prest� servici� en la GPU.

Con diversos cometidos.

En el servicio de guardia
de los miembros del Gobierno.

Trabajaba con los informadores.

Participaba
en los interrogatorios.

Me compet�an
los temas terroristas.

Gente que pose�a armas,
con la intenci�n de matar,

pongamos, a un dirigente.

Iba de aqu� para all�, donde
fueran los miembros del Gobierno.

Era el responsable
del servicio de guardia.

Hasta en los viajes que miembros
del Gobierno hac�an individualmente.

Acompa�� a Kalinin por el
asunto de la Armada a Dovator.

A Voroscilov,
cuando el problema de Zhukov.

Con Mikojan,
cuando vaciaron las f�bricas,

que le acompa�amos
a la de rodamientos.

Debo decir que

el trabajo de detective
es muy dif�cil,

y como ejemplo hoy padecemos
sus malas consecuencias.

Entonces, el detective,
por orden de Jagoda,

en vez de un mes,
dispon�a de 10 d�as.

�Qu� puede hacer
un detective en 10 d�as?

De ah� las torturas
para obtener informaci�n.

Recuerdo el caso
de la calle Arbat...

Arbat, n�mero 40...
Hab�a una cafeter�a.

Un tal Teliakov
hab�a bebido con los amigos.

Era un soldado,
de la Marina de Guerra.

Empez� a jactarse:

"�Sab�is qu� aprendemos a
hacer nosotros en la Marina?"

Y los amigos: "A saber lo que
t� habr�s aprendido de bueno."

Y �l: "Si yo quisiera,
podr�a coger hasta una bomba,

"venir al Arbat y tirarla
bajo el coche de Stalin."

Ah� empez� el caso.

T�, por ejemplo,
eres un patriota.

Te enteras de esto
y me telefoneas:

"Es urgente. Debemos vernos."

Nos encontramos.
Te escucho.

Lo detienen, lo interrogan,
y as� sucesivamente.

Hab�a una treintena
de informadores.

Obreros, empleados,
patriotas todos.

De todos los estamentos,
sin distinci�n.

Porteros, maestros,
ingenieros...

Reaccionaban pronto y ante todo.

Cuando detectaban
un tipo sospechoso,

me lo se�alaban r�pido.

Y nosotros acud�amos
a verificar la informaci�n.

Como hoy,
en la �poca de la perestroika...

Telefonea una mujer: "Ha sido
cerrado nuestro negocio.

"Nadie inerviene."

Igual me telefoneaban a m�,
por cosas similares.

Hab�a un piloto en el despacho
de Vassili Stalin.

Un informador nos vino con que
pose�a un arma sin permiso.

Tambi�n sucedi�
en la calle Arbat.

Fue interrogado
durante toda la noche.

No hab�a forma de sacarle
d�nde la ten�a.

Beria era muy mujeriego.

Ten�a mujeres a montones.

Y result� que nuestro informador,
una mujer hermos�sima,

estaba con �l en su casa.

Cuando se sentaron a la mesa,

ella observ� atentamente
el retrato de Stalin.

Y le dice Beria:

"�Por qu� lo miras?

"Quien manda en el pa�s soy yo,
no �l."

Ella vino a verme
y me cont� aquello.

Los patriotas
se convert�an en informadores.

Uno que no fuera patriota
no pod�a ser informador.

Ten�a informadores dondequiera.

Eran mis ojos y mis o�dos.

As� ocurri� con los zares, con
los soviets y ocurre ahora.

Sin estos servicios
nada funciona.

Stalin descuidaba su salud.

Com�a a cualquier hora, nadie
supervisaba sus costumbres.

Le encantaban los huevos fritos.

Abusaba de la carne de alce,
tan abundante en prote�nas.

Quienes lo serv�an
no sab�an mucho de estas cosas.

Stalin dec�a:
"Hacedme una tortilla."

Es todo colesterol.

Su almuerzo: sopa de verduras,
papilla de s�mola, fruta con miel.

