All language subtitles for Raymond Bernard - La vedova elettrica (1958).SPA

LA VIUDA EL�CTRICA

- �Compren! Es para obras ben�ficas.
�Contenta? - S�. - Bien.

- Nos quedaremos sin cerveza, Condesa.
- �Sin cerveza? �En Houblonnes?

Enseguida tendr�n m�s, Condesa.
Ya la he pedido.

Bravo. Pero, �y Madame de L�douville?
Los invitados ya han llegado.

No se preocupe, vendr�.

- Querida, qu� divertido es vender.
- M�s que comprar.

- Buenas noches. - �Qu� le parece
este detalle para nuestra benefactora?

"Vuestro gran coraz�n,
que nunca se cansa de donar... "

"... le rogamos aceptar
la ofrenda floral... "

"... con el que le agradecemos
de nuestro peque�o coraz�n. "

Qu� bonito. Le gustar� mucho.
Adem�s a ella le encantan los ni�os.

Ya, ella tambi�n tiene alma
de ni�a. �Ahora d�nde est�?

Uno, cuatro, ocho... y doce.

12 millones, bien.
La cuenta sale.

- Ah� est�. Est�n todos impacientes.
- No puedo darme m�s prisa.

- El consejo la espera.
- �Se ocupa usted de las hortensias? - S�.

- Esta noche no era momento.
- Las verjas est�n cerradas.

Ahora los alcanzo.

- Llevamos m�s de una hora esperando.
- 53 minutos exactamente.

- �Qu� estar� haciendo?
- �Est�n seguros que se nos ha convocado?

Me lo acaban de repetir.

Ustedes la conocen, es admirable,
pero muy distra�da.

Se le ha podido olvidar
y haberse ido a la fiesta a divertirse.

�Oh, disculpen!

Los preparativos me han cansado tanto
que me qued� dormida como una ni�a.

- Me ha despertado la m�sica.
- Se cansa usted demasiado, Sra. Presidenta.

- Qu� simp�tico sombrero.
- Es un modelito simple.

A m� me parece delicioso.
�Y a usted, general?

Los generales no entienden.
�Con esos k�pis rid�culos que llevan!

- Sr. Alcalde, he llamado a los bomberos
por los fuegos artificiales. - Bien.

Ojal� que no tengamos
incendios esta noche en el pueblo.

- Sra. Presidenta, �nos ha convocado
para el consejo? - S�.

El consejo... �Oh, claro!

El consejo es lo m�s importante
de todo. Sent�monos.

�Han visto cu�nto gent�o en la plaza?
Parec�a la feria de ganado vacuno.

Eso me imagino, porque nunca he
estado. �Y usted, reverendo?

- �Yo? �En la feria de ganado vacuno?
- S�. �Usted tampoco? F�jate t�.

Sr. Alcalde, tiene la palabra.

Ya que Mademoiselle Lindex
est� entre nosotros...

el proyecto de las "ni�eras voladoras"
puede ponerse encima de la mesa.

- Lo que hay que poner son los cuartos.
- Se prev� una gran subvenci�n.

- Aguanta caballo que la hierba crece.
- �Doce millones, se dice f�cil!

�Oh, ya! Disculpe, Sr. Alcalde.
�Los 12 millones! Qu� tonta.

Aqu� est�n.
Tenga, Mademoiselle Lindex.

- �Qu� es?
- Los 12 millones.

- Pero... - �Pero qu�?
- El consejo solo dispone de un mill�n.

Por eso hab�a que sumar 11.
Un peque�o a�adido que he hecho.

�Muy bien, se ha resuelto
la cuesti�n!

- Madame, no encuentro palabras.
- Es m�s importante encontrar el dinero.

�Qu� prospectiva!

Si no hay nada m�s
en el orden del d�a...

Cuando oigo la m�sica ya no pienso
en negocios. �Ya nadie pide la palabra?

- Madame, el Dr. Kruger espera.
- �Ya no me acordaba! Que pase.

Esta noche he perdido la cabeza.
Les entretengo a�n por un momento.

Kruger, fundador del instituto m�dico
sudafricano, que viene a hablar

...de una obra ben�fica.
- �Pero qu� obra?

Una obra nueva.
�Una gran y buena obra!

Tres mil negritos para salvar cada a�o.
30 mil en diez a�os.

- Tres divisiones. �Estupendo!
- Adelante, doctor.

- Gracias. - Los miembros de mi
consejo. Exponga el plan.

En pocas palabras.
Luego iremos a la fiesta.

- �Qu� prefiere, doctor, la carabina o la
pistola? - Oh, no soy capaz con ninguna.

Veremos.
Tiene la palabra.

Ya habr�n o�do hablar
del trypanosoma.

El microbio de la enfermedad
del sue�o.

Son 3 mil negritos que podremos
recoger y salvar de la enfermedad.

- �Una buena obra! - Arquitecto,
�se ha fijado un presupuesto m�ximo?

- Unos 20 millones.
- No me parece excesivo.

Permita Presidenta, decir que
nuestra casa est� vac�a.

La casa se hizo para ser vaciada
y llenada. Nosotros la llenaremos.

Ya, pero 20 millones...

Veamos. Pueden aportar.
Comienzo por usted, Generala.

- Responda a la petici�n.
- Yo... yo podr�a...

- Llegamos a un total de un mill�n 500 mil.
- Sobre 20 millones.

- Bien, del resto me encargo yo.
- Pero querida presidenta...

Disculpe, Madame,
yo no tengo intenci�n de sumarme...

...pero cuando dice "el resto",
�alude a los 18 millones y medio?

- S�, doctor.
�He contado mal? - No.

- �Pero no le dan miedo 18 millones?
- �Por qu�?

�Y los 3 mil negritos? No tenemos derecho
a cruzarnos de brazos. Yo no podr�a.

Ahora les pido que voten por los 20 millones,
de los cuales 18 y medio me encargo yo.

- Yo voto. - S�. - �Qu� mujer!
- Qu� medios, sobre todo.

- Las Tres Estrellas de la cerveza.
- La suya no renta tanto, General.

Aceptado por unanimidad.
Doctor, tendr� los 20 millones.

- Gracias de todo coraz�n, Madame.
- Bien, ahora vayamos a divertirnos.

Para los amantes de la equitaci�n,
tengo caballitos de madera.

Padre, desaf�e al General a la pistola.
Yo me ocupo de la loter�a.

- Nos vemos en la fiesta. - �Sabe
que la pel�cula empieza a medianoche?

A�n falta media hora.
Est� bien, ah� estar�.

- Qu� torbellino es esta mujer.
- Que suelta millones por doquier.

Doce hoy, 18 ma�ana...
�Menudo negocio la cerveza!

S�, pero si no tuviese
un gran coraz�n...

Adelante.

- �No me dir� que est� cansado?
- �Estoy muerto de cansancio!

- Tengo llenas las botas.
- �Ha ido algo mal?

No, pero eso no consuela.
�Y a�n queda por hacer!

�No exageremos! El General, el alcalde
y el p�rroco disparan con pistola.

Ya ver�, podremos liquidar
la partida con total tranquilidad.

�Ay, Lestrange, soy feliz! He dado
los 12 millones a Mademoiselle Lindex.

Las "ni�eras voladoras"
se har�n realidad. Vamos, ay�deme.

- No alegr�a m�s grande que dar
felicidad. - �Y usted da tanta!

Hago lo que puedo.
Cuidado con la alfombra.

- �Sabe que ni en Am�rica hay una
obra igual? - �De verdad? - Lo juro.

- �Ah, hablaba de las ni�eras!
- Ag�rrelo por all�.

Hasta en un imb�cil,
lo que pesa m�s es la cabeza.

No puedo. Ya por los pies
es penoso... No soy capaz.

Siempre lo mismo.
�Qu� impresionable es usted!

- Si fuera la primera vez, lo entender�a,
pero es nuestro 10� benefactor. - Lo s�.

Tenga, su vasito.
Oh, permiso.

Ya estaba listo. Y usted que dice
siempre que tengo la cabeza en las nubes.

Es extra�o c�mo para usted
solo cuentan las apariencias.

- Para m� no es un cad�ver.
- Ah, �no? �Y qu� es?

Las ni�eras voladoras.

Centenares de reci�n nacidos
que sonr�en a la vida.

No entiendo la moral suya.

Para m�, cuando alguien suprime a un
canalla, se convierte en peor canalla.

Pero le admiro, yo no podr�a
hacerlo si tuviera ese complejo de culpa.

- Tendr�a un disgusto.
- Cada uno tiene sus complejos.

No todos podemos ponernos
en el lugar de Dios.

Massimo, t� que eras la bondad y la
inteligencia personificada, me comprendes.

No, t� nunca te hubieras
mezclado con un grupo de canallas.

�Cuidado, Lestrange!
Que ensucia a mi marido.

Jam�s le hubiera rodeado por la
eternidad de gente indigna de �l.

Eran canallas en vida y gracias a m�
han muerto como benefactores.

Pero usted no se lo consult� a ellos.
Ni a �ste ni a aquel...

