All language subtitles for Amazons of Rome (1961)

LAS V�RGENES DE ROMA

EN EL A�O 476
DESPU�S DE SU FUNDACI�N,

LA JOVEN REP�BLICA ROMANA
LUCHABA POR SU INDEPENDENCIA

Y ESTABA EN GUERRA
CONTRA LA COALICI�N FORMADA

POR: PORCENNA,
A LA CABEZA DE LOS ETRUSCOS;

STRAVOS, A LA CABEZA
DE LOS MERCENARIOS GRIEGOS

Y DRUSCO, QUE CAPITANEABA
UNA ORDA DE B�RBAROS.

PARA COMBATIR LA �LTIMA BATALLA
EN PUENTE SUBLICIO.

Vaya, por fin. Mant�n
los ojos bien abiertos.

No es ninguna novedad.

Horacio Cocles siempre hace
lo mismo antes de una batalla.

Da las �rdenes, se echa en el suelo
y en salida cierra los ojos.

�M�rale!

Mejor dicho,
cierra uno solo porque es tuerto.

�Y cu�ndo hay que despertarle?

Ver�s, cuando la caballer�a
de los b�rbaros se desplaza,

levanta una gran polvareda
all� en el horizonte.

Si los etruscos necesitan ayuda,

la polvareda se mueve
de derecha a izquierda.

Y nuestro comandante puede
seguir roncando tranquilamente.

En cambio, si no la necesitan,

la polvareda se desplazar�
hacia nosotros.

Vendr�n a atacar el puente
para intentar invadir Roma.

No creo que podamos defenderla,
somos muy pocos.

�Cocles!

�Vienen hacia nosotros!

�Ya est�! �Mira!

Ya lo he visto.

�A vuestros puestos!
No hay tiempo que perder.

Protegeos con los escudos
e intentad que los enemigos

malgasten in�tilmente sus lanzas.

Un romano puede morir como un h�roe
solo si tiene la ocasi�n de luchar.

Pero si se deja matar a la primera,
es un cretino.

T� prot�gete la frente.

Recordad las �rdenes.

En caso de peligro,
destruiremos el puente.

La se�al. (SILBA).

�A vuestros puestos!

�Los de atr�s!

�Y no retroced�is!

�Decuri�n!

Tu t�nica est� m�s sucia que tu cara.

No me dir�s que te ha faltado agua.

-En estos casos.
-Hay que morir limpios.

(GRITAN A LA VEZ)

Aqu� est�.

No, si le matas t� se ofender�.

Cocles, �me haces el honor?

Con mucho gusto, b�rbaro.

�Ac�rcate!

�Est�s muerto!

(R�E)

(SILBA)

�Alto!

�Los caballos al r�o!

He cumplido tus �rdenes, Porcenna,

pero no hemos pasado.

Han destruido el puente.

No importa. La victoria es total.

�C�mo que total?

La verdadera victoria es
la exterminaci�n de los enemigos.

Es tu victoria, Stavros.

La m�a es la paz.

Drusco, t� que eres aliado nuestro,

dinos lo que piensas.

Y t� tambi�n, Rasmal,
que eres nuestro segundo oficial.

-Vamos, hablad.
-No.

Solo debemos obedecer.

�Mirad!

Un buen pu�ado de esclavos.

Si hay alg�n m�sico yo me lo quedo.
Porcenna los devuelve a todos a Roma.

�A todos?

�Tambi�n a los hombres v�lidos?

�A los que pueden volverse
otra vez contra nosotros?

Si lo llego a saber,
no te hubiera seguido.

Esto es una insensatez.

Son �rdenes m�as.

La confederaci�n etrusca
no quiere destruir Roma.

Queremos doblegarla a la obediencia
a los talquinios,

nuestros amigos
y garantizamos as� una paz duradera.

Roma misma nos la tendr� que pedir.

�Qu� mejores embajadores
podemos enviarles

que sus soldados vencidos
y avergonzados?

Entonces, ya que eres tan generoso,

�por qu� no devuelves a Roma
a aquel tambi�n con los dem�s?

Un c�nsul prisionero es otra cosa.

Sirve para negociar.

Es indigno tratarle as�.

Sin embargo,
ese c�nsul era amigo tuyo, �no?

S�.

Pero tengo que mancillar su orgullo.

Los prisioneros lanzar�n
las humillaciones sufridas.

