All language subtitles for Caroline ch+¬rie 1951 720p BluRay x264

-Era una mañana de julio
clara y soleada como cualquier otra

que se elevaba
sobre el Château de Bièvre.

Olía bien.
Había flores por todas partes.

Pero esta mañana de julio
no iba a ser como cualquier otra,

porque era 1789
y precisamente el día 14.

Los sirvientes estaban ocupados
con los preparativos festivos.

Era el cumpleaños
de su hija Caroline

que el Marqués de Bièvre
iba a celebrar.

Y porque, a pesar de su lujo ancestral
difícil de mantener,

el marqués estaba un poco apretado,

esta celebración en honor de Caroline

era sólo un pretexto para mostrar
a su hija Louise,

que un pretendiente de buena nobleza
y muy rico

tuvo que preguntar ese día.

El último dinero del marqués
había sido utilizado para ordenar

este maravilloso vestido para Louise,

que por fin teníamos esperanzas de encajar.

-¡Camisa puesta! ¡Camisa puesta!

Estaré allí con mi camisa,
en mi fiesta,

mientras esta gran juerga
se pavonea con un vestido nuevo.

Nunca, nunca, nunca. ¿Me oyes?
En primer lugar, abrir de inmediato.

¡Déjame entrar!

-La has educado muy mal.
Hazla callar. Odio gritar.

-Me temo que
No voy a ser capaz de hacerlo.

La Srta. Caroline es indomable.

-Te contraté hace 10 años
para domarlo.

Nadie es indomable.
Hablas como Necker.

-Dios no lo quiera,
Sr. Marqués.

-Hoy es mi fiesta.
¡Abre la puerta!

-El Marqués
le ordena que guarde silencio.

-Es mi cumpleaños,
y es mi hermana la que tiene un vestido.

Nadie puede decirme que me calle.

-Ya ves, ella no está escuchando.
Háblale tú mismo.

-Se está perdiendo autoridad.

Si fuera un niño,
lo metería en la Bastilla.

-¿Me oyes?
Tu padre es infeliz.

Si fueras un niño,
te metería en la Bastilla.

-¿En la Bastilla? ¿El 14 de julio?
Eso es todo lo que necesitamos.

Estás a punto de ver
lo que va a pasar.

Lo recordarás,
el 14 de julio.

-¿Eres tú, Caro?
-Sí, soy yo.

-¿Qué te traes entre manos?

-Déjame en paz, estoy llorando.

-Cuando hayas terminado de llorar,
ven a ver.

Creo que lo he encontrado.

¿Por qué lloras?

Porque es 14 de julio,

y es Louise
que tiene un vestido nuevo.

-Quieren meter la ciruela pasa.

Parece que Salanches
lo está pidiendo hoy.

La ciruela pasa irá a juicio.

-Yo también voy al juzgado.
-Sí, mi pollito.

Ven y echa un vistazo.
Voy a verter mi reactivo.

Si tiene éxito, soy rico.

M. de Lavoisier
prometido 1000 livres

al primer químico
en aislar el hidrógeno.

Te compraré
vestidos para ti.

-¿De qué color será?
¿Mi vestido?

¿El primero que me compres?
-Eso ya lo veremos. No me confundas.

El momento es decisivo.

-Encantador.... Encantador.

Por favor, dese prisa.
Nuestros invitados llegarán pronto.

-En el ático, el momento era
cada vez más decisivo,

y el riesgo inminente de explosión.

-Dios, es fea.

Si yo estuviera en el lugar de ese chico,
elegiría a Caroline.

-Caroline no tiene ni una milésima parte
de la distinción de su hermana.

Tu debilidad me desconcierta.

-La distinción es una virtud
hasta la hora de acostarse.

Pero entonces....
-¡Fi, señor!

-Fi, madame.

Han pasado 20 años desde que me arrepentí
haber elegido la distinción.

Caroline es una belleza,
y tiene temperamento.

Déjame volver a la Corte
cuando mis problemas de dinero hayan terminado.

Verás el ruido que hace.
-Caroline es indiscriminada.

No hará ruido en ninguna parte.

Música de salón.

-Nadie me invitará
con esto en mi cara.

-Es mejor que morir quemado,
si no lo hubieras apagado.

-Y la ciruela triunfante
¡con su vestido nuevo!

-No parece triunfante.

Salanches duerme de pie.
Pasó la noche con unas chicas.

-¡Qué horror!

Pensándolo bien,
es encantador.

-No ha dicho nada.
-Dará su opinión hoy.

-Parece un poco somnoliento.
-Es la emoción.

M uE CN

-Disfruta tu comida.
-Gracias, grandullón.

Debíamos partir a las 8:30:
no el Conde de Salanches.

A las 9 en punto, llega todo arrugado.

Había pasado la noche
con las chicas.

Ha sido afeitado, cambiado,
y ahora está bailando de nuevo.

Estos tipos son indestructibles.

-Diga, ya conoce las noticias,
¿te has enterado?

Agitadores
presos liberados.

Se extendió por todo París.

Va a ser feo.
-No, el tiempo es demasiado agradable.

Que retiren a Necker.
Eso lo resolverá todo.

,
Bueno, ya está aquí.

-No te molestes.
No es mi culpa, estoy dormido.

-¿Cuándo tendrás que despertarte?
-Cuando llegue el momento de decir adiós, Germain.

Ve a ver la fiesta un rato, para que pueda
contárselo todo a mi tía.

-Querida, ¿sabes que mi hermano
está muriendo por ti?

Vaga
como un alma en pena.

-Sí, querida.

Y no me estoy muriendo.
Qué triste.

Hubiera sido tan bueno
morir juntos,

como en una ópera
de M. Gluck.

-Eres traviesa, querida.

Él es bueno,
es hermoso y te ama.

¿Qué más puedes esperar
del amor?

-No lo sé, querida.

Soy como tú,
no sé nada.

No deben habernos
nos enseñaron todo en el convento.

Dos pequeños gansos blancos,
eso es lo que somos.

Necesitamos que nos emplumen un poco
para que lo entendamos.

-¡Oh, Caroline!

-¡Caroline!

¡Caroline!

Música animada.

-¿La gente nunca duerme aquí?

-Es el cumpleaños de Caroline.
Es 14 de julio.

-14 de julio, 14 de julio...
Me estás poniendo de los nervios con lo del 14 de julio.

-Para él, era día 13.
No se había acostado.

-Mi amigo,
estoy preocupado.

Caroline acaba de perderse
en la arboleda con un hombre.

-Así es como te casas.

-Pero es con
pequeño Berthier.

Lo invitamos a él y a su hermana.
Es amiga de Caroline.

-Devil..... Pero es un niño
¡que no tiene nombre!

Que la encuentren.

Estoy a favor de escapar,
pero en privado.

-Querida, los tiempos están cambiando.

En primer lugar, es una fortuna enorme.

Su padre era el cirujano del Rey.

Parece que Su Majestad
disfruta de su conversación.

Es un hombre que habla con ella
cada mañana.

Los grandes señores
lo perdonan.

Dicen que puede hacer mucho.

-Diablo.....

Espero que no la encuentren inmediatamente.
inmediatamente.

-Salanches, cada vez más cansado
de esta fiesta,

siguió buscando
un lugar tranquilo para dormir.

Notó una pequeña puerta
que parecía providencial.

-Eres muy amable, Georges.

Si supieras
lo infeliz que soy.

Deberías distraerme un poco.
-Te quiero

desde el primer día
que te vi.

Daría mi vida por ti.

-Tu vida, Georges,
es mucho.

Dame una flor en su lugar.

¿Qué se dice cuando se regala a una joven
una flor a una joven?

-Es una Centaurea cyanus.
-Lengua asquerosa.

Es un aciano.

No huele nada.

Dame otro
que huela bien.

-Este es el álbum Melandrium,

con un ligero
finamente picante.

-Oh, Georges.....
Mi pequeño Georges.

Me quieres, se entiende,

pero eres el más aburrido
de la Tierra.

Cuando te arrodillas
para dar un flieur,

no lo hacemos en latín.

-Te quiero, Caroline.

Estoy trabajando para merecerte
algún día y hacerte feliz.

-En latín también, sin duda.
-No te rías.

Mis estudios han terminado.
El año que viene seré fiscal.

Y eso no es todo:
Sigo la política muy de cerca.

Los cambios
en marcha.

El Rey necesitará
hombres nuevos

para guiar al reino
hacia su destino.

Su entorno no sabe nada al respecto.

Somos
una serie de jóvenes

que se interesan
en la felicidad de las personas.

-Y la felicidad de una muchacha
una hermosa tarde de verano,

que no te interesa
¿tampoco?

-No lo entiendo,
Caroline.

-Aquí tienes. Este es el....

En latín.

-Decepcionado por este joven latinista,

Caroline decidió
huir de la fiesta

y refugiarse
en su querido ático.

-¿Quién está ahí?

No me asustes.
No tiene gracia.

Soy una persona muy asustadiza,
y siempre sale bien.

-Caroline,
curiosa y preocupada a la vez,

se acercó a este durmiente desconocido

que había violado
la soledad de su ático.

M uE CN

-¿Eres tú, cariño?

Venga a vernos.

Vamos a dormir un poco.

Tomaremos una decisión
cuando hayamos dormido.

Aquí estamos bien.

Vamos a dormir un poco.

-Dios mío, no puedes hacer eso.

Estoy seguro de que no puedes hacer eso.

Pero si hiciste
chicas así,

si quisieras
complacerlos,

debes haberlo estado esperando
un poco, ¿no?

M uE CN

-¿Pero quién eres tú?
-No sé quién eres.

-Pero..... Pero tú eres......
-Sí, lo eres.

-¿Qué haces
en mis brazos?

-No lo sé.

Pero en el punto
estamos.....

-Después de todo, tal vez
podría ser un sueño.

Pero desde luego no es
una pesadilla.

-Oh, querida....

-Explícame lo que estás haciendo
en mi cama.

-No es tu cama.
Es la que está en mi ático.

Oh. ¿De qué va esto?

-Levántate, Caroline.
Ya estoy despierta.

Estamos locos por....
Tal vez nos están buscando.

Nadie puede encontrarnos aquí.
Este es mi hogar.

-Por favor, levántate.

Reajústate.

-¿Solo?
-Sí, completamente solo.

Eres desconcertante, Caroline.

Nunca he conocido a nadie
tan puro como tú.

La vida es terrible
para los que la afrontan de frente.

-No entiendo
lo que estás diciendo.

¿Qué hice mal?
Me dio placer.

-Luego lo entenderás.

