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Me pareció que a Eduarda no le gustó
mucho el trabajo de Marcia en su

apartamento. Yo también noté eso. Y creo
que Marcia también notó que Eduarda no

puede simular sus sentimientos.

Sí, aún no ha aprendido a ser hipócrita.

Exactamente. Pero ahora viviendo con
Blanca va a aprender rapidito.

No has hecho nada solo por el amor.

Has despedido el viento y llorando, pero
has dividido el corazón.

Has pagado y descompasado detrás de esta
manía

que resta solo mía. Por el amor

no has corrido sin fiado.

Pero amor...

¿Cómo estás, Elena? Muy bien, Rafael.

Cuánto honor.

Permiso.

Apuesto a que no viniste a almorzar.

Yo nunca almuerzo.

Por eso tanta elegancia.

Rafael es muy fino.

Un lord, como dice Rodrigo.

No sabía que mi hijo tuviera una opinión
tan definida respecto a mí. Es siempre

tan reservado. Tu hijo es muy hablador.
Me encantan los chicos así.

¿Tomas café con nosotros?

No, gracias.

Bueno, creo que me están llamando
afuera.

No, Flavia, ¿cómo se te ocurre? Termina
el almuerzo.

Iré con Rafael al estudio.

Prometo no demorarme.

Un beso, Flavia. Tú tan linda como
siempre.

Merci.

Hasta luego.

¿Quién es el hombre?

Tú dame mi cuenta, por favor.

¿No quieres que la anote?

No, decidí pagar todo lo que debo.

Pero siempre pagas mensualmente.

No quiero tener más crédito aquí.

Y débito, mucho menos.

¿Qué es lo que sucede contigo y Elena?

Marcia estuvo llenando las te cuentos,
¿verdad?

No fue Marcia quien lo hizo.

Ahora levántate de mi mesa y tráeme mi
cuenta, por favor.

Ustedes se están metiendo en mi vida
privada.

Los problemas entre Marcia y yo son de
nosotros y de nadie más.

Y mi restaurante tampoco tiene nada que
ver con eso.

No tengo nada contra tu restaurante.

Solo que ya no me gusta el dueño.

Ahora tráeme mi cuenta, por favor.

Creo que es mejor que dejemos ese
chapuzón para otro día. No, es solo

hora. Te lo prometo, discutí con Franco
por tu culpa. Vas a escapar ahora.

¿Discutiste con tu novio por mi culpa?
Sí.

Me dijo que quería venirme a buscar en
su auto debido al tiempo y le dije que

había llamado y que volvería contigo y
se puso como una fiera.

Creo que mejor me dejas fuera de eso.

Él terminará odiándome y sin motivos.

Sin motivos, no.

Sin motivos, no. Tú me hiciste querer,
es decir...

Ver que eres una buena compañía a tu
manera tan reservada.

Eso es lo que me atrae de ti, ¿sabes?

Tú eres un hombre en quien se puede
confiar.

¿O no?

Sí, creo que puede.

¿Qué ocurriría si llueve?

Bueno, si llueve no volaríamos. ¿Y cuál
es el problema si no logramos despegar?

Podríamos irnos mañana.

No, por favor, ¿estás loca? Tengo un
vuelo esta misma tarde, por favor.

El programa, ¿no?

Siempre hay alguien en mi camino.

¿Sabes que yo era un hombre responsable
antes de conocerte? Es más divertido

rebelarse. Pero eso no es conmigo. No es
posible nada.

Nadie te saca del buen camino.

Intento andar derecho, pero no soy
ningún santo. Tu madre debe adorarte

¿no? Sí, me quiere.

Pero no le gusta mi profesión. Quería
que fuera médico.

Ay, médico no, ni pensarlo. Basta con
uno en mi vida. Es una linda profesión.

Pero jamás me casaría con un médico.

Comandante. Solo media hora, lo prometo.
Después despegaremos, ¿sí?

¿No quieres sentarte?

Virginia habló conmigo ayer. Ya debió
decirte lo que pienso sobre todo ese

asunto. Y me imagino que debes haber
venido aquí por lo mismo.

Es que pretendo ser más objetivo de lo
que ella es.

A fin de cuentas, ella es tu hermana,
como ella misma dice.

Mucho más que hermana, tu amiga.

Mi mejor amiga.

Yo no tengo nada que ver con tus
romances. Nunca me metí en tu vida

pero... esta vez es diferente.

¿Están en juego mis intereses?

¿Los intereses de mi familia?

No nos causes conflictos con Blanca.

Al menos hasta que firmes el contrato
con Arnaldo, estableciendo las bases de

ese negocio que haremos juntos.

Sé que puedes estar pensando que...

Blanca es una chantajista que quiere
controlar tu vida, la de Atilio, como

con Isabel. Y tienes razón, es eso, así
es.

Pero es así como se juega.

Es así como ella juega.

Cuando Blanca se molesta, juega sin
misericordia.

Probablemente no debes saberlo, pero
Arnaldo tuvo dos socios anteriores que

fueron despedidos de la empresa por
persecución directa de...

Blanca.

Uno de ellos, motivado a esa
persecución, se suicidó.

Dios mío.