El general Artemjev

mantuvo 480 reuniones
con Stalin,

con comida de por medio en 50.

En la mesa hab�a vino de Georgia,
pero Stalin no lo probaba.

�l com�a su sopa, su s�mola
y sus frutas con miel.

Ya en 1933 viaj�
con Stalin a Mazesta.

Acud�a por sus ba�os sulfurosos,
a curarse los pies.

Le dol�an: por eso usaba
siempre calzado viejo.

Una vez le trajeron
unos zapatos nuevos.

Le hab�a dicho Butusova:

"Compa�ero Stalin:
los otros estaban destrozados.

"Da verg�enza un m�ximo
mandatario con los zapatos rotos."

"Ni hablar", dijo,
"seguir� con los viejos".

Se refer�a a los que llev�
siempre. Y con ellos muri�.

S�lo dos a�os antes de morir
hizo llamar al barbero.

Se afeitaba con navaja.

El bigote se lo arreglaba
con las tijeras.

Su cocinera se march�.

La llam� 6 meses despu�s:
"�C�mo est�s?"

"Compa�ero Stalin", le dijo,
ahora gano 50 rublos al mes".

Orden� que le pagaran un poco
m�s de dicha cantidad.

Orlov le llevaba a su hija
Svetlana 500 rublos cada mes.

Y ayudaba a Galia, la hija
de su hijo Jakov.

Luego ven�an los ganadores
del Premio "Stalin".

Ese dinero sal�a
del bolsillo de Stalin.

A decir del
coronel Taratuta,

del Instituto
de la Historia Militar,

en 1953 ten�a en su libreta
bancaria tan solo 4'40 rublos.

Le gustaba dar vueltas en coche
de entre 40 y 50 kil�metros.

En cierta ocasi�n dijo:

"Vamos a la colina Vorobiov."

Para ello, Kutuzov
hab�a preparado el servicio

y Vlasik orden� seguir el camino
que contaba con protecci�n.

Stalin dijo:
"Por donde diga Vlasik."

Tukov estaba con �l
en la calle Kascira.

Llov�a. Pasaron cerca
de la parada del autob�s.

Hab�a una multitud
bajo la lluvia.

Unos con maletas,
otros con bolsas.

Le dice Stalin a Tukov:

"Pod�amos llevar a algunos.

"Los subimos a los dos coches
y los llevamos a casa."

Tukov sali� y dijo
que el compa�ero Stalin

les invitaba a montar en coche.

"Les llevamos a casa
con nosotros."

Algunos lo miraron
como si estuviera loco.

Y ninguno reaccionaba.

�Pero c�mo era posible que el
compa�ero Stalin les invitara?

"Compa�ero Stalin,
no monta nadie."

"Lo que pasa es que no sab�is
hablar con la gente", les dijo.

Sali� del cohe
y se dirigi� a la cola.

Y se volvi� al cohe
con un mont�n de gente.

Unos con maletas,
otros con bolsas.

Los acomod� a todos
en los dos coches.

Llevaron al primer grupo.
Pero a�n quedaban m�s.

Y regresaron despu�s para hacer
lo propio con los que faltaban.

Y Stalin viaj� con ellos.

Entretanto, multitud de gente
se hab�a reunido en el lugar.

Dec�an que Stalin llevaba a
todos en su coche.

El conductor dec�a: "Compa�ero
Stalin, que se acaba la gasolina."

"Pues a ver c�mo
se lo explicas a la gente."

Ten�a una habitaci�n
de veinte metros cuadrados.

Con un lecho.

Nosotros lo us�bamos
para descansar.

�l dorm�a siempre
aqu� o all�,

casi siempre en alg�n div�n
o en el sof�.

Durante la guerra no hac�a
m�s que dar vueltas,

le costaba coger el sue�o.

"Todos me consideran
un ser cruel",

le dec�a al vicecomandante.

"Pero �c�mo no ser cruel

"cuando dices una cosa
y te malinterpretan?