�Y si hubieran preferido antes que
morir siendo j�venes benefactores,

envejecer siendo canallas?

Qu� mezquino es usted.
�Y la salvaci�n de sus almas?

A estos infelices les esperaba el infierno,
pero yo les he abierto las puertas del para�so.

No deber�an lamentarse, tienen todas
las fortunas. Esto es el colmo.

Cu�nto me gustar�a ver en usted
un poco m�s de entusiasmo.

Cr�ame, sin entusiasmo
no se hace nada bueno.

- Le dar� una cepillada.
- S�, por amor se puede hacer todo.

Cuando pienso
en lo que he hecho por usted.

- Pero es el final. Es el d�cimo
y el �ltimo. - �Por qu�?

- �Me lo prometi�!
- �S�? No me acuerdo.

- �No le habl� de los negritos?
- �Qu� negritos?

Los negritos del Dr. Kruger.
Una obra magn�fica.

Usted conoce muy bien
la enfermedad del sue�o.

Si la tuviera usted la enfermedad
del sue�o...

H�game el favor de dejar a los negritos.
�Duermen? Bien, d�jelos dormir.

- Ya, pero el consejo ha votado.
- �Qu�? - 20 millones.

- �Oh! - S�, exactamente.
- �Oh! - No se enfade.

�De d�nde sacar� 20 millones? �Nuestros
benefactores reposan bajo las hortensias!

Le he encontrado 10, pero
hay un l�mite. Estoy agotado.

- Buscando bien...
- No, se acab�.

Estaba el bookmaker,
pero usted lo despreci�.

100 millones no bastaban
para hacerle benefactor.

Justo, no ten�a m�ritos.
�Y Monsieur Portal?

�Portal?

Ese donju�n que embauc�
a tres pobrecitas, y una se suicid�.

Pero a usted ya no le interesaba.
Yo solo hab�a palpado el terreno.

- Qui�n sabe a qu� se dedica. - Bien,
lo sabremos porque usted lo invit�

...a la fiesta.
- �Yo?

- �Qui�n es ese que te ha invitado?
- Guglielmo Lestrange.

- �Y qu� hace? - El director.
- �De qu�? - Del castillo.

Donde es la fiesta.
Bueno, que hay un castillo.

Tambi�n hay castillos en ruina, querido
Portal, y castillos en el aire.

Xavier, estoy cansado de Par�s,
hay que moverse por provincias.

- Adem�s, en provincias est� el dinero.
- Est� todo en terrenos y ganado.

�Me reembolsar�s mi parte
en vacas y cerdos?

�C�mo? Mis tres esposas te dieron
algo m�s que vacas y gorrinos.

Acoja a Monsieur Portal con las
atenciones debidas a un benefactor.

Soy d�bil.

- Usted es fuerte cuando quiere.
Por eso le amo. - �De verdad?

- Pres�nteme a Portal cuando
termine la pel�cula. - De acuerdo.

Ah� est�, Houblonnes.

Para. Es una fiesta ben�fica.
Dame dinero, hay que parecer generosos.

- �Ya empiezas? - Por favor.
- �No!

- Gracias.
- No hay de qu�.

Naturalmente el coche es m�o.

- �C�mo que tuya?
- Te la compro. - �Con qu� dinero?

Con el tuyo. De momento no
tengo otro, pero la rueda gira.

�Y c�mo se ver� que
el coche es tuyo?

Porque... ser�s mi ch�fer.

- Al volante. - �Te pitorreas de m�?
- Tienes dinero, nunca me lo permitir�a.

- �Es que tengo pinta de ch�fer?
- De ch�fer de clase.

Vamos, en marcha.
No hemos venido a divertirnos.

- Eduardo, esp�reme aqu�. Volver� en dos
horas. - Yo tambi�n quiero ir a la fiesta.

- Comp�rtate bien, que no se te note.
- Me lo quito, si me permites.

- �Por qu�? Te queda muy bien.
- �S�?

- �Querido amigo! Le estaba buscando.
- �C�mo le va? Pensaba que ya no vendr�a.

Perd�n, quer�a decir
que esperaba que viniera antes.

- Ha sido muy amable invit�ndome.
- No exagere.

- �Sigue decidido a casarse?
- S�. - Bien. - Tengo curiosidad...

Esta fiesta en el coraz�n de la provincia,
esta ni�a desconocida que me espera...

Le advierto que no es una ni�a,
es una viuda. �No cambia nada?

- No, �por qu�?
- No, por nada.

�Mis tres matrimonios
han cambiado algo?

- No, eso fue lo que la convenci�.
- �Me podr�a dar alguna peque�a informaci�n?

- La pel�cula comenzar� ahora, venga.
- �Qu� pel�cula?

As� tendr� toda la informaci�n.
Por aqu�.

Les haremos entrar
en una c�rcel estatal...

...junto a este colaborador
de nuestras obras ben�ficas.

Lo que caracteriza a las iniciativas de
Madame de L�douville es la audacia...

...de la concepci�n, que ha asombrado
hasta en Am�rica.

La novena de sus obras,
la m�s valiente y original...

...es la del C.C.P...

Contactos con prisioneros.

Obra de asistencia a los
detenidos por delitos comunes.

- �De qui�n son estas obras? - Suyas.
- Ah, �se ocupa de obras ben�ficas?

�Ya lo creo!

Esta se distingue de las anteriores
por esto:

...el C.C.P. informa a los presos
de aquello que acontece en el exterior.

As� el detenido no se siente
apartado de la vida social.

De este modo, sale de prisi�n
enriquecido y no empobrecido.

- �Son todas ideas suyas?
- Las ideas y la financiaci�n.

Y para acabar,
algunas vistas de Houblonnes.

Ah� reconocen el castillo, que ella
ha ofrecido a una colonia estival.

El pabell�n, donde vive
sola en la m�s grande simpleza.

Y las f�bricas de cerveza Tres Estrellas,
que dan trabajo a 3 mil empleados.

- �Por qu� hablan de la cerveza?
- Ella es la propietaria.

- ��No?!
- Produce 450 mil pintas al d�a.

Me viene la sed.

Madame de L�douville tiene
un hobby. Aqu� est�.

�S�, son flores!
Pero solo una especie: la hortensia.

Hortensias de las que ha reunido las
variedades m�s raras

en estas c�lebres parterres.
El n�mero, de nueve,

tantas como obras de caridad.

Por cada nueva obra,
planta un parterre de hortensias.

- Parece que no est� desilusionado.
- �Entusiasmado!

- �Est� decidido? �Les presento?
- Pues claro. - Vamos.

- No se sabe qu� admirar m�s.
- Grandes cosas.

- Madame, le presento a Monsieur
Maurizio Portal. - Mucho gusto.

Me siento honorado. A cu�nta gente ha
sacado usted de la miseria, es maravilloso.

Lestrange, no se vaya, le necesito
para el sorteo de la t�mbola.

Si puedo serle yo tambi�n
de ayuda...

- Usted no est� habituado a estas cosas.
- Me habit�o r�pidamente a todo.

Bien. Entonces v�ngase.

- �Qu� le parece?
- Muy antip�tico. Es perfecto.

- Me congratulo, Lestrange.
- Yo no tengo nada que ver.

- Si quiere mi opini�n, �ste no
tiene un c�ntimo. - No importa.

Es de los que encuentran financiaci�n
cuando llega el caso.

Pero 20 millones es una suma...

Tambi�n para el prometido de
Brigida de L�douville.

- �C�mo me imaginaba?
- No me la imaginaba.

Lestrange ha estado muy enigm�tico.
�Y usted c�mo me imaginaba?

- Tal como es. - Ah, �s�?
�Y c�mo soy? - Como esperaba.

�Qu� se hace con esto? Parecen dos
enamorados que se han escondido.

Llev�moslos. No me gusta
que quede nada. Los regalaremos.

- �A usted le gusta donar?
- �Donar qu�? - Donar y ya.

- Yo adoro incluso las preguntas brutales.
- Yo donar�a todo lo que tengo.

- Y yo. Incluso lo que no tengo.
- Eso es lo que m�s f�cilmente se dona.

- �Y por qu� se quiere casar de nuevo?
- Por las mismas razones que usted.

- �Le hace gracia?
- Es extra�o.

- Para seguir un ideal. �No es tambi�n
su caso? - S�, claro.

- Es raro encontrar a
gente con un ideal. - Ya.

- Y cuando se tiene un ideal, se
sacrifica todo. - Todo, todo.

�Sabe usted que tenemos
dos puntos en com�n?

Eduardo, conduzco yo.

- �Es su coche?
- S�.

�El sombrero!

- Me encantan los descapotables.
- Estoy a su disposici�n.

- �Ma�ana? - Ma�ana y siempre.
Buenas noches.

- �Querido amigo! Ha sido una velada
exitosa para las obras. - S�.

Gracias de nuevo, madame.

Espere, doctor. A�n no tengo
el dinero, pero ya tengo una idea.

- �Ya? �Qu� mujer excepcional!
- Excepcional.

- Quer�amos enviarle flores.
- A ella le gustan mucho las hortensias.

Mucho. Pero ofr�zcanle otras flores,
las hortensias las elige ella misma.