Yo pensaba que solamente era una egoísta
y mi hija está allá en su casa.

Renuncia a ese romance con Atilio.

Por lo menos hasta que Blanca se
tranquilice un poco. ¿Sabes que es la

vez en la vida que me piden que renuncie
a algo que no tengo?

Rafael, créeme que no tengo nada con
Atilio.

Claro que nos sentimos atraídos el uno
al otro, pero todo lo que ha existido

entre nosotros hasta ahora fue un beso.
Un beso muy convulsionado, nada más.

Pues déjalo en ese beso.

Será mejor para ti, para mí, para
Eduarda y hasta para el mismo Atilio.

Por lo que me dices, Rafael, solo puedo
llegar a una conclusión.

Esa mujer blanca es un monstruo.

Las mujeres son más eficientes que los
hombres en varias ramas de negocios.

Anteriormente ellos nos ignoraban porque
nos creían incompetentes, pero hoy en

día nos evitan por miedo a la
competencia.

Mi madre dice que las mujeres son más
serias, más correctas en los negocios. Y

tiene la razón.

Además, nosotras tenemos algo a nuestro
favor. Instinto maternal.

Eso también ayuda mucho en los negocios.
¿Sabes por qué?

Porque los hombres son sensibles.

¿Aló?

Pásame al doctor Arnaldo.

¿Cómo que quién es? Su esposa.

Qué paciencia.

¿Sabes hasta qué hora estuve preparando
el informe?

Hasta las ocho de la noche.

Mientras que ustedes seguramente estaban
cenando tranquilamente con sus

familias. ¿Cómo se te ocurre decir eso?
No importa. Empezamos esta reunión con

el plazo prácticamente terminado y piden
más tiempo para deliberar. Marcelo, es

un derecho que tenemos.

¿Pero una semana?

Sí. Atilio fue ayer. Debe volver con el
borrador del contrato. ¿No llamó? Hasta

ahora no.

¿Qué le voy a decir a esa gente?

Son millones de dólares. Pues por eso
mismo. Ustedes están tomando decisiones

sin nuestro consentimiento.

Manejando una gran cantidad de dinero.
Es cierto.

Y no han recibido los informes. Sí,
pero... Sí, pero queremos más poder de

decisión. Pero necesito más autonomía,
amigos.

El consejo tiene la autonomía y nosotros
somos el consejo.

Esperen, esperen un momento. ¿Qué
quieres, Paula?

¿No sabes que no atiendo el teléfono
cuando estoy reunido?

Disculpe, doctor Arnaldo, pero su esposa
insiste.

Esto es el colmo. Isabel atiende a
Blanca en el teléfono. Y no estoy para

más, a no ser para Atilio si él llama.

Pásala a mi oficina.

Sigamos, sigamos. Entonces hablábamos de
autonomía. Sí, el consejo debe tener

más autonomía. Es una reunión
importante, Blanca.

Pero dime, tal vez yo pueda ayudarte en
algo.

Quiero saber si Atilio ha dado noticias
después de la llamada que nos hizo a la

casa anoche. Sí, Arnaldo me contó.

No, no ha llamado aquí.

Llamamos al hotel en Buenos Aires.

Sucede que no se quedó donde le
reservamos, por lo tanto no sabemos

Es más, nadie sabe.

Está bien, pero cualquier cosa me llama,
¿sí? Llámame el celular.

Gracias.

Para un hombre terco, una mujer terca.

Sí, claro.

Espera un momento.

¡Eduarda!

Hola, César.

Hola. ¿Cómo estás?

Te vi, no resistí.

Sí.

¿Cuánto tiempo?

Así es, cuánto tiempo.

Déjame presentarlos. Ella es Blanca, mi
suegra. Ay, suegra no, por lo que más

quieras. Qué palabra tan pesada.

Prefiero que digas, ella es la madre de
mi esposo. Es un placer. Mucho gusto,

¿cómo está? Bien, ¿y tú? Bien.

César y yo crecimos juntos. Somos amigos
de la infancia. Sus padres serán

vecinos de los míos.

De mi madre. Sí, en Tiyuca. Bueno, tu
padre nació en Tiyuca, en la casa donde

vivo con mis padres.

Sí, vivimos allí un corto tiempo en
Tiyuca. Bueno, mi abuelo era

el dueño de toda Tiyuca.

Y nosotros crecimos juntos, ¿no, César?
Soy mucho mayor que tú, Eduarda.

No, ni tanto.

César es médico obstetra. No me digas.

Con esa carita apuesto que todas las
madres se enamorarán.

Solo me interesan los bebés.

Y hablando de eso, ¿todavía nada? ¿Aún
nada?

No, todavía no.

Ah, disculpa, perdón.

Ella es Adita y ella... Yo sé quién es
ella. Tiene una foto tuya en su

consultorio.

Ah, sí.

Una foto vieja.

Adita también está estudiando medicina,
el último año.

Obstetricia también.

No, pediatría.

Ay, qué lindo.

Forman una pareja linda.

Él los trae al mundo y tú los crees.

¿Cómo está tu madre?

Muy bien. ¿Y tus padres?

Muy bien también.