Ven rápido.

-¿Y si le preguntas a mi hermana?
-Yo no hago eso.

No me casaré
cuando sea viejo.

¿Queda alguien?
Espero que no nos estén buscando.

-Oye, chico, ¿dónde están todos?
Ven rápido.

-¿Qué podría ser tan serio
en esta hermosa tarde?

-Ah, ahí está Charlotte.
-Adiós, querida.

-¿No está Georges contigo?
-¿Qué pasa?

-¿No sabes nada?
Los alborotadores..... No sabemos nada.

Un amigo de papá
nos advirtió.

Los presos liberados
agitaron al pueblo.

Hubo peleas callejeras.
La Bastilla fue tomada.

-Si eso es todo lo que se necesita.....

-Debemos regresar a París.
El Rey puede necesitarnos.

-Ya sabes, estoy desplumado.
Oh, eso es maravilloso.

-Caroline....

-Es una pena que hayamos tomado la Bastilla.
Te lo contaré todo en París.

-No es el momento de besar.
-Siempre es el momento.

Gastón, no es nada,
sólo tomamos la Bastilla.

Gaston......

Ya están muy avanzados.
¿Qué harán con la Bastilla?

-Ya era octubre.
El parque había cambiado de color.

La Revolución también.
Ambos se estaban poniendo rojos.

El rey había convocado a los Estados
con grandes esperanzas,

pero Mirabeau
se negó a abandonar la habitación,

y el conde d'Artois, hermano del rey,
tuvo una buena carrera en el extranjero.

El marqués de Bièvre
fue invitado por Luis XVI

por recomendación
del padre de Georges.

Caroline, demasiado joven
no hizo el viaje a la Corte.

Se trataba de
encajar a Louise.

Durante su estancia en Versalles,

los más jóvenes irían al convento,
dirigidas por Mile de Tourville.

Esta nueva injusticia
ulcera a Caroline.

No sabía nada de Gastón
desde julio.

Los acontecimientos habían provocado
reuniones canceladas

donde podría haberlo conocido.

Había escrito,

pero sus cartas quedaron sin respuesta
sin respuesta

o no se habían recibido.

No podía olvidar la agitación
que sintió en el brazo del joven,

y ahora comprendía
que estaba locamente enamorada.

Tendría mucho tiempo
para soñar con su amor

en el convento de las visitandinas
en la rue de Vaugirard,

donde la llevaba Mile de Tourville.

Hay un buen Dios
para las chicas infelices,

aunque no apruebe
su conducta.

El carruaje estaba a punto de ser detenido
por los alborotadores

en dirección a Versalles.

-¡A VERSALLES! ¡A VERSAILLES!

¡A VERSAILLES! ¡A VERSAILLES!

-Tiraron al cochero
de su asiento.

Mile de Tourville intentó salir
con un paraguas

lo que rápidamente se volvió en su contra.

Y Caroline, sin perder el norte,
aprovechó la oportunidad para bajarse,

y huir,
demasiado feliz por el incidente.

Habían pasado 16 años
desde la última vez que había salido sola.

Tenía
algo urgente que hacer.

Caroline decidió aprovechar
de su nueva libertad

para visitar a
Gaston de Salanches.

-¿Gaston?

¿Gaston?

Gaston....
Mi querido pequeño Gastón...

¿Estoy en tu casa,
¿al menos?

Ese soy yo, señor.

-Pobre conejito.
Le dieron ganas de correr.

-Caroline....

-¿Tu última conquista?

Llegas demasiado tarde.
No la atraparás.

Eso será en otra ocasión.

No me dijiste que también
también te ocupabas de los jóvenes.

-Ciudadanos,
escuchad a vuestros verdaderos amigos.

-Nada los detendrá.

Vamos a Versalles.
Vamos a Versalles.

-Ciudadanos, la violencia
sólo engendra violencia.

Está en orden

que las cosas tienen que cambiar.

Ciudadanos, la Asamblea...

¡Caroline!

Caroline, ¿qué haces aquí?
-Ves, estoy caminando y llorando.

-Aquí tienes. Es dulce,
te hará bien.

No hables todavía.

¿Te parece bien?

-Sí.

-¿Qué estabas haciendo
en medio de esa multitud?

-No lo sé.

No sé nada más.
Sólo sé que estaba llorando.

-Caroline, todos estos acontecimientos
te molestan.

Entiendo que te asuste.
No llores por el Rey.

No le harán nada.
-No es por él que estoy llorando.

Deja que el rey se las arregle solo.

Ya estoy harto de llorar para mis adentros.
-¿Pero por qué debería?

Qué bueno tenerte aquí,
en esta casa,

extendido como si estuviéramos
en casa.

Desde que papá recibió
la invitación para tu padre,

las barreras entre nosotros
parecen menos grandes.

Comprenderá que el futuro pertenece
a hombres como yo.

-¿El futuro?
¿Qué futuro?

-de Francia.

Y puede que la tuya también.

Os quiero a todos.

Una herencia el día de mi boda
me hace rica.

Tendrás la casa más hermosa,
los vestidos más bonitos.

-Ah, los hombres,
te dicen cosas.....

No mucho, de hecho.

Pero sólo un poco.

Y los encontramos
con otra mujer.

-¿Quién ha podido calumniarme así?

Te juro
que te soy fiel.

-Tú, tal vez, pero....

-¿Pero qué?

-Claro que sí.

No te burlarías de mí
con otra persona.

-No hay otra mujer
en el mundo que tú.

-Obviamente,
no eres muy....

Pero tú, al menos,
me quieres.

Y también es bueno que te quieran.

Es casi tan bueno
como amarte a ti mismo.

¿No es así?

-M. de Bièvre había consentido
al matrimonio de Caroline

porque pensó que sus hijos
estarían a salvo con Georges,

que acababa de ser elegido miembro de la Asamblea.

Tomó la decisión
de emigrar con la marquesa

al día siguiente de la ceremonia.

Muy feliz de poder burlarse
a su hermana con sus vestidos

y ser la señora de una casa donde
ella comandaría a la señorita de Tourville,

Caroline no pensaba
que su matrimonio con Georges

implicaba algo más
que fiestas y regalos.

Tal vez incluso pensó

que su aventura con Salanches
se renovaría,

y que las chicas
encuentran placer y amor

con todos los chicos jóvenes
y no demasiado feo.

Tanto más
si los quieren mucho.

-Ayúdala a desvestirse.

-Oh, Georges, ¿por qué ella?

¿Y bien, Georges?

-Aquí estás, cariño,
No podía encontrar la cama.

-En latín.

-La cesta de boda de Caroline
fue sin duda

la última manifestación elegante
del Antiguo Régimen.

Al igual que la cesta
que había sido relegada al desván,

el Antiguo Régimen se volvió fanático.

El Sr. y la Sra. de Bièvre
hicieron bien en emigrar.

Luis XVI lo decidió demasiado tarde.

Fue arrestado en Varennes
y llevado a París

en el silencio hostil de un pueblo
que ya no cree en él.

Se convirtió en prisionero
de una Asamblea tormentosa.

Pero Europa estaba unida
contra la joven revolución.

La Convención,
para salvar a Francia de la invasión,

decretó la ley de salvación pública.
Los jóvenes se alistaron,

mientras la guillotina está en funcionamiento
cada mañana.

Todo este ruido no impide que las arañas
de tejer sus telas

alrededor de la abandonada
abandonada,

ni los cines
para hacer buen dinero.

Esta noche, Georges acompaña
a su mujer a la Ópera

para celebrar su segundo
aniversario de boda.

Una atención excepcional.
Georges, cuya influencia es cada vez mayor,

abandona a Caroline por un rival :
la Revolución.

Caroline está aburrida,
y esa noche más que ninguna otra.

Las óperas nunca fueron divertidas.
Las de la época eran planas.

Una buena revolución
y buen teatro,

es mucho.
No se puede hacer todo.

De repente.....

-¡Oh, qué maravillosa sorpresa!

-Yo no
tu opinión, Henri.

La Revolución me horroriza,
como a ti,

pero Austria sigue siendo nuestro enemigo.
No podemos desear su victoria.

-Esta victoria para Austria,
la espero con todo mi corazón.

Tan pronto como pueda, voy a luchar contra
tu ejército de descalzos.

-Este ejército de soldados "descalzos"
es el ejército de Francia.

Solicité la admisión
para unirme al ejército del Rin

dentro de unas semanas.

-¿Usted también, señor?

-Es en este lado del Rin
donde siempre he luchado.

-¿Has olvidado
¿quién eres?

-Eres tú quien está olvidando
quién eres.

Son traidores a Francia.

-No sé
qué es Francia.

Su Comité de Seguridad Pública
y su verdugo?

-¡Henri!

-Pusiste al rey en prisión.
-Estás en mi casa.

Es gracias a mí
que no has sido arrestado.

-Que me arresten.
No me quedaré más tiempo

bajo su techo.

-¡Henri!

¡Henri! ¡Henri!

¿Dónde puede ir en mitad de la noche
sin papeles?

Eres un monstruo.
Si es arrestado,

Nunca te perdonaré.

-Lo alcanzo
y me lo llevo a casa.

Discúlpenos, señor.
Venga rápido.

Señor....

-Tu hermano no está en peligro,
ya lo sabes.

Quisiera agradecerle la
atención que me han prestado.

Qué falta de tacto.
-¿Por qué?

-Sé que el Sr. de Salanches

te cortejaba
antes de casarnos.

-Un cumplido.
En cuanto a mí, no lo sabía.

Sólo lo he visto una vez.

Se suponía que iba a pedir
la mano de mi hermana en matrimonio.

-Es muy amable de su parte
de imponerme su presencia

la noche en que celebramos
el 2º aniversario de nuestra unión.

Hay momentos que respetamos.
-Fiesta encantadora.

Arruinar un aniversario de boda exitoso
¡aniversario de boda! Sacrilegio.

-Caroline....

¿Estás diciendo
que no te hago feliz?

Os quiero a todos.

-¿Y después qué? ¿Y después qué?

No es suficiente
para hacer felices a 2.

-¡Caroline!

-Esta es tu casa, Henri.

-Sólo lo modesto
es seguro en estos días.

En casa,
Estoy empezando a oler la quemadura.

Aquí también.
¿Cómo está la cocina?

-Quien dijo que en lugar de
aislar el hidrógeno,

¿Terminaría cocinando huevos?

-Lo más probable es que no aislemos
aislar el hidrógeno en el corto plazo.

Guillotinaron a Lavoisier
ayer por la mañana.

-Los odio a todos.

-No los odies.
Ellos rehacen el mundo.

