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Perd�n.

Ah, ya est�s aqu�, Adolphe.
Ya era hora.

Estaba enfermo.

Ese tambi�n est� enfermo.
Muerto desde hace 8 d�as.

Vamos a verlo.

No es nada.
Ser� solo un momento.

Cuando te lo vend�,
hiciste un buen negocio.

- �Tomas algo?
- Un burdeos tinto, estoy enfermo.

- �Tienes la garganta seca?
- Tengo un pulm�n mal.

Ma�ana me voy a un sanatorio 2 meses.

Oye, �y si mientras tanto
ese trasto se aver�a?

Llama a Paulo. Me va a sustituir.

Un crimen m�s atribuido al
conocido popularmente como

"el hombre de la botella de leche".

El comisario Bonnet acudi�
al lugar de los hechos...

- Impecable.
- �Y el tocadiscos?

- Tambi�n impecable.
- Vale, bravo.

�Rebelote!

Triunfo y triunfo.
No te rompas la cabeza.

20 de belote y 10 de �ltimas.
Se acab�.

�Acabado? �C�mo que acabado?

Con el fallo de antes.
Tenemos incluso 30 de m�s.

Los polis tienen tanta suerte
como los cornudos.

- Ya sabes que ya no lo soy.
- No, pero sigues siendo cornudo.

Bueno, �la revancha?

A ver... El tiempo justo.

- Que sea r�pido.
- S�.

Ah, la pandilla.
Son unos campeones.

- Bueno, hasta dentro de 2 meses.
- Que te mejores.

- Adi�s.
- Buenas noches, Sr. Adolphe.

No es justo que un buen mozo como ese
ande un poco t�sico.

Seguro que le cuidar�as bien.

�Cierra la puerta!
�No ves que hace fr�o?

- Hola, Fernande.
- Hola, Sr. Louis.

Hola, Armand.

Hola. �Qu� tenemos?

Una maravilla.

Ponlo en la cocina, est� all� la se�ora.

Vuelve m�s tarde
y ya te dir� cu�nto vale.

- P�rtate bien, �eh?
- Como siempre.

Te aprovechaste bien la �ltima vez,

con los accesorios de chimenea
y las joyas.

�Aprovechar? �T� sabes qu�
me qued� al final?

Los ojos para llorar. S�, eso mismo.

Espera 5 minutos, voy a compadecerte.

�Calla ya, Fernande!
Esta es una casa seria.

�Y no se canta en las casas serias?

No, no se canta.

Bueno.

No s� de d�nde saca estas cosas.

Si "Le P'tit Zouave" no estuviera aqu�,
podr�a dec�rselo a otros. �Eh, Armand?

Ella ser�a tan tonta como para
escucharte. �Qu� tomas?

Nada. Vuelvo enseguida.

Es un buen chico.

Tiene sus virtudes y sus defectos,
como todos.

- Es un don nadie.
- �Por qu� dices eso?

Tengo mis razones.

- �Qu� es ese bicho?
- Es un amor de gatito.

- Es la hija de la Moumoune.
- Me da igual.

Es un animalito inofensivo.

Antes de 3 meses se me comer�
mi pez de colores.

Pero se va a acordar de m�, te aviso.

Oscar s� que es un amigo.

- Hola a todos.
- Hola a ti.

- Hola, se�orita Olga.
- Hola, Olga. �Qu� cuentas?

Nada.

- Un poquito de m�laga.
- Bien, bonita.

Qu� monada.

�Est� Eug�ne?

Jugando la partida.

Oh... menudo vago.

As� es la vida.

Qu�date en la barra.
Yo voy a tasar la mercanc�a.

Bueno, se�orita Olga,
�c�mo van los negocios?

Buf... no me hable.

Moros y nada m�s que moros.

No es que me queje, pero demasiados moros.

- �Demasiados moros?
- �Eso te hace gracia?

- Pues no la tiene.
- No se enfade, se�orita Olga.

Ya sabe, Fernande y nada, todo uno.

Tienes suerte de ser fea.

Es muy cierto que al se�or Eug�ne
le gustan las personas guapas.

Por ese lado...

- �Est�s ah�, Eug�ne?
- �Qu� quieres?

- Empiezas el turno a las 8.
- S�, eso dicen.

Pensar que me ha dado conversaci�n.

- Si no fuera por los animales...
- Son nuestro consuelo.

Los hombres son necesarios,
pero de todos modos...

Comprenda, no es porque
una haga la calle, claro.

Por supuesto, Srta. Olga. Eso no tiene
nada que ver con los sentimientos.

Y Eug�ne no tiene educaci�n,
no sabe vivir.

Los moros y luego �l, cojonudo.

"Cojonudo".

No te vayas a la cocina,
Te paga "Le P'tit Zouave".

�Entonces a d�nde voy?
Ya he acabado los cristales.

- Guarda la escalera.
- Bueno.

Y ven a la barra,
que va a haber trabajo.

No se moleste, ya conozco el camino.

No, no. Menuda jugada.

Con un 50 en la mano,
el se�or canta un "carr�".

�Un carr� de reinas, maldita sea!

Se acab� el belote, entendido.
Estoy limpio.

- Eso dicen...
- Bueno, �qu� bebemos?

- Un monbazillac.
- Para m�, un Ricard.

- �Dos!
- Ten cuidado esta noche, hacia las 11.

- �Qu� pasa?
- Los de antivicio, redada...

Ya no se puede trabajar tranquila.

Claro que s�, nena, se puede.
Un tinto.

Pero en nuestra posici�n,
es algo delicado.

Hay que andar de puntillas.

Ah� est� con su amuleto de la suerte.

- No me extra�a que gane, Eug�ne.
- Vamos, me parece que les falta tacto.

Ah, Sr. Florent, un verdadero
hombre de mundo, como siempre.

Da gusto.

Perd�n, pero el deber ante todo.

La hora es la hora.

�Te quedas un poco, Olga?

S�. Ponte la chaqueta nueva.
Te la he cepillado.

- Adi�s, se�ores.
- Buenas noches.

Adi�s.

Un vino blanco, por favor.

Una baraja, se�ora Billot.

�Un solitario?

S�. A ver cuando se acaba la mala suerte.

Es curioso. Siempre hacen solitarios
los que est�n solos por la vida.

- �Se te ha ocurrido a ti sola?
- No, lo dice un amigo m�o.

Un amigo de paso.

- Hola.
- Hola, Fernande.

- �Y bien, Armand?
- Calla.

Si Oscar pudiera entender, vomitar�a.

Nada, cosas corrientes.
Habr� que pelear por cuatro cuartos.

Vaya oficio...

Mejor eso que ser poli.

�Lo dice por Eug�ne?

Ya no es poli desde que lo han cesado.

No, ahora es vigilante nocturno.

�No es lo mismo?

No, claro que no.
Est� el uniforme, la pistola

y la vigilancia delante de la casa
de los ricos.

Hay barrios donde son tan ricos que
hay que vigilar las calles por la noche.

Tienen miedo de que la pasta
salga corriendo.

Con la poli no basta,
as� que ah� est� Eug�ne.

No, Eug�ne no es poli. Es vig�lante.

- No es ninguna verg�enza.
- S�.

- No.
- �S�!

�Entonces por qu� juega
a las cartas con �l?

Un momento, no te enga�es.
No es por estima o por amistad.

Es porque quiero ganarle.

Quisiera ridiculizarlo,
aplastarlo como a un crepe.

- �Y entonces?
- Entonces me reir�.

Pero siempre gana �l.

Por eso siempre juego con �l.

Pero no me extra�a que tenga suerte.

�No es verdad, Olga?

Me saca de quicio con sus bobadas.

Saca de quicio. La saca de quicio.

T� d�janos en paz, so boba,
por favor.

- Mira.
- �Qu� pasa?

La Srta. H�l�ne con el Sr. Lambert.

�l ha ido a buscarla a su oficina.
Apasionante.

- Se habr�n encontrado.
- �Encontrado?

Pero qu� inocente eres, mi pobre Armand.

Vamos, Fernande, hay gente en la sala.

- Una ficha para el tel�fono.
- Ahora mismo, se�or.

- Aqu� tiene.
- Gracias.

Un momento. Aqu� estaremos bien.

�Qu� van a tomar?

- No s�... Un oporto.
- Dos.

�Dos oportos? Hacen bien,
el oporto estimula la conversaci�n.

�Dos oportos para la sala, dos!

- Qu� sitio tan divertido.
- No tanto.

- Un poco triste.
- �Entonces por qu� viene aqu�?

No s�, por costumbre.
�A d�nde quiere que vaya?

H�l�ne, conozco en la calle Fontaine
un hotel tranquilo y apropiado.

- �En la calle Fontaine?
- S�.

No.

�Por qu�?

Porque soy mecan�grafa en la Citro�n.
Aqu�, en Grenelle, estoy al lado.

�Qu� har�a yo en Montmartre?

�Por qu� trabaja?

- Para vivir.
- Ser mecan�grafa no es vida.

No, pero es un empleo.

Juega con las palabras.

Aqu� est�. Dos oportos extra.

- Perd�n.
- Perd�n.

Srta. H�l�ne.

Sr. Florent.

Mire, H�l�ne...

H�l�ne, hablemos seriamente.

No, Sr. Lambert. Es in�til.

�Por qu� es in�til?

Porque siempre que un hombre dice,
"hablemos seriamente",

la cosa acaba mal, no seriamente.

Es una chica curiosa.
Se empe�a en quedarse aqu�.

�Por qu� no? No pago mucho.

La Sra. Billot es buena.

Me ofrece una pensi�n razonable.

- No lo entiendo.
- Pues no es tan dif�cil.

�Por qu� quiere que vaya
a la calle Fontaine?

Para cambiar de ambiente.

- Est� muy lejos de mi trabajo.
- Su trabajo, su trabajo...

- Se podr�a arreglar.
- S�, claro.

Lo de la habitaci�n.

Si voy a vivir a la suya, por ejemplo.

- No me atrev� a decirlo.
- Pues ya ve, lo entend�.

�Qu� opina de mi idea?

Ya sabe, mi situaci�n es buena.

- Mi trabajo va bien.
- �Las tragaperras?

S�. Es una renta.

En definitiva, soy un rentista.

�Qu� le parece vivir con un rentista?

- Todav�a soy muy joven.
- No hay nada malo en ello, al contrario.

�No ha le�do los peri�dicos?

Hablan de suprimir
las m�quinas tragaperras.

Bah, bobadas de la pol�tica.

Bueno, admiti�ndolo.
Tengo otras teclas que tocar. La prueba.

Atenci�n damas y caballeros.
Este es el as de picas.

Es claramente el as de picas.
No hay error ni disimulo.

Pongo las cartas en la mesa,
el as de picas est� en medio.

Las mezclo y el as de picas sigue ah�.

�D�nde est� ahora el as de picas?