¿También te gusta la comida japonesa?
Sí, mucho, mucho.

A mí también.

Bueno, me gusta todo lo que es oriental,
¿sabes? Uno de mis sueños es conocer

Japón. Vaya, tú fuiste a Japón, ¿verdad,
Blanca? No, no, muy lejos. Fui hasta la

mitad y volví.

Escuchen, ¿no les gustaría sentarse con
nosotros?

No, no, muchas gracias. Ya hemos comido,
vamos.

Vamos.

Bueno, fue un placer encontrarte aquí
después de tanto tiempo.

Yo estuve en tu matrimonio, pero no nos
hablamos y estuvo muy bonito.

Ah, gracias.

Disculpen entonces por haber
interrumpido su almuerzo, perdón. Ya

terminado. Chao. Adiós.

Chao, Edith. Chao.

Vamos a ver si nos encontramos y
hablamos. Claro. Matar las añoranzas de

aquellos tiempos.

Ve por la casa. Mis padres siempre
hablan de ti.

Ah, claro. Prometo que iré.

Disculpa, ¿sí? Un placer. Chao,
encantada. Chao. Adiós.

Sal del trance, César.

Disculpa, pero hacía tiempo que no
hablaba con ella.

César, ¿por qué no le dijiste que yo era
tu novia?

Te puedo asegurar que ella no se iba a
morir por la noticia. No seas tonta,

vámonos. ¡Qué amor, Dios mío!

Sabes, ya lo sabía, pero jamás me
imaginé que te quedarías tan embelezado

a ella.

¿Estás celosa?

¿Celosa?

No.

Siento pena, César.

Ella ni sabe que tú existes.

Lindo joven.

Sí.

Los ojitos se le brillaban mientras
hablaba contigo.

Ah, fuimos muy amigos.

Sí, lo pude notar.

Nunca me hablaste del viaje a Venecia.
Dime, ¿te gustó?

Mucho. A mi mamá también.

Cielo, se llama esa ciudad.

Si por ella fuera, viviría allá. A lo
dudo. Pronto se cansaría.

Es bueno visitar lugares bonitos. Pero
hasta la belleza cansa.

Cuando la tienes todo el día en tu
ventana.

Tal vez Venecia tiene algún significado
especial para tu madre.

Un gran amor.

Sí, yo creo que debe haber un romance a
la vista.

Porque mi madre para enamorarse, cielos,
pero ahora está sola.

Cielos, entonces es una devoradora de
hombres.

No, una devoradora de hombres, no. Pero
le parece bien que las personas estén

permanentemente enamoradas. Entonces le
debió haber ido muy bien con Atilio en

ese encuentro en Venecia porque él
también es un enamorado. Y le gusta amar

varias al mismo tiempo.

Se compenetraron muy bien. Hasta pensé
que tendrían algún romance.

Ah, que tendrían. No tuvieron nada, ¿no?

No lo puedo garantizar 100%, pero creo
que no. Yo tampoco me separaba de ellos.

Pero hubo algo... en el expreso de
Oriente que descontroló a mi madre.

qué pienso?

Que no hubo nada entre ellos, pero que
lo habrá.

Vamos a quemar nuestras calorías. Vamos.

Ahora podemos irnos, ¿no?

Si no, llegaré retrasado.

Eres peor que un médico, ¿no?

Franco es exactamente así. En lo mejor
de la fiesta suena el beat y listo.

que correr al hospital para atender a
alguien.

Entonces ya estás acostumbrada.

Eso mismo.

Prefiero los hombres que son dueños de
su tiempo, libres, sin reloj.

Entonces pienso que deberías buscarte a
alguien como tú.

Rico, con una buena vida y que no
hiciera absolutamente nada.

Disculpa.

Bueno, iré a cambiarme.

No te tardes, ¿sí?

¿Sabes, Rafael?

Si hay algo a lo que le tengo terror.

Es hacer presionada por quienquiera que
sea.

Puede que no suceda nada entre Atilio y
yo. Lo que tenga que pasar, que pase.

Pero no será Blanca quien lo impida.

No le das mucho valor a tu familia.

Porque si Blanca influenciara a Arnaldo,
y de hecho lo influencia en todo lo que

hace, yo perderé ese negocio. Y repito,
ese negocio es de fundamental

importancia para mí, para tu hermana y
para nuestros hijos.

Veremos si entiendo bien este asunto.

¿Qué es lo que esa mujer quiere? Quiere
que firme un documento diciendo que no

voy a tener un romance con Atilio. No,
no, no. Ahora quien va a hablar soy yo.

Eso es lo que quiere.

¿Qué diablos tiene que ver con mi vida?
Yo no estoy detrás de él, no estoy

detrás de ningún hombre. Odio ese tipo
de confusión. Por eso mismo nunca me

enredé con hombres casados.

Sí, pero él vivía con Isabel.

Ah, vivía. Pues me estoy enterando.
Porque cuando nos encontramos en Venecia

estaba solo y por lo que pude ver estaba
muy feliz.

Estaba muy disponible.

Que si yo hubiera querido, habríamos
comenzado un romance allá mismo. No le

simpatizas a Blanca. Es que nunca lo
notaste.