"Y un error deriva
en una avalancha

"que genera multitud
de errores."

Se ve�a que necesitaba
desahogarse con nosotros.

De vez en cuando le visitaban
los del Politbur�.

Ten�an todos buenas panzas.

Los hac�a situarse
de tres en tres,

y les impart�a
las instrucciones.

Hablaba bajo, despacio y claro

Cuando Stalin estaba de pie,

ninguno de ellos se sentaba.

Stalin se adornaba siempre
con una sola estrella.

Decidieron nombrarlo
"H�roe de la Uni�n Sovi�tica".

Prepararon el decreto
sin decirle nada.

"Se condecora a Stalin por sus
virtudes organizativas...", etc.

Cuando se enter�, dijo:

"�Menuda panda de aduladores!

"Si no he estado en el frente

"ni he peleado
cuerpo a cuerpo,

"�qu� h�roe de la Uni�n
Sovi�tica puedo ser?"

Pero el decreto hab�a sido
firmado y �l deb�a corroborarlo.

Malenkov se prest�
a present�rselo.

Luego se asust�: podr�a
costarle el cargo.

Hab�a o�do que Stalin
no estaba de acuerdo.

Malenkov se lo pidi�
a Proskrebyscev.

Era su secretario:
"Entra y que lo firme."

Tom� la estrella,
pero se acobard�

y ech� marcha atr�s.

Acabaron decidiendo que la
guardara el comandante Orlov.

Cuando Stalin muri�,

Voroscilov orden� ponerle
todas las condecoraciones.

Orlov le puso todas, pero
la segunda estrella no estaba.

Hab�a desaparecido.

Consiguieron otra
y se la pusieron al muerto.

Stalin no era tan temible
con sus "compa�eros".

Con sus delaciones,

con sus intrigas,

le amargaron
los �ltimos a�os.

No puede decirse
que "el grupo"

mantuviera una oposici�n
a Stalin.

Pero por dentro,
todo bull�a,

por arribismo, claro.

Cuando Stalin muri�,
Mikoian se present� en la dacha.

El retrato del general�simo
estaba en el trastero.

Lo sac�
y se puso a romperlo.

El jardinero Kuzin
le pidi� a Mikojan

que se lo regalara.

Pero continu� porque lo que le
ped�a el cuerpo era rasgarlo.

Con Ivan Cerjaev,
mi jefe,

nos ocup�bamos
del trabajo operativo.

Una vez, examinando
los archivos,

encontramos en uno una nota de
Mikojan a la Seguridad del Estado

a prop�sito
de siete funcionarios dirigentes.

Encima estaba el veredicto
de Ezhov: arrestarlos.

En el grupo estaban Beria,
Malenkov, Bulganin,

Kruschev, Kaganovic.

Kaganovic blasfemaba como
un mat�n de taberna.

Para �l los funcionarios
eran esclavos.

Beria estaba muy ligado
a Malenkov.

Si Malenkov marchaba
antes que Stalin,

Beria lo alcanzaba
y lo montaba en su coche.

Le tiraba del brazo y lo met�a
adentro, como si fuera equipaje.

"�Ven conmigo y basta!"

Cuando se reun�a
todo el Politbur�,

Malenkov y Beria daban vueltas
alrededor de la dacha,

confabulando aparte.

Luego se presentaban para
la apertura de la reuni�n.

Stalin fing�a no darse cuenta.

Le pregunt� a Orlov:

"T� llevas trabajando con
Stalin desde 1937.

"�Es cierto que Beria era
el mejor amigo de Stalin?"

"Para Stalin, Beria no era

"ni el brazo derecho
ni el brazo izquierdo."

Molotov...

Estaba yo de vigilancia en la
entrada de la sala S. Giorgio.

Estaba Petrov,
un viejo bolchevique,

vicedirector del teatro Bolshoi.

Se festejaba el 60
cumplea�os de Stalin.

Estaban Pirogov, el bajo del
Bolshoi, y Molotov.

Bebieron de m�s.
Molotov cogi� una buena curda.