�Aqu�? No, es el as de diamante

Aqu� est� el as de picas.
Empecemos de nuevo.

Aqu� est� el as de picas.
Volteo las cartas.

El as de picas sigue aqu�.
�D�nde est� ahora?

No, es el as de diamante.

Es f�cil, ya le ense�ar�.

- �Qu� le ha parecido?
- Es muy interesante.

Entonces, la calle Fontaine,
los dos tranquilos.

- �De acuerdo?
- No.

�Por qu�? �No estar�a bien?

Tendr�a que quererle.

- �Y bien?
- Yo no le quiero.

No me lo puedo creer.

Usted es la primera.

Perdone, voy a subir.

- �Vamos al cine esta noche?
- No, tengo que acabar un vestido.

Qu� trabajadora.

- �Quer�a algo?
- �Cu�nto es?

- �Las dos copas?
- Pues claro, las dos.

- Entonces 80 francos.
- Toma.

Gracias, Sr. Lambert.

�Ha ido bien con la Srta. H�l�ne?

No.

- �Y a usted qu� le importa?
- Nada, Sr. Lambert, nada.

Preguntaba por simple curiosidad.

Simple curiosidad.

!France-Soir, Paris-Presse!
Horrible crimen del s�dico!

�Compre France-Soir, Paris-Presse!

Gracias, se�or m�o.

�France-Soir, Paris-Presse!

Horrible crimen de un s�dico,
el hombre de la botella de leche.

�Otra vez? A ver.

�V�alo, nena, sangre en la portada!

�Compre la edici�n especial, la �ltima!

Muchas gracias.
Hay para todo el mundo.

�Compre la edici�n especial, la �ltima!

Otro crimen del s�dico.
El hombre de la botella de leche
ha actuado la pasada noche.

�Compre la edici�n especial!

- �Compre la �ltima edici�n!
- �Lo has visto, Armand?

No, no he visto nada.

Fernande, dos cervezas aqu�.

S�.

Bueno, debes estar contento.
Ha ido bien esta semana.

S�, no est� mal.

Oye, �hay rollo con la chica?

�Qu� chica?

�Qu� chica? Qu� discreto eres.

La discreci�n misma.

- Est� muy buena.
- Ya vale, �eh?

Bueno. No quer�a ofenderle.

Es horrible.

�Edici�n especial! ��ltima hora!

- Sra. Billot.
- Hola.

Un tipo curioso este asesino.

- Me gustar�a conocerlo.
- �Conocerlo? Ni se le ocurra, Sr. Aubin.

Quiere conocerle. Es un degenerado.
�O un charlat�n!

Claro que s�.
Quisiera que me lo explicara.

Lo de la botella de leche
me parece gracioso.

No es gracioso. Es humano.

�Humano? No estar�s enferma, �no?

Estaba escrito en "Detective",
negro sobre blanco.

Un enfermo, dec�an. Un man�aco sexual.

Como es cosa de sexo,
de eso debes saber mucho.

Vamos, Henri no est� siempre
incordiando a la Srta. Olga.

�Qu� dec�a usted, Olga?

Trataba de que lo entendieran,
pero es in�til.

Claro que s�, a m� me interesa.

Hablamos del negocio. Yo soy del gremio.

Yo soy el que entierra las v�ctimas.

Ese tipo mata a solteronas.

Las estrangula porque no le gustan.

- Pero le gustan los gatos.
- �Has o�do eso, Moumoune?

Las solteronas tienen gatos.

As� que �l no quiere que los gatos sufran

si no descubren pronto el cad�ver.

As� que lleva una botella de leche
para el gato.

Qu� gesto tan bonito.

Voy a decirte una cosa.

Tu man�aco sexual es un pirado.

�Mientras tanto qu� hac�a Eug�ne?

- �C�mo?
- S�, Eug�ne.

Con su gorra de plato, su bonito uniforme
y su pistol�n.

Eug�ne es un super poli.
�A qu� espera para detener al asesino?

- No es mi trabajo.
- Ni el suyo. �l es vigilante.

Esas son cuestiones de jerarqu�a,
sutilezas.

- Trucos para no hacer nada.
- Mejor me voy.

Usted no comprende nada de nada.

Seguro que t� s�, zorra.

No te pongas as�, son palabras.

En todo caso, un vigilante
y a la vez chulo, me da asco.

No es moral.

- Se quieren mucho, si les parece.
- Qu� bonitos, �eh?

Ese tipo ser� un demente,
como ellos dicen,

pero es un tipo divertido.

Ten�is que saber una cosa:

la hermana de mi mujer,
que es una solterona,

es un co�azo, �pero un co�azo!

Adi�s, Armand.

- �No tomas nada?
- No, voy al Dupont.

�Tambi�n trabaja en los sitios buenos?

- �Por qu� no?
- Adi�s, chaval.

- Hasta pronto.
- Hasta ma�ana.

Es lo que quer�a decir.

- �Otra vez aqu�?
- S�, y vendr� otra vez ma�ana.

- No me gusta nada.
- Porque t� no le gustas a la chica.

- �Y qu�?
- Bueno, nada.

Si a ella le gusta, est� en su derecho.

Y adem�s va bien vestido.

S�, no est� mal, �no?

No dice m�s que idioteces.

- �Ya lo has visto?
- S�, lo he visto.

No es gran cosa.
Ven para ac�, vamos a hablar.

Hola, Srta. H�l�ne.

- Hola, se�or.
- Hola.

- �Puedo ponerme ah�?
- S�.

- Es que aqu� hay m�s luz que en mi cuarto.
- �No va a ir al cine?

No. �No le molesto aqu�, Sra. Billot?

Qu� va, Srta. H�l�ne.
Fernande, vete a preparar la cena.

Puerros y patatas. Entendido.

Ni siquiera tengo tiempo
a ir a la peluquer�a.

- Adi�s, amigo.
- Adi�s.

- Adi�s, Henri.
- Hasta luego.

Bueno, Srta. H�l�ne, un buen d�a �eh?

S�. En la oficina
todos los d�as son parecidos.

Muy cierto.
Y tambi�n en el "Au P'tit Zouave".

Pero a�n as�, con el sol, no est� mal.

Sobre todo los domingos.
Pero cuando se est� sola...

Est� sola porque usted quiere.

- S�.
- Es hasta raro, a su edad.

- �Usted cree?
- Se lo digo como una madre.

Pero en fin, el Sr. Lambert es bueno.

Perd� a mi madre cuando era muy peque�a.

- Mi madrastra me dec�a lo mismo.
- �Lo ve?

- Por eso me fui.
- Srta. H�l�ne, le aseguro que...

Claro que s�, Sra. Billot.

- �Cu�nto es?
- Ya va.

�Qu� era?

- Todo.
- �Ah, no! Me toca a m�.

- Entonces otra ronda.
- Muy bien.

- Y eso por ser para ti.
- Yo te aprecio.

Pero eres una vieja rata.

A ese precio, pierdo. Palabra.

- S�, s�.
- Toma.

Vaya, Srta. H�l�ne.

Perd�n, no la hab�a visto.

- �Todo bien?
- S�, gracias.

- Es bonito.
- �Usted cree?

Me gusta el azul.
�Es para un vestido?

- S�.
- �Acabar� el domingo?

Quiz�s.

�Qu� le parecer�a un paseo en coche
para estrenar el vestido?

Creo que es un vestido para ir a pie.

- Si usted lo dice.
- Y no estar� acabado.

Una pena. Ser� para el domingo siguiente.

- Ya veremos.
- Gracias.

- �Por qu�?
- Por no haber dicho que no.

Y por sonre�r.
Es incre�ble lo bien que sonr�e.

- �Se ha ido Olga?
- S�, hace un momento.

Si la ves, dile que los de antivicio
pasar�n antes.

- Entendido.
- Para que no la trinquen.

- Lo entiendo.
- Me voy.

Adi�s.

No puedo soportarlo.

- Tiene que haber de todo.
- �Incluso vigilantes?

- Eso parece.
- No es posible.

�T� vienes? Adi�s a todos.

- Adi�s.
- Adi�s.

Tengo que enterrar a uno ma�ana
por la ma�ana. Uno de segunda.

Am�lie.

�Est� listo el papeo?

- Fernande se ocupa de ello.
- S�, entonces a las 9.

D�jame el peri�dico y vete a la cocina.

Oh, no, �los hombres!

En cuanto te ven un momento tranquila...

- �Quiere tomar algo conmigo?
- No tengo sed. Y adem�s voy a cenar.

Ah, usted tambi�n. Qu� gracia.

- �D�nde est� la gracia?
- Nada, yo me entiendo.

�Una copita de oporto, como antes?

No, gracias.

- Bueno. �Y usted?
- Nada.

Ya sabe, era para animar el negocio.

�Con qui�n ha bebido?

�A usted qu� le pasa?

Perd�n, Srta. H�l�ne.

Si usted supiera...
Pero no puede saberlo.

- Seguro que fue con Lambert.
- �Y qu�?

Es que con �l, acepta.

No sea rid�culo. Bebo cuando tengo sed.

Conmigo nunca tiene sed.

Perd�n, se me han olvidado las tijeras.

Jefe, la redada.

Me lo hab�a dicho Eug�ne.
Dos veces esta semana, van fuertes.

Mejor se ocupaban de los corruptos.

Trincar�n otra vez a media docena
de colgadas.

Y siempre a las mismas.

La gran Lulu, Marcelle, Blanchette.

Se est� m�s tranquila en casa.

�Y la libertad qu�?

�La libertad?
�D�nde est� la libertad si las encierran?

Mirad, la Srta. Olga.

�D�nde?

Est� lista.

No pudieron avisarla.

Un momento, chiquilla.

�Qu�? Vuelvo a mi casa.

S�, claro, �por qu� no?

Venga, andando.

- Perdone.
- �Qu� quiere?

Creo que es un error.
Yo estoy con la se�ora.

- �C�mo?
- S�, cenamos aqu� juntos.

- �Est� usted cachonde�ndose?
- Nunca hago tal cosa.

- Documentaci�n.
- Con mucho gusto.

Tenga. Mi documento de identidad
y mi carnet de conducir.

Si quiere los recibos de la...

Ya basta. Bueno...
�Qu� pretend�a hacer con esta chica sumisa?

Una buena cualidad en una chica,
�no le parece?

Mo me gustan los graciosos,

que creen que todo les est� permitido
porque tienen estudios.

- No le felicito por su conquista.
- Si conociera a su se�ora esposa...

�Vale ya! No empiece otra vez.

Perd�n. �Me permite?
Por favor.

- Se�oras y se�ores.
- �C�mo ha ca�do!

Las dem�s van a pasarlo mal.

- Se lo agradezco.
- Por favor, no ha sido nada.

- �Se toma algo con nosotros? Yo invito.
- Con mucho gusto.

Es mejor que no salga enseguida
para que parezca veros�mil..

S�, por si se da cuenta.
El poli est� al acecho.