�Ya aqu�?

�Me oye? Ya est� aqu�.
Madame de L�douville.

- No funciona. �Me oye,
Madame de L�douville? - Aqu�.

- �Qu� pasa? - Han llamado al timbre,
seguro que es �l,

...y a�n no he probado los aparatos.
- Pues h�galo, sin orgasmo.

�Pero qu� orgasmo?

Madame de L�douville.
�Oiga? �Me oye?

S�, muy bien.
Ahora el tel�fono.

Lestrange...

- �Sigue hablando o no?
- �Por qu�, no funciona?

S�, el aparato funciona.
Muy bien.

Pero soy yo que...

- Sea brillante.
- Un "s�" suyo, y ser� deslumbrante.

Abra, r�pido.

- Le he asustado, �eh?
- Un poco.

Le he hecho esperar porque
estaba al tel�fono.

- Estas flores pesan. Las llevar�
a Houblonnes. - De acuerdo.

- Espero que le gusten,
es un nuevo brote. - Imposible.

Le ped� que viniese fuera del horario
de oficina para estar m�s tranquilos.

- Si�ntese.
- Gracias.

- Permita que le felicite, ha ganado a
Madame de L�douville. - Es rec�proco.

Magn�fico. Tengo el encargo de hablar
con usted sobre cuestiones materiales.

- �Me permite?
- Adelante.

- Diga. - Lestrange.
- Madame, �est� en Houblonnes?

- �Es ella? - S�.
�Ha vendido? - No, Madame.

�C�mo que no?

El lunes he de darle 20 millones
al Dr. Kruger. �De d�nde los sacar�?

No he vendido, porque me parece
una locura vender a 20 millones

...acciones que valen 40.
- V�ndalas a 40.

- ��En dos d�as?!
- Nunca he faltado a mi palabra.

El grupo Orl�ac
ofrece 20 millones. Negocie.

Ellos son los �nicos
que pueden alcanzar esa cifra.

Y no olvide que es viernes y que
los bancos no abren hasta el lunes.

�Necesito esos 20 millones!
�Tiene algo m�s que decirme?

No, la llamar� cuando... Ah, lo
olvidaba, est� aqu� Monsieur Portal.

- Ah, �est� ah�? - S�.
- P�semelo.

- Hola, �c�mo est�?
- �Vendr� ma�ana a cenar conmigo?

Claro. Estoy impaciente
por conocer Houblonnes.

Y yo m�s por recibirle.

Monsieur Lestrange
le llevar� una cosa de mi parte.

- Ah, �s�? �El qu�?
- Es una sorpresa.

- �P�rfido!
- Hasta ma�ana.

- �Estos negritos!
- �Qu� sucede? - �Que qu� sucede?

Bueno, no ser� malo que usted lo sepa,
ya que es su futuro marido.

- Que esto quede entre nosotros.
�Prometido? - Prometido.

Para una nueva obra ben�fica,
Madame est� por arruinarse.

�Est� por vender 40 millones de
acciones de la cervecera...

...a 20 millones!

- �Veinte millones tirados!
- Es una locura.

Quiere 20 millones para el s�bado.
�De d�nde los voy a sacar?

Espero que una vez casados,
sepa usted frenar este despilfarro.

�Por qu� esperar? Ll�mela,
tratar� de disuadirla.

- �De qu�? - De ingresar ese dinero.
- �Usted no la conoce!

Preferir�a renunciar a usted
que a sus negritos.

- �Pero qu� negritos? - Una de
sus obras. �Adi�s a Tres Estrellas!

Vamos. No se enfade,
d�jeme reflexionar.

- �Si yo comprase las acciones?
- �Usted? - Se quedar�an en la familia.

- Ella nunca aceptar�a.
- Haremos un contrato.

Imposible. Ma�ana es s�bado,
los bancos est�n cerrados...

�Necesita dinero l�quido!

- L�quido. �Est� seguro?
- Por desgracia.

Me pondr� en contacto con Orl�ac.
No me queda otra.

No van a rechazar un beneficio
de 20 millones.

- Yo tampoco quiero que la cervecera
pierda. - �Y qu� quiere hacer?

Encontrar 20 millones
y salvar a los negritos.

Si hace usted eso, salvar� a todos.
A ella, a usted a m� y a la cervecera.

Bravo, Lestrange.

- Ten�a que hacerse el comediante.
- Hacer la comedia me da pavor.

- No se dir�a. - Pero he aprendido
a hacer todo lo que me da pavor.

- Por usted. - Sin m�, seguir�a
usted siendo un peque�o contable.

�En vez de salvar a 3 mil negritos!

Oh, qu� bonitas.
�Las ha tra�do �l?

- S�.
- A ver si encuentra 20 millones.

�Quieres darle 20 millones para
los negritos? �Est�s loco!

Imb�cil, solo a ti te hago
regalos.

Quiero comprar acciones que valen
el doble y salvar la cervecera.

- 20 millones.
- �Y para m�? - Algo habr�.

�Pero 20 millones no se encuentran
bajo las pezu�as de un caballo!

Seis.

- Nueve. Para un caballo de 6 a�os
no est� mal. - �Y c�mo!

- Yo pensaba que la cerveza...
- Estoy jugando, �no lo ves? - S�.

Tres. Y no avanzo m�s.

- Dandy va despacio hoy, Villa.
- Villa ataca al final.

- �Qu� dec�as? - Cre�a que la
cerveza le interesaba, Villa.

Si se tiene sed, en este momento
es el petr�leo lo que refresca.

�Cinco! Bibop ha salido.

�Pero un paquete de
Tres Estrellas a mitad de precio!

Seremos tres en el negocio.

- Uno por cada estrella.
- Pero la m�s grande estrella ser� usted.

Dandy va sexto.

- Mi estrella ahora mismo...
- �Mira, que remonta!

Observa a Arturo y ver�s.

Har�a falta que tu caballo ganador le
echara el guante a la viuda.

Ya est� hecho.
He seguido la carrera,

tiene las de ganar,
si no, no hubiera recurrido a Vd.

- Doce.
- Arturo ha remontado.

Mejor dedicarse a la cerveza.

- Escucha.
- �Qu� pasa?

Dandy est� tullido,
que corra Caporal.

- He de hablar de negocios con mi amigo.
- De acuerdo, Villa.

Entonces, �d�nde est�
tu caballo ganador?

- �As� que busca 20 millones? - Que
rentar�n en otros 20 autom�ticamente.

Nada es autom�tico con las mujeres.

- �Qu� les sirvo a los se�ores?
- �Qu� va a tomar usted, Villa?

- Una cerveza. - Tres cervezas.
�Marca Tres Estrellas! - Est� bien.

- Tres Tres Estrellas.
- Est� bien.

- Quiero una informaci�n: la garant�a.
- Pensaba que entre gente como nosotros...

Si las cosas no salen correctamente,
se palpa usted los bolsillos...

...y se encuentra con 20 millones
que un amigo le ha confiado.

- Podr�a venirle el picaz�n.
- Rascarme no es lo m�o.

Es cierto, Maurizio est� lleno
de defectos, pero es correcto.

�Entonces t� das la garant�a?

De acuerdo. No tengo su patrimonio,
pero valga 20 unidades.

- Tome lo que quiera.
- Bien, tomo. - �Y el qu�?

- A ti. - �C�mo a m�?
- La piel. - �La piel?

Yo te dar� 20 millones por tu piel,
ni el seguro te los dar�a.

As� a tu amigo
no podr�n venirle malas ideas.

- Se quieren, �no?
- Claro. - Pues cerremos el trato.

Se�ores, la cerveza.

- �No querr� que me tumbe?
- No se entierran las personas de pie.

- Dese prisa, que vamos tarde.
- A usted me gustar�a verla aqu�.

Normalmente no se meten
personas solas en las fosas.

- �En qu� sentido?
- No importa.

�Qu� impresi�n!

Cont�ngase, que nos oir�n.

Acabar� muri�ndome yo tambi�n.

Como pensaba, faltaba un trozo.
Puede levantarse.

No puedo. �Mis ri�ones!
No soy capaz.

�Qu� �gil es usted! Vamos.
Y con el entusiasmo con el trabaja...

- Cuidado. Ay, mis ri�ones.
- L�mpiese. Portal podr�a venir.

- �Y si no los tiene? - �El qu�?
- Los millones.

Esta noche lo ve usted
todo negro.

He hecho los hoyos para nada,
y encima tendremos que llenarlos.

Y el se�or estar� en su cama.
O en la suya.

- Los celos le vuelven a usted est�pido.
Yo trabajo honradamente. - �Y yo?

�No hago un trabajo tit�nico?
�No le traigo fascinantes benefactores...

elegidos entre la flor y nata
de la escoria internacional?

Tipos perfectos,
absolutamente innobles.

A menudo no se conoce
ni su verdadera identidad.

Tras la rubia
y sus milloncitos...

...junto a la rubia
dulces sue�ecitos.

Total, que por tener despiertos
a 3 mil negritos,

mandamos a dormir para la eternidad
a un se�or que no pide nada a nadie.