Claro que sí, siempre lo noté. Por eso
nunca frecuenté su casa.

¿Y sabes por qué no le simpatizo? ¿Lo
sabes?

Porque siempre amé a los hombres que
tuve. Y nunca estuve con ninguno, ni por

minuto sin amor.

Y ella vive un matrimonio hipócrita e
infeliz con Arnaldo. Cuando todo el

sabe que ella está enamorada de Atilio.

Sabes, puedes tomarme mucha rabia,
Rafael, pero solo puedo garantizarte una

cosa. No voy a correr detrás de Atilio,
pero tampoco voy a huir de él.

Si tiene que ser, será.

Y ya quedamos bien claros. Elena,
realmente veo que estás empeñada en

nuevo nombre a tu fama.

Verdaderamente debes estar en una
situación crítica para tratar de irme de

manera.

Voy a hacer de cuenta que no hice.

Bien. Bien, gracias por tu atención y
que tengas buenas tardes. Oye, ¿sabes a

quiénes se parecen tú y Virginia?

A esos padres que buscan a esas
muchachas que no sirven y le piden que

mantengan lejos de su hijo querido. Y en
ese momento es cuando el hijo se siente

más atraído.

Porque no hay nada en este mundo más
importante, más tentador que el fruto

prohibido. ¿No te imaginas cómo me
seduce a Tilio?

Aún más a partir de ahora.

No, si yo me pongo a pensar, Dios mío,
¿qué hombre es este?

Ese hombre debe ser sensacional para que
todo el mundo lo ame tanto. Sí, debe

ser especial.

Eso aumenta más aún mi deseo de probar.

Tú hablas... Tú hablas como una mujer,
una... una mujercita que no

puede ver un hombre frente a ella porque
lo ataca.

Prefiero ser una mujercita que ataca que
una mujercita que no ataca y no deja

que nadie ataque como Blanca.

Una vez Milena me dijo que su madre
Blanca, cuando hacía dieta para

le prohibía a todos en la casa comer
dulces y harinas. Sí, no comía y no

comer.

Puro egoísmo. Yo no, yo soy generosa.
Muy generosa.

¿Sabías que una vez renuncié a un novio
que tuve porque me di cuenta que una

amiga mía lo quería mucho más que yo?

No sabes con quién te enfrentas.

Pero esto es el colmo. ¿Cuánto miedo le
tienen ustedes a esa mujer?

Mejor que ella le pida a Tilio que se
meta en un convento. Y no a mí, que odio

cualquier tipo de prisión.

Tú estás...

Desafiando a esa mujer.

Entonces prepárate. ¿Es una amenaza?

Tómalo como quieras.

Después mandaré a alguien a buscar la
pieza y a traerte el cheque.

Gracias, mi Lord.

Es que necesito decirles algo más para
que no quieran saber de ti. No hay nada

que decirles. De nuestra vida nos
ocupamos nosotros.

¿Querrás decir de tu vida te encargas tú
y yo de la mía, no es eso? ¿O crees que

aún formamos una pareja? Ay, por favor,
ya vienes con lo mismo.

Bueno, Wilson, yo no había dicho nada,
no he tocado el asunto, es más, ningún

asunto, porque no quiero perjudicar a mi
hijo poniéndome nerviosa, estresada,

porque el médico dijo que me cuidara y
tengo que cuidarme porque mi hijo no

tiene padre.

Y si yo muero, enfermo, el pobrecito se
quedará abandonado. Será un niño de la

calle. Y hay más.

Yo llamé a mi papá y a mi mamá. Ellos
vendrán a Río cuando ya el bebé esté por

nacer. Y luego yo, yo me marcharé con
ellos.

Yo no quiero a mi hijo cerca de ti.

Para serte sincera, si yo pudiera, no se
quedaría en la misma ciudad, ni en el

mismo país, ni en el mismo mundo tuyo.

Yo te amé, Wilson.

¿Para qué negarlo?

Dios mío, realmente creo que aún te amo.

Pero entre tú y mi hijo, prefiero
quedarme con él porque él es mucho más

importante que cualquier amor.

Y haré lo que cualquier madre debe
hacer.

Me quedaré con él.

Ahora déjame trabajar.

Yo tengo que ganarme la vida.

Para mantener a mi criollito que viene
por ahí.

Me siento muy orgullosa de mi color,
¿sabías eso?

Wilson, ¿puedo ver mi cuenta que estoy
atrasado?

Hola, buenas tardes, buenas tardes.

Disculpe, agarré un tráfico terrible, me
atrasé mucho. Ya la tildo, señora

Solange. Un momento.

Hay una paciente que canceló porque
tenía otro compromiso.

Está bien, déjeme su teléfono para
llamar disculpándome. Y dile a la señora

Solange que espere cinco minutos, ¿sí?
¿Le vio su vientre? Parece que tendrá

trillizos. Sí, trillizos.

Más trillizos, vamos.

Ayúdame aquí.

Eso. Eso es.

Chao, te dejaré trabajar. Sí, en la
noche hablamos. Está bien.

César.

Dime una cosa solo para matar mi
curiosidad.

Dime.

¿Tú y Eduarda fueron novios alguna vez o
solo fue un juego de niños?