A los hombres les cuesta mucho dinero,

este mundo mejor que rehacemos
para su felicidad.

-Me molesta,
la política.

Ya oigo bastante
en casa.

No es
porque nos arriesgamos a morir

debemos estar hambrientos.
Vamos, comamos.

N

-Apenas nos conocemos.

PN

-No abrir.

-Es nuestro amigo Léon.

-¡ON!

-Hola, Henri.
-Hola, Henri.

-Podrías anunciarte.
Llamar a la puerta da miedo.

-Buenas noticias.

Primero, aquí está el pasaporte de Henri.

Usted es Henri Gabus,
dependiente de una tienda de gafas.

Haz las maletas.

Tu jefe te espera
en el autocar de las 2 de la tarde.

-En 3 días,
estaré en el ejército de los príncipes.

-Va a ser un giro dramático de los acontecimientos.
El curso de la guerra va a cambiar.

-¡Todos a bordo!

-¿Ha planeado Berthier algo
para Caroline?

En la Asamblea, Berthier quería
defender a un amigo.

Se fue entre abucheos.

Puede detenerse
en cualquier momento.

-¿Qué pasa?

-¿Dónde está Caroline?

¿Dónde está Caroline?
¿Vas a contestarme?

-Henri estaba en un piso
que el Sr. de Salanches había encontrado,

en 4, rue de l'Arbre-Sec.

Ella iba a menudo a reunirse con ellos.
-Todos los días.

-Quizás esté ahí.

Ve a echar un vistazo.

-Nos arriesgamos a ser arrestados
por la noche.

Ve y refúgiate con la familia Roland.
Caroline también tiene que irse.

-Y ya está.

Si vas a la guerra,
estaré solo.

-Ánimo, Caroline.
La guerra no durará para siempre.

Habrá vacaciones.
Volveré a París.

Y luego está Berthier.
-¿Mi marido?

¿Es este el refugio
que imaginabas?

¿Los brazos de mi marido?

Ya no puedo más.
Abrázame.

-No estés triste,
Caroline.

El mundo, un día,
volverá a sonreír,

sonriéndonos.
=-Seré viejo.

-No tienes 20 años.

La Revolución
envejecerá más rápido que tú.

-Llévame.
Llévame rápido.

Hemos esperado demasiado.
-No podemos, Caroline.

El momento en que tu marido
se está jugando la cabeza...

Me lo acaban de confirmar
hace un momento.

Está en peligro.

-Caroline, ¿estás ahí?
Soy yo, Georges.

Abierto.

¿Qué haces aquí?

-Henri se fue al extranjero.
Me hice cargo del piso.

-Mi esposa está aquí,
¿verdad?

-¿Qué pasa, Georges?

-Creo que estás haciendo
seriamente equivocado.

La Sra. Berthier vino
a despedirse de su hermano.

-Es infame.

Mientras lucho
frente al cadalso,

donde me juego la vida
para salvar lo salvable

de justicia y libertad...

Aquí.....

En este cuchitril,
como animales.

Salgamos.
Los seccionarios están en pie de guerra.

La casa podría ser saqueada.
Ve a la casa de Roland.

Tu hermana

y la señorita de Tourville ya están allí.

-¿Y mis vestidos? ¿Mis joyas?
-No importa.

Que sea rápido.

Yo salgo primero.
Me arriesgo a que me reconozcan.

Su palabra
de partir inmediatamente.

-Lo tiene, señor.

-¿Cuándo volveré a verte?

-Intentaré pasar la noche
en la casa de Roland.

-¿Quién está ahí?

-Soy sólo yo. No tengas miedo.

Pasé por la casa de los Roland.

¿Por qué no estabas allí?
-Fue absurdo.

Sabes que los Roland
arriesgan tanto como tú.

Prefiero ser arrestado
en mi propia cama.

-Eso es cierto.

Roland también ha sido comprometido.
-¿Qué ha pasado?

-Nada todavía.
La sesión duró hasta muy tarde.

Los Montagnards esperaban la llegada
de los peticionarios en armas.

Pero en el Comité,

mucha gente honesta
se armaron.

Los peticionarios no se movieron.

Robespierre
levantó la sesión.

La mayoría de los departamentos
están con nosotros.

Marcharemos sobre la Convención si
la turba de París nos violenta.

¿Se encuentra con Salanches
todos los días?

-No lo vuelvas a hacer.
Hay cosas mucho más serias.

-No has respondido a mi pregunta.

-No te contestaré.
Me gustaría dormir un poco.

-Era tu amante,
¿verdad?

Necesito saberlo.

Necesito estar seguro.

Por favor, se lo ruego.

Te perdonaré,
pero por favor dime.

Era tu amante,
¿verdad?

Ha sido denunciado.

Su nombre ha sido añadido
en la lista de sospechosos.

-¿Qué estás diciendo?
¿Han denunciado a Gastón?

¿Quién lo ha denunciado?

-¡Cobarde! ¡Cobarde!
¡Os odio a todos!

-En nombre del pueblo, abrid.

PN

-¿George? ¿Georges?

Sálvate. Los retrasaré.

-¡En nombre del pueblo, abrid!

-Pensé que era tu amante.
Lo siento mucho.

Voy a su casa
para advertirle.

P

-Finalmente. Necesitas tiempo
para abrirte a la gente.

¿Está aquí el ciudadano Georges Berthier?
-No, no está.

-Ya lo veremos.

-No está.
-Vamos a visitar la casa.

Tenemos órdenes.
Puede estar su esposa.

-¿Dónde está tu mandato?
No es legal.

-Todo lo que hace el pueblo
es legal.

N

P

-Buenos días.
-Buenos días.

¿Cómo ha ido?
-Su marido se las arregló para salir de París.

Tengo un pase para ti
bajo un nombre falso.

Aquí está la ropa
que Charlotte te envió.

Puedes vestirte,
ahora.

-Quizás no tengas que hacerlo,
querida.

Como puedes ver, las cosas van bien,
revoluciones.

Canta.

Ss Es CN

-¿Está tu madre?
-Mamá, el conserje pregunta por ti.

-¿Qué ventajas tiene
para su departamento?

-Ciudadano Lechero,
¿puedes guardarme el camerino?

Voy a la sección.

-¿Ocurre algo?

-Quizás lo haga.

El hombre que se hacía llamar dibujante
y que desapareció...

-No me gustó esa cara.
-Hay algo que no me gusta.

Hay un hombre que me parece como
de un aristócrata que acaba de ascender.

-Probablemente sea un espía.

Ve rápido.
Yo me ocuparé del vestuario.

-Si sale, pide ayuda.
Alguien estará allí para ayudarle.

-Pero claro.

-¿Qué puedo hacer?

-Si caemos,
conmoverá a todo el mundo.

Entra en el armario.

Saldrás
cuando me hayan llevado.

-No, cariño.

Te he vuelto a encontrar,
no volveré a dejarte.

-Caroline Darling,

puede que sólo tengamos
un minuto para apretarnos.

-Podría ser un rato,
un minuto.

-Ni siquiera tienes que
hacer ningún movimiento.

Es una pérdida de tiempo.

Todo lo que tienes que hacer es
agarrarte muy fuerte.

Qué pena, Caroline.

Te habría querido.

-Pensar que hubo momentos
en que teníamos derecho.

-¿Bien, ciudadano Bouchon?
-Sólo escucha.

-Era demasiado tarde.
Las oficinas estaban cerradas.

-De noche,
la puerta está atrincherada.

Tienes que llegar muy temprano
antes de que se levante.

-Qué tiempos tan extraños
para los cuidadores.

Escaleras por hacer,
informe tenants....

Ya no tenemos tiempo
para ir a ver cómo guillotinan a la gente.

Buenas noches, Ciudadano Peludo.

-Buenas noches, ciudadano Bouchon.
Duerma bien de todos modos.

-Tenemos una noche entera.
-Qué ricos somos.

-Abrió la puerta.

Tienes que salir
antes de que salga.

-Ni siquiera me estás mirando.
-Mejor que no.

¿Olvidaste tu camisa?

-Hablemos de mi camisa.
Está en tal estado .....

Charlotte no me envió ninguna.

-¿Tienes tu pase?
-Sí, lo tengo.

¿Gastón?
-Sí, Gastón.

-¿Me quieres igual?

¿No me desprecias?
-Te he amado desde el primer día.

Quizá no sea
el momento de decirlo.

-No me dejes
unirme a mi marido.

Llévame contigo.
-¿A la guerra?

-No vayas allí.
Para empezar, es peligroso.

-Eres un bebé, Caroline.

Nuestros deseos ya no cuentan.
Las circunstancias mandan.

Tenemos que ir
por su cuenta.

Y un día,
nos volveremos a encontrar.

Ir a ....

L

P

-No puedo entenderte.
Tu historia es tan confusa.

¿Sabes lo serio
de lo que me estás pidiendo?

-Voy a alistarme en el ejército,
pero debo salvar a esta mujer

que no llevará al entrenador
mañana.

Todo lo que pido
por una noche.

-Cuando me pediste una noche,
fue 1000 veces más agradable

y 1.000 veces menos peligroso.

-Señora, este ciudadano
quiere ver al caballero.

-¿Por qué
no me esperaste?

-Está bien, Rosalie.
Déjanos solas.

-Había un sans-culotte

mirándome fijamente.
Me asusté.

-¿Qué le dijiste a esta mujer?
No está segura.

-Dije....

-Madame no ha decidido
darte la bienvenida.

Y tu venida...
-¿Perdón?

-A pesar de todas las indulgencias
que he disfrutado hasta ahora,

No puedo permitirme
tentar al destino por nadie

que no conozco.

-Me gustaría darle las gracias
por sus buenas intenciones,

y me disculpo por perturbar
su mañana.

Vamos, Gastón.

-Y después de todo....

Es encantadora,
con su aire de dignidad herida.

Me la quedo, Gastón,
tu novia.

Gracias, Rosalie.

Ya puedes apagarlo.
Me muero de sueño.

-Buenas noches, madame.
-Buenas noches, Rosalie.

M uE CN

Siento
por hacerte pasar por este calvario.

Tenías que hacer que pareciera
que te había echado.

No está segura.

La tengo desde hace 10 años
y ha descubierto que es una patriota.

Nos vamos a la cama juntos.
Quítate la ropa.

La luz de la luna será suficiente.
Sería imprudente volver a encender.

Estás preciosa.

Te lo habrán dicho tus amantes.
- ¿"Mis amantes"?

Dios mío, ahí va.
¿Cuántos años tienes?

-19 años y medio.