- Deje de razonar y cave.
- Si al menos se contentase con el dinero.

�Vendi�ndole las acciones?
Ser�a lo ideal.

Ya no enloquecer�a m�s con...
con la jardiner�a.

Pero sabe Vd. bien que no puedo tocar
la cervecera, ya la he legado a mis obras...

...que desde hace tiempo absorben
todas mis rentas.

Qu�dese con su dinero
y que se vayan.

Si nuestros benefactores hubieran
vuelto a Par�s, estar�amos en la c�rcel.

En prisi�n uno no puede
ocuparse a obras ben�ficas.

Estoy obligada a hacerles
quedarse aqu�.

Estupenda hospitalidad.

�D�nde quiere que los ponga?
�No est�n bien aqu�?

Vamos, v�yase a descansar.

- �Salud, querido amigo!
- �Salud a m�?

Que el buen Dios me d� la salud eterna
cuando me lleve con �l.

Tal vez sea pretender demasiado.

No le he sentido.
�Por d�nde ha entrado?

- Por la puertecita.
- A�n no le esperaba.

He corrido.

Calle. No hable alto,
no quiero que me vean a estas horas.

- �Le puedo ayudar? - No, venga.
Estaba plantando sus hortensias.

- �No pod�an esperar? - No,
deb�an estar listas para ma�ana.

- Es tan rom�ntico.
- �Verdad?

- �Lo ha cogido todo? - S�.
- �Est� todo dentro? - Todo.

�Tanta fatiga,
quiz� para nada!

He hecho preparar una habitaci�n en
el castillo. Estar� Vd. muerto de hambre.

- S�. - Preparar� una cena.
- Est� usted en todo. - En todo.

- �Quiere dejar su maleta?
- No.

- �Entonces vive usted aqu�?
- S�. �Le gusta? - Mucho.

- No se puede creer qu� emocionante
es para m�. - Tambi�n para m�.

D�game, �por qu� quer�a
tanto venir a esta hora?

�Yo? Ya no me pod�a recibir
para cenar.

Le hubiera visto ma�ana.
�Pero ha insistido tanto!

- �Le disgusta que est� aqu�?
- Siendo francos, a�n no lo s�.

- Pose la maleta.
- Un momento. Bueno, Brigida...

- �Puedo llamarla Brigida?
- Tenemos tiempo. - S�. Tiene raz�n.

- Ayer habl� con
Monsieur Lestrange. - �De qu�?

- Pues... - Si�ntese.
- Gracias. - De cuestiones materiales.

�Son cuestiones que me aburren
tremendamente!

Si ya las habl� con �l,
ya no debe hablarlas conmigo.

- �Quiere pasarse la noche
abrazado a la maleta? - No.

Pero he de hablarle de una
cuesti�n material. Disc�lpeme.

- �Quiere romper el encanto!
- No. Se trata de lo que Vd. m�s ama.

- Sus obras.
- �Mis obras?

�Tiene o no tiene los millones?

Cara, los tiene.
Cruz, no los tiene.

�Dita sea!

Me dije: "no puedo dejarle
cometer una locura".

- Eso es cosa m�a.
- Soy su futuro marido.

No puedo desinteresarme de la
cervecera y de las obras.

- Et voil�.
- �Qu� es?

Veinte millones.
Para los negritos.

�No!
�Ha tenido este detalle?

Entonces era por esto
por lo que quer�a venir esta noche.

- �Maurizio!
- �Brigida!

- Imposible. �Veinte millones todos aqu�?
- S�, puede contarlos.

No quer�a decir eso. Es maravilloso.
Es que ocupan poco.

- Pero mucho, en sus obras.
- Un abrazo.

No, Maurizio,
no con 20 millones entre nosotros.

D�jeme guardarlos
y hablaremos de otra cosa.

S�, pero hablemos un poco de
las acciones, si no le molesta.

- �Qu� acciones?
- De la cervecera.

�Ah, s�! Ya no me daba cuenta.
Disculpe, hab�a perdido la cabeza.

Son suyas, Maurizio,
naturalmente.

Tenga la cesi�n de las acciones.

S�, pero entend�monos,
en el fondo siguen siendo suyas.

Claro.

Lo que es suyo es m�o.

Soy feliz, Maurizio.
Es usted generoso, como yo.

- Gracias. - No, me toca a m�
agradecerle este gesto.

�Dita sea!
�He perdido cien francos!

- Ya no hablemos de formalidades.
- �Quiere ayudarme con la cena?

- Con gusto.

- �Pon�a la mesa con sus esposas?
- No hablemos de ellas.

- S�, no soy m�s que la cuarta.
- Algo me dice que ser� la �ltima.

Eso espero.

�Hizo sufrir a las otras?

- �Por qu�? �Le disgustar�a?
- No, al contrario.

- Necesito saber que las hizo sufrir.
- Ah, es usted femenina.

- Pero a usted no la har� sufrir.
- No le creo.

- Usted ser� la que me haga sufrir.
- No.

- Le prometo que no sufrir� nada.
- S�, claro...

- La segunda, Olga, quer�a matarme.
- �No? Pero no ten�a motivo.

No m�s que las otras.
Unos celos feroces. Dec�a:

"No me juego nada:
delito pasional, me absolver�n".

Ya. Sin hacer bien a nada, hubiera
sido absuelta. Siempre es as�.

Ya sabe como es la justicia.
Pobre Olga, no ha tenido suerte.

Seg�n el hor�scopo,
morir� de viejo.

- Ah, �s�?
- A los 85 a�os. Tendr� que resignarse.

�85 a�os!
�Pero Olga lo intent�?

�Matarme? No, pero yo viv�a
con ansias de que lo hiciera.

- Basta. - �Tiene miedo?
- No. Con Olga s�.

No pod�a beber un trago de whisky
sin temer que me envenenase.

Esta noche podr�.

- Esp�reme un momento.
- No se vaya, por favor.

No, no me voy.
Beba. Enseguida regreso.

- Brigida, �le falta mucho?
- No.

No puedo estar sin usted,
alejado de lo que forma parte de Vd.

- �Le gusta esto? - S�. El castillo...
- Pero a�n no lo ha visto.

Me lo imagino. Noble y fiero,
como usted. Se est� bien con usted.

- No merezco tantos cumplidos.
- Soy yo la que no la merece.

- Ser� una buena obra.
- Si usted lo dice...

Ya estoy.

Dios m�o, qu� hermosa. Con usted,
se va de sorpresa en sorpresa.

Y a�n no he acabado.

- �Ha bebido el whisky?
- S�, pero usted no.

- Tenga.
- Gracias.

No es de whisky
de lo que tengo ganas.

- �Sabe qu� ocurrir�, no es cierto?
- S�.

- �Y no tiene un poco de miedo?
- S�. - �Le gusta ese miedo?

- Pues...
- S�. Diga que s�.

Soy una mujer, despu�s de todo.

S�, una mujer maravillosa,
como nunca he visto ninguna.

Escuche, Brigida, con las otras
era una formalidad, pero con usted...

La deseo, terriblemente.

- Usted apaga todos sus deseos, �verdad?
- Piense lo que quiera.

En la tierra estamos para
apagar los deseos.

- Y yo apagu� todos los m�os.
- Tiene mucha suerte.

- Nunca como esta noche.
- Deseaba una mujer rica, guapa...

Y la tengo.

- Deseaba su amor.
- Y lo tendr�.

Porque ella lo desea como yo.
�No es cierto? D�game que es cierto.

- S�, es cierto.
- �Oh, Brigida!

La luz.

- �Qu� pasa?
- Miraba... He perdido algo.

- �Qu�?
- No, nada.

�Oh, mis ri�ones!

Quieto. Hay que volver a sacarlo
del saco. No hemos cogido las llaves.

- �Qu� llaves? - Las del coche.
Ha de llevarlo de vuelta a Par�s.

- �Me toma por un ni�o?
- Bien, las ha cogido usted.

Ahora me toca romperme tambi�n
el hueso del cuello con su coche.

Portal se ha entretenido en
Houblonnes, eso es todo.

- Su portera no sabe nada. �Y?
- Habr�a podido telefonear, �no?

No habr� podido. �Por qu�
dramatizar? Est� enamorado.

�Ah� est�!
Ah� est� mi cochecito.

Ve que le dec�a
que Maurizio es correcto.

�Estaba delante de la puerta!
Y con las llaves puestas.

Estar� por aqu� cerca.
�Maurizio!

�Sabe usted leer?

- �Por qu� me trata de usted?
- Por respeto a quien va a morir.

- �Est� loco? Es una multa, �y qu�?
- S�, ayer.

- �Y qu� prueba esto?
- Que ni est� en Houblonnes ni en casa.

Mis 20 millones est�n en sus manos y
no me gustar�a estar en la piel de usted.

�Por qu� dramatizar?
Habr� ido a por tabaco.

- Con 20 millones podr� fumar mucho.
Vamos. - �Ad�nde vamos?

- A una sombrerer�a. Necesitamos
un gorro de ch�fer. - Tengo yo.

- Es distinto, �eh? Es un regalo
de Portal. - Vamos. - S�.