- �Usted cree?
- De esa gente hay que esperar lo peor.

Son como jesuitas.

- �Qu� le pongo?
- Un vino blanco.

- Un m�laga.
- Bien.

��ltima noticia:
redada de zorras en Grenelle!

�Y sigue la sangre en portada!

- Por favor.
- Ya va, se�ora.

�Compre! ��ltimas noticias!

Muchas gracias.

Aqu� tiene, se�or, gracias.
�ltima hora...

Adi�s, Srta. H�l�ne.
�Estar� aqu� ma�ana?

Estoy aqu� siempre. Todos los d�as.

Entonces... Hasta ma�ana.

Hasta ma�ana.

Se�oras y se�ores.

Adi�s, Louis.
A su salud.

Oiga jefe, �tiene aqu� un hotel?

Un hotel es mucho decir.

Tenemos 2 o 3 habitaciones.
M�s bien una pensi�n familiar.

�Y tiene muchos clientes?

En este momento, solo la Srta. H�l�ne.

El P'tit Zouave es un sitio tranquilo.

�El P'tit Zouave?

S�, soy yo. Hice mi servicio militar
con los zuavos.

As� que cuanto compr� el local,

en recuerdo de mis 20 a�os
y como broma para mis amigos...

Eso lo pint� un artista.

Se llama Dufour.
All� estaba en el batall�n d'Af.

Ya veo.

- �Ya no tiene sed?
- No, no, gracias.

Hubiera querido invitarle a algo por...

Ya me lo agradeci� antes amablemente.

- Oh, resulta dif�cil.
- Por favor, no se hable m�s de ello.

- Olga es una buena chica.
- D�janos en paz.

Vale, vale.

�Tendr�a una habitaci�n libre?

- Depende.
- Una habitaci�n para m�.

- �Para usted?
- S�. �Por qu�? �Le extra�a?

Extra�arme, no. Me sorprende.

- �Pero por qu�?
- Bueno, ya sabe...

Est� limpio, incluso hay agua corriente
en el cuarto, pero no mucho m�s.

- Es algo modesto.
- Yo no pido m�s.

Am�lie, el se�or quiere una habitaci�n.

- �Para un ratito?
- No, quiere quedarse.

- �Pensi�n completa, con comidas?
- S�, por favor.

Estamos encantados.

�No es as�, Armand?
Ser� usted como de la familia.

Nuestra casa es familiar.

Fernande, ve a mostrar la 3 al se�or.

- �Se�or...?
- Ah... Denis.

La 3 es por aqu�, se�or.

- �S�? Perd�n.
- Es mi habitaci�n preferida.

�Es uno de sus clientes, Srta. Olga?

No, es demasiado para m�.

- �De d�nde ha salido?
- Oh, es toda una historia.

- Por poco me encierran.
- Una redada.

- S�.
- Me pareci� o�rlo desde la cocina.

Estaba all�, no s� c�mo.
Dijo que yo estaba con �l.

- Fue un bonito gesto.
- El poli no qued� nada contento.

Pues yo estoy muy contenta
de tener a un caballero como cliente.

No es que el P'tit Zouave
sea un mal sitio, pero bueno...

Tenemos una buena clientela de barrio.
No estamos en el Ritz.

El interior es acogedor.

La Sra. Billot tiene sus defectos,

pero no se puede hacer mucho con nada.

Cierto, es muy personal.

Y con vistas al boulevard de Grenelle.
El metro al alcance de la mano.

�Entonces los viajeros pueden ver
lo que pasa en la habitaci�n?

Bah, ellos solo van y vienen,
no se preocupe.

Y cuando reciba a alguien,
solo tiene que correr la cortina.

- Por supuesto.
- �Quiere que probemos?

- �Qu�?
- Bueno, la cortina, el cuarto.

No, gracias, as� est� bien.

�As� est� bien?
Bueno, bueno, como quiera.

Pero si un d�a le apetece,
solo tiene que hacerme una se�al.

Es que soy muy rom�ntica.

Y llega en buen momento,
el mes que viene ser� la fiesta.

Aqu� estamos en primera fila.

�No ser� muy ruidoso?

La m�sica en los altavoces no es ruido.

�No le gusta Tino Rossi?

�Tino Rossi? Me encanta.

Pues aqu� estar� satisfecho.
Es un aut�ntico festival.

Oh, Tino Rossi...
Ese hombre debe ser un bomb�n.

La habitaci�n me va perfecto.

- Todo bien entonces. �Cena con nosotros?
- �Por qu� no?

Llamar� para que me traigan
aqu� las maletas.

- Fernande, pon un cubierto m�s.
- Bien.

- Ser� la fortuna del pobre.
- Seguro que estar� muy bien.

Adi�s, jefe.

- Adi�s.
- Adi�s, jefe.

Adi�s.

Voy a dar una vuelta.
Ya se debe haber acabado la funci�n.

S�, ahora est� tranquilo.

Si se queda aqu�, nos veremos.

Volveremos a vernos.

Olga es una chica encantadora.

De naturaleza muy recta. De una pieza.

Y con un gran coraz�n.
Y la pobre conoce la vida.

�No es as�, Srta. H�l�ne?

Ahora que lo pienso,
ustedes no se conocen.

El Sr. Denis, la Srta. H�l�ne.

- Encantado.
- Se�or.

Ella era hasta ahora nuestra �nica hu�sped.

- �Ah, s�?
- �Oh, mi rosbif!

Debe estar calcinado. �Fernande!

�Fernande!

�Me permite?

- �Est� haciendo un vestido?
- S�, un vestido azul.

S�, ya veo.
Seguro que un poco escotado.

- �Por qu�?
- Un vestido tiene que ser escotado.

El cuello femenino es tan bonito.
Tierno y gr�cil a la vez.

Y flexible.

Un cuello de cisne...
Bonita imagen, �no le parece?

Un cuello de cisne. Veo un gran
p�jaro blanco, muy noble, muy puro,

sobre el agua clara.

Tiene usted imaginaci�n.

No, ninguna.

Ni la m�s m�nima.

Quiz�s sea que s� ver las cosas.

Bueno... Algunas cosas.

�No ha imaginado nunca
que en el escote de una mujer,

hay una especie de abandono?

- S�, de promesa.
- Usted exagera.

No creo.

Mire las caras de las que llevan
vestidos de cuello alto.

Son caras apagadas, marchitas.

Caras de solteronas.

Yo creo que su vestido ser� muy bonito.

Ya tiene el color de sus ojos.

- No.
- Claro que s�.

Un azul casi violeta.

- �A qu� viene usted aqu�?
- �C�mo?

- S�, �a qu� viene usted aqu�?
- Pero se�orita...

Ya s�, cree que no es cosa m�a.

Ser�a demasiado f�cil.
Yo no le conozco.

�Y no quiero conocerle! �Me oye?

�Por qu� ha venido aqu�?
Usted podr�a pagar algo m�s caro.

Esto es nuestro.
No s� si por suerte o desgracia.

No pedimos nada.

No necesitamos a un joven gal�n
para hacernos preguntas, �comprende?

- No.
- Lleva aqu� 10 minutos y Olga ha cambiado.

Ella le mira como una chiquilla
mira un pastel de chocolate.

�Y yo voy a tener que contarle mi vida?

Le aseguro, se�orita...

Y despu�s me invitar� al cine
para consolarme.

Seguro que tiene coche. Tendr� que
negarme a subir a su sucio coche.

No me interesa, �me oye?

Est� totalmente equivocada.

No ten�a ninguna intenci�n
de ser indiscreto.

Soy muy respetuoso
con la vida de los dem�s.

�Est� llorando?

Perdone, no es nada.

No tiene sentido
nada de lo que le he dicho.

- Estaba irritada, es est�pido.
- Claro que no.

- Debo parecerle tonta.
- No. Solo un poco nerviosa.

- �Ha tenido un d�a dif�cil?
- S�.

Vamos, vamos. Ya ver� que seremos
muy buenos amigos.

Ya ver� que no voy a molestarla.

Y adem�s no tengo coche.

A la mesa, que se enfr�a la cena.

No se preocupe, Sra. Billot, soy yo.

Cojo la 1, como siempre.

Entendido, Srta. Olga.

�Qu�, subes? �A qu� esperas?

- �No hay nadie?
- �Ya va, ya va!

- �Qu� quer�a?
- Un carajillo.

Muy bien.

- Usted no es de por aqu�, �no?
- No.

Ya me parec�a.
Nunca le he visto por el barrio.

No, pasaba. Voy de paso.

- Eso es, de paso.
- Aqu� tiene.

- Gracias.
- Ya est�.

Est� bueno.

El caf� extra es la especialidad
del P'tit Zouave.

Son muy monos de peque�os.

Ya crecer�.

�Te he pillado, cabroncete!

Era en broma.

�En broma? �Ya le dar� yo bromas!

Oscar es un animal indefenso.

No te preocupes.
Puedes dormir a gusto.

Yo estoy pendiente.

�Voy a hacer papilla a ese gato!

No te alteres, que te va a dar un ataque.

Ven a ayudarme a colocar el futbol�n.

- Hola Armand, Fernande.
- Hola, chicos.

Buenos d�as, se�ores.

No, Henri. T� hablas de cosas privadas,
y la vida privada es sagrada.

No hay derecho a hablar de ella.
Un blanco.

Lo mismo. Me das la risa.

T� no sabes por qu� me echaron.

Ah s�, s�, s�.

Te echaron porque ser
polic�a y chulo no queda bien.

No, fue porque la administraci�n
no lo entendi�.

La admi... �Qu� ten�a que entender
la administraci�n?

La vida. Cuando conoc� a Olga,
ella hac�a la calle.

- Quise sacarla de su agujero.
- Con un pie sobre la cabeza.

No. Con mujeres as�
hay que tomar precauciones.

No se les puede salvar de golpe,
eso no sirve de nada.

El puter�o es como la coca.
Hace falta una desintoxicaci�n.

Me das la risa.

Hay verdad en lo que dice.

�Que si hay verdad?
Palabra de Dios.

A Olga la cuidaba, la orientaba,
la estaba sanando.

Poco a poco, con paciencia y dedicaci�n
la hubiera sacado de all�.

Pero empezaron las malas lenguas,
las calumnias.

La envidia, ya sabes lo que es eso.

Me das la risa.

Mi cese fue una injusticia,
una provocaci�n.

Me lo han dicho:
"No han sido justos contigo".

Pero soy demasiado orgulloso
para protestar. Reclamar no es lo m�o.

Pero Olga sigue haciendo la calle.

No es culpa m�a,
es culpa de las circunstancias.

Despu�s de un golpe tan duro,
Olga ha querido ayudarme.

�Qu� quer�as que hiciera?
Ha estado bien por su parte.

Ahora que estoy en mejor situaci�n,

voy a retomar mi tarea de regeneraci�n.