-Sigue diciendo "y medio".
Es conmovedor.

¿Dónde has estado,
por olvidar tu camisa?

-Pero señora, I....
-No se asuste.

Aquí hay uno.
-Gracias por su tiempo.

-Acércate a mí.

Debes necesitar
descansar.

Gastón es encantador,
¿verdad?

-El Sr. de Salanches es sólo
un amigo de mi marido.

-Pequeña máscara.
Gastón me lo contó todo.

Te vi en el jardín...
-¿Eres tú el que.....?

-Sí, ese fui yo....
-Estoy avergonzado.

-¿Por qué?

Esto demuestra que la vida
es divertida. Eso es todo.

El amante de ambos
recorre los caminos

para ir a luchar.

No está seguro de con quién
o contra quién.

Y aquí estamos, tumbados juntos en la cama
mientras tanto.

N

Sólo escucha.

PN

¿Quién es?
-Soy yo, señora.

-Por favor, entra.

-Rosalie fue allí.
Ya están en el jardín.

-Intenta retenerlos
tanto como sea posible.

-Sí, señora.

Levántate, por favor.
Sabía que tenía que tener cuidado.

-¿Qué voy a hacer?

-Madame no puede ser molestada.
Está dormida. No tengo órdenes.

-Se despertará.

Yo doy las órdenes.

S

En nombre del pueblo, abre.

-¿Qué es?

-Estás escondiendo aquí a un forajido
que el pueblo busca.

-¿Te refieres a mí?
-No intentes negarlo.

Si lo entregas
se tendrá en cuenta

y no serás procesado.
-¿Un forajido?

Estoy en camiseta,
dormido.

-Sin discursos.
Tenemos toda la información.

Fue con pleno conocimiento de los hechos
que recibió a Berthier,

cómplice de su marido
y de los monstruos del federalismo.

-Ah, por fin lo entiendo.

Fue esta mujer la que vino,
recomendada por un amigo.

Parecía sospechosa.
Le exigí que se fuera de mi casa.

Pregunta a mis sirvientes.
Ellos lo confirmarán.

-Eso es, pero Madame es buena.
-Busca por todas partes.

-Por favor, no me hagas levantarme.
Estoy medio desnuda.

-Somos patriotas,
pero somos hombres educados.

Permítame sentarme.
Llevo dos noches buscando.

Hay demasiados enemigos del pueblo.

Ya no tenemos tiempo
para dormir.

-¿Te traigo un café?

-Hey, hey .. ¿Tienes más café?

No, estoy bien. Tengo el estómago débil.
Si lo bebo, no duermo.

-Entonces, ¿está hecho?
No vamos a pasar la noche.

¿Y en la cama?
-En la cama, estoy yo.

No soy ciudadano de Berthier,
creo.

-Puedes esconder a alguien.....
-Estoy casi desnudo.

-El pueblo es virtuoso,
pero nosotros representamos la ley.

La ley no tiene género.
Yo mismo echaré un vistazo.

-¿Has visto eso, ciudadano?

-Sí, ciudadano.

Un trabajo duro,
las búsquedas nocturnas.

Vamos.
Buenas noches, ciudadano.

-No sueñes con ello.

-¿No estaba escondiendo nada en su cama?

Claro que sí, burro.
Pero estaba en su derecho.

-Una galette, una verdadera galette.

-Mi pobre gatito.

-Caroline era Sidonie Déchu,

costurera volviendo a casa
casa en Caen.

Si llegó a Normandía,
estaba salvada.

Los montañeses ocuparon París,

pero los girondinos tenían
una gran parte de la provincia,

donde se preparaban para organizar
resistencia contra la Convención.

El problema era hacer el escenario
sin ser reconocido.

-¿Estabas en la diligencia
desde París?

Acuéstate, porque en 5 min,
no habrá más espacio.

Puedo oír el autocar de Caen.
Vamos.

-Buenas noches a todos.
-BUENAS NOCHES.

-Vete a la cama rápido.
Así no nos molestarán.

¿Quieres un bocado?
-No, estoy bien. No tengo hambre.

-Por la ropa bonita,
es un buen look.

Debe haberte costado mucho
esa camisa.

-No lo sé. Me lo dieron,
me lo dieron.

-¿De dónde sacaste esto, nena?
¿Tus antiguos jefes?

-Es lo suficientemente guapa
que su amiga se lo regaló.

Con las búsquedas,
puede robar lo que quiera.

-No es un robo,
es un intercambio.

Lo que pertenecía a los aristos
es nuestro. Soplamos.

Después de un viaje así,
no puedes tener suficiente.

-Queremos dormir en paz.
¿Verdad, cariño?

M uE CN

-Ciudadano, tengo algo
que decirte.

Sal al pasillo conmigo.
-¿Quién demonios eres tú?

-Soy el conductor del autocar.
Quiero ayudarte.

Sin mí,
serás arrestado.

El Comité de País ha oído
que usted es Caroline Berthier.

Un viajero.

Yo estaba allí cuando decidieron
su arresto.

Conozco bien la posada.
Te esconderé en el granero.

Mañana te meteré en la furgoneta.
-Muchas gracias, señor.

-Me lo agradecerás más tarde.
-Estoy en camisa.

-No tenemos tiempo.
Volveré a por tus cosas.

¿La piedra te hiela los pies?
Un momento.

-Pero te voy a cansar.
-No "señor".

Está prohibido bajo pena de muerte.
Somos ciudadanos.

Me llaman Jules.

En cuanto a cansarme,
no te preocupes.

Sería lo contrario
que me harías a mí.

-¿Tomará mucho más tiempo?
-No. Ya está.

Cuidado con la vela. Si nos ponemos
nos descubrirían.

Aquí tienes, cariño.

Siempre pueden venir a buscarte,
estás a salvo.

-No puedo agradecer
cómo darte las gracias.

¿Y mi negocio, señor?
-Jules, te digo.

No hay prisa por hacer negocios.

Y por las gracias,
no es difícil.

Un besito de propina.
Merece la pena.

-Pero, señor, lo estoy defendiendo.
-No seas estúpido.

El Comité no sabe nada.

Fui yo quien vio tu nombre
en tu bolso.

De todos modos, es mejor
que ser guillotinado. ¿No?

-Pero, señor.....
-Jules, te lo estoy diciendo.

-Teníamos que despertar a la gente.

-Tienes suerte
de que llegue tarde.

-Todos a bordo. Nos vamos.

PN

-Thug.

-Gaston querido,
tu Caroline es preciosa.

Tenías que ir a la guerra
y dejarla en el camino.

Estabas tan orgullosa, pequeña tonta.

Como los hombres
que dicen grandes palabras.

"Nuestra voluntad ya no importa.
Lo único que importa son las circunstancias.

-Bueno, lo seré,

ya ves cómo son
las circunstancias, querida.

-Ya no había ninguna pregunta
a Normandía.

Sin saber dónde esconderme,
hambriento,

Caroline, que estaba cerca
del Château de Bièvre,

decidió probar suerte
en el pueblo

a la buena gente
que una vez lo amaron.

Esperó la noche,
escondida detrás de un muro,

en las afueras del pueblo,

donde había sido una feliz, despreocupada
despreocupada y querida niña.

Reconoció el corazón palpitante
de la herrería,

su viejo amigo.

Ella vino a verlo trabajar
durante largas horas

en el dulce olor
de cuerno a la parrilla.

-¿Qué gana su departamento?

-¿No me reconoces?

-No, no lo es.

M uE CN

-Se perdió en las calles,
a merced de una patrulla.

De repente, se le ocurrió una idea:
su antigua niñera.

Claro que sí,
ahí es donde teníamos que ir primero.

Entonces, ¿dónde estaba su casa,
en este laberinto de callejones?

Vino aquí de niña,
impulsada por la buena mujer,

pero había sido
hace tanto tiempo.

Sí, estaba allí.

Este es el nicho del santo.
Sólo que ha sido decapitado.

Ahí está la escalera.

Debe estar en el primer piso.

Espero que siga aquí,
querida Cathy,

que siempre la salvaba de todo.

Esa buena Cathy
a la que llamaba "madre".

Caroline apenas se atreve a llamar.

PN

-¿Quién es? ¿Qué es esto?

-Abre, Cathy. Abre la puerta.

Ese soy yo, señor.

Oh, Cathy.
Mi querida Cathy.

Pero esa soy yo. Caroline.

Shhh... No grites.

Te lo ruego, por favor
no grites.

¿No me reconoces?

Cathy. Tu bebé.

-Por supuesto, te reconozco.

¿Qué estás haciendo aquí en medio de la noche?
-Cathy...

-No has cambiado nada.
No puedo creer que te llamara "mamá".

-Has cambiado mucho
en 3 años.

Has adelgazado y crecido.

Debes haber visto algunos duros,
mi pobre niña.

No siempre son las mismas personas
que sufren.

-No, Cathy.
-Han puesto precio a tu cabeza.

1000 francos, prometieron.
Eso es todo lo que estamos hablando aquí.

Me gustaría ofrecerte
algo de beber,

pero no es seguro quedarse.

Hiciste mucho ruido.

Los vecinos,
no hay nada más montañoso que esto.

Me ha encantado
de haberte visto de nuevo.

No hagas ruido al bajar.
-Pero, Cathy...

Vine a esconderme en tu casa,
al menos por esta noche.

-No, pero tienes una idea equivocada,
querida.

No quiero arriesgarme a la guillotina.
Tampoco te lo desearía a ti.

-No puedes echarme.
-Estorbaré. Quítame las manos de encima.

-Me quedo aquí esta noche.
Entrégame si quieres.

-¿Es ese tu asqueroso
pequeño meón?

Da golpecitos con el pie
¿y lo tiene todo?

Eso era cierto
cuando trabajaba para ti.

Estás en mi casa.
Vamos.

-No voy a salir.
Eso ya lo veremos, pipiolo.

Tenemos unas cuantas bofetadas atrasadas
que nunca llegué a darte....

L

-¡Alto!
-¡Detente!

-¿Qué pasa en casa?
Parece una discusión.

-Diga que soy una de sus sobrinas
de París.

-Sálvate lo mejor que puedas.

Si te quedas aquí...
Me preocupa mi cabeza.

Puede que te reconozcamos.

-¿Cómo esperas que
que me salve ahora?

N

-¿Qué está pasando
¿Madre Cathy?

Pero, por favor, contesta.

-Todo es culpa tuya.
Tú te lo buscaste.

¡Ayuda!

¡Que alguien me ayude!
Tengo a Caroline de Bièvre en casa.

¡Ayuda!