No tiene alma,
�c�mo la expresar�?

S�, maestro, tiene. Mire mejor.
Le aseguro que tiene.

Madame, el departamento de env�os
dice que Bruselas no ha enlazado.

- �Y ahora la cerveza!
- Bien, yo me encargo. Gracias.

Madame, rec�jase.
Piense en las obras.

Eso es lo que hago. Este es el
proyecto del centro de

redenci�n ps�quica de discapacitados.
Apasionante.

- Es Vd. terrible. - �Porque quiero
redimir a los discapacitados ps�quicos?

- Ha llegado la visita que Madame
esperaba. - Bien.

- D�gale a Monsieur Lestrange
que se ocupe �l. - Bien, Madame.

- Maestro, lo retomaremos m�s tarde.
- Ya estaba con el ment�n.

Bien, d�jelo, yo tambi�n
lo necesito. Ya lo volver� a sacar.

�Si Miguel �ngel hubiera
trabajado en tales condiciones!

- �Es usted, Lestrange?
- S�.

- Entre.
- Fuera.

- Esc�ndase, no es el doctor.
- �Y qui�n es? - Un tal Monsieur Villa.

- No me suena. - De parte
de Monsieur Portal, �le suena?

�Va con su coche
y tiene el mismo ch�fer!

Bien. No se ponga nervioso.
Ya me esperaba esta visita.

Aunque no tan pronto.
Bien, antes que me libro.

- �Qu� tipo de hombre es?
- Bastante inquietante. �Qu� hacemos?

Que pase, y entretenga
al Dr. Kruger.

- Monsieur, por favor.
- Gracias.

- Madame.
- �Es usted amigo de Monsieur Portal?

Si viene a interceder por �l,
es in�til.

No soy su amigo. Apenas lo
conoc�a, pero ahora ha desaparecido.

Ah, bien.
No quer�a volver a verlo.

A m� me gustar�a mucho volver a verlo.
Perdone la indiscreci�n,

...�no estaban ustedes prometidos?
- En efecto.

Estaba a punto de cometer
tal error. Si�ntese.

- �Sab�a usted que Portal era un
donju�n profesional? - No.

Yo tampoco. Lo he sabido tarde,
pero por suerte justo a tiempo.

El d�a que estaba por hacer una
operaci�n financiera a mi beneficio.

- �El s�bado?
- Le ech� el s�bado, en efecto.

�Y esta operaci�n requer�a
una inversi�n de 20 millones?

- S�. �C�mo lo sabe?
- Los 20 millones eran m�os.

- Ah, entiendo. Ahora lo entiendo todo.
- Yo tambi�n.

- No consiguiendo enga�arme,
ha desaparecido con su dinero. - S�.

- D�game, �los 20 millones
eran todo suyos? - S�.

�Magn�fico!
Quiero decir, lo lamento.

T�mese al menos un whisky.

- Bienvenido, doctor. - Buenos d�as.
- Madame de L�douville le espera.

Bien, qu� suerte. La cosa
ha tomado un ritmo infernal.

S�, infernal.

- Estoy un poco sorprendida.
- �De qu�?

Que pudiera fiar tal suma
a semejante individuo.

A m� me proponen
negocios de todo tipo.

Cre�a que ustedes dos estaban de
acuerdo. Y no pod�a desconfiar de Vd.

Es muy amable. Bueno, no le queda
m�s que presentar una denuncia.

Non la presentar�.

�C�mo? �Un hombre desaparece con 20
millones y la polic�a no lo sabr�?

- �Ha o�do hablar del delito perfecto?
- Nunca leo novelas de misterio.

Son delitos cometidos de tal modo
que la polic�a jam�s podr�a descubrirlos.

Y existen ladrones perfectos.
Y �l lo es. Yo adoro la perfecci�n.

- La paga usted cara.
- La perfecci�n no tiene precio.

Y no puedo lamentarme.
He conocido a una mujer perfecta.

Sin duda, no puede usted
ser amigo de Portal.

Disculpe.

- Es el Dr. Kruger, �qu� hago?
- Un instante.

Estoy desolada. Es una visita que
esperaba, pero ser� r�pido.

Si quiere fumar un cigarrillo
en el parque.

- Me gustar�a seguir hablando
con usted. - Y a m�.

Por favor, pasen.

Madame, no deb�a despedir
a su hu�sped por m�.

No lo he despedido, me espera.
Est� aqu� para una nueva obra.

�Otra? Es admirable, no se
concede ni un poco de respiro.

- Ya. - La miseria
no lo permitir�a. Si�ntese.

El saldo de su cuenta
sumaba 18 millones y medio.

- Ahora son 20. - Pero...
- Me encantan las cifras redondas.

Madame, a cambio
de su generosidad...

espero salvar miles
de vidas humanas.

Cuantas m�s salve,
m�s aliviar� mi pena.

- �Ve que no he tardado?
- Preciosos estos parterres.

Y la disposici�n bastante original.

- Sin duda tiene un significado.
- No, en absoluto.

- �No son las 12 horas del reloj?
- Ah, s�, claro.

- No, falta la duod�cima.
- S�, pero ya me encargar�.

Siempre pienso mucho
en mi duod�cimo parterre.

La �nica verdad que le cont� Portal es
que he de vender acciones

de la cervecera para la
pr�xima obra.

Si le interesase y quisiera rehacerse por la
p�rdida sufrida, en el fondo por culpa m�a...

...le dar�a con gusto, preferencia.

- �Es una idea tonta?
- No.

Es la idea de una mujer generosa
que ve buenas obras constantemente.

- Es la �ltima, lo juro.
- �Cu�ndo quiere que lo hablemos?

- A mi regreso.
- �Se va? - S�.

Voy a Cannes por una nueva obra.
Estaba dudando, pero ya me he decidido.

Debe ser para usted una gran alegr�a
vivir junto a una mujer como ella.

- S�, muy grande. - Y ella debe
encontrar en Vd. un gran apoyo.

Hago todo lo que puedo.

- �Nos deja, doctor?
- Hasta la vista y gracias.

No me agradezca a m�.
Monsieur Villa, doctor Kruger.

- Es un honor.
- Igualmente. Y disculpe

por haberle privado por un instante
de nuestra amiga.

- Buen viaje a los dos.
- �C�mo no iba a ser bueno?

El m�o, ser� aun mejor.

- Gracias, Monsieur.
- No hay de qu�, doctor.

- Yo conduzco. T� necesitar�s las manos.
- �Para qu�?

Para rezar.

Prep�rese para el viaje a Cannes,
partiremos ma�ana por la tarde.

Villa, hable. H�bleme de usted
si quiere, pero d�game algo.

- Calla, estoy pensando. - �En qu�?
- En de d�nde viene el dinero de la Sra.

- �Cu�ntas obras son? - Nueve.
Tantas como parterres de hortensias.

- �Por qu�? - Porque planta un
nuevo parterre por cada nueva obra.

- Entonces son 11. - No, 9.
- 11. - 9, las he contado.

- Y yo, hace 5 minutos.
- Y yo, en la fiesta.

- Despierta. No ha sucedido nada.
- �Seguro?

Oye, te ofrezco un peque�o viaje.
A la Costa Azul. �Te apetece?

- �Juntos?
- Yo partir� antes.

T� te unir�s ma�ana por la noche
a cenar en la Calanque, en Cannes.

- Repite.
- En la Calanque.

Antes de partir, para pasar el tiempo,
volver�s a Houblonnes.

- Esta noche, a escondidas.
- �Para hacer qu�?

- Jardiner�a.
- �Jardiner�a?

- Soy yo.
- �Adelante!

- �Ya se ha acomodado? - S�.
- �Le gusta la habitaci�n? - S�, mucho.

- �Y usted?
- A m� no, est� muy lejos de la suya.

Esperaba que las hubiera pedido
m�s cercanas, sino comunicadas.

- A�n no estamos casados.
- Bueno, casi.

A la 12� obra.

Llevo 10 a�os esperando, creo que
ya podr�amos comenzar a...

- �Comenzar a qu�?
- A comunicarnos.

Adelante.

Para Madame de L�douville.

- �De parte de qui�n?
- No tiene nota, Madame.

P�ngalas ah�.

Bien. Gracias.

Gracias, Lestrange.
Tambi�n es usted gracioso.

Vamos, no bromee.
�De qui�n son?

- �No son suyas?
- Yo no tendr�a el mal gusto de...

- �Pues qui�n es?
- �No se lo imagina?

- Ah, �piensa en Monsieur Villa?
- Veo que usted tambi�n.

- Ser�a divertido.
- �Divertido? �Preocupante!

- Usted lo ve todo negro.
- En cuanto hay una hortensia,

...lo veo todo negro.
- Vamos, el alcalde y el arquitecto

nos esperan en el hall.

- Est� usted muy elegante.
- S�, s�.

- �D�nde har� mi piscina, Sr. Alcalde?
- No s�, yo no soy arquitecto.

Es indispensable, mi m�todo de
reeducaci�n ps�quica

...se basa en la hidroterapia.
- Pero es cuesti�n de dinero, doctor.