No pod�a ni hablar.

Y va y le dice a Pirogov:
"Canta alguna cosa".

Y Pirogov: "Usted s� que tiene
una hermosa voz. Cante usted."

Entonces Molotov golpe� con el
pu�o en la mesa: "�Adulador!"

Lo agarraron por los brazos
y lo sacaron fuera.

Stalin tom� el micr�fono
y dijo:

"Los bolcheviques no debemos
excedernos ni emborracharnos."

Kruschev era astuto.

Tambi�n practicar�a la represi�n.

Una noche, Kruschev fue
al teatro Vakhtangov

Cuando apareci� en el palco, se
escucharon los aplausos de rigor.

Zukov, que estaba sentado en
primera fila, no se levant�.

M�s tarde,
Kruschev le telefone�:

"Me has faltado al respeto.

"La gente me aplaude y t�
ni siquiera te levantas."

Zhukov le responde:
"Tengo ci�tica."

Y Kruschev: "Ya conozco yo
cu�l es tu ci�tica, ya."

A Stalin, sin embargo, los
exhibicionismos no le gustaban.

Aparec�a, se pon�a en un rinc�n
y se callaba.

Para el Desfile de la Victoria,
Hruliov, jefe de Intendencia,

prepar� tres uniformes
para el General�simo.

Forro de seda rosa,
esclavina de seda...

Visti� con ellos
a tres militares atl�ticos

y se los mostr� a Stalin.

Stalin pregunt�:
�Qu� cosas son �stas?"

"Los uniformes del General�simo
para el Desfile", contest�.

Y a�adi�: "Elija
el que m�s le guste".

Stalin lo ech� del despacho.

Y dio el asunto
por concluido.

Stalin jam�s se pondr�a
aquellos uniformes.

Zhdanov muri�.

Celebraron la comida del
funeral en la dacha vecina.

Zhdanov era asm�tico.

A veces se agarraba a un �rbol

para coger el resuello.

Zhdanov muri� en 1948.

Al banquete funerario asisti�
todo el Politbur�.

Como se supondr�,
todos se emborracharon.

Hasta Koba.
�Sabe qui�n era Koba?

SEGUNDA PARTE

INTENTO DE UN DOCUMENTAL
MITIFICADOR

Alexei Rybin naci� en 1908.

Mayor retirado,
reside en Mosc�.

Leonid Lebedev naci� en 1908.

Mayor retirado,
reside en Mosc�.

Yo era Leonid
s�lo para los informadores.

Leonid Lebedev para ellos.

No todos deb�an saber
mi verdadero nombre.

Hasta en casa, mi mujer

me llama Leonid,
y no Alexei.

Con el Teatro Bolshoi
estoy en contacto

desde el a�o 1933.

Primero como espectador.

Desde 1935, como comandante

del Servicio de Guardia
del Gobierno.

De aqu�, mis competencias.

El comandante deb�a
estar al tanto de todo:

c�mo se colgaban los
cuadros del escenario,

c�mo funcionaban
los motores,

el cometido
de cada interruptor.

Los superiores pod�an
preguntarme:

"Rybin, �a d�nde va
este cable el�ctrico?"

Cierta vez llam� al ingeniero
el�ctrico e inquir�:

"Cu�ntame d�nde va
este cable."

�l me explicaba:
"Por aqu�, por all�..."

Al final me acab� diciendo:

"�El diablo sabr� d�nde acaba!"

Y yo le respond�: "Entonces
corta un metro por aqu�."

Cort� un metro.

El ingeniero no sab�a;
por lo tanto, a cortar.

S�lo para un maldito
contrapeso de los cuadros,

hab�a seis a la derecha
y seis a la izquierda,

mare� bien mareados
a todos los encargados.

Mi cometido consist�a

en la absoluta seguridad
del Gobierno

cuando asist�a al teatro.

En 1938,
durante las fiestas de noviembre

(por aquel entonces el jefe
de la Seguridad era Beria),

fuimos todos convocados por �l.