¡Es mi turno!

-¡Deténganla!
Es Caroline de Bièvre.

¡Detenedla!

-¿Es ella?

-No voy a cometer ningún error.
Yo era su niñera.

-Caroline fue trasladada de la
prisión de París

para el juicio.

Tras un viaje agotador
con etapas imprevistas,

en promiscuidad y alimañas,

al azar en prisiones provinciales
prisiones,

está en la sala común
de la Conciergerie,

que se había convertido en la última moda
de la moda,

que Caroline se despertó
una mañana.

-Espero que haya dormido bien,
señora.

¿Fue cansado el viaje?

-Gracias, madame.

-¿Quieres lavarte?

Podemos prestarle
nuestra cuenca.

Lleno de agua fría, por supuesto.

También puede utilizar
nuestra toalla.

-Muchas gracias por su tiempo.

-Te lo traeré enseguida.
Llegó anoche.

-Hiciste lo correcto.
Estábamos aburridos sin ti.

Disculpe. Estoy lavando mi ropa.
Estoy lavando mi ropa.

-Pero me encanta el jabón.
Me he privado mucho de él.

Hasta luego.
-Eso es todo, entonces.

-Conocí a
mujer encantadora.

La petite Bièvre.
Nos detuvieron en la misma zona.

La que se casó con este Berthier.
-¿Está aquí Caroline Berthier?

La conozco muy bien.

Lo escondí debajo de mi colchón.
-Señora, ¿usted también está aquí?

-¡Mi pequeña Caroline!

Todo el mundo está aquí.
¿De dónde te caíste?

No podemos imaginar a nadie
que no estuviera aquí.

¿Se conocen?
-Paramos juntos.

-No te imagines nada.
Entre dos gendarmes.

-Debe haberte molestado
a pesar de la policía.

Es imposible.

¿Cómo vas vestido?

Te prestaré un vestido.
Lo necesitarás esta tarde.

-¿Por qué, señora?
-Una sorpresa.

-Una chica encantadora,
querida.

-En el escenario, estábamos solos
en la esquina de un granero.

Me ofrecí
a dejarla embarazada.

Le compró 10 meses
en la guillotina.

Pero no soy un monstruo.
Ella se negó.

-Un amor en la mente.

-Sí, pero cuando tu cabeza
tiene tan poco espacio para los hombros....

-Aquí estás.
-Oh, pero, madame...

-Si, si.
Tómalo todo.

Quiero que seas hermosa.
-¿Pero por qué?

-Esta tarde,
esperamos una visita.

¿No lo adivinas?

Un soldado.
Un soldado de permiso.

-¡Gaston!

-Caroline....

Qué sorpresa, ¿verdad?

Pensé que estabas en el extranjero,
señora.

-Sólo he estado en Francia,
Monsieur.

Y entonces fallé aquí.

-Escucha, cariño.
Lo he tenido mucho últimamente.

Te lo dejo.

Así evitará que le llamen
"señor" y "señora".

¿No sabes
que esto ya no se hace?

-¿Vienes a ver a esta mujer
¿todos los días?

-Ella siempre ha sido
muy buena conmigo.

Tú mismo lo viste.
Yo también intento ayudarle.

-¿En qué consiste?
Sé lo que pasa aquí.

Los visitantes pueden tener
una celda durante unas horas.

Es repugnante.

Estas escandalosas
estas escandalosas visitas.

-No seas tonto.

Es mucho menos escandaloso
de lo que crees.

-Cierro los ojos.
Estaría cansado después de una hora.

-Me apunto.

-¿No es aquí donde
que la viste?

-Caroline, mi amor,

tenemos que hablar
con sensatez de una vez por todas.

Vivimos en una época
en que la vida es tan corta

que no podemos permitirnos
ni la ilusión ni el humor.

Mme de Coigny
es una amiga encantadora.

-¿Por qué no me pediste
que te casaras conmigo el Día del Ático?

Todo habría sido tan sencillo.

-Nunca pensé
Me acordaría de ti.

Y sin embargo..,

eres la única mujer
que nunca he podido olvidar.

Mira lo que llevo
en mi corazón,

que nunca me ha abandonado.

Sí.

El día después de que te fueras,
volví a la rue de l'Arbre-Sec

para buscarlo.

-Si la portera te hubiera visto,
te habría guillotinado.

Sin duda.

No me atrevía
ir a la guerra

sin este trocito de tela.
-Oh, cariño.

-Te he estado esperando.

Creo que tu amigo
puede salvarse.

La secretaria de Fouquier-Tinville
hablará con su jefe.

Fouquier protege
Dr. Belhomme,

y le permite reclutar clientes
para su centro de salud.

Belhomme se los devuelve
cuando ya no pueden pagar.

Si dispone de los fondos necesarios,

Mme de Coigny
puede ser transportada pasado mañana.

Él expedirá el certificado necesario.

-Que se redacte este certificado
a nombre de Caroline Berthier.

-Sólo tendré un lugar.

-Soy consciente de ello.

PN

P

-Vamos, vamos.

P

-Sólo tengo 13.
-Tienes 14.

-Pero te digo
¡Sólo tengo 13!

Berthier.

Berthier, eres tú.
-No estoy condenado.

-Vamos, vamos. ¡Vamos!

-¡Pero te equivocas!

L

P

-Esto es.

-¿Estás borracho esta mañana?
La encontramos, el catorce.

-¿Es usted el ciudadano Berthier?

-¿Eres tú, Berthier?

Estás confundiendo todos los nombres.
Es para la casa Belhomme.

Venga ya.

P

-Estoy salvado.
Tengo un lugar en la casa Belhomme.

Lo siento.

-De nada, hija mía.

Me alegro mucho
por ti.

-El Dr. Belhomme, que tenía
poderosas protecciones,

había encontrado esta elegante manera
de hacer una fortuna rápida:

certificados de fabricación
de conveniencia

a los huéspedes de la Conciergerie
que podían alojarse en su casa,

e internarlos
en su residencia de ancianos.

La casa Belhomme era de hecho

extremadamente caro
extremadamente caro,

de una sola enfermedad
de una sola enfermedad,

la guillotina.

-Siéntate, ciudadano.

La casa es agradable
luminosa y sobre todo tranquila.

La calma que necesitas
tu estado de salud.

Con una estricta
supervisión médica,

con dieta y cuidados,
su condición puede y debe mejorar.

-Doctor, si es para mí,
el pequeño discurso, es inútil.

Los tres sabemos
que el ciudadano no está enfermo.

Aquí están los papeles.
¿Quieres firmar?

-Eso es, entonces.
-Buena suerte, ciudadano.

-Hace mucho tiempo que no has
venido a cenar, ciudadano comisario.

-No hay tiempo, Ciudadano Doctor.
Tenemos demasiada gente.

-Nunca se tienen demasiados.
Tengo un pequeño paquete para ti.

Repostar es difícil.

¿En octidi?
-Sí.

-À octidi.

-¡Monsieur Belhomme!

Sr. Belhomme.....

-Esta querida duquesa.....

No puedo verte ahora.
Tengo que ir a la consulta.

¿Viniste a decirme
que todo había sido arreglado para ti?

-No, señor.

Pero entre ahora y el final de la semana,
algunos amigos me traerán ....

-Soy un viejo escéptico.
No creo en los amigos.

Amistad, Duquesa,
con los tiempos que vivimos,

es un hermoso recuerdo.

Digamos que es mañana por la noche,
como muy tarde.

-Belhomme, ya sabes quién soy.
¿Vas a echarme?

-¿En la puerta, duquesa?
No estás pensando en ello.

¿Por quién me tomas?
Señalaré que estás curado.

-¡Es infame!
-Es mi deber.

En un nivel estrictamente médico,
esto es cierto.

Ahora, ahora, ahora,
haga un pequeño esfuerzo, duquesa,

mañana por la tarde.

Recuerde a su amiga
la Duquesa de Choiseul.

Pero tenía los medios.

El martes
tuvo problemas para pagar,

y el octidi
ella fue al cadalso.

Qué pequeños somos,
todos iguales.

Hasta mañana.

Pero, por favor, siéntese, querida señora.
Le he dicho que se siente.

-En su condición,
nunca se descansa lo suficiente.

-No estoy realmente enfermo.

-En estos días,
la salud es tan frágil.

Ciudadano Salanches,
que me informó de su estado de salud,

se compromete a cubrir los costes
de su mantenimiento aquí.

Son 1.000 francos.
-¿Al mes?

-Por día, querida señora.

No podemos permitirnos escatimar,

cuando es
una enfermedad mortal.

¿No es así?

Ciudadano Chabannes,
mi colega.

Ella te llevará
a tu habitación.

Puede que le decepcione
por su mobiliario más bien básico.

Sólo tenía unos pocos pacientes
antes de la Revolución.

Tuve que improvisar.

-Si quieres seguirme......

-¡Belhomme! ¡Belhomme!

Belhomme, aquí tienes.

Tengo un diamante que me era muy querido.
Es un recuerdo muy querido.

-Echemos un vistazo.

No es verdad, duquesa.
-Estás soñando, Belhomme.

Me fue dado por el Amado
en circunstancias

donde un caballero
no da una joya falsa.

-Tú eres el que está soñando,
como hizo Luis XV cuando lo compró.

Vamos, tengo prisa.
Mañana por la tarde a más tardar.

-Este es el lugar.
Tienes dos compañeros.

Dormirás al lado
el que tenga el colchón más grande.

Las comidas se
se toman en el refectorio.

-Excepto por el dinero,

la Mmaison Belhomme era un lugar muy
agradable.

Algunos incluso celebraban fiestas allí,
con la complicidad del médico.

Caroline había sido invitada
la primera noche

con dos financieros holandeses

detenido por tráfico
de material militar

y a quien su fortuna permitió
una estancia indefinida y segura

en Belhomme.

Los hermanos Van Krift
eran tan gordos como feos,

y tan feos como ricos.

-Dame un beso.

Pero alégrate, mi pequeño.
Me estás aburriendo.

Me gusta que la gente sea alegre.

Mejor que eso.
¿No sabes reírte?

Toma, bebe algo.

Madera.

Te haré amar el champán.

Quiere fiesta
y no le gusta el champán.

Venga. Bebe, bebe.

-Esta escena es despreciable.
Ese canalla está acosando a esa niña.

-Sí.

-¿Quién es ella?
No parece una chica.

-No precisamente.

Es la hija
del Presidente de Forbin.

Está aquí con su padre
y su hermano pequeño.

Naturalmente,
ya no pueden pagar.

Fue a preguntar a
a los Van Krifts,

como todo el mundo aquí.