Justo ah� viene
Madame de L�douville.

Buenos d�as, caballeros.
Veo que est�n trabajando.

- S�, y la necesitamos para ponernos
de acuerdo. - �Y qu� es?

- La piscina, el terreno es muy peque�o.
- El terreno no es el�stico, �verdad?

�Los discapacitados ps�quicos
necesitan agua!

En el fondo una piscina
no ocupa mucho espacio. �Y aqu�?

- Es el terreno de al lado, Madame.
- Pues compr�moslo.

- Es una soluci�n. - Veamos,
se podr�a poner la piscina aqu�.

- Deme un l�piz. - Enseguida.
- Aqu�, en este �ngulo.

- �Puedo? - Gracias.
- Entonces...

�Mira!
�Qui�n se iba a esperar verlo?

- Yo esperaba verla a usted.
- �Me permiten? - Claro. - S�.

- �Viaje de negocios o de placer?
- A�n no lo s�.

- Ya sabe, se va por ocio, y se
encuentra un negocio. - O viceversa.

Disculpe, los se�ores me esperan
por un trabajo urgente.

Si est� libre,
podr�amos cenar juntos.

- Monsieur Lestrange ya me ha
invitado. - S�, disculpe.

L�stima, porque esta noche
quiz� tenga noticias de Portal.

- Portal ya no me interesa.
- La comprendo.

Pero puede interesarle
qu� ha pasado.

Sobre todo si la polic�a
se entromete.

Ah, podemos cenar los tres juntos.

- Usted le cae bien a Lestrange.
Le invitar� con mucho gusto. - Claro.

- �En la Calanque? - S�, gran idea.
- S�, claro, en la Calanque.

- Hasta esta noche.
- A trabajar, Lestrange.

Disculpen, caballeros.
Regresemos a nuestra piscina.

- Las hortensias son suyas, �verdad?
- S�.

- Y las noticias de Portal, mentira.
- Se lo dir� en unos minutos...

- No ha venido para verme a m�.
- S�, solamente.

Me he sentido atra�do de golpe
por sus obras.

Especialmente por la �ltima.

�Y c�mo ha venido?

He pensado que yo tambi�n
podr�a convertirme en benefactor.

- ��Qu�?!
- �Qu� le pasa?

Nada, pero...
�Por qu� benefactor?

Si adquiero las acciones,
har� su obra con mi dinero.

S�, pero a�n no las ha adquirido.

- �El clima de la costa le sienta mal?
- A usted no. Eso es lo importante.

- �Me invita para el pr�ximo baile?
- No, necesito m�s clases.

- �No funciona su reloj?
- S�. �Quiere saber la hora?

No, es que veo que lo mira
constantemente.

Tengo la sensaci�n de que esta
noche el tiempo pasa volando.

- �Quiere cenar el se�or?
- �Tienen una mesa?

Claro, se�or, por aqu�.

- Antes de Portal, �tuvo otros
prometidos? - �Le interesa?

Much�simo.
Apuesto que una docena.

Sinceramente solo he amado a
mi marido. �Y usted?

- La mujer que amo no existe.
- Descr�bamela.

F�sicamente podr�a ser
como usted.

- �Y moralmente? - Moralmente
podr�a ser como yo.

Tendr�a todas las cartas:
belleza, riqueza, reputaci�n.

Se permitir�a todos los golpes.

La inocente jota de tr�boles
podr�a robar.

La dulce dama de corazones podr�a
matar, para conseguir el objetivo.

- �Qu� objetivo?
- El de todo jugador: ganar.

- Quiero confesarle... �Pero no
cantar� victoria? - No. Diga.

Me gusta mucho bailar
con usted.

- Oh, un amigo. Voy a saludarlo.
- Por favor.

- �El caviar es fresco? - Claro.
�Y qu� beber�? - Champagne.

- Qu� alegr�a verlo, amigo.
- �Usted aqu�? Qu� casualidad.

- Extra�o encuentro, �no cree?
- Hay gato encerrado.

Baila divinamente. Y es divertido.
Creo que sabe demasiado.

- �Sobre qu�?
- Sobra las hortensias. - �C�mo?

Ten�a usted raz�n,
es un hombre peligroso.

- Ah, me divierto locamente.
- Pero yo no.

- Ten�a Vd. raz�n, son 11 parterres.
- �Excavaste la 11�?

- Como usted me dijo.
- �Y qu� has encontrado?

Nada. Solo clavos y gusanos,
pero yo no pesco.

- �Nada m�s?
- Creo que vi un cad�ver.

El de un buen amigo como �l.

- Una noche en blanco para nada.
- Ahora puedes descansar.

Te he reservado una buena
habitaci�n en el Riva Palace.

- �Y no cena conmigo?
- Disc�lpame, me han invitado.

- Qu� hermosa noche. - Ya.
- �Regresamos por la playa?

- Buena idea. Si Monsieur
no tiene nada en contra. - No.

- Pago y nos vamos.
- No, usted vaya c�modo, en taxi.

�Quiere caminar por la arena con
los ri�ones rotos y zapatos nuevos?

- Pero...
- Gracias por la deliciosa cena, Monsieur.

Guardarropa.

Ese Villa,
qu� hombre irresistible, �eh?

- �Es usted su ch�fer?
- S�, lo que usted diga.

Yo deber�a saber muchas cosas sobre
�l siendo su ch�fer, �no cree usted?

- Un mosc�n che ronda a una se�ora
como Madame de L�douville. - Ya.

Toda una santurrona.

Si le contase todo lo que s� de �l a esa
peque�a santa, le har�a un gran favor, �no?

- �Pero qu� sabe?
- Cosas.

- Me he arruinado con usted.
- �Por qu�?

Haciendo el retrato
de la mujer de mis sue�os.

Sea franco,
esa mujer no existe...

...pero tiene tantas flechas en el arco
que se permite todos los golpes.

- �Cre�a que podr�a ser yo?
- En lo que dura un baile.

- Disculpe. - No se disculpe,
me he sentido tan... - �De verdad?

S�, en lo que dura un baile.

- Se lo toma con calma, eh.
- Qu� malandr�n.

Oiga, es mejor
que no nos vean juntos.

- Voy a mi habitaci�n, vaya a verme.
- De acuerdo.

Ah, por fin.

Son noches
que no deber�an terminar jam�s.

Cuidado, que se pone rom�ntico.

- La 223, por favor.
- Pretendiente a la vista.

Me es �til, �sabe?

- �Bonito paseo? - Excelente.
�Toma el ascensor, Lestrange?

- Comprender�, con mis ri�ones...
- Hasta ma�ana. - Eso espero.

- Monsieur Lestrange. Buenas noches.
- Buenas noches.

- �Qu� quiere el ch�fer?
- El amigo.

El amigo, el ch�fer de Portal
o el suyo... para m� es lo mismo.

- �Qu� quiere decirme?
- Cosas.

- �Entonces?
- Vaya a buscarlo.

- La 335. �Ha vuelto
Monsieur Xavier-Laurenti? - S�.

- �En qu� habitaci�n?
- 229.

Venga.

A Villa le conozco de hace tiempo,
y ya no me gusta un pelo.

- Tiene cierto atractivo.
- Bueno, digamos que es presentable,

�y qu� prueba?
Todos somos presentables.

- Gusta a las mujeres.
- A las que no tienen cerebro.

Pero las dem�s prefieren otra cosa,
m�s inteligencia...

...por eso jam�s me cambiar�a
para ser uno como Villa.

�Me recuerda, Madame? Me vio a la
salida de la fiesta. Estaba con Portal.

Pobre Portal.

�Pero quiere hablarme de Monsieur
Villa o de Monsieur Portal?

�Mal vamos!
Hay que entenderse a medias palabras.

S�, de Portal.

- �Le ha encontrado?
- S�.

- Es usted formidable.
- Ya, porque encontrarlo donde estaba...

- �Madre m�a! �Pobre Portal!
- �Y d�nde estaba?

- Si se lo digo, se enfadar�.
- �Por qu�?

Porque usted adora las hortensias, y las
he estropeado un poco para encontrarlo.

�Pobre Portal!

Ah, pero est� bien servido
de flores.

- Lestrange, �qu� le pasa?
- Nada, es el calor.

Es el aire de la costa.
Tome una de estas p�ldoras,

son fant�sticas para los nervios.

As� que Villa utiliza al ch�fer
para los asuntos delicados.

Yo no soy ch�fer de Villa,
ni de nadie.

Yo soy un hombre de negocios,
como �l.

Y de este negocio
el Sr. Villa no est� al corriente.

Quiero volver a mi casa. Por eso
he querido hablar primero con Vd.

Ha hecho bien, Monsieur...
�C�mo se llama?

Xavier-Laurenti.
Con gui�n.

- �Quiere anotarlo, Lestrange?
- S�.

A m� me dan pavor las cifras
y adem�s estoy muy cansada.

Vuelva a su habitaci�n,
el administrador ir� a verlo.

- �Y cu�ndo? Tengo cierta prisa.
- �Enseguida!

- Estoy segura que se pondr�n de
acuerdo. - Yo tambi�n estoy seguro.