Design� a Vlasik jefe de la
guardia para ocasiones especiales.

Bogdan Kobulov estaba
al cargo del escenario.

Yo estaba inmediatamente
bajo su direcci�n.

Kobulov, un tipo bastante
gordo, estaba sentado,

y yo le iba contando lo que
pasaba en el escenario.

Durante dos horas
me sustituy� Shipilov,

dos horas en que yo
march� a descansar

porque llevaba 24 horas en pie.

Cuando regres�,

me encontr� con que el jefe de
la platea, Tikhonov,

hab�a sido arrestado

porque era
un ex oficial "blanco".

Panov, de la seguridad
contra incendios, tambi�n.

Kuzkin, un pez gordo,
se peg� un tiro.

En resumen,
que s�lo resta a�adir

que yo, que estaba muy ligado a
ellos, me libr� por un pelo.

Todos mis subalternos iban
armados con metralleta.

El del teatro Bolshoi era un
grupo de seguridad especial.

En mi escuadra hab�a
15 muchachas

enviadas por las
Juventudes Comunistas.

Las hab�amos agregado
al servicio de orden.

Iban todas armadas.

De vez en cuando sal�an
fuera y lloraban.

Yo les preguntaba:
"�Por qu� llor�is?"

Y se callaban.

Enviaba a otra para averiguar
por qu� lloraban.

Tal vez el novio la hab�a
plantado, yo qu� sab�a.

Insist� para saber
por qu� lloraban.

Mis superiores quer�an saberlo.

Las informadoras
las llevaban al palco.

Por si acaso,
estaban por todas partes.

Eran s�lo mujeres.

Para llevar la pistola ten�an
un bolsillo especial.

En el bolso, a veces.

Escuchaban las conversaciones
en ciertas reuniones.

Por ejemplo, en la jornada de las
mujeres eran imprescindibles.

�C�mo iba a infiltrarse
ah� un hombre?

"�Qu� hace aqu� �se?"
Resulta sospechoso.

Una mujer, en cambio,
no hac�a sospechar.

A veces se celebraban sesiones
formales en el Bolshoi.

De arriba, donde estaban
los reflectores,

ca�a el polvillo

que hab�a ido acumul�ndose
entre el entramado de cables.

El reflector
lo remarcaba

y se lo ve�a caer derecho
hasta la mesa.

Yo lo ve�a y me dec�a:

"�Habremos hecho bien
la limpieza?"

Tras la sesi�n fui llamado
junto con Vlasik.

Stalin me pregunta:

"Comandante,
�qu� eran esos "abejorros",

"�sos que ca�an a la mesa?"

Le digo: "Tomaremos medidas,
compa�ero Stalin."

Sobre la mesa se puso una
especie de palio con un tel�n,

de modo que el polvillo quedara
detenido sobre el tel�n.

El palco del Gobierno
ten�a una cerradura especial.

Vlasik me cogi� la llave,
porque quer�a abrir.

Pero hab�a que dar un cierto
n�mero de vueltas a la llave.

No acertaba a abrir.

Stalin orden� que me
pasara la llave a m�.

Yo la gir�
y la puerta se abri�.

�Y las esperas...!
Esperar a las visitas.

No nos dijeron
que vendr�a Stalin.

En la Plaza Roja
sonaban ya las sirenas,

mientras nosotros ten�amos
la puerta encasquillada.

No pod�amos abrir
la puerta principal.

Si llegaban, y la puerta
no estaba abierta,

nos caer�an 15 d�as de prevenci�n,
a m� tal vez 30.

Por fortuna,
ten�amos por all� un hacha.

Dije a Luzanov:
"Rompe los goznes."

Tir� un hachazo
y un gozne salt�.

Llegaba el Gobierno.

A los actores del Bolshoi
les gustaba el tiro a diana.

La bailarina Lepescinscaja
en la l�nea de tiro.

La cantante de �pera
Zlatogorova.

Barsoba,
la artista em�rita de la URSS.