Oh... �C�mo has dicho?

Vaya. Buenos d�as, se�or.

Buenos d�as, se�orita.

�Hay alguien en la sala?

No se moleste, solo soy yo.

Ahora anda siempre por el barrio.

Eso parece.

Es la primera vez que viene por la ma�ana.

Es que es domingo,
y tienen un caf� tan bueno...

- �Uno grande?
- Como para un enfermo.

Por favor, que mi presencia
no interrumpa su discusi�n.

S�, a prop�sito...
�Dijiste "regeneraci�n"?

No dije nada.

- Perd�n, pero t� dijiste...
- �No tengo nada que decir! �Entiendes?

Nada m�s.

Bueno, bueno, vale.

Una pena. Nos re�amos mucho.

Lo que o� me pareci� muy interesante.

Son asuntos privados.

No quer�a ser indiscreto.

Pero hablaban alto y yo estaba ah�,
as� que...

- Excelente.
- Como siempre.

El buen caf� es raro.
Hay que andar un trecho para tomarlo.

Usted viene solo por el caf�.

No, vengo tambi�n para verla.

Se est� bien aqu�.

Un sitio sin pretensiones, agradable.
S�, muy agradable.

En el P'tit Zouave somos como somos.

�No es cierto Eug�ne?
�Qu� te pasa?

- Vaya cara que tienes.
- T� c�llate.

�Por qu� voy a callarme?
�Empiezas a irritarme!

Voy a decirte lo que pienso
y t� no vas a impedir que lo diga.

- No me gustan los polis.
- Est� en su derecho.

�Lo ves?
Y tampoco me gustan los vigilantes.

Y tus l�os con Olga...
No hace falta que me lo digan.

�Yo lo veo claro!

�Por qu� se marcha
en mitad de la conversaci�n?

�Est� enfadado?

Eso parece.

Es muy quisquilloso con la dignidad.

Si ya no se puede hablar...

Siga, siga, le escuchamos.

�l ya no est� aqu� para contradecir.

Evidentemente.

- Buenos d�as.
- Buenos d�as, se�ores.

- Buenos d�as, muchachos.
- Hola, Sr. Aubin.

Hola.

Se�or.

�Qu� le ha hecho a Eug�ne?

Acabo de verle. Parec�a cabreado.

Apost� a que era otra vez por Henri.

Ya lo creo que fue �l.

Vaya con Henri.

Un cortado.

- Aqu� tiene.
- Gracias.

- �Descansas hoy?
- Qu� dices, yo no entierro en domingo.

Adem�s, no s� si lo habr�s notado,

pero para los entierros y las bodas,

el d�a de m�s afluencia es el s�bado.

�Ah, s�?

Tuve una buena semana.

Hay gente con suerte en la vida.

Gente con un buen entierro.

Extra�a manera de ver las cosas.

Qu� va. Como profesional,
hablo de lo que conozco.

Por cierto, estuve en el cortejo
f�nebre de la chica Godot.

La chica Godot, ya saben.

El crimen de la avenida F�lix-Faure.

- Ah, s�, la solterona.
- S�.

La �ltima de mi amiguito,
el hombre de la botella de leche.

Incluso he visto la botella.

�Y c�mo era?

De lo m�s corriente.

Una botella que le habr�an dado
al buen Dios sin confesi�n.

As�, con buen aspecto.

La botella no, la se�orita Godot.

- �Ah! �La vieja?
- S�.

Bueno, un poco estrangulada.

S�, pero muy poco.
Lo justo para que palmara.

Y muy limpia la casa.

Con un poco de olor a cerrado.

Un olor a pis de gato y a azahar.

No tiene gracia.

La avenida F�lix-Faure
est� a dos pasos de aqu�.

Yo empiezo a estar asustada.

Mira, voy a darte una buena noticia.

Lo primero, no tienes nada que temer.
No eres una solterona.

Ah, no, eso no.

- Fernande.
- �S�?

Dos vinos blancos para estos se�ores.

Adem�s, sabes...

Lo hace tan correctamente,
que debe ser un verdadero placer.

No hab�a ning�n desorden en su casa.

El gato se tomaba tranquilamente la leche

lanzando "miaus" de satisfacci�n.

Se�oras y se�ores.

Hola.

- Hola, Sr. Denis.
- Hola.

- �Lo pas� bien ayer en la feria?
- Ah, s�.

Sobre todo en los columpios a vapor.

- No sab�a que hab�a salido.
- Fui a dar un paseo a la Isla de los Cisnes.

- Me gusta mucho aquello.
- S�, no est� mal.

Pero nunca he visto ning�n cisne.

Los hab�a antes.
Ahora hay enamorados y un barco lavadero.

S�. Para lavar la ropa sucia.

No s�. Esta ma�ana hab�a enamorados
que parec�an llevarse bien.

- Hip�critas.
- El se�or Aubin mis�gino, como siempre.

�C�mo?

Quiere decir que no le gustan mucho
las mujeres.

Desde que las conozco, creo que ya no.

Sr. Denis, �qu� tal va su libro?

�Qu� libro?

T� dijiste que el se�or se hab�a
instalado aqu� para documentarse.

S�... Pero no es exactamente un libro.

Es m�s bien un reportaje.

Sobre los barrios obreros:
Grenelle, Belleville, M�nilmontant.

Quiz� m�s tarde lo publique
en varios vol�menes.

�En qu� peri�dico aparecer�n sus art�culos?

Eso no lo s�.

Qu� bien ser periodista.
Sobre todo por los soplos.

Oiga, Sr. Denis,

�qu� opina usted del asesinato
de la avenida F�lix-Faure?

Yo, nada. Creo que era otra solterona.

Eso dicen.

Voy a confesarles algo

A m� me crio una solterona,
una institutriz.

�Por qu�? �Hab�an muerto sus padres?

S�, cuando ten�a 5 a�os.
En un accidente de tr�fico.

Y no me qued� muy buen recuerdo
de mi institutriz.

- �Era mala con usted?
- �Peor! As� que yo y las solteronas...

No es raz�n. porque ellas no conoc�an
al hombre que las mataba.

Y si no conoc�an al hombre,
quiz�s fuera culpa de ellas.

Evidentemente, deber�a pensar en ello.

Todo eso son sutilezas.

�C�mo quer�is que se libre

con vuestros "por qu�" y vuestros "c�mo"?

Aubin, �qu� quieres que te diga?
Careces de moralidad.

�Apoyas a un tipo que tiene
8 asesinatos sobre la conciencia?

�Y yo entonces?

Yo tengo cientos de entierros.

No es lo mismo.

Bueno, t�malo como quieras.

Siguen siendo cosas de cad�veres.

Fernande, vete a destapar el billar.

Ponme otro blanco.

�No est� Eug�ne?

Estuvo aqu�, pero tuvimos
una discusi�n y se march�.

- Ya no est�.
- Qu� listo.

No te preocupes, ya volver�.

- Imb�cil.
- �No est� aqu� el frutero?

Tengo una clienta, ahora vuelvo.
Ya voy, se�ora.

- Hola, Sr. Denis.
- Hola, Srta. Olga. �Todo bien esta ma�ana?

- S�. Va a hacer buen tiempo.
- No va a hacer, hace buen tiempo.

Desde que est� aqu�,
siempre hace buen tiempo.

Me parece que exagera.

No lo creo.

En todo caso,
sepa que no tengo nada que ver.

Seguro.

- �Un poco de m�laga?
- S�.

- �Ha ido de compras?
- Un infiernillo de gas.

Todo el confort moderno.

�Un infiernillo de gas?

�Y va a usarlo?

�Para qu� crees que lo compr�?

Ten�a una amiga que se suicid�
con un aparato as�.

Son muy peligrosos.

Esa amiga tuya deb�a sufrir penas de amor.

Desde entonces, yo los temo.

Fernande, no molestes a la clientela.
Tienes trabajo que hacer.

Bien, se�ora, gracias.
Ya me dir� qu� tal sale el potaje.

�Qu�, Sr. Denis? �Jugamos la partida
del domingo por la ma�ana?

- Con mucho gusto. �Somos 4?
- El se�or Aubin est� ah� y luego...

�Yo?

- �Ahora t� juegas al belote?
- Cuando me apetece.

Yo no juego con aficionados.
Yo juego para ganar.

- Si le parece bien, ser� mi compa�era.
- Bueno, usted lo ha querido.

Ah, eso...

Aqu� est� el material.

- �No las tienes peores?
- Est�n nuevas.

Qu� morro tienes.

Bueno, que quede bien claro.
El Sr. Denis va con Olga.

- S�.
- Y yo con el se�or Aubin.

- S�, no es bueno para m�.
- Tranquilo, vamos a acabar con ellos.

Bien, la carta m�s alta.
Hay suerte. Me toca.

- Un vino blanco.
- Yo otro.

- Mi m�laga est� en la barra.
- Y un oporto.

Dos blancos, un oporto
y la copa de la Srta. Olga.

Ya est� en su casa, Sra. Billot.

Es usted muy amable.
No s� c�mo agradec�rselo.

Es lo normal,
y me quedaba casi de camino.

Entre vecinos, es algo obligado.

- Qu� flores tan bonitas.
- �Verdad que s�?

Los crisantemos estaban caros en la
Toussaint. As� que he esperado unos d�as.

Las rebajas.

Como en Precios �nicos.

Seguro que a mi pobre Henriette
no le importar�.

Era una persona que siempre ahorraba.

- A ella le debo mi �xito.
- �Qu� va a tomar?

Un cortado.
Pero r�pido, tengo poco tiempo.

�Por qu�?
�Va a dar una vuelta en el tiovivo?

Armand, �qu� cree usted?

Voy a misa como todos los domingos,

a rezar por el reposo del alma
de mi pobre esposa.

E ir� tambi�n al cementerio de Vaugirard
a poner flores en su tumba.

Ah... s�.

Pero d�game, despu�s
de tanto tiempo muerta,

�no cree que ya debe estar
tranquila donde est�?.

Armand, mi pobre Henriette
muri� hace 10 a�os.

Pero sigue estando aqu� y aqu�.

Qu� bonito ser as� de fiel.

No, es lo natural.

- Cuando se ama como nosotros nos amamos...
- Deje, esto va de mi cuenta.

- Adi�s, Sr. Florent.
- Gracias, amigo m�o.

- Gracias otra vez, Sr. Florent.
- No hay de qu�.

- Hasta luego.
- Eso es.

Ese viejo verde anda pellizc�ndome
el culo en todos los rincones.

- Fernande.
- �Qu�?

Ya te he dicho que respetes
las creencias de la clientela.

No se trata de sus creencias,
se trata de mis nalgas.

En vez de ponerte grosera,
vete a pelar las patatas.

Bien, se�ora, bien.

- Se est� poniendo imposible.
- �Pero si el viejo le pellizca el culo!

- �Y a ti qu� m�s te da?
- �C�mo? �Qu� dices?