Sobre la base de 20 millones
por parterre, por 11 parterres...

Eso ha rentado, �no?

Ver� que soy razonable. Mientras
espero escribir� a mi notario.

Una peque�a noticia sobre la cultura
de las hortensias en Houblonnes.

Pero con cuidado, solo se abrir�
si me ocurre un accidente.

Con una persona con hortensias,
hay que tomar precauciones.

- Es natural.
- Mire, Madame, su anillo.

�No es precioso?
Nunca se separaba de �l.

�Pobre Portal!

�Lo dec�a yo que a la 12�
se derrumbar�a todo!

�Qui�n se derrumba?
Usted, tal vez. Yo no.

Ya ver�. Hoy quiere 200 millones,
ma�ana querr� otros tantos.

- �No se compra el silencio de
un tipo como ese! - Cierto.

El dinero de los canallas ha de ir
a las obras, pero no al rev�s.

- �Muy bien! �Y qu� quiere hacer?
- Lo que he hecho 11 veces.

�Est� loca? No estamos en Houblonnes.
Habr� 220 voltios como mucho.

No se puede tenerlo todo.
Justo en eso consiste el m�rito de Vd.

- �Mi m�rito?
- Porque esta noche le tocar� a Vd.

�A m�?

Abrir solo
si hubiera de morir.

Adelante.

De muerte accidental...

- Trabajo para usted.
- �Para m�?

No te molestes.
�Y qu� hac�as para m�?

Escrib�as al notario.
�Qu� le cuentas al notario?

Cosas reservadas.

"En el castillo de Houblonnes, bajo los
parterres de hortensias, encontrar�... "

�Tu notario pesca?

�No puedo! El saco pase,
la fosa, vale... "vale", por as� decirlo...

- �Pero esto, no!
- No es usted un hombre.

- �Ad�nde va?
- A buscar un hombre.

- Y no ir� muy lejos.
- �Espere!

�Yo soy un hombre!

S�, soy un hombre en problemas.
�Y la polic�a?

�Qui�n osar� sospechar
de mi administrador?

Mientras haya un aventurero
del cual sospechar, �no?

- �Villa? - No le parece mal, �eh?
- Es infame.

- Adelante. Buena suerte.
- �No! No le he dicho que s�.

- Te guardas las cosas, �eh?
- Se lo hubiera dicho, Villa, se lo juro.

- No pod�a decirlo en p�blico.
- Claro.

- Y adem�s quer�a llevarle todo el dinero.
- Y ahora te haces el grandioso.

S�, soy grandioso.

�Qui�n le ha tra�do el negocio?
�Qui�n le ha dicho que hab�a 9 parterres?

- �Qui�n...? - �Basta!
Ya que escribes al notario, contin�a.

- �Ser� m�s prudente?
- En efecto.

- �Mis p�ldoras! - No. �Escribe!
- La carta. - La tengo yo.

- Entonces empiezo otra.
- S�, yo dicto y t� escribes.

Pero deprisa, que vendr�
el otro.

�Ten�a una vida mezquina
pero tranquila, no deb� cambiar!

- Es cierto. Pues vuelva a ser contable.
- No se vaya as�.

Ah� est� el hombre con el que llevo
10 a�os, al cual me iba a entregar.

- �Cu�ndo? - Tras la 12� obra.
No es ninguna novedad.

- �Es demasiado!
- S�, es demasiado.

Porque la 12� obra...
esc�cheme bien...

nunca existir�.

La 12� obra es esa.

- �Cu�l?
- La que usted llevar� a cabo.

La m�s bonita,
la que salvar� a las dem�s.

La que permitir� nuestra
felicidad...

...cuando sus manos borren
la sombra que la amenaza.

- Yo ser� suya, finalmente.
- Pero... �cu�ndo?

�C�mo que cu�ndo?
Justo despu�s.

�Despu�s que yo...
Despu�s que �l...?

- S�, Guglielmo, justo despu�s.
- �Voy!

Ver� que no tardar�. �Pero con
qu�? Necesito un arma s�lida.

No puedo fallar.
Bueno, ya encontrar� algo.

- Pero sea prudente.
- No es el primero, estoy acostumbrado.

- �Y luego?
- No est� bien, vuelve a empezar.

- Ni usted sabe lo que quiere.
- �C�mo? Estoy por encontrarlo.

"Yo, el abajo firmante
Xavier-Laurenti...

...con la presente designo... "

- �A qui�n designo?
- No te incumbe.

El estilo es cosa m�a.

"Con la presente designo
a mi amigo Manuel Villa... "

- Te tiembla la mano, t�mate otra
p�ldora. - Se han ca�do.

- Mira, aqu� hay una.
- Gracias.

"A mi amigo Manuel Villa... "

- "Como �nico heredero... " �Escribe!
- Pero... - �No est�s de acuerdo?

- Pero no es la carta que...
- �Me dar�s 20 millones, s� o no?

- Por el momento.
- Pues me quedo con tu piel.

Date prisa. "�nico heredero
de mis bienes. " M�s r�pido. Firma.

Oh, el smoking nuevo.

- Disculpe, �sabe d�nde est� el ba�o?
- Al fondo a la derecha.

Gracias.

Sr. Xavier-Laurenti, �est� usted?

�Duerme?

No est�.

Pasaba a darle las buenas noches.
Como hab�amos quedado.

�Escribe a oscuras?

�Duerme?

Duerme.

Est� muerto.

�Qui�n es?

- Amigos.
- Adelante.

- La se�ora est� servida.
- �C�mo que servida?

- Lo he hecho r�pido, �eh?
- �Ya lo ha matado?

- Para m�, sus deseos son �rdenes.
- �Entonces est� muerto?

- No podr�a estar m�s muerto.
- �Qu� ha hecho?

- Nunca hago las cosas a medias.
- �Con un cuchillo?

- Se coge lo que se encuentra.
- �Un cuchillo! �Ah!

- �C�mo que "un cuchillo, ah"?
- Gu�rdelo, es horrible.

- Pero si me acababa de decir...
- No dije nada de cuchillos.

Adem�s, una mujer no sabe
lo que dice. �Qu� le ha hecho?

�Un cuchillo!
�Usted, un contable!

- �Qu� disgusto!
- Esto es el colmo.

Esc�ndase. La polic�a.

- Deme el cuchillo, r�pido.
- �Tocarlo? Jam�s.

Adelante.

- Gracias. �Hay respuesta?
- No, Madame.

Lestrange, puede venir.

- �Qui�n era? - El camarero,
se ha equivocado de habitaci�n.

Le pido perd�n por lo de antes,
estaba nerviosa. Le admiro siempre.

- �De verdad? �Entonces me conceder�...
- Toda mi atenci�n.

D�game, �c�mo lo ha hecho?
S�, le escucho.

- Pues... entr� con cautela.
- Con el cuchillo en la mano.

S�, con el cuchillo...

Cuando el miserable me vio,
cuando vio mi implacable mirada...

...cuando vio que yo llevaba
en la mano la... "cosa"...

- �El cuchillo?
- S�.

Se me ech� encima.
Pero no sab�a qu� hacer.

- Le agarr� por el cuello.
- �Ya hab�a dejado el cuchillo?

No, le ten�a entre los dientes.
Con las manos apretaba, apretaba.

Y si pensaba en usted,
apretaba m�s fuerte.

Al final pens� un poco m�s fuerte.
Afloj� y se cay�. Muerto.

As�, no necesit� el cuchillo.

- �Entonces soy un hombre?
- S�, un hombre. Un hombre descuidado.

- �Y la carta? - �Qu� carta?
- La carta al notario.

- Estaba por hacerla, pero le falt�
tiempo. - �Usted cree?

Afortunadamente
Monsieur Villa es un hombre. �l s�.

Vuelva a poner el cuchillo en
su lugar. Y usted al suyo.

- La cuenta, Lestrange.
- Enseguida.

Por favor, un poco de paciencia,
pronto tendr�n noticias.

Por favor, la cuenta
de la 223 y de la 350.

Lo lamento, Madame, pero no
pueden abandonar el hotel.

- �Por qu�?
- Un incidente, est�n investigando.

Nadie puede dejar el hotel.

- Qu� lamentable.
- Bastante.

- Por el tren.
- No tardar� mucho.

Ah, ah� est� la polic�a.

- Es un t�pico suicidio de cocain�mano.
- Uno m�s, doctor.

- �Y bien, Sr. Comisario?
- Nada, un toxic�mano suicida.

- �Suicidio? - Mejor as�.
- Mejor, s�. Para mi tren.

- �Pueden irse los clientes, comisario?
- S�. - Perd�n.

Damas y caballeros, son libres.
De nuevo disculpas.

- Gracias a Vds. no perder� el tren.
Gracias. - Era f�cil.

- Cuando uno firma el suicidio y hace
testamento. - �Hay un testamento?

S�, no ten�a familia
y se lo ha dejado todo a un amigo.

- A m� eso no me pasa.
- Ni a m�.

Y �ste es el problema.

- En el tren no est�.
- Si est� escondido, Vd. no lo encontrar�a.

Lo s�.
�Es un hombre ingenioso!