El director art�stico
Samuil Samosud.

Stalin conoc�a el arte

mejor que cualquiera de los
artistas de la �pera.

En cuestiones de solfeo
lo sab�a todo.

Sab�a much�simo de arte coral.

Degustaba el arte
con atenci�n y sensibilidad.

Seg�n la actriz
Elena Kruglikova,

Stalin cantaba en un cuarteto

que inclu�a al bajo
Maxim Mikhailov,

Molotov,
Voroscilov y �l mismo.

Elena dec�a que Mikhail
se lo hab�a contado a ella.

Que hab�a cantado en cuarteto
con Stalin, vamos.

No supo decirle
con qui�n m�s,

pero s� que a �l le hac�a
la r�plica Zhdanov.

En la intimidad
sol�a cantar Stalin

la canci�n
"Brilla, brilla, estrella m�a".

Tal vez recordando
a la Alliluieva.

Despu�s de ella,
no hubo en su vida m�s mujeres.

O por lo menos el servicio de
guardia no fue capaz de registrar

simpat�as por otras.

Algunas noches
acud�a a su tumba:

fumaba en silencio,
parec�a reflexionar.

En esta cuesti�n
puse inter�s desde 1930.

Busqu� en su vida contactos
il�citos con mujeres,

pero no encontr� ninguno.

Se prepar� la �pera
de Hrennikov "En la tormenta"

en el Teatro de la M�sica.

Stalin asisti� al estreno.

En la historia, la ciudadana
Natascia disparaba

al kulak Storozhev.

Storozhev cay�,
pero no hubo disparo.

Stalin requiri� la presencia
de Nemirovic-Dancenko.

�ste pensaba que
por el disparo fallido.

"Disculpe", dijo,
"ha sido por error.

"Storozhev ha ca�do sin
que nadie haya disparado."

Y Stalin: "Bien hecho:
�por qu� asustar a la gente.?"

Para los artistas, que Stalin
acudiera era una fiesta.

El solfeo lo conoc�a
mejor que nadie.

La Barsoba lo llamaba
"nuestro codirector".

Si en "La Reina de Espadas"
cantaban mal los hombres,

�l al salir dec�a:

"Hoy han cantado mejor
las mujeres."

El compositor Dzerginskij,

reci�n premiado en el
Conservatorio de Leningrado,

compuso las �peras Tierra
Labrada y Pl�cido Don.

En el estreno,
Stalin miraba y callaba.

Luego mand� llamar
a Dzerginskij:

"�Qu� piensa
de los compositores cl�sicos?"

Sorprendido, el otro dijo:
"Tengo mala opini�n."

Y Stalin: "Se nota."
Y a�adi�:

"Le aconsejo que compre todas
las partituras de esos m�sicos,

"que se duerma sobre ellas,

"y que se abrigue con ellas para
impregnarse de los cl�sicos."

El presidente del Comit� para
las Artes, Kerzhenzev,

orden� montar "Ivan Susanin"
sin el Gloria.

Samosud dijo que
no se pod�a hacer.

El litigio lleg�
a o�dos de Stalin.

Stalin asisti�
al ensayo general.

Asist�a siempre a los
ensayos generales.

Le contaron los argumentos
de uno y otro.

"Kerzhenzev quiere suprimir
el coro del Gloria."

Stalin dijo: "La puesta en
escena de la �pera

"debe respetar
la realidad hist�rica.

"Entonces se
luchaba a caballo.

"Minin y Pozharski
deben entrar a caballo.

"�C�mo es posible quitar el
Gloria de "Ivan Susanin"?"

Tres toneladas de
explosivos, sin duda,

habr�an devastado
hasta los alrededores.

Si los alemanes hubieran
tomado el Kremlin,

la consigna era hacer saltar
por los aires el teatro Bolshoi.

Se supon�a que
en caso de ocupaci�n

Hitler hubiera hecho
un discurso en el Bolshoi.

El teatro fue minado
a toda prisa.

Se ve�an las zanjas excavadas.