La pol�tica tiene exigencias.
Porcenna.

�Me concedes ese favor?

Tienes mi consentimiento.

Gracias. Gracias tambi�n a ti.

Esc�chame bien.

Eres un soldado generoso
y mereces mi indulgencia,

pero otra vez, espera a mi orden.
Naturalmente.

Es que hab�a le�do tu pensamiento.
Ya hab�as dado esa orden.

(R�E) Siempre la respuesta a punto.

Si te excedes, podr�as molestarme.

Procurar� no hacerlo
Intentar� creerte.

Es una humillaci�n intolerable.
�Por qu� no seguimos luchando?

Eres de los que pretenden luchar
ante todo, pero a costa de los dem�s.

Mira, eso queda de nuestro ej�rcito.

La tregua hoy es necesaria.

No, eso ser�a la deshonra,
algo vergonzoso.

No han muerto tantos
para que nos rindamos.

Tenemos que luchar.

Luchas en medio de las calles
o dentro de nuestras casas.

S� razonable. Tenemos que
reorganizarnos si queremos vencer.

�Y cu�les son
las condiciones de la tregua?

No estamos en situaci�n
de rechazarlas

y menos a�n de discutirlas.

Ante todo, debemos aceptar la tregua.

�Cu�l es la voluntad de los dioses?
�Qu� predicen los or�culos?

Ese es un signo propicio.

Ese otro es, sin embargo, nefasto.

Deben decidirse, se�ores.
Tienes que decidirse.

Porcenna, los adivinos
no se ponen de acuerdo.

Los cuervos siguen revoloteando
por all� sin explicarse.

Puede ser que su opini�n sea
importante, pero yo no lo creo as�.

Ya se habr�a debido pactar
la tregua.

Es posible que Porcenna
se haya dado cuenta

de que ser�a un gran error
suspender las hostilidades.

Adem�s, esa es la opini�n general.

�Tambi�n la tuya, Rasmal?

T� eres quien decide, t� solo.

Hemos capturado a este romano.
Dice que ha venido para matarte.

�De verdad?

�Por qu�?

Para que se cumpla
el destino de Roma.

M�s de 300 romanos
han jurado matarte.

Y si es necesario, nos sacrificaremos
todos. Hasta el �ltimo.

Dame.

Que nadie haga
un solo gesto sin orden m�a.

Vosotros, soltadle.

Roma en vez de enviar guerreros,
env�a asesinos.

Si tu intenci�n es esa, c�mplela.

�A qu� esperas?

No puedo.

No puedo.

�D�jale!

Esta es la mano
que no ha sabido darte muerte.

Absurdo,

pero magn�fico.

T� conoces, Porcenna, la profec�a

que predice diez a�os
de poder a Etruria.

Ahora comienza nuestra era.

(GIME)

Ajusticiadlo.

Pacto a la tregua.
Tienes miedo.

En tu campamento
y rodeado de tus soldados

�tienes miedo
de 300 asesinos reclutados en Roma?

Grecia no se desangr� para que t�
cedas a las amenazas de un romano.

Roma es una naci�n joven
capaz de hero�smos absurdos,

pero magn�ficos.
No podemos destruirla.

Tenemos que ser sus aliados.
Ser� de vosotros, los etruscos.

Yo me vuelvo a Grecia.

Ve a Roma y coge todo el oro
que quieras. Yo pago. Drusco,

con tu caballer�a escoltar�s
a Rasmal a quien doy facultades

para pactar la tregua.
Primera condici�n: rehenes.

Ordenad que den la se�al.

Por fin ver� Roma. Hay quien
dice que t� ya la conoces.

Puede ser, pero prefiero
que no lo digan. Tampoco t�.

Publicola,

como c�nsul de Roma
y por consideraci�n a tus heridas

y a la dignidad de tu rango, orden�
que preparen un caballo para ti.

Tambi�n mis hombres
est�n heridos y van a pie.

Ya has pisoteado mi dignidad.

Yo tambi�n ir� andando.

Te hablo en nombre
de nuestra antigua amistad.

La guerra que nos has impuesto
ha acabado con todo.

Incluso con la amistad.

�Est� a salvo?

Por tu culpa.
Cuando la veas dile que...

No, la paz no ha llegado.

Adi�s.

Recoged vuestras cosas. No quiero
nada de lo que me hab�is regalado.