Digo que a ti qu� m�s te da.

Esa chica no es hija tuya.
Afortunadamente.

A�n as�. Esto es un comercio respetable.

Mi pobre Armand.
Mejor hablamos de otra cosa.

Hay mucha calma esta ma�ana.

�Calma? S�, eso parece.

�C�mo que eso parece?

Lo parece, vero ven aqu� a mi lado.

�Qu�? No entiendo.

�Ves a esos dos tipos
delante de la estaci�n del metro?

- �Les conoces?
- No. Precisamente.

No les conozco pero les huelo.

Crees que ser�n...

Esta ma�ana hab�a uno que
merodeaba delante del Hotel des Alli�s.

- Era por nosotros.
- �Est�s seguro?

Acu�rdate de lo que te dije de Louis.

Es un in�til. Una imprudencia,
no hay que darle m�s vueltas.

Si hubo una imprudencia, ha sido �l.

Es un bocazas.
Estos jovenzuelos no saben trabajar.

- Es un fanfarr�n.
- Es un hombre.

Hace 8 d�as que le doy vueltas.

Desde que el nuevo cliente,
el del buen caf�, acostumbra a venir.

- �Est� ah�?
- Vaya que si est�.

Bebe el caf�, hace el crucigrama,

mira la partida.

- Terrible.
- �Es uno de ellos?

No hay m�s que ver la cara de Eug�ne
cuando se encuentra con �l.

- Se ha dado cuenta. Les conoce bien.
- �Qu� podemos hacer?

- Quedarnos muy quietos.
- Mientras no sea demasiado tarde.

�T� crees que el P'tit Zouave
es un aeropuerto?

�Pero por qu� no pasas?
�Te lo proh�be tu religi�n?

�Que pase qu�?

�Pasa a los tr�boles!
Ella tira el 8,

yo tomo el 10,
el se�or solo tiene la reina.

�Por qu� subes?
No se le sube al compa�ero.

- Porque t� lo digas.
- No lo digo yo, es la norma.

No vale la pena contar.

Preg�ntaselo al se�or,
que no est� en el juego.

�El se�or no est� en el juego?
Entonces no tengo nada que preguntarle.

Para empezar, el se�or me trae mala suerte.

No me gusta que me miren por la espalda.

Perd�n. No quer�a molestarle.

- Menos mal.
- Vamos, se�or Aubin. Lo siento, se�or.

No pasa nada.

Qu� tipo tan f�nebre.

- Como si todos estuvieran cegatos.
- �Qu�?

- �Quiere cortar?
- S�.

- Adi�s, se�ores.
- Adi�s.

�Tiene fuego?

- Ah� tiene.
- Gracias.

Acaban de echarme.

Los jugadores de belote son susceptibles.

- Los domingos se siente uno ocioso.
- �Y los dem�s d�as?

Los dem�s d�as tambi�n.

Ah� est� uno de sus clientes.

Es Louis.

- Ni le ha mirado.
- No es tonto.

- Hola.
- Hola.

�No ha bajado la Srta. H�l�ne?

No, Sr. Louis. Es domingo, �no?

S�, claro. Bueno Armand, �qu� cuentas?

- Podr�a ir mejor.
- Ya me s� el cuento.

El comercio que no va.
Y te est�s forrando.

Si no es una desgracia.

Preguntemos a un hombre serio,
un hombre razonable.

- �No es negocio el P'tit Zouave?
- Es un buen negocio.

(Pobre chico.)

Si nos fiamos de las apariencias.

- �Lo ves?
(- Pardillo.)

Y todav�a refunfu�a.
�Dec�a que por las apariencias?

El establecimiento parece ir bien,
modestamente, pero bien.

�Lo ves?

Claro que si uno es muy curioso,
siempre puede haber sorpresas.

Porque con el caf� a 15 francos,
no da para grandes ganancias.

Tambi�n est� el hotel.

Dos hu�spedes m�s los transitorios.

Somos modestos, nos conformamos
con lo que tenemos.

No lo dudo. Es usted prudente.

La prudencia misma.
Y uno vive de su reputaci�n, �no?

�La reputaci�n del P'tit Zouave?
�Anda ya!

�T� deber�as ser el �ltimo en re�rte!

La verdad es que lo dije por decir.

Eres un bocazas y un pobre hombre.

Voy a hacer rico a Lambert.

Vete a hacerlo a otra parte,
no voy a llorar por ello.

D�jelo. Hablemos libremente, entre amigos.

�Entre amigos?

Cierto que soy un reci�n llegado.
�Louis no es amigo suyo?

- No.
- Cre�a que s�.

Cre�a que era m�s que un cliente.

Que le consideraba como un proveedor.

- No comprendo.
- Un peque�o proveedor.

Nada serio. Pero hay que vivir, �verdad?

El caf�, esa pobre Olga
con su pobre clientela...

La vida es tan cara.

Si le desagrada la conversaci�n,
hablamos de otra cosa.

�Quiere que hablemos de cosas
m�s interesantes?

�Qu� cosas?

Voy a explic�rselo.

Ver�, es muy sencillo.

Usted me resulta simp�tico, Armand.
Muy simp�tico.

Un favor por otro, como se suele decir.

Y es muy cierto.

- Pero...
- Ya le dije que voy a explic�rselo.

- Hola, Srta. H�l�ne.
- Hola.

Ah, lleva el bonito vestido.
Me gusta mucho.

- A m� ya no me gusta.
- �Por qu�?

- Me llev� demasiado tiempo hacerlo.
- Es que es usted complicada.

�Complicada? No creo.

- En realidad no tiene importancia.
- �Quiere una casta�a?

- Gracias.
- Vamos a sentarnos.

- Yo...
- S�, tengo que hablar con usted.

- Qu� bonita es. Incre�ble.
- Louis.

�No le gusta que se lo diga?

- No s�.
- Quiz�s se lo digo mal.

Bueno, no muy bien.

�Qu� opina?
No ponga esa cara de estar molesta.

- Mire, Louis...
- No, no, d�jeme hablar.

Hoy es domingo.

El otro, el pr�ximo.
Ya ha hecho el vestido azul.

Mi coche est� listo.
Como no dijo que no...

Tampoco dije que s�.

Bueno, yo pens�...
Todav�a hace buen tiempo.

- Es verdad, todav�a hace bueno.
- H�l�ne.

�Qu� le parecer�a una excursi�n
al campo, para comer?

Tengo neum�ticos nuevos.
Dejemos esas cosas.

Conozco un hostal, con una chimenea.

- Una chimenea de le�a, �qu� le parece?
- No, no puedo.

�Por qu�, H�l�ne?
Sabe que la amo.

Lo s�, Louis. Ya me lo hab�a dicho.

No me cansa repetirlo.
Pero a usted le cansa o�rlo.

Mire, Louis.
Usted me parece muy... muy amable.

Pero yo no le amo.

Ha hecho bien en dec�rmelo.
Es honesto.

�No habr� forma de solucionarlo?

No creo.

No tengo suerte.

Nunca he tenido suerte.

A veces creo que exagero mi mala pata,
pero es verdad.

Sigue siendo verdad.

- Y a menudo es peor.
- Louis.

No es culpa de nadie.

No es tan grave.

No, no es grave, es triste.

No soy de los que dice lo de
"a rey muerto, rey puesto".

Me hab�a hecho ilusiones con usted.

Imaginaba cosas.

Su cabeza en mi hombro.
Era algo tierno.

Pero no tengo derecho.
Nunca se tiene derecho

Hacen falta dos de acuerdo para ello.
Y yo siempre he estado solo.

No tiene arreglo.

No hay que desperdiciar un domingo.

�Un domingo?
Si solo fuera eso.

- �Qu� quiere que le diga?
- Nada.

- Quiz�s debiera pedirle perd�n.
- No vale la pena.

- No es culpa m�a.
- Lo s�. Adi�s, H�l�ne.

Perdonen, he quedado aqu�
con el Sr. Florent.

Est� en misa, va a volver.

Si llega antes, he ido a hacer un recado.

Entendido.

- �De acuerdo entonces?
- Qu� remedio.

Estaba seguro de ello.
Bastaba con entendernos.

- Yo he entendido.
- Es usted un hombre inteligente.

Voy a presentarle a uno de mis amigos.

Un amigo �ntimo.

Y recuerde. Es como si fuera yo.

�Qu�? �Ya has acabado
con tus asuntos rom�nticos?

- �A ti qu� te importa?
- No has entendido nada.

�No viste que era la polic�a?

- �Qui�n?
- El tipo que acaba de salir.

Ha ido a buscar a los otros.

Hace 8 d�as que vigilan la casa
y lo saben todo.

- Y t� cortejando.
- �Cortejando?

S�. Haciendo el tonto con tus zalamer�as
delante de los polis.

- �Ya hab�is terminado?
- Como ratas.

- Bueno... Yo tengo un plan.
- �Ah, s�?

Es un plan para m�.
No s� hasta qu� punto estar�s t� dispuesto.

- En tu lugar, yo me largar�a.
- �Para qu�?

- �De verdad quieres que te pillen?
- Me da lo mismo.

Otro que se ha vuelto loco.

Mira, van a volver.

Fue �l quien me dijo que deb�as irte.

Qu� amable.

Ah� est�n.

- �Todav�a est� aqu�?
- Ya lo ve.

�No le aconsej� Armand que se fuera?

�Que se alejara durante una temporada?

Un paseo con este buen tiempo.
Vaya a la fiesta.

No tengo ganas de pasear.

Una pena. Cuando no se tienen ganas
de pasear al sol,

uno puede acabar a la sombra.

- De acuerdo.
- �Pero qu� dices?

He dicho de acuerdo.
Necesito vacaciones.

Estoy cansado de ver las mismas caras,
de o�r las mismas mentiras.

- �Por qu� no cambiar de aires?
- �Entre cuatro paredes?

�Por qu� no?
Yo respiro en cualquier sitio.

- Imb�cil.
- No vale la pena jugar al gato y al rat�n.

Lo de la calle Babylone fue cosa m�a.
�Qu� le parece?

- Nada. No he o�do nada.
- Entonces est� sordo.

- �Quieres suicidarte?
- Es algo que est� a mi alcance.

El apartamento de la calle Falgui�re,

la joyer�a de la calle Vaneau:
tambi�n cosa m�a.

�No se lo ha dicho �l?

Fue �l quien lo vendi� todo.

- Vete.
- Todav�a puedo contar m�s cosas.

- L�rgate mientras puedas.
- Me parece que no.

- �Que te largues!
- Ya que insiste.

Mi pobre Armand, vas por mal camino.

- A ese volver� a encerrarle.
- No hablaba en serio.

Dej�moslo de momento.
Te presento a mi amigo Lambleau.

Encantado.

Cuando no est� yo, estar� �l.
�Entendido?

S�.

Tomen algo juntos para conocerse.

Yo les dejo. Voy al despacho.