Pensábamos casarnos cuando creciéramos.

Tampoco éramos tan niños así.

Sí, lo sé.

Amor de adolescentes.

Tal vez llegaron a darse algunos besos.

Claro, Adita. ¿O tú no besaste a tus
conquistas a los 15 años?

Claro. Claro que sí. Pero por lo que
pude ver hoy, esos besos no dejaron

huella en ella.

Pero en ti... Tonterías. ¿Qué querías?
¿Que se lanzara mi cuello?

Ella es muy seria y correcta.

Está muy bien casada. Pues sí.

¿Y tú quieres quedarte soltera esperando
una oportunidad?

¿No?

¿Divorcio o viudez?

Adita... En vez de graduarte en
pediatría, deberías consultar a un

Cada día estás más y más infantil, ¿eh?

No seas tonta.

Vamos.

Gracias.

Veo que llegamos a la hora del recreo.

Perfecto. ¿Qué sorpresa es esta?

Sorpresa. Es una visita de cortesía. No
te puede.

Qué alegría que viniste.

Yo no vine a fiscalizarte. Tu madre me
convenció. Hiciste bien en venir. Ya

terminamos la reunión. Una reunión bien
caliente.

Necesitamos un descanso. Sí, y vaya
descanso, ¿no?

Siéntate, amor.

Siéntate. Paula, búscanos café y agua.
¿Y tú quieres tomar algo, mi amor? No,

no quiero nada.

Terminamos de almorzar, ¿no, Blanca? Un
almuerzo finísimo en el japonés,

Arnaldo. Ustedes dos me están gustando
eso.

¿Saben? Estoy descubriendo a Eduarda.

Y desde ya es mi nuera preferida.

Ni modo, es la única.

Por ahora.

Bueno, eso depende mucho de quién elija
a Leo para casarse. Si fuera Laura,

estoy segura de que seguiré siendo la
preferida.

De aquel matorral no salen conejos por
nada del mundo.

Los veo jugando en el Grand Island.

No solo jugando, ganando.

No tengo esa pretensión. ¿Crees que
estoy muy vieja para aprender?

¿Qué dices, Meg? Primero, no estás tan
vieja ni para la pesca. Segundo, el

se juega hasta los 110 años.

Ah, entonces tengo un largo camino por
delante.

No me digas que vas a ponerte en
ventana. Ay, mi amor, es el deporte de

no puedo pasar por alto los
acontecimientos históricos. Meg.

Meg, tengo buenas noticias.

Olavo consiguió la escuela de la
Mangueira para hacer su fiesta. ¡Ay,

¿Harás una donación a la escuela, no?

¡Claro! Encargaré un almuerzo en el
cerro. Una feilloada.

Ay, yo quiero ir también, mamá. Bueno,
yo también iré.

Y tú también, ¿no, Leo?

Bueno, para ser sincero, nunca fui a las
Ambas.

Ah, Leo, ¿nunca has visto un desfile? Me
da vergüenza decir que no.

Pues entonces estrenarás el carnaval de
este año. Estás invitado al camarote de

los emergentes. Y si lo duda, formaremos
una fila dentro de la mangueira.

Elena, desde esta mañana hasta esta
noche parece que he pasado un siglo

ti. No puedo esperar.

Iré por ti mañana para almorzar juntos.

Después tenemos la tarde entera para
nosotros.

No digas que no puedes, que no debes y
mucho menos que no quieres.

Adilio.

Por amor.

No voy a enfrentar un tiempo así
contigo.

Qué cuidadoso conmigo.

Sí, soy responsable por tu seguridad.

Bueno, ¿y ahora?

Ahora tenemos que esperar.

Es todo.

¿Aquí adentro?

Sí, no tenemos otra opción.

Claro que hay otra opción.

Me encanta la lluvia. ¿Crees que voy a
quedarme aquí presa en esta sauna? Voy

afuera. Espera, Milena.

Espera, afuera hay una tempestad. ¿Qué
es eso? Voy a quedarme dentro de este

helicóptero como un pez en un acuario.

Déjame salir ahora.

¿Crees que le temo a la tempestad,
Nando?

Espera, mi nena.

Ven, Milena.

¿Qué dices?

¿Me temes a la lluvia?

Vas a resfriarte.

Entonces ven a buscarme.

Ven a buscarme.

No, no.

Ven.

Ven, Milena.

Vamos, ven aquí.

Dame la mano. Te la doy, pero vamos.

Estás loca, vámonos ya. Mira que no es
la primera vez y sin ropa es mucho

Sí, lo imagino. Ahora vámonos, vámonos.
Está todo mojado.

Vamos a pescar una pulmonía, vámonos.
Verás que vale la pena. No tenemos con

cambiarnos, vamos, por favor.

¿A ti no nos ha dado señal de vida hasta
ahora? Me parece una provocación que un

empleado viaje con dinero de la empresa
y no nos dé ninguna noticia.

Él sabe lo que hace.

Eso es lo que ustedes piensan, hijo mío.
Es un abusador.

¿Cómo no deja ni el número de teléfono
donde está hospedado? Bueno, ustedes

saben muy bien lo que yo pienso. Si él
regresa antes de que se lo ordenemos,

para mí está fuera de la empresa.