Nada.
Ahora eres libre.

Ya lo s�.
Porque los m�os han vencido.

Al liberarme del cautiverio
me lo hab�is devuelto todo.

Las sandalias con rosetones
de oro. Se me olvidaba.

Ya est�. Prefiero herirme los pies.

Y si esta t�nica
me la hubieseis dado vosotros,

desnuda ir�a para no deberos nada.

Lucilla, se te ha tratado
de esa forma vergonzosa

porque eres sobrina de Tarquinio
y pariente de Porcenna.

Y cuando estalla una revoluci�n
no es f�cil dominar a la plebe.

Compr�ndelo, te lo ruego.
S� generosa, olv�dalo todo.

No, nunca. Deploro
la debilidad de mi gente

que os respeta
en lugar de destruiros.

Prefiero morir
antes que ver resurgir a Roma.

�Cocles!

�Est� remendando a tu puente?
En efecto.

Hab�a preparado una buena catapulta,
pero tu caballo consigui� sortearla.

�S�?

En esta tregua no me quedan
esperanzas de desquitarme.

�Por qu�? Nunca se sabe.

No te salvar�as por segunda vez.

Publicola.

C�nsul de Roma.
C�nsul de la derrota.

�Est�s herido?
�No lo ves?

A m� tambi�n me han herido,
pero de otra forma.

A ti honrosamente combatiendo,
a m� con verg�enza encaden�ndome.

No tenemos m�s que decirnos.

Olv�dame.

Pod�is seguir.

Es bonito este lugar.
Casas de piedra, hay muchas calles,

espaciosas plazas.

Mira qu� serios est�n todos,
parecen actores griegos.

Atenci�n, habla el coro.

C�nsul Publicola, honor a ti.

El Senado y el pueblo romano
est�n orgullosos de ti.

�Has o�do?
Nada de honores, Bruto.

Somos los c�nsules de la derrota.

Un momento.
Las balanzas est�n trucadas.

No, os equivoc�is. Son griegas.

�Y desde cu�ndo los vencidos
se atreven a discutir?

-T� no tienes derecho a...
-Te lo atribuyo.

�Y estos son rehenes?

Aqu� est�n los hombres
m�s ilustres de Roma.

Los patricios m�s poderosos.

Me lo esperaba. La jugada de siempre.

Yo me encargo. Buscar� casa por casa
con mis soldados y te aseguro

que dar�
con los hombres importantes.

Demasiados ingenuos ser�an
estos romanos si se hubiesen

escondidos en sus casas.
�Y entonces?

Creo que tendremos que buscarles
por los campos de los alrededores.

En los bosques o en alguna cueva.

Un jinete armado.

Espera.

�Qui�n eres?
Una mujer.

Eso ya se ve. �Y qu� m�s?

Una romana que quiere echar
a los b�rbaros de su ciudad.

Dame las manos. Mu�vete.

Coraza, casco, espada.

Est� rid�cula.
T� no podr�as entenderlo.

�Ad�nde ibas?
Aqu� cerca.

�Ad�nde ibas?
�Aqu� al lado!

Entonces, ve si quieres aqu� cerca.

Pero no sola.
Puedes subir a tu caballo.

Uno, dos, arriba.

�l encontrar� el camino.

Curiosos tipos estos romanos.

Los hombres representan tragedias
y las mujeres farsas.

Sois mis prisioneras.
�Qui�n est� al mando?

�No vais a contestar?
Por lo que veo, tienes el gesto

m�s adusto de todas,
as� que la jefa debes de ser t�.

S�, soy yo. Como no hemos luchado,
no tienes derecho

a desarmarme.
Claro, claro.

Vamos, seguidme.
No voy a haceros da�o.

�Cu�l es tu nombre?
Clelia.

�Clelia? �Qu� significa
en vuestra lengua?

�Loba? �Leona? �Tigresa?

Significa est�pida
porque me he dejado coger.

�Y tu nombre cu�l es?
Un nombre largo.

Guerrero indulgente
con muchachas que juegan con armas.

�No existe un diminutivo
en vuestra lengua?

Drusco.

Drusco.
�Has o�do hablar de m�?

S�.
�Y c�mo?

Ni bien ni mal.
Dicen que comes gusanos crudos.

S�, es verdad. Como gusanos.

Hay que ver qu� asco. Puede ser, s�.