Caminando, se ve�a por donde
iban los cables.

Se sent�a uno mal vi�ndolo.

Yo me fijaba d�a y noche.

En sustancia, actuar�amos
como kamikazes.

En la dacha vecina
hab�anse dispuesto

las armas
de artiller�a antia�rea.

Estaba emplazada a la entrada
una metralleta cu�druple.

Stalin trabajaba casi siempre
fuera de la dacha.

Una vez se present� all�
Vassili Stalin.

Se divis� un avi�n alem�n.

Vassili Stalin o, como lo
llam�bamos, Vaska,

otro nombre no
le hubiera ido mejor,

grit� a los soldados encargados
de las metralletas:

"Cobardes,
�por qu� no dispar�is?"

Y dispar� una r�faga
al avi�n.

"�Qui�n ha disparado?",
grit� Stalin.

Le dijeron: "Vassili."

"Le ha dado, al menos?"

"No, el avi�n sigue su vuelo."

"�Qu� mala punter�a!"

Un ataque a�reo alem�n.
Los ca�ones disparaban por todo.

Stalin sali�.
Se le ve�a tranquilo.

Contemplaba la batalla

y ve�a con contrariedad

que los antia�reos no le daban
ni a una sola avioneta alemana.

Hab�a una lluvia
de metralla

que se enfriaba incandescente
en el fango.

Y Vlassik: "Compa�ero Stalin,
vayamos al refugio."

�l se neg�
y luego a�adi�:

"Tranquilo, Vlassik: aqu� al menos
no nos alcanzar�n nuestras bombas."

Ahora trabajo con ni�os

ense�ando acorde�n.

He propuesto llamar
al C�rculo

"Suena, Acorde�n M�o".

Los peque�os, los pioneros,
los j�venes comunistas

vienen conmigo.

Intento con los peque�os que se
conviertan pronto en hombres.

Podr�n acabar siendo
esto o lo otro,

Por ejemplo,
uno me promete:

"Me comprometo a obedecer
a mi profesor de M�sica."

"Si hago el granuja,

"el maestro podr� castigarme
de la manera que quiera."

En esta escuela el m�todo
antiguo consist�a

en expulsar al alumno
del aula.

Llego a clase y pregunto:
"�Qu� haces en la puerta?"

"Estoy expulsado.
Me he portado mal en clase

"y el director me ha mandado
dos horas a la puerta."

Yo le digo: "Me parece
bien el castigo."

Un par de veces
lo he hecho yo tambi�n.

Pero no lo suelo hacer.

S�lo si el chico es incorregible.

Yo uso otro m�todo.

Un m�todo propuesto por los m�s
ilustres pedagogos.

Ense�o a mis alumnos
los ejercicios militares.

Deben desfilar y decir.
�Uno! �Dos! �Uno! �Dos!

Mientras marchan

aprovecho para ejecutar
la canci�n al teclado.

Pongamos, si es un 1 por 4,
suena as�: "Uno-o, do-os".

Y si es un 1 por 2,
"Uno, dos y..."

Les explico el ejemplo
a los alumnos.

As� aprenden
todas las notas.

Y van repiti�ndolas
todas conmigo.

Sus padres se sorprenden
al principio:

Los ni�os vienen
a estudiar m�sica

y yo les hago hacer
ejercicios militares.

Pero en seguida comprenden
que funciona.

Se trata de un m�todo que
aprend� de una gran maestra.

La poes�a la recita
Tanja Shemiakina.

Es una poes�a corta:
tres estrofas.

La escrib� hace mucho.

�Por qu� la escrib�?

Para explicar someramente
a los padres

qu� es lo que hacemos
en nuestro C�rculo Musical

y c�mo valorarlo.

Adelante, Tanja.

El sol brilla en la ventana.

Disfruto mirando a la calle.

Pero los ejercicios me esperan
y yo cojo los libros.

No debo disgustar a mam�.
He de sacar buenas notas.

La ayudo en las labores caseras.
No me gusta holgazanear.