Por el momento,
le está haciendo pagar su semana.

Eso es todo.

-¿Es su amante?
-Oh, ni siquiera.

La toca un poco.
Se burla de ella.

Quizá una noche
uno u otro se lo lleve

o lo dejarán
si otro es más de su agrado.

Tienen una opción aquí.
-Esto es despreciable.

Prefiero mi colchón
en el dormitorio.

No entiendo
por qué estás viendo este programa.

-Estimada señora,
Estoy en el extremo de mi cuerda.

Para seguir adelante,
Estoy en una dieta de zanahoria.

Belhomme me vende
lo que pagaría por un jabalí

si estuviera fuera.

Tengo hambre.

Y en sus orgías,
los Van Krifts,

que son muy generosos,
ofrecen paté y champán.

Me permite
irme a la cama con el estómago lleno.

-Es cobarde.

-Sí.

Y luché diez veces

por lo que solía llamar
mi honor.

Esta es la casa
de la cobardía.

Un momento.
Eres nuevo.

Estimada señora.

L

P

-La nueva divinidad que el cielo
ilumine nuestros días

¿Enfurruñada por nosotros?

-Eres la reina de la fiesta,
y te escondes aquí.

¿Le gustaría
cenar en nuestra mesa?

Nos gustaría
conocerle mejor.

-Gracias, señor.
No tengo hambre.

-Todavía tiene bastante para pagar.

-¡Quítate la ropa!
Ya he tenido suficiente de mocosos.

M uE CN

-Lo siento, señora.
Olvidé que estaba aquí.

Soy Marie-Anne de Forbin.

Lo siento. Estoy tan cansada.
Estoy tan cansada.

Estoy avergonzado. Me avergüenzo.....

-Pobrecito.

-No tienes forma de saberlo.

-Empiezo a tener mis dudas.

No pienses en ello.
Intenta dormir un poco.

-Papá y mi hermano creen
que los Van Krifts nos están prestando dinero,

pero los Van Krifts
no prestan por nada.

Tengo 16 años.

Nunca me ha gustado un chico.
Nadie me ha tocado nunca.

Durante los dos meses que he estado aquí,

No recuerdo
ser una niña pequeña.

Me hicieron desnudarme
y me hicieron bailar.

Hubiera preferido que hicieran
lo que tú piensas.

-Acuéstate.
-Me mintieron.

Sólo me dieron la mitad.

Mañana, tendré
que ver a Belhomme.

-¿Eres tú, Marie-Anne?

-Sí, señora.
-Sí, señora.

-Estos dos bribones
¿divulgaron la verdad?

-Sólo me dieron la mitad.

-Debería haber
pagado por adelantado.

Con bribones así...

-¿Y para usted, señora?

-Está todo arreglado, querida.

Me voy mañana al amanecer.

Es casi un alivio.

Ya no tengo miedo.
Pasado mañana, todo habrá terminado.

Voy a buscar
a mi pobre amigo Choiseul.

Les mostraré primero,
estos crujientes,

cómo morir
una mujer de calidad.

Además, no me estoy muriendo.

Estuve en Azincourt
las Cruzadas.....

La nueva Duquesa de Bussez
me dará nietos

que me llevará aún muerto

a otras batallas
y otras glorias.

Es bueno para el crujiente,
para morir.

Todo lo que tienen es su piel.

Ah, mis niñas,

si tuvieras alguna idea

de cómo era
la corte de Luis XV...

Una noche en un baile de disfraces,

un extranjero en un dominó bígaro

me lanza su pañuelo.

Era encantadoramente elegante.

Lo recojo, riendo.

Fue el rey, querida.

Empezaba a estar harto
de la marquesa.

-Oh, querida,
qué felicidad.

Vi un pequeño cobertizo
donde el jardinero guarda sus herramientas.

Estaremos solos.
Acompáñanos.

¿Te gusta mi cabañita?

Pareces muy triste.
¿Por qué estás tan triste?

Seremos felices aquí
por el resto de nuestras vidas,

y esperar
a que acabe la Revolución.

-Amor mío, debes dejar
ser una niña y escucharme.

-¿Me ha funcionado ser alto?

-Haré todo lo que pueda para mantenerte aquí,
pero va a ser difícil.

Belhomme pide mucho.
-Georges pagará.

-Su marido es un forajido.
Sus bienes están embargados.

Charlotte me dio todo
lo que poseía.

4000 francos.
Cuatro días más para ti aquí.

No sé cómo
cómo pagar tu semana.

-Pero tienes amigos.
-Eran todos nobles.

Están muertos, inmigrantes
o arruinados, como yo.

Sólo Thibault tiene su fortuna
y puede adelantarme el dinero.

Volveré mañana a buscarlo.
-Te prohíbo que te vayas.

Tengo miedo aquí sola.

-Esta es nuestra única oportunidad
de encontrar ese dinero para ti.

-Pregúntele a la Sra. de Coigny.
Tenía la cartera llena.

Te da vergüenza preguntarle,
¿verdad?

¿Todavía la amas?
¿Me estás engañando con ella?

Ve a revolcarte en ella,
como el día que te cogí.

Ve y encuentra a esa perra.

-Cállate, te estoy defendiendo.
Fue ejecutada anteayer.

Le prometí un lugar aquí.
Te lo di a ti.

Adiós, entonces.
Intentaré encontrar el dinero.

-¡Gaston!

Gastón, no te vayas así.
Puede que no te vuelva a ver.

-¿Monsieur tiene todo lo que quiere?
-Gracias, querida.

Con algo de soledad,
será perfecto.

-Solo toca el timbre,
si quiere algo.

-Eso es lo que es.
La libertad, por ejemplo.

Y en su defecto,
tráeme champán.

-Sí, señor.

-¡Por ejemplo!

-¡Señora!

-¿Está ahí, señor?

-Acabo de llegar.
Me sentía un poco cansado.

Ven a ver mi habitación.

-¿Un dormitorio?
-Es muy bonito.

-¿Por qué?
Estamos hacinados en un dormitorio.

-Pago una exorbitante
por la pensión.

-Pago 1.000 francos.

-Pago 7 u 8, querida.

-¿Pero cómo?
Requiere una fortuna colosal.

-¿Colosal? No exageremos.

Este piso será tuyo,
por favor.

¿Sigues siendo leal?
-Siempre y más que nunca.

-Es una pena.

Tiene gracia.
No me lo puedo creer.

¿Quieres comer conmigo?
No es una infidelidad.

-Le ruego me disculpe.

El Dr. Belhkfomme me está esperando.

PN

-Por favor, entra.

Siéntese, por favor.

Estoy elaborando una lista

de aquellos cuyo estado de salud
volver a la Conciergerie.

Sólo su primera semana
ha sido pagada,

más cuatro días.

Su pensión termina
esta medianoche.

Voy a tener que
clasificarte como uno de esos

partiendo mañana por la mañana.

-El Sr. de Salanches
dejó París para recaudar los fondos.

Ya deben haber llegado.

Te dio garantías.

-Señora, he visto tan poco,
fondos que debían llegar.

Y no es con un seguro
que cubra mis gastos.

-Le pagaré, Sr. Belhkomme.
Le pagaré.

¿No sientes lástima?

-Soy un hombre pobre.
No puedo permitírmelo.

Es una sensación cara,
lástima.

Un sentimiento que los Van Krifts
pueden permitirse.

Me han pedido que te diga...

Algo de complacencia,
después de todo,

qué es
para una mujer

¿en problemas?

¿Se encuentra mal?

-¿Eres más repulsivo
de oír que de mirar?

Pues menos mal.

-Caroline, que quería ser fiel
a Gaston con todas sus fuerzas,

pero que deseaba aún más
estar vivo pasado mañana,

uno no puede existir sin el otro,

bajó las escaleras
donde la casa Belhomme

a los que les quedaba mucho tiempo de vida.

PN

-Por favor, entra.

Pero ¡qué agradable sorpresa!

Pase, por favor.

-Estimado Señor
Me he tomado la libertad de venir a .....

Mis amigos no eran precisos,

y tengo que pagar mañana
Dr. Belhomme.

Pensé que podría
quizás adelantarme 2.000 francos.

Por supuesto.
Con mucho gusto, señora.

Aquí están.
-Gracias por su tiempo.

Así que voy a volver a subir.

-Si no me hubieras dado
este préstamo,

Te habría rogado que te quedaras.

Sabes cuánto te he deseado
desde el primer día.

Me da más vergüenza hacerlo.

Pero tal vez esa es la única razón
me pidió prestado este dinero.

-No, no lo es.

Realmente lo necesito.
Me están acosando. Tengo miedo.

Se está bien en tu habitación.

El ático, ahí arriba,
con toda esa gente roncando

y gritar de miedo por la noche,

es aterrador.

¿Puedo quedarme un rato
en esta pastora?

-Así que vamos a ver....

-Una niña pequeña.

Una pobre niña asustada.
Eso es todo.

No es momento
para niñas pequeñas.

Necesitan estar calientes

y que te cuiden.

-Sí.

-Necesitan que se les diga:
"Estoy aquí. Cuidaré de ti".

Soy grande y fuerte.
Puedo hacer cualquier cosa contra el feo mundo.

Todo lo que tienes que hacer es ser una niña pequeña
y dejarte querer.

-Sí.

¿Qué te traes entre manos?

-Te estoy mirando.

-¿Por qué?

-Quería ver tu sonrisa
una vez más.

Caroline querida, vas a volver a dormir.

Abre los ojos, querida,
e intenta sonreír.

Aquí.....

Gracias por su tiempo.

Duerme ahora.

-Tendrás mucho tiempo
para verme sonreír mañana.

M uE CN

¿Adónde vas?

-Caroline Darling...

Hubiera preferido
que te hubieras quedado dormido.

Habrías encontrado mi carta
después de haberme ido.

-¿Tu "partida"?

-Me he quedado sin dinero.
Ayer me jugué lo que me quedaba.

-Pero....

Pensé que eras muy rico.
=Lo era.

Había tomado esta hermosa habitación
y el precio más alto por la pensión.

Prefería vivir bien
y vivir unos días menos.

-Tenemos que recuperar ese dinero.
Puedes aguantar dos días.

-¿Dos días?
¿Y tú?

Escucha, Caroline.
Estate muy tranquila.

Gracias a ti
gran felicidad.

Una vez más me has dado
todo lo que es bello en la Tierra.

N

Y aquí están.

Pensaré en ti
hasta que muera.

No me lleva mucho tiempo
ser fiel.

Intenta no olvidarme del todo.