-�Est�n todos aqu�?
-S�. Por desgracia.

En esas �ltimas batallas perdimos
a nuestros mejores hombres.

-�Y t� qu� respondes?
-Te ha contestado Bruto.

No quieres hablar, �verdad?
Pero ya conozco vuestros ardides.

No me ir� de Roma
sin los rehenes acordados.

�Rasmal!

�Mira!

�Qu� broma es esta?
�A qui�nes me traes?

�Son mujeres?

Son nobles v�rgenes
que juegan a la guerra.

�Es todo lo que has encontrado?

No han respetado los pactos.
Debieron entregar las armas.

�Qu� hacemos entonces?
�Darles un cachete

y mandarlas a su casa?

Mujeres valientes
y ning�n hombre �til.

�De verdad? No encontramos rehenes,
pues bien,

como Roma no puede darnos hombres,
nos llevaremos a mujeres.

Esperad, haremos un censo.
Os garantizo

que conseguiremos encontrarlos.

No se toman mujeres como rehenes.

Ellas no son mujeres, son soldados.

-Las encontramos armadas.
-�No!

No podemos aceptar.

Sacrificar�ais a vuestros hijos
por el orgullo de Roma.

Pero cuando se trata
de vuestras mujeres, es otra cosa.

-�Y si nos oponemos?
-Se reanudar�a en seguida la guerra.

Rasmal, �puedes prometer
que se les tratar� bien y respetar�?

S�, va en ello mi palabra.

El destino de Roma
est� en vuestras manos.

Vamos, muchachas.
Entregad vuestras armas.

Dame tu espada. Cuando acabe
la guerra, te la devolver�.

Resumo las acusaciones
para las rehenes:

rebeli�n, posesi�n de armas,
intento de fuga,

la muerte. Por nuestra parte,

os garantizamos absoluto respeto
y protecci�n.

Alegrad esas caras. Todo acabar�
arregl�ndose. Ya lo ver�is.

En marcha.

�Tienes confianza en nosotros?

�Y en m�?

Est�s muy seguro de ti.
�Yo? No.

�Qu� har�s con nosotras?

No lo s�.

No pareces un tipo peligroso.
Te equivocas, �sabes?

Soy cruel, feroz,
devoro tiernas v�rgenes

despu�s de estrangularlas.
(R�E)

�No me crees?
Me resulta dif�cil.

No llor�is, orgullosos ciudadanos.

Vuestro oro no lo volver�is a ver,

pero vuestras v�rgenes
alg�n d�a volver�n.

�En qu� condiciones?
Eso no podr�a garantizarlo.

-Eh, �qu� ocurre?
-Los rehenes.

�Han llegado los rehenes!
�Han llegado los rehenes!

Todas son mujeres
y adem�s muy guapas.

�S�? �Ha dicho mujeres?

Vamos, salgamos.

(Barullo)

�Preciosa!

(Barullo)

Puedes instalarte all�. Al fondo.

Drusco.
�Qu�?

Vuelve aqu�.
�Por qu�?

Nos prometiste protecci�n.
Cre�a que no la necesitabais.

Pues yo creo que s�.

Qu� miedosas. No parec�is guerreras.

Nos quieres humillar, �verdad?
Quieres obligarnos a pedirte ayuda.

Eres falso e hip�crita.
Bien, bien, bien.

Veo que empiezas a conocerme.
Eso me gusta.

Apartaos. Paso.

Dejadnos pasar.

Atr�s, atr�s.

Paso he dicho. Dejad sitio.

No est� mal.

Drusco, lleva a las rehenes
al recinto fortificado y vig�lalas.

Rasmal, haz que doblen la guardia.

Lucilla, la escolta de espera.

Date prisa, no ser�a prudente
viajar de noche.

No, he cambiado de idea.

No me marcho.

No puedes quedarte aqu�.

Quiero presenciar
la aniquilaci�n de Roma.

Sabes que estamos en tregua.
Conozco a esos romanos.

Te traicionar�n. Tendr�s
que aplastarlos como a serpientes.

Y me quedo para verlo.
No, Lucilla.

Vamos a firmar la paz.

Ser� lo �nico que veas.
Antes preferir�a morir.

Id cogiendo paja. R�pido.

Drusco.

Muchas gracias.

�Por qu�?
Por todo.