Le parecer� menos genial cuando
le chantajee a Vd. �l lo sabe todo.

- Y ser� m�s listo que el otro.
- Se olvida Vd. de algo. - �De qu�?

Que Monsieur Villa ser�
nuestro 12� benefactor.

Gracias.

- Hasta la vista.
- Buenas noches.

Nunca me he alegrado tanto de
regresar a Houblonnes. Qu� viaje.

- �Y qu� mal tipo aquel
Xavier-Laurenti! - S�.

- Vaya a ver los parterres.
- �Por qu�?

Porque Xavier los visit�,
podr�an necesitar un arreglito.

Esta noche no tengo ganas
de hacer jardiner�a.

- �Ha o�do?
- �El qu�? - Una voz.

No lo he o�do.
Ser� la voz de su conciencia.

- �Otra vez! - Es la lechuza.
- No, hablan, no estoy loco.

- �Y qu� dicen? - "Es la hora,
es la hora". �La hora de qu�?

Qu� extra�o. Hora de dormir.
Buenas noches.

No quiero. Me he jurado
a m� mismo que ser� esta noche.

- �El qu�?
- Usted. - �Yo, qu�?

- Usted y yo. - Antes de jur�rselo,
podr�a consultarlo conmigo, �no?

- No quiero quedarme solo.
- No est� solo, oye las voces.

- Vaya a ver los parterres.
- �Brigida! �Brigida!

- Es la hora.
- No deliro.

- �Quiere un cenicero?
- Perd�n.

Preve�a su visita,
pero no ahora.

- Siempre llega cuando no lo espero.
- Es as�, yo precedo.

M�s c�modo, �no?

Tras el incidente prefer�
tomar el avi�n, al amanecer.

- �Qu� nuevas hay del Riva Palace?
- Excelentes para usted.

El 229 se suicid�, y usted es
su heredero. Qu� listo.

- Tengo un poco de ingenio.
- Y sabe atravesar muros.

Solo puertas acristaladas.

- �Las acristaladas? Anda.
- S�.

Le ruego me disculpe.
No es gran cosa.

Ma�ana lo arreglar�,
cuando ser� el d�a.

- �Nadie le ha visto entrar?
- �Pero qui�n?

Bien. Mucho mejor,
lo prefiero.

Soy un desgraciado, un imb�cil.
A las mujeres se las trata a la fuerza.

Villa no pedir�a permiso.
�Quiere ser benefactor?

Ser� m�s bien �l
que le har� su benefactora.

Las hortensias. Jam�s
podr� acostumbrarme a ellas.

Su olor me hace sentir mal.

Esta mujer me ha convertido
en asesino. �Once veces!

Yo, un contable.
Y adem�s, bueno.

Brigida, eres un monstruo.
�Pero qu� importa?

�Yo te amo,
y si no te tengo esta noche, reviento!

Es la hora, es la hora.

- �Aqu� se desarrolla?
- Es usted muy curioso.

Un ni�o grande.

Me gustar�a saber c�mo morir�.
Terminar� en la 12� tumba, �no?

Sinceramente, s�. No se lo
hubiera dicho, pero ya que Vd. lo dice.

No es que me entusiasme, pero
reconozca que ha hecho sus m�ritos.

No me hab�a equivocado,
es usted realmente extraordinaria.

"Extraordinaria"...
Tengo mis ideas, eso es todo.

Qu� bonito. Gracias a Vd,
vivo un momento raro, excepcional.

Cara a cara
con la mujer que me asesinar�.

Y que adem�s es la que
m�s he deseado en mi vida.

- �Es cierto eso?
- Es cierto.

No tenemos suerte.

No tema, es Monsieur Lestrange.

- �Qui�n es?
- Soy yo. �Abra!

- Me han excavado la fosa.
- �Qu�? - Venga a ver. La 12� fosa.

Con mi nombre, las fechas...
Solo falto yo.

�Le hace gracia?

Es una broma de Xavier.
Pero �l ha terminado peor.

- �No, solo ha podido ser Villa!
- �Villa? A saber d�nde estar� ahora.

- Quiz� en su habitaci�n.
- No bromee.

- �Por qu� a�n no se ha desvestido?
- V�yase a dormir.

A la tumba si quiere,
pero a m� d�jeme en paz.

Si no hay nadie, d�jeme entrar.

Bien, si as� quiere que le
perdone la gesta de anoche.

- �Por qu� no quiere que entre?
- Tontorr�n. Porque ir� yo a verlo.

- �Cu�ndo?
- �Siempre preguntando cu�ndo!

- Enseguida.
- �De verdad?

Quer�a darle una sorpresa.
Lo ha estropeado todo.

- �Idiota!
- S�, idiota.

- Se pone a hablar de Villa
justo esta noche. - �Perdone!

- Venga, se lo suplico. - Aqu� no,
tenemos muchos malos recuerdos.

- �De verdad? - En su casa.
- S�, en la m�a. - Vaya.

- Enseguida.
- S�, voy.

�Oh, Brigida! He metido a once
en el saco, pero vali� la pena.

- Divertida su idea.
- �Qu� idea?

�La tumba de Lestrange!
Y luego... No, nada.

- Diga, por favor.
- Bueno, la excavaba para usted.

Ya.

- �C�mo se comportaba con los otros?
- Pronto lo ver�.

- Tiene prisa.
- No.

Solo curiosidad.

- �Tomamos una copa?
- Con mucho gusto.

- �La ha encontrado?
- No.

- Es demasiado lista para necesitarla.
- �El rev�lver?

Era de mi marido. A m� me
horrorizan las armas de fuego.

Hay medios m�s...
limpios.

El veneno, por ejemplo.

No.

Tiene que ser algo mucho
m�s ingenioso.

Bueno, reflexionemos.

La escena puede comenzar
como ha ido conmigo hasta ahora.

- Aproximadamente.
- El ambiente, el whisky y el beso.

- �Qu� beso?
- El primero.

- Espera un poco...
- Es la hora, es la hora.

�La hora del amor, idiota!

No se pierde nada esperando.

�No!

- Lo sab�a. - �El qu�?
- Que era usted peligroso.

�Peligroso como usted?

Yo ya no soy peligrosa,
ya no s� ni d�nde estoy.

No es nada, siga.
�Qu� sucede tras el primer beso?

Puede decirlo, es el primero.

�Sucios, traidores!
�Pero ella tambi�n lo pagar�!

��l la palmar�, como los otros!
�Es su turno!

- �Lo quiere saber de verdad?
- S�. - Bien.

�Ve esta l�mpara?
Por el momento, es inofensiva.

- Pero se puede conectar con alta tensi�n.
- Ah, qu� bueno. Cu�ntame.

�Y el rayo?
Ahora os fulmino yo.

�De viaje al 7� cielo?
�Os mandar� enseguida!

- Es la hora.
- S�, de la rendici�n de cuentas.

- Era Lestrange que hac�a...
- De electricista.

B�same de nuevo.

Estoy loca, pero es tan bonito.
Solo hab�a dado besos de... caridad.

La apagar� ella seguramente.

Y el otro la encender�.
�Qu� rayo!

Uno en brazos del otro
por toda la eternidad.

�Brigida!
�Qu� he hecho? �Estoy loco!

�La he matado! �Brigida!

- Hay justicia. Brigida.
- Es la hora.

- �No est� enfadada?
- No, en el fondo es mejor as�.

�Ahora qu� hago?

Como siempre.

- �En mi tumba?
- S�. - Bien.

En el saco, viejo m�o.

�Oh, qu� aturdido!

Concluyendo el elogio
de nuestra santa Brigida...

...me permito de recordar a su fiel
colaborador Lestrange...

...v�ctima de una crisis cardiaca
en la vigilia de una fiesta...

...que le hubiera particularmente
llenado de gozo.

No tiene alma, lo sab�a.

- �Qu� no tiene, maestro?
- El alma.

- �Qu� es? �Maniobras?
- Es un trueno, no temas.

- Se caer� el cielo.
- Qu� l�stima, una estatua nuevecita.

Agradezco al Sr. Alcalde
y a todos ustedes.

He aceptado la estatua
para no contrariar al consejo.

Me impresiona mucho, porque
no se alzan estatuas a los vivos.

Yo no soy una santa
como dice el Sr. Alcalde...

...solo he hecho de intermediaria
entre los ricos y los pobres.

Lo m�s dif�cil no es donar,
sino hacer donar. Es...

No ha ca�do lejos.

Se lee en el Evangelio...

...que es m�s f�cil que un camello
pase por el ojo de una aguja...

...a que un rico entre
en el Reino de los Cielos.

Hay que echarle una mano.

- �Oh! Me comprar�s un
sombrero nuevo. - S�.

Hay que ayudarlos. Eso puede
obligar a hacer cosas penosas.

Mi �nico m�rito podr�
haber sido solo de haberlo hecho.

�Es humildad? �Es orgullo?
Solo Dios podr� responder.

�Qu� mujer admirable! Nunca
hubiera hecho da�o a una mosca.

Dios no es justo.
Siempre se van los mejores.

Traducci�n: Vozidar
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