Un rinconcito, muy dentro de ti.
Así, seguiré viviendo.

-¡No!

-Comportémonos.
Vuelve a dormir, mi amor.

Gracias a ti,
me voy feliz.

Estoy seguro de que vivirás.

-¿Es para hoy
o para mañana?

-Eso es por hoy.

-Despejen esta habitación
y regresa al dormitorio.

-Niña tonta. Pobre tontita.
Tomamos su información.

Metiéndote en los brazos
de un hombre hambriento,

mientras que los Van Krifts
querían ayudarte.

Ahora se ofenden.

No hay necesidad de rogarles
que te acepten.

Mañana, a primera hora,
se va.

Cuando ya no querían pagar
por Forbin, se curó.

-Por favor, escúchame.
Quiero preguntarte algo.

-¿Y ahora qué?

Tu nombre está en la lista.
¿Tienes la fortuna de Creso?

es demasiado tarde.

-No tengo ni un penique más.
Estaré en la corte mañana.

Quiero tu opinión sobre el discurso
que voy a dar.

-Mi querida, discursos
por ahí, está sobrevalorado.

-Escucha esto.

-Estoy seguro de que lo encontrará interesante.

Esto es lo que diré:
"Ciudadanos......"

¿Es así como empezamos?

"Ciudadanos, se entiende.
Soy girondino. Merezco morir.

"Pero quiero hacer
un último servicio a la República.

"Es mi derecho.

¿Puedes adivinar cuál?
-No adivino.

-Tengo una seria revelación
que hacerte.

"En París
un supuesto centro de salud

"0ù,
gracias a una vergonzosa complicidad,

"los contrarrevolucionarios
pueden, con oro,

"salvar sus cabezas
y conspiran contra el pueblo".

-¿No dirás eso?
-¿Por qué debería?

-Eso sería la condena inmediata
de todos tus compañeros.

-¿Crees que me importa el destino de las personas
que alojas aquí?

La persona que me gustaba se ha ido.

-Cuidado, mi pequeño.

-No me matarán dos veces.

-No eres la primera persona
que hace esto.

Gente más inteligente ha fracasado.

-¿Por qué tiemblan?
-No estamos temblando.

Nos han chantajeado diez veces,
este chantaje.

Tenemos apoyo allí.

-Fouquier-Tinville, tal vez.
Pero la gente está allí, en la audiencia.

Voy a gritar a la gente
que están siendo engañados.

Este pueblo
ante el que todos tembláis.

Veremos si Fouquier-Tinville
no te sacrificará.

Entre su lugar y tu cabeza,
no dudará ni un segundo.

Buenas noches.

Un poco como tú
tener miedo del mañana.

Voy a dormir esta noche.

Una palabra más.

Lo escribí todo en una carta
que llevé a un amigo influyente.

Tiene órdenes de abrirlo, si muero
sin ir a juicio.

Nunca se sabe.

Puede que tenga ganas
suicidarme para mañana.

-Y ya está.

Ahora ve a buscarlo.
Debemos ser rápidos.

-¿Qué es todo eso?
-Nada, cariño. Vamos, entonces.

-Dr Belhomme
se apiadó de ti.

Allons....

He venido como amigo.
Sé rápido y tranquilo.

Coge tus cosas.

N

P

-¿Qué es?

-Eres el elegido.

-Estás loco.

¿Quién es esta mujer?
¿La mataste?

-¿Matada? Esta niña ciertamente tiene
imaginación.

Casi tanto como yo.
No te preocupes, amor.

El médico de la Mmorgue es mi amigo.
Me prestó un cadáver.

Estos servicios se prestan
entre colegas.

Así, mañana por la mañana,

es una mujer ahorcada
que encontrarán los gendarmes.

El miedo al castigo
la llevó al suicidio.

Bien imaginado, ¿verdad?

Tu pequeño discurso
en el tribunal,

no habría sido agradable
ni para ti ni para mí.

Se ve
que Belhomme tiene un buen corazón.

Ya puedes irte.

-No es suficiente para salir de aquí.
Soy un indocumentado.

-Aquí hay ropa de hombre

y un pase
para uno de mis valets

que debía regresar a Quimper.

-Quiero un caballo y dinero.
-¿Y luego qué?

-Me van a pillar.

Sin caballo y sin dinero,
me niego.

-Vamos. No somos monstruos.
No somos monstruos.

Tendrás un caballo
y suficiente para vivir durante 8 días.

Aquí tienes 1.000 francos.
-¿Por 8 días?

-Es más de lo que necesitas.

-No son
precios.

Para vivir 8 días,
consulte a sus registros.

Son 8.000 francos.

"1000 francos al día,
querida madame".

-¡Dáselo!
La pequeña perra nos tiene.

Los tendrás.
Es casi de mañana.

Vístete aquí.

-Las mujeres guapas son caras.

Un servicio es tan bueno como otro.
Los tiempos son inciertos.

Hoy, eres un héroe.
Mañana, te arriesgas a ser un traidor.

Me gustaría que
que me firmaras un certificado.

"Dr. Belhomme,
por amor al rey y a la monarquía,

"me salvó de la guillotina
arriesgando su vida.

Su firma será "Caroline de Bièvre".

Esto sería en el caso de que nuestro
soberano regrese.

En caso de que
los Girondinos triunfaran

la causa de la República
una e indivisible,

He preparado una segunda.

"Certifico que el ciudadano Belhomme,
por amor a los derechos humanos,

"me salvó de la furia despótica
de los tiranos de la Convención.

En esta,
firma 'Caroline Berthier'".

-Gracias a los 8.000 francos
y el pase del Dr. Belhomme,

Caroline llegó
a Brittany,

donde pretendía
a Quimper.

Lo molesto
en las guerras civiles,

es que siempre te detiene
por alguien.

Huyendo de los azules,

Caroline fue finalmente detenida
por Chouans, quien la arrestó.

Por mucho que intentara explicar
que estaba encantada,

que iban a ser
los mejores amigos del mundo,

estos sospechosos partidarios
no escucharían

y se la llevaron a su líder,
confundiéndola con una espía.

-A Su Majestad Luis XVIII.
-¡XVII!

El rey no ha muerto.
-El Conde de Provenza tiene el título.

-Yo haré que estés de acuerdo.

El rey, por definición,
no muere.

Por el Rey,
simplemente, caballeros.

-Arrestamos a un espía.
-¿Un espía? Dispárenle.

-Afirma que es uno de los nuestros
y que huyó de París.

-Una vieja historia.

Mételo en el sótano.
Le interrogaremos después de cenar.

-También afirma
que es una mujer.

-¿Precioso?

-No lo sé, Monsieur le Vicomte.
No soy un caballero.

-Tendremos que ver eso.
Que pase.

Me estoy hartando
de las chicas de pueblo.

¿Qué tal si nos regalamos
un poco de Bleue de postre?

¿Qué hacías en la carretera?
-Huí de París.

Estaba a punto de zarpar hacia Quimper.
-¿Para reunirte con estos caballeros en Londres?

-Sí.

-Lo oigo todo el tiempo,
esta historia.

Tan pronto como cojamos uno,
está con nosotros.

Deberías haberlo sido hace 2 años.
O eres un traidor o un cobarde.

-Soy una mujer.

-Esta es la tercera hipótesis.

¡Caray! Pero es verdad.

-¡Sucios brutos!
¿Crees que es gracioso?

En la conserjería,
fueron menos groseros que tú.

¡Cerdos!

Me avergüenzo
de que sean caballeros.

-Pequeño,
ese tipo de cosas no funcionan aquí.

-Cobarde.

-Esta es la primera vez
Me han llamado así.

-¡Descuento!

-Pregúntale a ella primero.

-O bien.

Eso será más tarde.

¿Cómo te llamas?
-Caroline Berthier, née de Bièvre.

-Bonito nombre.

Les Bleus tienen gusto por la partícula,
tan pronto como los detengas.

¿Cuánto hace que llevas el tuyo?
- Soy la hija del Marqués de Bièvre.

-Mejor y mejor.
-Una pregunta, señorita.

¿Es usted pariente de Henri de Bièvre?
Fuimos juntos a los Jesuitas.

-Es mi hermano.

-Lo averiguaremos.
¿Cómo era?

-Cortos, oscuros, ojos negros.
-Eso es cierto.

-Hay algunos en Francia,
pequeños, marrones, de ojos negros.

-¿Hay algo que pueda decirme
en particular?

-No, no lo es.

No... Sí, lo es.

Tiene un corte
en su antebrazo derecho

que gira y se une al codo.

-Tiene razón, caballeros.

Fui yo
que le hizo ese corte.

-Señora, por favor acepte
mis respetos y disculpas.

Antes era un canalla.

Le ruego que me perdone.

La guerra nos dio
malos caminos.

Pont-Bellanger.

-Bréhaut.

Camarada...
-Quénadec.

-¿Lo llevo al sótano?
-Cállate, tonto.

Es amiga nuestra.

Háblale con todo el respeto
que le debes.

¡Lebec!

-¿Sí?
-Trae un sillón y un cubierto.

Señora, ¿nos haría el honor...
-A mi derecha, caballeros.

Soy tu general.

-Tendrás un guiso
como el que ya no existe en París.

-Me encantaría.
Resulta que me muero de hambre.

Pero primero
tengo algo que hacer.

-Estos tiempos no eran
fieles.

El día después de esa bofetada,

Caroline, que llevaba un vestido
robado por los Chouans,

se convirtió en la señora
de Pont-Bellanger.

Una vida errante como esa para ella,
con el personal de Chouan.

Fiestas improvisadas al azar
de los castillos en los que nos detuvimos,

donde el improvisado baile era a menudo interrumpido
interrumpido por un ataque Azul.

Pero Caroline,
que ya sabía bailar,

también aprendió a defenderse.

Pronto disparó
junto a su amante.

Por la noche,
estaban en sus dormitorios,

negro de pólvora y polvo,
pero ebrio del mismo deseo.

Esta vida de aventura y amor
podría haber durado mucho tiempo,

y Caroline acaba olvidando a Gastón.

Pero una noche,
se oyó un cañón a lo lejos.

Los emigrantes de Londres acababan
intentaron desembarcar en Quiberon.

Los príncipes, que no deseaban
el éxito de este desembarco,

había ordenado a los Chouans
que no les ayudaran.

...

...

En la noche,
conducido a través de las líneas azules

por agricultores dedicados,

comenzaron los convoyes de heridos
al castillo.

...

...

-¿No podemos hacer nada por él?
-Necesita cirugía. No podemos hacerlo.

-Para.