Por tu comprensi�n, por la paja

y tambi�n por la tranquilidad
que nos das con tu presencia.

�Te sientes m�s tranquila ahora?
S�.

Bien. Me alegro mucho.

En mi compa��a est� prohibido
estar triste.

�Y ma�ana?

No te preocupes.

Clelia.

Dicen que Drusco se llama
Filipo y viene de Grecia.

-No, de las Galias.
-Es un pr�ncipe amigo de Porcenna.

Aqu� no ha pr�ncipes,
son mercenarios.

Los dem�s puede, pero �l no.

-Parece que ya ha estado en Roma.
-S�, como esclavo.

��l? T� est�s loca.

Dicen que luch� en Corinto
y extermin� al enemigo.

No es verdad. Salv� a mucha gente
y tambi�n liber� a los esclavos.

Ha hablado mucho contigo.
�Qu� te ha contado?

Nada.
�T� no le has preguntado?

�Por qu� habr�a de hacerlo?
Son asuntos suyos.

Dej�monos de charlas.
Es hora de dormir.

Ven.

Si salta una chispa,
acabaremos todos asados. Apagadlo.

Con cuidado. Es un tiro dif�cil.

Tienes que conseguir colocarla aqu�.

�Ves? En el VII,
pasando entre esta y esta otra.

Es necesario que la pieza
se quede aqu�.

S�, entendido.
Atenta.

Es un tiro dif�cil, muy dif�cil.

Si fallas, perderemos la partida.
Si empiezas as�,

me pones nerviosa.
Tienes raz�n. Calma, calma.

T�mate el tiempo que quieras.

(GRITAN)

Alto. Ahora basta,
es hora de volver al trabajo.

Llevad los caballos al abrevadero.
No es divertido,

pero deb�is hacerlo.
No hay m�s remedio.

Adelante, vamos.
Deprisa, deprisa.

Vosotros tambi�n. Vamos.

Lucilla. Tengo una buena noticia
para ti.

De los tributos entregados
por los romanos

he encontrado tus joyas.

Te las devuelvo.

No las quiero. Qu�datelas.

Si se reanuda la guerra, este oro

contribuir�
a la destrucci�n de Roma.

Hasta ahora solo yo pensaba as�.

Ahora, en cambio, somos dos.

Yo te ayudo. Deja.

-Toma.
-Gracias.

�Qu� has cogido?

-Esto para mi caballo.
-Ah.

Es incre�ble.
Ahora desaparecen las armas.

Las hab�a contado esta ma�ana
y no faltaba ninguna.

-Esta ma�ana estaban.
-�C�mo pueden haber desaparecido?

�Qu� sucede?

Han desaparecido algunas armas.

Que se castigue
a quien las tuviese en su cargo.

(GRITA DE DOLOR)

No es un espect�culo para ti.
Te equivocas.

Me interesa.
(GRITA DE DOLOR)

Vamos, anda.

�Cu�ndo te diste cuenta
de que desaparecieron?

Despu�s de que pasasen las romanas.

Que lo dejen.

Basta. No es culpable.

Registro general.

Un momento,
en ese campamento mando yo.

Despu�s de Porcenna
y estas son sus �rdenes.

Vosotros, los del fondo.
Junto a la empalizada.

Buscad en ese mont�n de paja.

Vosotros, al establo.

Vigilad las salidas.

Est�n en el carro.
�En el carro?

Entre le�a.
�Por qu� lo has hecho?

Si un buen d�a t� te marchases,
�crees que estar�amos seguras?

No.

Habr�a que devolverlas
inmediatamente.

Pero �c�mo?

-En el establo no hay nada.
-En ese mont�n de paja. Vamos.

Aqu�. Mirad.

Comandante.

Aqu� est�n.

Tenemos las armas.
Las hemos encontrado.

Considero responsables a tus hombres.
Es la ley.

20 latigazos m�s otros 20
por castigar a otros injustamente.

Solo tu honor y tu nombre
puede morir.

Drusco, debemos respetar la ley.

Haz que formen tus soldados
y cast�galos sin piedad.

He sido yo.

Yo soy la responsable.
Yo di la orden.

Prendedla.

Estad preparados y atentos.
A mi se�al.

No, Porcenna.

Vosotros esperad.
Te pido gracia para esta romana.

Si se trata de su vida,
de acuerdo,

pero debe ser castigada.
D�jame decidir por ti.