Por la tarde no pierdo el tiempo:
canto las canciones rusas.

Quiero siempre mejorar
mi cultura musical.

T� llevas estudiando aqu�
cuatro a�os.

�Te parece correcto
nuestro m�todo de ense�anza?

Yo os trato de igual a igual.

�Qu� te parece la organizaci�n
del trabajo en el C�rculo?

�Cu�les son sus defectos?
Lo pregunto a fin de mejorar.

�Defectos? Ninguno.
Me gusta venir al C�rculo.

�Cu�l es la metodolog�a?

Yo toco, vosotros cant�is,
recit�is poes�as...

En suma, que cada uno
hace lo que puede hacer.

Algunos se convierten
en aut�nticos oradores.

Este ni�o ir� a la escuela
dentro de dos a�os.

Haremos de �l un
excelente declamador.

No deb�is dudar
en criticarme.

Invito a todos a anotar
los defectos en el cuaderno.

Escribid aquello que
consider�is equivocado.

Tal vez me excedo
en las reprimendas,

tal vez exijo demasiado,

tal vez doy la lecci�n
de manera aburrida,

algunos lloran
los primeros d�as.

Al principio,
t� dejaste de venir al C�rculo.

Tus padres te hicieron
volver obligado.

Y yo te dije: "�Escribe!"

�Y qu� escribiste?:
"Mis reflexiones".

L�elas.
Despacio.

"Mis reflexiones"

Yo creo que la m�sica
embota el cerebro.

Dale tono:
"Embota el cerebro."

Eso es lo que pensaba
al principio.

�Y qu� escribiste
m�s adelante?

He decidido
frecuentar el C�rculo.

�Los ves?
�Qui�nes son?

Son algunos de los que
debes tomar ejemplo.

��guilas!
�Ahora son �guilas!

Aprendiendo m�sica
uno se vuelve un hombre.

Os volver�is laboriosos,
diligentes.

Desarrollar�is la memoria,
agudizar�is el ingenio.

Y muchas aptitudes m�s.

Creo que ya empezamos
a estar de acuerdo.

Nuestra misi�n es
educar para hacer hombres,

evitando que los ni�os
se vuelvan unos pillos.

Conseguir hombres

�tiles para
nuestra sociedad socialista.

Instilar el amor
por el trabajo:

�quedan a�n tantos holgazanes!

Hay que instarles al trabajo.

Ahora, vamos con Sasha:
le preguntaremos a �l.

Es un chico sincero.

�Te gusta frecuentar
el C�rculo?

S�, me gusta.

Responde mirando para all�.

- Repite.
- S�, me gusta mucho.

�Por qu�?
�Te cae bien el maestro?

No es eso s�lo.

�De qu� te r�es?

Recita con buen tono.
Como un artista.

Lleva la camisa desabotonada

para que se vea de lejos

la camiseta rayada
de marinero.

La camiseta de rayas horizontales

es el emblema del marino,

signo de viril confianza,

de brazo fuerte.

�Venimos de todas
partes del pa�s

a desearte a�os felices,

maestro, jefe y amigo!

�Salud a nuestro Stalin!

Gracias
por nuestra infancia feliz.

No la hay en el mundo
tan hermosa y gallarda.

Te prometemos ser
estudiosos en la escuela.

Olvidar las malas notas.

Hoy somos pioneros.

Ma�ana seremos ingenieros,
tractoristas, doctores,

fundidores, tejedores,
agr�nomos y maestros.

Tenemos abiertos
todos los caminos.

S�lo necesitamos crecer.

�GLORIA A STALIN!

GUI�N
Y. Klepikov y S. Aranovic

DIRECCI�N
Semyon Aranovic

FOTOGRAF�A
Sergei Sidorov

ESCENOGRAF�A
Vladimir Soloviov

M�SICA
Alexander Knaifel

SONIDO
Galina Gorbonosova

Recuerdo a muchos informadores,
de todas partes.

Pero no puedo revelar sus nombres.