¿Me estás echando a la calle, Blanc?

Escúchame, Atilio.

Considerando tu actitud un abuso a la
confianza y a la amistad que hemos

depositado en ti, yo te echaría a la
calle, sintiéndolo mucho claro.

Pero lamentablemente no tengo ese poder.

Es decir, conversando se entiende la
gente, Atilio. Tú sabes que nosotros...

Hablaré yo, papá.

Atilio, tú... no podías volver de allá
sin resolver el problema.

Viajaste para quedarte una semana, pero
podías quedarte dos o tres.

No importa.

El asunto es muy importante para
nosotros, lo sabes. Y tú lo fuiste

conoces el proyecto tan bien como yo.

Me hubiera gustado ir, pero Eduarda no
quiso acompañarme. Por eso fuiste tú.

Pero tenía que estar pendiente del hilo
del negocio hasta el fin.

¿Es todo?

Es todo.

No había necesidad de que me quedara más
de las 24 horas que estuve allá.

Sí había la necesidad de la presencia
física de alguien allá. No era para que

llegaras y luego mandaras un fax. Sí,
¿qué tal quedada la tuya?

Lee esto.

Ah, no.

Por favor, mira si todo está
correctamente como quieres.

Eduarda, linda, ¿cómo está?

Muy bien, Natalia.

Pues me alegra saberlo.

Con permiso.

Espera un momento, Atilio. Yo quería
preguntarte si... Déjalo, Arnaldo,

Un hombre con el orgullo herido
produce... ¡Ay, qué situación tan

No te preocupes, querida. Atilio sabe
reponerse de cualquier mal momento.

No tienes que criticarlo delante de todo
el mundo. ¿Qué todo el mundo, Arnaldo?

Todos somos interesados. A excepción de
Isabel, todos somos dueños de esta

empresa, incluso Eduardo.

Yo no le temo a su arrogancia. A fin de
cuentas, somos sus patrones. Bueno, para

mí no respetó nuestras órdenes. Por mí
lo echaría, ¿sabes?

Miserable. ¿Qué sucede?

Él lo hizo todo. Todo está bien.

¿Cómo dices?

¿Qué estás diciendo?

Este contrato está firmado. Se estaba
mofando de nosotros.

Espera, no cantes victoria antes de
tiempo. Ve si realmente está bien. Ya lo

está perfecto. Pero no llamó diciendo
que mandaría el borrador, que no sé qué.

Claro, pero después lo resolvió. Eso es
lo que importa.

Descarado, mira esto.

¿Y tú quieres echar a un hombre así a la
calle?

¿Por capricho? Ah, ni pensarlo.

¿Realmente crees que soy loca?

Loca, muy loca, Milena.

Pero creo que más loco estoy yo que te
sigo el fuego.

Ay, he logrado domar al indomable señor.

Sí, ja, ja, ja.

Terminaré perdiendo el empleo por tu
culpa.

Te contraté exclusivamente, mi amor.

Para eso tendrías que tener un
helicóptero para ti. ¿Crees que no lo he

Compraré un helicóptero y lo pintaré de
rosa scocking y le pondré mis iniciales.

MM Milena Mota, será así.

PTMM, llamando cambio.

¿Qué piensa tu padre de todo eso?

Mi padre no piensa nada, no conoce mis
ideas.

Bueno, hablando de cambio, voy a llamar
a la compañía.

Entraré en nuestra posición.

Ay, me parece maravilloso que la lluvia
no cesara y tuviéramos que pasar la

noche aquí durmiendo en helicóptero.

Pero no vamos a dormir aquí,
¿escuchaste?

Ahora vamos. Ven, y ruega que no te
enfermen.

Vámonos ya.

Soy su madre.

Si estoy preocupada, quiero saber si
llegó de Angra. Está en medio del

¿Cómo en medio del camino?

No le entiendo.

Es que está lloviendo mucho por esos
lados y tuvo que aterrizar.

Está esperando que el tiempo mejore. Se
acaba de comunicar conmigo. Pero si

habló con usted, ¿por qué no me llamó a
mí también?

Él me habló por la radio del
helicóptero.

No fue por teléfono.

Pero dígame algo.

¿Él aterrizó así? ¿Cómo?

¿No es peligroso? No, señora. Aterrizó y
ya dio noticias.

Dentro de poco despegará otra vez.

Oiga, tranquilícese que todo está bajo
control.

Ah, está bien.

Bien. Gracias.

¿Qué fue lo que dijo?

Está lloviendo mucho por esos lados. ¿No
te lo dije? Aquí no llovió ni diez

minutos. Ah, pero ahora el clima se
siente mucho más fresco. Ando es

¿Qué piensas? ¿Que iba a enfrentar a la
naturaleza?

Bueno, al menos sécate la cabeza. Eso
es.

Ay, qué frío. Sécate las orejas también.

Eso es. Qué obediente. Si te enfermas,
no digas que no te avisé.

Creo que quien se enfermará, no sé yo,
sécate también.

Hablé con la base en Río y me dijeron
que llovió muy poco.

Bueno, realmente creo que podremos volar
pronto.