Como quieras. Elige t� el castigo.

�Me prometes que no intervendr�s?
S�.

T� eres mujer
y sabes que tengo muy en cuenta

la sensibilidad femenina.

Elegir� un castigo adecuado
a la verg�enza que padec� yo.

All� me fustigaron
y t� ser�s fustigada.

Me exhibieron desnuda. T� tambi�n
ser�s exhibida ante todos.

No.
No he muerto. Ya ves.

Yo lo prefiero.

Yo tambi�n, pero no tuve opci�n.

Primero el l�tigo. Atadla.

Da la orden.
Ya.

Vamos.
(GRITA DE DOLOR)

�Con qu� derecho?
Has dicho l�tigo

y ya ha sido fustigada.

Arrancadla la t�nica.

Arr�ncasela t�.

Un viejo ardid de los b�rbaros:
el caracol.

�Qu� hac�is vosotros?
Quitaos de aqu�.

Alejaos. Tienen que verla todos.

�Por qu� la defiendes as�?
Nadie me defendi� a m�

cuando soport� la misma humillaci�n.

�Con qu� derecho
entorpeces mis �rdenes?

No entorpezco nada.

Clelia est� desnuda
y en lugar p�blico. �No te basta?

Dame tu capa.

�Puedes andar? Ven.

Le has permitido a Drusco lo que
no tolerar�as a nadie. �Por qu�?

Te promet� no intervenir.

T� lo quisiste.

�Por qu� me has salvado?
Ya estamos.

�Porque soy patricia?
No.

�Lo habr�as hecho si fuese esclava?
Sin duda.

�Aunque tuviese marido?
Tambi�n.

�Y si fuese vieja?
S�.

�Y fea?
Claro.

Me alegro de que me hayas salvado
precisamente t�.

Esto demuestra que estamos contentos
uno del otro.

Qu� est�pidos.
En eso tambi�n estamos de acuerdo.

Est� rico, �sabes?

�De d�nde eres?

De lejos, de muy lejos.
�Es bonito tu pa�s?

S�, bell�simo.

Bosques, bosques por todas partes.

Y grandes r�os.
Grandes r�os muy lentos.

En mi pa�s el aire es diferente.

Se respira un aire distinto.
Bonito, s�.

Mucho.

Habla.

�Me quieres ayudar?

�Lo has pensado?

�No pones condiciones?

Dime lo que debo hacer.
No hay tiempo que perder.

Pondremos en marcha
mi plan ma�ana por la noche

durante la fiesta del campamento,
pero es necesario

alejar antes a los b�rbaros
con su jefe.

Ve a ver a Porcenna.
A m� ya ni me escucha.

Recu�rdale c�mo se han portado
los b�rbaros hoy.

Dile que su ejemplo ha trastornado
la disciplina del campo.

Que los dem�s soldados
est�n furiosos con ellos

y ser�a conveniente alejarlos
del campamento cuanto antes.

�Eso es lo que tengo que decir?
Eso.

Y si fuese necesario, grita, llora.
Porcenna es uno de esos hombres

que no saben resistirse
a las l�grimas femeninas.

No dudes, lo conseguir� sin m�s.

La casa donde yo vivo
est� justo al lado del foro.

Es muy bonita.

Gracias.

Alrededor tiene unos jardines,
grandes praderas.

El aire tambi�n es puro, �sabes?
Aire de campo.

Oye, cuando acabe la guerra,
�por qu� no vienes a Roma?

Te gustar�a.
Estoy segura de que te gustar�a.

Dime. �En tu casa hay puertas?

Pues claro.

�Y alrededor del jard�n hay cercas,
empalizadas, barreras?

Alt�simas.

Me lo imaginaba.

Drusco.

Drusco.

T� y tus hombres deb�is dejar
el campamento. Orden de Porcenna.

�En serio?

Hab�is alterado la disciplina
y por ello quiere que os vay�is.

�Mucho tiempo?
Hasta la paz.

�Destino?
El Presidio.

�Cu�ndo?
Ma�ana, al ocaso.

He alterado la disciplina
del campamento.

Y Porcenna me env�a a un amigo
a comunicarme su decisi�n.

S�.

Drusco, debes partir.

No te preocupes. Te aseguro
desde ahora mismo

que mi guarda personal velar�
por las rehenes.