-Cobardes. ¿Dónde estabais
mientras nos mataban?

-Llegan otros.
¿Dónde los ponemos?

Está lleno aquí arriba.
No puedes llevarlos al primer piso.

-En la capilla.
Esparce paja.

No des bebidas
a los heridos del estómago.

¿El cirujano está en camino?

-No hasta la mitad de la noche.

Algunos están medio muertos.

Los dejamos a un lado
para no asustar a los demás.

-Hiciste lo correcto.

-Señora... Madame...

Un trago, por favor.
-Sí, por favor. Enseguida.

-Caro.....

-¡Henri!

¡Henri! ¡Henri!

Mi hermano pequeño,
mi hermanito...

Voy a llevarte
a mi habitación.

-Con los otros.
-El cirujano te tratará primero.

-Demasiado tarde para mí, hermanita.

Es la barriga.

No me importa.
Así es como quería morir.

Caroline querida,

deben haberte pasado muchas cosas
desde que te dejé.

No tengo fuerzas
o el tiempo para escucharlo todo.

Sólo sé,
en el fondo de mi corazón,

que siempre te has
te has portado bien,

como la buena hermanita
que eres.

¿Recuerdas el hidrógeno?

No volveré a volar nada.

-No te dejaré morir.

Estoy seguro
No te dejaré morir.

-Caroline querida, siempre creíste
que podías hacer cualquier cosa.

-Pero puedo hacer cualquier cosa.
Puedo hacer cualquier cosa.

-Sólo quédate cerca de mí
sin moverte.

Es bueno morir en casa.

Como en los viejos tiempos.

En el ático.

Sólo escucha.

-Henri....

¡Henri.... Henri!

Eras guapo, es verdad.

Y me dio placer
estar contra ti,

mi pequeño bruto.

-¿Eres tú, Caroline querida?

Te quedaste demasiado tiempo
cuidando de ellos.

Venga a vernos.

Túmbate.

Necesitas dormir un poco.

-No, no lo es.

Escucha, um...
-¿Es usted?

-Me voy.

-¿Qué estás diciendo?

Pero, ¿adónde vas?

-Me voy.
-¿Estás loco? ¿Adónde quieres ir?

Los azules están infestando el bosque.
-Pasaré.

No digas nada.

Se acordó entre nosotros
que la primera persona que haya tenido suficiente....

-¡Estás mintiendo!

No tienes suficiente de mí.
Lo sé.

Ayer yacías aquí
y me querías.

Eres mi esposa.
-No, no soy tu esposa.

Sólo soy tu amante.

No puedo explicarlo.
-Cuando tengo una esposa, me quedo con ella.

-No me asustas.

Eres fuerte, guapo y brutal,

y yo te quería así.

Eres mi amante,
pero no tienes poder sobre mí.

Mi hermano pequeño Henri
estaba entre los heridos.

Murió en mis brazos al amanecer.

Malditos sean los cobardes
que no les ayudaron.

-Tenía órdenes del Príncipe.

-No te culpo.

Durante esta larga noche,
he envejecido mucho.

He comprendido muchas cosas
que sabía cuando era pequeño,

que había olvidado
cuando me convertí en mujer.

Tienes que amar.

También hay que amar con el alma.

El placer es sólo placer.

Mi alma.

No entiendes esa palabra,
mi pequeño bruto.

Es el regalo que me hizo mi hermano pequeño
mi hermano pequeño cuando murió.

Hay un hombre al que amo
con el alma.

No sé dónde está.

Puede que esté muerto.

Pero voy a esperarle.

Nadie me tocará
que él ahora.

¿Entiendes ahora
que no puedes retenerme más?

¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás haciendo?
¿No lo entiendes?

Te voy a llevar a través de
las líneas del Blues.

Tuvimos que pasar a través de sus líneas.
El camino a Quimper es libre.

Te llevaré allí.

Vamos, mi amor.

Todo recto.

Ahora estás a salvo.

-Les Bleus estaban por todas partes.

La Chouannerie estaba a punto
de ser derrotada

por las tropas de Hoche,
y Caroline fue arrestada de nuevo.

Caroline Berthier.

Su nombre esta vez,
lejos de ganarse su sarcasmo,

despertó de repente el interés
del comisario que le interrogaba.

De hecho, la cara del mundo
había cambiado en París.

Ante los abucheos de la multitud
que lo había endiosado,

Robespierre fue conducido
a la guillotina.

Los Termidorianos
habían creado un directorio,

y ya que tenemos que usar
políticos,

se encuentra entre
los Girondinos acosados

los nuevos amos de Francia
los nuevos amos de Francia.

Berthier había vuelto a ser
una figura importante.

Se acompaña de consideración
y un excelente pase,

en su nombre esta vez,
Caroline zarpó hacia París

en una espléndida berlina
requisado sólo para ella.

La perspectiva de volver a ver a su marido
no excitaba a Caroline,

pero fue con satisfacción que condujo
cómodamente hacia París

con el deseo de redescubrir
una vida de fiesta y comodidad

a la que habíamos perdido el gusto
hace mucho tiempo.

Por desgracia, en aquellos días, la política
la política se movía muy deprisa.

Georges, que había participado
en el golpe de estado del 18 fructidor,

acababa de ser detenido y condenado
deportado.

El Directorio había renunciado
a la guillotina por la colonia penal.

Podrías morir sin arriesgarte
de mover a un pueblo

se vuelven sensibles de nuevo
después de beber mucha sangre.

Una noche, en el escenario,
tres hombres intentaron escapar

y fueron fusilados.

Georges Berthier estaba entre ellos.

Caroline se estaba probando
un vestido conocido como "de merveilleuse",

cuando Charlotte...

-Georges está muerto.

-Ahora era viuda.

Lo sentía de verdad.

En el fondo, sentía
afecto por Georges.

Mientras lloraba,
en su pequeño corazón de mujer,

deslizó algo
que parecía esperanza.

También Francia
comenzó a albergar esperanzas.

Después de los primeros errores,
nuestros ejércitos victoriosos,

con la ventaja de los números,

había expulsado al cansado enemigo
en Alemania

y en la costa de Holanda.

-¿Sabes lo que piensan los hombres?

No es la batalla
lo que les interesa,

pero las chicas.

Las chicas alemanas
en estas partes son encantadoras.

-Oh, mei, ya sabes,
alemán o no.....

-No vas a convertirte en monje.
La mujer que amabas está muerta.

Estás vivo.
Piensa en otra cosa.

-Feliz Charmeil.
Piensa en tu servicio.

Vamos a vivaquear aquí.

-Halt.

-Ya era hora.

Flauta.

-¿No vas a comer?
-No, no voy a comer.

Este aire me horroriza.

Ve y dile a ese maldito músico
que duerma un poco.

-Comandante.

-¿Qué pasa?
-Una señora fue detenida en su coche.

Viene de París
y quiere verte.

Su pase está en orden.
-Míralo.

Estás loco, ¿verdad?

-No, señor.
Ella me dio estos papeles.

-¿Quién está ahí?

-Soy yo, cariño.

¿Cómo pudiste pensar
que aceptaría morir?

¿No pensaste
que te quería?

Qué tímido te has vuelto.

-Vámonos. Vámonos de aquí.

-Esto ya no es un vivac.
Esto es teatro en los ejércitos.

-Tiene derecho a besar a su amigo.
-No tiene derecho.

Da ideas a la troupe.

-Me encerraste en esa escuela
para darme una lección.

-Guardé esta carta conmigo
no sé cuánto tiempo,

hasta que un día me dolió demasiado
y me lo quemé.

-Esta carta iba dirigida a mí.

-Estabas muerto.
-Esa no es razón.

-Belhomme me lo dio
con todas tus cosas.

Eras su único recuerdo de amor.

-Iba a morir.
-Esa no es razón.

-Estás diciendo lo mismo que yo.
-Lo has dicho bien.

-No trates de confundirme sólo porque
sólo porque eres más inteligente.

-Siempre te veré
en sus brazos.

-Nunca me has visto allí.

Te vi en los brazos
de Mme de Coigny.

-Ella está muerta.
-Y él también.

-Estás actuando de mala fe.
-¿En serio?

Deja de actuar como un maestro de escuela.

Siento que voy a cometer un error
un error en mi dictado.

-El error ha sido cometido.

-Escucha, Gastón.
Haz un gran esfuerzo contigo mismo.

Ya no somos niños.

¿Me quieres o no?

Mírame.

-Te estoy mirando.

-Hay más en esta carta.

Fui violada por un postillón
que amenazó con denunciarme.

No había nada que pudiera hacer
porque mi voluntad de vivir

era el más fuerte.

-¿De qué estás hablando?
-Hay más.

Tenía otro amante,
además de la de Belhomme.

Ese también está muerto.

Esa es toda la excusa que tengo.

Y ya está. Son tres.

Lo he dicho todo.
-Maldito infierno.

¡Pequeña puta!

-Y ya está.

Tenías que hacerlo,
este gesto,

y dilo, esa palabra.

Ahora escucha con atención.

También vine a decirte
que Georges había muerto,

y que pueda ser tu esposa
y fiel para siempre.

Todo lo que ha pasado,
no es sólo culpa mía.

Normalmente, las mujeres jóvenes
tienen vidas más tranquilas

en su casa.

Es porque te quiero
que he venido a contártelo todo.

Me devolvieron
el Château de Bièvre.

Sé que tienes permiso
a final de mes.

Hoy es día 15.

Si el 30
no viniste a verme,

así que no vuelvas a intentar
volver a verme.

¿Nadie vino por mí?

-¿Es un hombre? ¿Es una mujer?

-Ni lo uno ni lo otro.
El nuevo sacerdote.

-¿De verdad?

-Pensé que
Madame estaría encantada.

-¿Diste un buen paseo?
-He tenido un buen paseo.

Galopé
y me rompí el cuello.

Lo habría hecho mejor
roto.

Le ruego me disculpe.

Debes pensar
que me olvidé por completo de George.

Pero la quiero.
-Sé que la quieres.

-La amo, y es el día 30.
-Podríamos llegar un día tarde.

-No. Él no.

-¿Vas a subir al ático otra vez?
Está lleno de polvo.

L

P

-Mi amor....

Oh, vaya,

Soy indigno, se entiende,

pero asegúrate
de ser él.

Te juro
Te colgaré para que te seques.

¿Qué estás haciendo
en mi ático?

Durmiendo de nuevo, sin duda.

-Y así la historia llegó a su fin...
de la forma más moral posible,

tanto que parece
Dios Padre en persona,

en su marco torcido,

sonríe a los amantes reunidos.