Si ocurre algo, dame un toque
por tel�fono, como siempre.

- Adi�s.
- Adi�s.

�Qu� toma?

Un poco de Ricard.

La verdad es que no s�
qu� hago con las cartas.

No hemos tenido suerte,
qu� se le va a hacer.

Adi�s.

- �T� vienes?
- S�.

- Me espera mi mujer.
- S�. Adi�s.

Ni siquiera tengo tiempo
de tomar la �ltima.

- Buen provecho.
- Gracias.

322 francos.

Hemos ganado 322 francos, estupendo.

- C�jalos.
- �Yo? �Por qu�?

No vamos a repartir eso.

- Ser�a lo justo.
- Tengo una idea: le comprar� flores.

Espere, no hay prisa.

- �Tiene prisa?
- No, no mucha.

Ninguna, de hecho.

Aqu� se est� bien.

Adem�s, ya no hay nadie m�s.
Podemos hablar.

- Quisiera hablar con usted.
- La escucho, Olga.

No solemos tener ocasi�n de hablar...

y cuando hay ocasi�n, no podemos.

�Es que la intimido?

Un poco.

Me preocupa lo que quisiera decirle.

Cuando nos conocemos,
hay cosas que se vuelven m�s dif�ciles.

- No la comprendo muy bien.
- Quiero decir...

- Usted me conoce.
- Pero no mucho.

Bueno... Desde el primer d�a,
usted ha sabido a qu� me dedicaba.

No veo a d�nde quiere ir a parar.

A m� me parece sencillo.

- Denis...
- No diga nada m�s.

S�. Ser� mejor, �verdad?

Es algo que se me ocurri�.

No s� qu� me pas�.

Espero que no le haya molestado.

- Olga, �quiere usted irse de aqu�?
- �Irme de aqu�?

- Puedo proporcionarle los medios.
- No puedo irme.

�Por qu�?

Quiz�s porque usted est� aqu�.

Pero yo no voy a estar siempre aqu�.

�Qu� le importa a usted que yo siga aqu�?

No...

Aqu� tengo mis costumbres.

Mi clientela.

Gracias a usted,
incluso tendr� un recuerdo.

Un recuerdo de amor.

- Escuche...
- Oh, no.

Ahora d�jeme tranquila.

Y no se moleste con las flores.

No vale la pena.

O mejor, s�, tengo una idea.

Deber�a regal�rselas a la Srta. H�l�ne.

Ah. �Estabas ah�?

�Qu� hac�as otra vez con ese tipo?

- Ligar.
- Zorra.

Eso lo sab�as cuando me tomaste.
Incluso era lo que te gustaba.

No s� c�mo me contengo...

No. No te hagas el duro.

No me lo creo.

�En serio?

- �Est�s llorando?
- S�.

De verte tan est�pido.

Hay problemas en el para�so.

- Eso parece.
- Tenga esto para Fernande.

Y la Srta. Olga olvid� su infiernillo.

Qu� cabeza.
�Un Cinzano, Sr. Denis?

No, gracias. Un cortado.

Muy bien, Sr. Denis.

- Bonita d�a de invierno.
- �Verdad que s�? Muy bonito.

Cuando uno se pasa la semana
encerrado en un despacho,

sienta bien tomar el aire,
un poco de fr�o seco.

- �Entonces trabaja en un despacho?
- No.

Yo tampoco.
Es un bonito d�a de todos modos.

No entiendo que un hombre como usted
se interese por animales como ese.

Es una larga historia.

�Le recuerda a alguna mujer
a la que quiso mucho?

No, m�s bien al contrario.

Creo que le dije que me hab�a criado
una institutriz.

- S�.
- Yo la odiaba.

Y el sentimiento era rec�proco.

Ella solo quer�a a una cosa: a su gato.

Se ve que est� bien cuidado.
No quiere la leche.

Un d�a, atrap� al gato...

No, �en serio?

Esa s� que es buena.
Una buena travesura.

�O�ste eso, Moumoune?
Yo en tu lugar, andar�a con cuidado.

No hay ning�n peligro.

Enseguida comprend� que era
un inocente animal.

No pasa nada. Si se lo pide el cuerpo,
no se preocupe.

Oscar y yo nos reir�amos mucho.

�No es verdad, Oscar?

Ah, Srta. H�l�ne.

El Sr. Florent no vino pero no tardar�.

Gracias, Sr. Armand.

- Hola, Srta. H�l�ne.
- Hola.

- �Puedo invitarla a alguna cosa?
- No, gracias, no tengo sed.

Bien... Debo escribir unas cartas.
�Me llamar� Fernande para comer?

- Entendido, Sr. Denis.
- Gracias, Armand.

T� quita de ah�.

Oh, ese vestido le sienta muy bien.

- �De verdad?
- Ya le dije que ser�a bonito.

Y tambi�n le dije
que ser�amos buenos amigos.

- Eso a�n no lo s�.
- Y que no la molestar�a.

- No me molesta.
- �Ve lo f�cil que es entenderse?

Hasta luego.

Oh, Sr. Florent.

- �Me esperaba?
- �Se lo dijo la Sra. Billot?

Ten�a raz�n la buena Sra. Billot.

�Quiere que pasemos para all�?

Estaremos m�s tranquilos.

�No se va a mover de aqu�
hasta la comida?

Voy a comer en el restaurante de enfrente.
�De acuerdo?

De acuerdo.

Se�ores.

- �Fernande!
- �Aqu�!

- Fernande.
- �S�?

Ven aqu�.

Ya veo. Dos oportos.

Esa chica es asombrosa.

- �Est� bien el oporto?
- Claro que s�, lo que sea.

Bien.

Mi querida ni�a...

�Me permite que la llame "mi querida ni�a"?

Hay tanta diferencia de edad.

Adem�s, le hablar� como un padre
habla a su hija.

S�, a mi pobre Henriette y a m�
nos hubiera gustado mucho tener un hijo.

El cielo no quiso satisfacer
nuestras plegarias.

Mi querida ni�a,

Desde que hace ya un a�o
se hospeda en el P'tit Zouave,

no he cesado de observarla.

�Y por qu�?

Le extra�a, claro.

Y he podido constatar...

Gracias.

�Qu� estaba diciendo?

S�, le dec�a que...

el inter�s que le prestaba,
casi a mi pesar,

estaba, no temo decirlo,
plenamente justificado.

S�, mi querida ni�a,
es usted una chica excepcional.

�Usted cree?

Excepcional es la palabra exacta.

El P'tit Zouave es un lugar encantador,
pero en fin,

no es el lugar m�s indicado
para una chica como usted.

S�, s�, s�, s�.
He visto c�mo con dignidad,

rechazaba suavemente pero con firmeza
los avances de sus pretendientes.

Tengo buena vista, �eh?

Louis, el Sr. Lambert.

Al principio, Eug�ne.
Sin contar a Armand.

No tiene mucho m�rito.

Una chica que se conduce bien
siempre tiene m�rito.

La vida es dif�cil cuando se est� solo.

Y siendo bonita como usted...

Por eso yo afirmo,
sin temor a equivocarme,

que es usted de una naturaleza excepcional.

Mire, Sr. Florent, no lo creo.

Pero si a usted eso le hace feliz...

Por eso, H�l�ne,

debo hoy, paternalmente pero firmemente,

hacerle una llamada de atenci�n.

Va usted a hacer una tonter�a.
Es mi deber dec�rselo.

- No le entiendo.
- Ese joven, el Sr. Denis.

- �Est� usted loco!
- Ya ve c�mo el tema la afecta.

Evidentemente, es algo delicado.
Va por el camino equivocado.

Nada le permite creer que...

D�jeme hablar.

Conozco la vida.

Ese hombre es muy apuesto,
muy bien vestido.

Fastuoso, �me entiende?

�Ha visto sus manos?
Dos horas de manicura.

�Y a qu� se dedica para no hacer nada?

Parece ser que escribe.

Pero no se sabe.

No se responde al viejo llor�n.
Pero estamos preocupados.

No ha venido aqu� por usted.

Pero est� aqu� y se miran...

No he hablado con �l casi nunca.

- Peor, no se atreve a hablarle.
- C�llese.

�Se da cuenta!

�Por qu� me atormenta?
Yo no le he hecho nada.

Mi ni�a, mi querida ni�a...

Compr�ndame.

La veo a punto de tropezar.

As� que llego,
le tiendo las manos y le digo:

Venga a casa del buen pap�.

- �C�mo?
- S�, lo he pensado muy bien.

He pesado los pros y las contras.

Deje el P'tit Zouave, deje la Citro�n.
Venga a mi casa.

Necesito a alguien como usted
para ayudarme.

La caja, la clientela,
la correspondencia...

Una persona de confianza.

Y adem�s, ya ver�,
la tintorer�a es entretenida.

Pero Sr. Florent...

Necesito juventud.

Me gusta tanto la juventud.

No le pedir� nada.

Casi nada.

Mi edad deber�a tranquilizarla.

Ya no se es exigente.

Tendr� todo lo que quiera.
Un buen sueldo.

Adem�s tengo una cierta fortuna.

As� que si se porta bien
con su viejo amigo,

ser� bueno con usted.

Regalos, muchos regalos.

Es usted repulsivo.
Todo lo ensucia, lo llena de babas.

�Le escucho y todo era para llegar a esto?

- �Es usted repugnante!
- Me ha malinterpretado. No quer�a decir...

�Es usted repugnante!

Pero Sr. Florent, �qu� ha pasado?

Nada, nada en absoluto.

�Por qu� se fue as� corriendo?
�La ha asustado?

�Asustarla? No...
Caprichos de mujer, de ni�a mimada.

- Nada en absoluto.
- Bien.

- Adi�s, Sr. Florent.
- Adi�s.

D�jalo. Ya te lo explicar�
cuando estemos solos en mi cuarto.

- Si solo fueran gestos...
- No, �t� crees?

Es un asqueroso.

S�, pero tambi�n un cliente.
No hay que olvidarlo.

Ay, mi pobre Oscar.
Qu� suerte tienes.

Al menos est�s tranquilo.

Como pez en el agua.

Aqu� tan pancho.

�Moumoune! �Te has comido a Oscar!

�Fuera, sucio gato!

Cuando el viejo se entere,
va a armarse una buena.

Justo el d�a del entierro
de esa pobre Olga.

No est� bien.

Maldita sea, parece que est�n ah�.

�Qu�? �Lo han pasado bien?

�Qu� cosas dices!

No quer�a decir eso.

Ten, cuelga esto.

No somos nada.
Pensar que hace 4 d�as...

El domingo pasado estaba ah�,
tan tranquila.

- Escuchando tu ch�chara.
- �Qu� ch�chara?

- Bueno, �vino blanco para todos?
- Todos sus verdaderos amigos estaban all�.

�Y sus clientes tambi�n?

La Srta. Olga era muy querida.