Una puntualizaci�n.
No hay puntualizaciones.

Debes partir, Drusco.
Ser� un largo viaje. Prep�rate.

Adi�s.

Rasmal, t� nunca discutes
las �rdenes de Porcenna,

pero en esto no est�s de acuerdo.

Lo he o�do.
�Cu�nto te volver� a ver?

Hay puertas en tu casa, claro.

Pero siempre est�n abiertas.

Quiz� nos encontremos en Roma.

Bonita noche, �verdad?

Vengo a despedirme de ti.

No nos conocemos.
Una buena raz�n para conocerse.

La hora es propicia.
�Oyes qu� silencio?

Un instante robado al sue�o
de la guerra.

Qu� bien hablas.

�En la guerra aprendiste a hablar?
No, fue en la c�rcel.

Hab�a poetas, fil�sofos...
La misma prisi�n donde estuviste t�.

En la Colina.

Donde se hiela uno en invierno
y se quema en verano.

Recuerdos en com�n.

Solidaridad de excautivos.

�Es la forma que eliges
para desarmarme?

No, �por qu� desarmarte?
Eres mi enemiga.

T� no tienes la culpa de la medida
que se ha tomado contra m�.

S�.
Ah.

Te interpusiste entre Clelia y yo.

Clelia no te ha hecho nada.
No puedes odiarla.

Es a Roma a quien odias.

S�, es verdad.
�Qu� m�s quieres decirme?

Que estas horas
se han hecho para el amor.

�Has venido a ofrecerte?
No, s� que amas a otro.

Ya no le amo.
Perm�teme que lo dude.

�Quieres que te demuestre
lo contrario?

En toda tu vida no te lo perdonar�as
ni a m� tampoco.

Entonces, �para qu� has venido?

Para obligarte a que admitas
ante ti misma que te falta todo

si no tienes a Publicola.

�Qu� haces?
Ocupo su sitio.

Est�s loco.
Si �l estuviera aqu�

y tuviese alguna pena t�
le tranquilizar�as, le consolar�as

siguiendo
tus verdaderos sentimientos.

�Por qu� sacas a relucir mi pena?
Para que dejes de fingir.

Para que dejes de odiar.
No sirves para ello.

Un hombre de guerra
que predica la paz.

Lo necesito.

�Para tu Clelia?
S�.

�Me ayudar�s?
No.

S�.

Me voy y te la conf�o a ti.
T� la proteger�s.

No puedo hacer nada.
T� puedes mucho.

Has demostrado que puedes mucho.
S�, pero no quiero.

Adi�s, Lucilla.

Lo que m�s quiero se queda aqu�.

Volver� a por ello de tus manos.

Qu�date lo m�s que puedas
en el campamento.

A la m�nima se�al de lo que me temo,
alc�nzame.

Bien.

Clelia.

Tengo miedo.
�T�? Es imposible.

�De qu�?

El guerrero que no bebe
es un pollito en la nieve.

Repartiste el vino generosamente.

Espera y ver�s.
Pronto producir� sus efectos.

La guerra ha acabado hace poco
y para divertirse tienen

la necesidad de luchar.
Es desalentador.

Que beban los caballos.
�C�mo? �Nos detenemos ya?

No hay prisa.
Desmontad todos.

Bebed. Seguid bebiendo.

�Qu� ocurrir�
cuando est�n borrachos?

Olvidar�n la disciplina.

Buscar�n un poco de amor.

�La paga! �La paga!

La fiesta contin�a. Ahora recibir�n
la paga, pero no todos.

La ira despu�s del vino
completar� el plan.

Vamos, no pongas esa cara.

(GRITAN) �La paga!

(GRITAN) �La paga!

Deprisa, deprisa.

Vamos. R�pido, r�pido.

Vamos.

Pero �c�mo? �Pagas
a la primera cohorte y a la m� no?

-�Es una verg�enza!
-�Es una injusticia!

�Quien te haya dado esa orden
deber�a trag�rsela!

�Ten�is que pagarnos a todos!

-Vamos, t�, deprisa.
-Porcenna nos va a o�r. Nos oir�.

Si no est�s contento con �l,
ve a dec�rselo personalmente.

Vamos, otro.

�Antes de lo digo a ti!

Si sigues en ese tono
te retuerzo el cuello.

-�Viejo animal!
-Llev�oslo.