Qué pena.

Estaba soñando con una noche en el
campo.

¿Es la primera vez que haces eso,
mojarte con la lluvia?

No, cuando era niño lo hacía mucho.

¿Y después de grande?

Es la primera vez.

¿Sí? No vayas a contárselo a tu madre
porque me va a odiar.

Sí, creo que aún no has entendido,
Milena.

Mi madre es incapaz de odiar a nadie.

Santa Bárbara y San Jerónimo, protege a
mi hijo contra la lluvia, el viento y el

rayo.

No te preocupes así, Lidia.

Ay, Denise.

Ese joven estuvo toda la semana detrás
de él. Diciendo que iba a llover, que

esto y que aquello.

Ay, qué persecución.

Tienes que controlar esa preocupación
por tus hijos.

No sufras tanto.

Ay, los hijos dan mucho más trabajo que
las mujeres. Ni comparación.

¿Puedo pasar?

La casa es tuya.

Ay, Atilio, disculpa.

Me molesté con tu insubordinación.

Yo soy mujer que quiebra cosas, que
parte en dos.

Pero también soy mujer que sabe recoger
los pedazos y reconstruirlos.

Tú no tienes que justificar nada,
Blanca. Estás en tu derecho como dueña

empresa. Todos están adentro vibrando
con tu eficiencia. Solo eres la dueña de

la empresa.

Pero interferir en mi vida personal, eso
no.

Yo me fui de la casa a los 17 años
porque no permitía ese tipo de

Alicia nunca se metió en mi vida. Podía
dejar una carta abierta sobre la mesa

que era incapaz de posar sus ojos para
saber de qué se trataba.

Yo no vivo con Isabel.

Por esa misma razón, yo no admito
invasiones.

¿Estoy siendo claro?

Sí, lo eres.

Pero será que después de tantos años de
una amistad como la nuestra, Atilio, no

hay un lugarcito ahí en tu corazón de
lobo solitario, un lugarcito aunque sea

para perdonar mi invasión.

Yo no tengo nada que perdonar, solo
tengo que comprender.

¿Qué estás haciendo?

Arreglando mis gavetas.

¿Y para qué?

Me gusta dejar todo arreglado.

Así, en caso de que me despidan, no
perdería tiempo en eso. No, no, Dios

Atilio. Basta de ser tan severo.

Vamos a sellar nuestra paz, ¿sí?

Cena con nosotros esta noche en casa,
solo con el grupito de siempre.

Vamos a la cena.

Olvidarás eso.

Lo olvidaré.

Pero no podré cenar con ustedes.

Ayer tuve que cambiar mil planes debido
al viaje de última hora que tú

arreglaste para mí.

Ay, Atilio, sé que te mando las tareas
más difíciles. Yo amo a mi hijo, tú lo

sabes, pero yo dudo que Marcelo volviera
con ese contrato firmado en 24 horas.

Esa es una tarea para ti, y yo lo sabía.

Vamos, vamos, vamos todos a celebrar.
Vamos, Paula.

Llama a Isabel.

Llama a Isabel.

Felicidades, Atilio.

Yo no lo habría hecho mejor.

Ah, pero no te lo dije acaso. Vamos a
celebrar. Ven, pasa adelante, ven. A

Isabel, querida, ven.

Champaña para las señoras.

Muy bien. Gracias, hijo mío.

¿Qué sucedió con ustedes?

Ay, que no pudimos quedarnos dentro del
helicóptero una hora entera con la

lluvia cayendo afuera.

Sí, sí.

Sí.

Pero llegué a tiempo para ir a Cabo
Frío. No, ya puse a Walter en tu lugar.

sabía si llegarías o no.

No, Fausto.

Yo necesito ese vuelo, amigo.

Necesito ese vuelo hoy, por favor.

No, lo siento mucho, Fernando.

No podía estar inseguro.

Será para la próxima, ¿sí?

Haz lo siguiente.

Cuídate de esa gripe.

Para que no empeore.

Está bien.

Ah, tu madre llamó.

Muy nerviosa, preocupada por ti.

Bien, voy a llamarla.

¿Puedes llamar de mi celular?

Sí, ¿me lo prestas? Claro.

Ella me escuchó comentar contigo que
hacía mal tiempo en Angra y... se puso

nerviosa.

Está ocupado.

¿Cómo vas a ir a tu casa?

Voy a pedir un taxi.

Bueno, si no te importa, te llevo en
moto.

Imagínate, me encantará.

Así la podrás llamar de mi casa y
aprovechas de cambiarte esa ropa mojada.

Cambiarme de ropa. No tengo ropa que
cambiarme.

Chao, chao.

Chao, hasta mañana.

Hasta mañana.

¿A dónde van de ese modo?

A la casa de ella.

Se cambiará de ropa ella.

Debe tomar un baño también.

Amigo, oye lo que te digo.

Esto va lejos.

Por lo visto, Nando está hecho.

Wilson, me dijeron por ahí que ibas a
vender. Ahora vas a alquilar. Oh, vamos.

No a todos les gusta vivir en la villa,
Tito. Pero esta es privilegiada. Solo

vive gente buena.