Los moros dec�an que la Srta. Olga
era su salvaci�n.

Sr. Denis, venga a beber un blanco
con nosotros.

Despu�s del entierro hay que animarse.

No, gracias, disc�lpenme.

El Sr. Denis es un hombre muy sensible.

�Sensible?

Ese hombre es la delicadeza misma.

Puede que tenga tambi�n
sentido de la responsabilidad.

- �Qu� quiere decir?
- Nada.

Se ha dado cuenta, �eh?
Usted tambi�n cree...

�Ya lo veis! Es �l.
�l es el responsable.

- �Responsable de qu�?
- �De que est� muerta!

�T� est�s un poco chiflado!

Fue un accidente. No fue culpa de nadie.
Fue una fatalidad.

- Vamos, Eug�ne.
- Yo s� lo que digo.

�Por qu� ten�a que ser un accidente?

Cerrar mal el gas es un accidente.

Llevaba 15 d�as usando el infiernillo.

S�, pero basta una sola vez.

Un fallo, no es nada.

Por lo que sabemos,
la Srta. Olga era un poco torpe.

Basta con tener temblor en las manos.

�Pero por qu� le temblaban las manos?

Es usted gracioso.

Ella no era la misma desde que �l lleg�.

Mira, toma un poco de vino blanco.

Y si quieres mi opini�n.
el Sr. Denis no tiene nada que ver.

Era una chica sensible a la palabrer�a.

Precisamente.
�l habl� con ella 2 veces.

S�, �pero qu� le dijo?

- No lo sabe nadie.
- Ella hab�a cambiado.

Y si hab�a cambiado era por culpa de �l.

Yo coincido con Armand,
creo que no tiene nada que ver.

El Sr. Denis es un buen hombre,
un hombre que conoce su lugar.

S�, pero precisamente, si me permite,
�d�nde est� su lugar?

�Cu�l es exactamente su lugar?
Nadie lo sabe.

- �No es as�?
- Yo no s� nada.

Usted lo conoce mejor que yo.

P�ngame un poco de blanco.
Hola a todos.

Hola.

Me he enterado de la noticia.

La triste noticia.

No pude ir a la ceremonia, porque...

el trabajo, ya sabes.

Te acompa�o en el sentimiento.

Porque yo apreciaba a Olga.

Gracias.

�No est� la Srta. H�l�ne?

No, est� trabajando.

�Un d�a como hoy?

- �Y el entierro?
- �Qu�?

�T� no sabes lo que es el trabajo?

Ella tiene un jefe muy estricto
y solo le concedi� dos horas.

A la salida del cementerio
tom� un taxi para ir a la oficina.

�Caramba!

La Srta. H�l�ne no est�,
pero el Sr. Denis s�.

- Acaba de volver.
- �Y a m� qu� me importa?

Bueno... Mire...
Yo creo...

Si est� usted interesado
en la Srta. H�l�ne...

el Sr. Denis, necesariamente...

�Necesariamente?

S�, la secuencia de circunstancias.

Ya sabe c�mo es.
El Sr. Denis, la Srta. H�l�ne...

No quiero insinuar nada,
me horrorizan las insinuaciones.

- Adelante, te escucho.
- Es que no tengo nada que decir.

�Qu� quiere? Los dos son j�venes.

- Si se gustan...
- �Maldita sea!

Conste que estoy convencido
de que a�n no ha pasado nada.

Bueno, casi nada,
pero por el bien de la peque�a,

ser�a el momento de intervenir.

- Con precauci�n.
- �Con precauci�n?

�Voy a partirle la cara!
�D�nde est�?

�Qui�n?

El se�or Denis.

- En su habitaci�n, la 3.
- Gracias.

Bueno, parece que eso le ha despejado.

No entiendo nada.

Sr. Denis.

- �Me conoce?
- S�.

Bueno, le he visto abajo.

Me llamo Lambert.

F�lix Lambert.

Vengo a advertirle. S�.

Vengo a advertirle
por primera y �ltima vez.

Lo que hace es peligroso.
Muy peligroso.

�Qu� hago que es peligroso?

Con H�l�ne.

�Con la Srta. H�l�ne?
No entiendo.

�Ah, no?

No se haga el inocente conmigo.
Lo tengo claro.

Llega y cree que est� en el bote.

Pero se equivoca, aqu� est� Lambert.

Y Lambert, F�lix Lambert,
le dice: "De eso nada, monada".

- Esa chica es nuestra.
- �Nuestra?

- Quiero decir, m�a.
- �Suya?

Si a�n no es m�a, lo ser�.

- �Usted se lo ha preguntado?
- Por supuesto.

- �Y le ha respondido?
- Por supuesto.

- Y le respondi� que no.
- �Qui�n le ha dicho eso? �Ella?

No. Solamente la he mirado.

Y le miro a usted.

Perdone, pero no hacen buena pareja.

As� que no me extra�a
que ella tambi�n lo haya notado.

- Nada m�s.
- No le creo.

Pues se equivoca.

Que no hacemos pareja lo dice usted.

- Pero se lo ha dicho ella.
- �Y a usted le incumbe?

No. Es usted el que me habla de ello.
Yo le respondo por cortes�a.

No tengo ganas de bromas ni de ser cort�s.

El cort�s no es usted, soy yo.

Est� bien. Oiga lo que voy a decirle.

Va a largarse del P'tit Zouave, y r�pido.

- �En serio? �Y por qu�?
- Porque yo se lo digo.

- �Cree que eso es suficiente?
- Estoy seguro de ello.

- �Y si se equivocara?
- O sale de aqu� vivo, o saldr� muerto.

- �Le hace gracia?
- S�, me hace gracia.

�Y sabe por qu� me hace gracia?
Porque usted no es serio.

- �Que no soy serio?
- No. Usted quiere matarme.

Sin motivo, por cierto.
Pero le entiendo muy bien.

Entiendo que se mate por gusto.

Bueno, por razones personales, secretas.

�Quiere usted matarme?
Muy bien, de acuerdo.

No es dif�cil matar.

Est� al alcance de cualquiera.

Usted aprieta el gatillo y yo caigo.

- �Y despu�s?
- �Despu�s?

Y despu�s yo estar� muerto, dir� usted.

�Pero usted?

Usted habr� avanzado mucho.

�Y usted?

No me mata por m�, sino por usted,

porque imagina que me intereso
por la Srta. H�l�ne.

S� muero, �qu� ventaja obtiene
de mi muerte, si est� en la c�rcel?

Ya ve que no es serio.

Mire, Sr. Lambert, cuando se quiere matar,
hay que pensarlo.

y decirse que matar est� muy bien,

y que si se disfruta,
es preciso poder hacerlo de nuevo.

Y para hacerlo de nuevo,
es necesario asegurarse la impunidad.

El crimen debe estar acompa�ado
por la inmunidad.

As� que usted sube aqu� para matarme.

Todos abajo saben que est� conmigo.

- S�.
- Ah� tiene lo que me tem�a.

Si me mata, ser� detenido inmediatamente.

- Su crimen ser� castigado.
- Pero yo...

Espere. Antes de subir,
usted debi� proferir amenazas.

Estaba seguro de ello.

Crimen con premeditaci�n.

Mal asunto.

Y tan est�pido, mi querido se�or.

Y f�jese que hasta ahora
solo he considerado

la hip�tesis m�s favorable para usted:

me dispara, me mata y todos contentos.

Pero si falla...

yo estoy en situaci�n de leg�tima defensa.

Pens�ndolo bien,

ya estoy en situaci�n de leg�tima defensa,

puesto que ha subido aqu�
a matarme y lo ha dicho.

No se acerque.

No tenga miedo.
No tengo un arma.

Nunca llevo un arma encima.

�No se acerque!

Pero usted tiene una pistola.

�Entonces por qu� no intenta matarme?

Ya que tanto lo desea.

- Ya que ha venido para eso.
- �No se acerque!

De cerca, a quemarropa.

As� debe ser dif�cil fallar.

Es cierto que usted podr�a matarme,

Sr. F�lix Lambert.

Y quiz�s me hiciera un favor.

Dispare, pues.

Por probar.

�No? �De verdad no quiere?

Entonces deje esa in�til pistola.

No tema. Ya le he dicho
que no tengo ning�n arma.

Pero no siempre se necesita
una pistola para matar, Sr. Lambert.

Evidentemente, una mancha de sangre en el
suelo de este cuarto, resultar�a decorativa.

Pero un cad�ver sin manchas de sangre,

ser�a mucho m�s inquietante.

Un cad�ver.

El m�o...

o el suyo.

No se sabe.

De hecho no tiene importancia.

Dios m�o, ah� est�.

- �Qu� ha pasado?
- No se ha o�do nada.

- �Le has dado una lecci�n?
- Qu� va. No hubo manera.

Se acobard�.

�Caramba!

- No es cre�ble.
- Yo no lo creo.

Y eso que el Sr. Lambert es un tipo duro.

�Usted qu� opina, Sr. Florent?

A m� estas cosas no me interesan.

�Farsante!

Perd�n.

�Se ha ido el Sr. Lambert?

- Hace un momento.
- Qu� fastidio.

Se le olvid� una cosa en mi cuarto.

H�game el favor de devolv�rsela
cuando lo vea.

De acuerdo.

Am�lie, �d�nde est�n los croissants?

En la alacena, bajo la repisa,
donde siempre. Fernande, ven conmigo.

- �Qu� se debe?
- Nada, yo invito.

Gracias.

En recuerdo de Olga.

Adi�s. Volveremos para el aperitivo.

- Adi�s.
- Adi�s.

- �Qu�, Sr. Aubin?
- No, gracias.

Sr. Denis, �quiere que le diga una cosa?

El mundo son putadas y compa��a.

Putada tras putada.

- Quiz�s.
- S�. As� se lo digo.

- �Quiere tomar el aperitivo?
- Me gustar�a, pero hoy no tengo tiempo.

Voy a comer a casa de mi cu�ada.
Ya sabe, la solterona.

Ya le habl� de ella. La pelmaza.

- Ah, s�.
- Y ya se me hace tarde.

- �Vive lejos?
- No, en la calle Amiral-Roussin.

- En el 72.
- Bueno, entonces...

Es que tengo que ir.

Una casita. Est� all� sola con sus gatos.

Si mi amigo, el hombre
de la botella de leche, lo supiera...

Ese ser�a un asunto para �l.
Y de los buenos.

Le acompa�o si quiere.
Pero solo un trecho.

S�, con gusto.
Charlaremos un poco.

�Adi�s, Armand!

Hasta luego.

Esta noche Lambleau y yo dormiremos aqu�.

Bien. Espero que todo esto acabe pronto.

Yo tambi�n, pero dormiremos aqu�
mientras sea necesario.

Ahora esto est� que arde.

�Oscar?

�D�nde est� Oscar?

Oscar ha desaparecido.

Ya est�...

Lo sab�a, �l le ha asesinado.