Es decir, hay unas y otras que... Y aún
tienen el mejor restaurante del barrio.

Está bien. Por lo menos el mejor
restaurante de la villa, porque es el

Cuidado con esa pieza. Llévenla con
cuidado.

Ese dinero cayó del cielo.

Entonces debes dejar siempre algo aquí,
que la venderemos.

Tu trabajo es fácil de vender, a todos
les gusta.

A Eduarda parece que no le gusta mucho.

No le hagas caso a Eduarda, que ella ni
sabe bien qué es lo que quiere.

¿Quieres café?

Claro. Ella estuvo mirando, dejó una
revista, pero es indecisa, ¿sabes?

Bueno, si a ella no le gusta lo que tú
haces, es mejor que yo no haga un

de su casa.

No es que quiera imponer mis gustos.

Sino que no participaré en algo que no
me gusta.

Pero no puedes perjudicarte por mi
culpa.

No es por tu culpa. Es por mi culpa.

El trabajo no solo es para ganar dinero.

Debe haber placer, ¿no?

Te digo una cosa.

Por mí me saldría de eso.

Sí. Mezclar la amistad con los negocios
no es bueno. Yo ya me cansé.

Y Eduarda es complicada.

Anoche, cuando ella salía de aquí, se
encontró con su padre. A mí que eso fue

escándalo. ¡Cielos!

Elena me parece muy preocupada por eso.
Si fuera ella, la dejaba de la mano.

¿Quieres estar con tu suegra? Quédate
con tu suegra.

Pero vamos a hablar de tu exposición.

Estoy buscando una galería que es
magnífica.

¿Realmente crees que debo hacer esa
exposición antes de que nazca el bebé?

¡Lógico! Imagínate la atracción. Una
artista plástica con aquel barrigón.

Bellísimo.

Nando. Sí.

¿Todo está bien ahí?

Sí, todo está bien.

¿Encontraste alguna ropa que te sirva?

Sí, gracias.

Nando, debes llamar a tu mamá. No se te
vaya a olvidar.

No, no lo olvidaré.

¿Qué ocurre?

¿Me veo tan ridículo así?

Ridículo no, solo gracioso.

¿Bajamos ya?

Bueno, ella es mi madre.

Hola, ¿cómo está? Ella es mi cuñada
Eduarda.

Un placer. Él es Nando, el piloto del
helicóptero. Llegamos de Angra hace un

momento. Perfecto.

Esperen.

¿No me dijiste que tenías un parentesco
lejano con Eduarda?

¿Conmigo?

No, no, no es realmente un parentesco.
No llega a ser un parentesco.

Es que su padre está casado con mi
madre.

Es decir, ella era viuda y decidieron
casarse. Es todo.

Ah, ¿sí?

¡Cielos! Pero qué pequeño es este mundo.
Pues sí.

Y la madre de Nando tiene un salón de
belleza en Niterói.

Sí, y yo siempre acompaño al doctor
Arnaldo y al doctor Marcelo.

Pero ahora es medio exclusivo de la
doctora Milena.

Perfecto. Está bien.

Es un placer, muchacho. Ahora me vas a
disculpar. Mandaré que te hagan... No,

tiene que molestarte.

Yo me voy enseguida. Muchas gracias.

Pero no vas a comer nada.

No, Milena. Por el amor de Dios, no. No,
yo personalmente te haré un sándwich

para los dos. No, realmente muchas
gracias. Será en otra ocasión.

Muchas gracias. Disculpen la molestia.
Tienes que llamar a tu madre.

No, no es necesario. Voy directo a casa.
Hablaré con ella ya. Hasta luego.

Disculpen la molestia otra vez.

Nando... La puerta está allá.

Hasta luego.

Lo acompañaré a la puerta.

Espera.

Es un joven tímido, ¿no? Sí.

¿Tú no lo conocías? Nunca lo vi en mi
vida.

Cielos, cómo se cruzan los caminos, ¿no?
Mira eso. Tu padre casado con la madre

de él.

Sí. Ahora quien tiene dolor de cabeza
soy yo.

Ay, Dios mío, Sila.

Señora Leonor, qué dulce de calabaza.
Dios mío, no había comido nada igual.

Delicioso, ¿no? Muy, muy, muy bueno.

Bueno, entonces te voy a preparar, ya
que te gustó, un dulce de batata rosada.

¿Y es sabroso?

Amiga mía, es delicioso.

Otra de mis especialidades. Ay, bueno,
hágamelo.

Hágamelo. Buenas noches. Lo voy a
esperar, ¿eh? Está bien.

Ay, Dios mío.

Ya estoy de vuelta. No me diga que ella
no está en casa. Sí está, sí señor. Ella

piensa que usted está en Buenos Aires.

Llegué hoy.

Está en vilo. El teléfono suena y sale
corriendo a atenderlo pensando que es

usted. Pase, iré a avisarle que usted
llegó. Con permiso.

Santa, además de la ensalada, ¿sabes qué
pienso que deberías hacer para la cena?

Una sopita.

Llegué con más de 24 horas de retraso.

Pero traje estas flores para ti.

Pero esas no han abierto todavía.

No, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.

¡Gracias!

Gracias por ver el video.