�V�ndalo!

- �Qui�n est� ah�?
- Soy yo, Denis.

Perdone, la he asustado.

No es nada.
No esperaba encontrarme con nadie.

Ni yo tampoco.
Vuelve usted muy tarde.

S�. Buenas noches.

�Se marcha usted?

Denis... �Se marcha?

- Bueno, yo...
- �Ya se va?

Denis, �por qu� se va?
�Por qu� me deja sola?

- H�l�ne...
- Yo no le pido nada.

Bueno, casi nada.

Ya que ha venido hasta aqu�,
qu�dese un poco m�s.

Si usted se va, �qu� va a ser de m�?

Me ha quitado todo el �nimo.

Mi �nimo desapareci� en unos d�as
desde que usted est� aqu�.

No fue muy divertido,
pero yo antes viv�a, estaba tranquila.

Y luego me di cuenta
de que no me quedaba nada.

Nada m�s... que usted.

El d�a entero pienso en usted.

Ayer tom� un taxi para volver m�s r�pido.

Para verle antes.

Y usted a�n no estaba.

Pero yo sab�a que iba a verle.

As� que era feliz...

Una felicidad que me ahogaba.

Como un deseo de llorar.

H�l�ne...

Todo el domingo sin verla...

Parec�a que me evitaba.

Era verdad.

�Por qu�?

�Por qu�?

Es algo est�pido.

Tem�a no volver a encontrar
su mirada de ayer.

Miedo... de no reconocer ya...

el dulzor de su voz.

Miedo de haberme equivocado.

- H�l�ne...
- Denis...

�No me hab�a equivocado?

No.

�Qu� va a ser de nosotros?

Usted iba a irse.

No. No me iba.

�A d�nde iba?

Un recado sin importancia.

No me deje.

No quiero hacerlo.

Desde el primer d�a que le vi,

so�� con estar en sus brazos.

Como ahora.

Tan d�bil...

Tan inerme...

Tan feliz...

Mi peque�a H�l�ne...

�Sabe lo que he hecho esta noche?

Fui al cine para estar sola.

Completamente sola con la gente.

Ten�a los ojos abiertos de par en par,

pero no vi nada.

No vi nada m�s que su cara
inclinada sobre la m�a.

Su cara, ya tan familiar.

Su sonrisa.

Luego se fue la gente.

Les segu�. Camin� al azar, en la noche.

Pensaba tan intensamente en usted

que me parec�a que estaba a mi lado.

Sent�a el calor de su mano en mi brazo.

Me encontr� en la orilla del Sena.

Era... tan feliz...

que quer�a morir.

�Por qu�, H�l�ne?

�Por qu�?

No lo s�. Volv� porque usted
no estaba conmigo.

Tan cerca y tan lejano.

He vuelto, Denis.

Venga, H�l�ne.

Usted me gusta.

Me gusta tanto.

Se fastidi�, se�or comisario.

- Por culpa de esa zorrita.
- Sin embargo, parec�a que iba a ir.

- Estoy seguro de que es �l.
- Pero no lo sabemos.

- �Qu� hacemos?
- Vamos a dormir.

Imag�nate. Est�n arrull�ndose.

�Otra noche en blanco?

Qu� oficio...

- Mira.
- �Qu� pasa?

Su malet�n.

Olvid� el malet�n.

- Vaya...
- Qu� bonito es el amor.

Dame tu navaja.

Tenga.

�Qu� te ocurre, Denis?

Yo...

Tengo miedo.

�De m�?

No.

No.

De ti no, mi pajarito.

Amor m�o.

�De qu� tienes miedo, Denis?

�De nosotros?

De m�.

No lo entiendo.

Es dif�cil de entender.

Expl�camelo.

Es dif�cil de explicar.

B�same.

Nada es dif�cil entre nosotros.

Nada.

S�, H�l�ne.

Eres tan joven.

Tan limpia, tan intacta.

Soy tuya.

Me conoces tan poco.

Te quiero tanto.

�Me seguir�as queriendo si supieras?

Nada puede impedir que te quiera.

Mi peque�o milagro.

Dime, Denis.

Dime.

�Por qu� tienes miedo de nuestro amor?

No sab�a si yo...
si yo podr�a amarte.

S�, te lo digo, H�l�ne.

Estoy enfermo.

Gravemente enfermo.

Eso no es verdad.

Contigo no es verdad.

Pero hasta esta noche, antes de ti,
era verdad.

Cari�o, �era eso lo que no te atrev�as
a decirme?

Ya est�s curado.

Eres tan dulce.

Tan tierna, tan...

Tan comprensiva...

No, Denis. Te quiero.

Me has quitado todas mis pesadillas.

Esa noche fr�a en la que me perd�a.

Hace calor en tu cama.

Nunca volver�s a tener fr�o conmigo.

Est�s curado.

Eres feliz.

Es verdad.

�Lo ves?

No hay m�s que nosotros dos.

El resto... un mal sue�o.

Ven conmigo.

- No te lo he dicho todo.
- �Para qu�?

Tienes que comprenderme.
Tienes que perdonarme.

- No tengo nada que perdonarte.
- S�, amor m�o.

�Por ser lo que soy!

C�lmate, amor m�o.
Te quiero por ser t�.

No te querr�a de otro modo.

La primera vez que te vi,
�te acuerdas? Abajo.

En medio de toda aquella gente.
Parec�as tan poca cosa.

Es que eras tan apuesto.

Solo soy apuesto para ti.

Eso no tiene importancia.
Hab�a algo en tus ojos.

S�... No se c�mo explicarlo.

Diferente a la mirada de los dem�s.

Como de sue�o.

�Si t� supieras!

Vas a dec�rmelo.
Pero antes, m�rame.

Esta ma�ana solo existe nuestro amor.

�Me oyes, Denis?

Solo cuenta nuestro amor.

El resto, �qu� me importa?

Es un triste secreto.

- Tan pesado de cargar.
- Seremos dos para olvidarlo.

Dime.

Soy hijo de un banquero.

Un hombre muy rico.

Jam�s vi a mis padres
m�s que en traje de fiesta.

Cuando me daban las buenas noches
r�pidamente antes de salir.

Quiz�s me quer�an.

Nunca tuvieron tiempo de dec�rmelo.

No quiero acordarme de ellos
para no odiarlos.

Entonces...

me hicieron criar por una institutriz.

S�... �Una mujer grande y seca!

�L�gubre!

�Con una crucecita de oro
sobre un severo cors�!

Yo, si no hubiera sido por el ni�o,

me hubiera jubilado
al cabo de 15 a�os de servicio.

Por la parte proporcional,
con su pros y sus contras.

Hubiera tenido suficiente
para vivir en el campo.

Dios, qu� largo es esto.

Estoy harto de esperar as�.

En la Rep�blica no se detiene por la noche.
Salvo los delitos flagrantes.

Esa ley es una mierda.

No hay por qu� lamentarse.
Y menos nosotros.

El coche estar� aqu� a las 6.

Mejor tarde que nunca.

�Fuiste t�?

Soy yo, el de la botella de leche.

En recuerdo del inocente animal
que mat� el primero.

Soy yo, con las manos apretando su cuello,

esperando su �ltimo aliento.

�Siempre es mi institutriz
a quien estrangulo!

�H�l�ne, ay�dame!

Ay�dame, amor m�o...

Denis.

No es culpa tuya.

Est�s enfermo, muy enfermo.

Pero ahora est�s curado, pobrecito m�o.

Yo te he curado.

Amor m�o.
Dime que todo ha acabado, d�melo.

Yo lo creo.

Creo que desde esta noche...

esta noche maravillosa...

Ahora todas las noches ser�n maravillosas.

Todas las noches estar� en tus brazos.

Todas las noches tendr�s
mi calor en tu cama.

Est�s curado.
Si no est�s curado, yo te curar�.

S� que puedo curarte.

H�l�ne...
No te produzco horror, �no?

�Ahora no tienes miedo de m�?

Amor m�o.

Mi gran amor.

Pon tus manos alrededor de mi cuello.

B�same.

Olv�dalo. Olv�dalo todo.

Amor m�o...

Comienza a hacerse de d�a.

�Qu� hora es?

No lo s�...

Las 6...

- Tengo que levantarme.
- No.

- Mi trabajo.
- No, eso se acab�.

T� te quedas conmigo.

�De qu� viviremos?

Tengo dinero.

Nos iremos, viajaremos.

- Me gustar�a.
- �La Costa Azul?

Nunca he salido de Par�s.

Entonces me deber�s... la mar,

el verano, las playas,

el silencio del campo a nuestro alrededor.

Ya te debo mucho m�s.

Te debo el amor.

Seremos felices.

Somos felices.

�Cabr�n!

- �H�l�ne!
- �Denis!

- �H�l�ne!
- Dale el impermeable.

- �Denis!
- �H�l�ne!

�P�rtese bien!

- �Denis!
- �Ll�vatelo!

- �Denis!
- �Quieres callarte?

- �H�l�ne!
- �Denis!

- �Denis!
- �H�l�ne!

- Denis.
- �H�l�ne!

- D�jeme pasar.
- �H�l�ne!

- �Denis, amor m�o!
- �Bonito amor tienes t�!

�Denis!

- �H�l�ne!
- Denis...

P�rtate bien.
De momento no te necesitamos.

Sabremos d�nde encontrarte.

No pasa nada. Todo ha salido bien.

Ya lo ver�n en los peri�dicos.

�H�l�ne!

�H�l�ne!

Escuchen a ese imb�cil.

�Denis!

�Denis!

�Denis!

�Denis!

�Denis!

�Denis!

Denis...

No me lo quiten.

No me lo quiten.

Est� curado.

Denis...

Fernande, ay�dame.

- Hola, atontado.
- �Vaya, Adolphe! �Ya has vuelto?

- Como una rosa. �Los polis eran por ti?
- No, qu� va.

- �No se ha estropeado?
- No. �Una copita de tinto?

No, mejor una grande.
Estoy como nuevo.

El sanatorio es una maravilla.

�ltima hora de la comisar�a.

El comisario Bonnet,
tras un prolongado seguimiento,

ha capturado al asesino de las rentistas.

Bueno, �qu� hay de nuevo?

Oh, no gran cosa.

Ah, s�, una noticia muy triste, amigo m�o.

He perdido a Oscar. �Te acuerdas de Oscar?
Mi pez de colores.

Ese gato del demonio se lo ha comido.

- Un aut�ntico can�bal.
- No era m�s que un pez de colores.

"Un pez de colores"...
T� tampoco has entendido nada.

Acabo de salir del sanatorio,
la vida es bella,

los peces est�n fritos,
las mujeres son rollizas

y el beaujolais es del a�o.
A tu salud.

- �Cu�nto?
- Nada. Yo invito.

Gracias.
Adi�s, amigo.

- Hasta la pr�xima.
- Hasta la pr�xima.

Adi�s.