�Calma, calma, amigos! �Escuchadme!

�Qu� vas a hacer?

Este heno puede ser
nuestra salvaci�n. Vamos, deprisa.

Soldados, os comprendo,
yo os comprendo,

pero lo que os han dicho
no es verdad.

Ninguno de vosotros tiene derecho
de cobr�rselo all� con las rehenes.

Somos compa�eros de armas,
no pod�is comportaros como animales.

As� manchar�ais la victoria.
Son muchachas j�venes y bellas,

respetadlas. Pensad en sus familias,
las m�s honorables de Roma.

Entiendo que pod�is desearlas,
eso es algo natural,

pero pensar en su turbaci�n,
l�grimas, en su pudor ofendido.

(R�EN)

Y es falso, es falso
que los guardias etruscos

ya las hayan mancillado.
Han recibido su paga

y no ser�a justo que tambi�n
disfrutaran de un bot�n de guerra...

La han recibido. Nosotros
s� que tenemos derecho a ese bot�n.

Y aunque fuese verdad, vosotros
no secundar�ais una acci�n tan baja.

�Por qu� no habr�amos de hacerlo?

Soldados, sed generosos.

Vamos al campo de los rehenes.

�S�! �Eso es!

No, Stravos, eso no.

S�, Lucilla, es irreparable.

Solo eso har� saltar
el orgullo de los romanos,

obligadles a reanudar la guerra
y perderla.

Eres innoble.

Somos innobles.

�Escondeos!

Prended fuego a la torreta.

Deprisa.

�A los caballos!

�Qu� sucede?

Las humanas han huido a caballo.

Necesito m�s hombres.

Adelante.

Deteneos,
os ordeno que os deteng�is.

Volved atr�s.

Es evidente.
Cuando los rehenes se fugan,

se rompe la tregua
y se reanuda la guerra.

�Por qu� se han escapado?

�Leg�tima defensa? �No rebeli�n
a las condiciones pactadas?

Para salvar su honor.

En vez de reconocer
nuestra conducta imperdonable,

�hablamos de luchar?

Es la ley de la guerra.

Yo renuncio a las rehenes.

De esa forma, perder�s
a tus aliados. Nadie lo aprobar�.

No querr�a que fueses el responsable
de los des�rdenes de esta noche.

Y esa desigualdad
en la distribuci�n de las pagas.

Un malentendido.
Entendieron mal mis �rdenes.

Eso espero. Debo creerte,

lo debo.

Si no, te cortar�an la cabeza

y te la arrojar�an
a los pies de esas muchachas.

Es necesario reanudar
las hostilidades. S� razonable.

Tiene raz�n. Es inevitable
que se reanude la guerra.

Rasmal, reagrupa las tropas.

A todas.

�Tambi�n quieres el apoyo
de los latinos? Lo compro con oro.

El oro de Roma.

No deb� haberte escuchado, Lucilla.

Solo Drusco habr�a podido evitar
todo eso.

�No dices nada?

Tienes raz�n, es mejor.
Adi�s, Porcenna.

Vuelvo con nuestra gente a mi casa.

�No quer�as quedarte
para asistir al fin de Roma?

Te ruego...
�No te marchar�s! Es una orden.

Mira a todos esos hombres de ah�,
j�venes llenos de vida.

�Cu�ntos seguir�n vivos ma�ana?

Yo no quer�a esto.
Lo has querido, sin darte cuenta.

Y el primero en caer
podr�a ser tu Publicola.

Me quedar�.

Ser� mi castigo.

El Senados y los c�nsules
le deben la verdad al pueblo.

Los romanos tendr�n que derramar
m�s sangre y m�s l�grimas.

La presi�n etrusca
se va volviendo m�s amenazante.

No podemos iniciar ninguna maniobra
para atacar por la retaguardia.

Solo podemos resistir ante el asedio
duplicando nuestras fuerzas.

Debemos estar listos para sacrificios
si queremos conservar el orgullo

de ciudadanos libres.
En este momento,

el destino de Roma
y de todos nosotros

est� en las manos de unos hombres
al mano de Horacio Cocles

que vigilan el puente.

Comprometer a tu man�pulo
en un combate as� ser�a una locura.

Intentaremos atacarles
por la espalda.

�C�mo lo har�s?

He dicho que ser�a una locura.
Permanecer�is a la espera de �rdenes

y sin discutir.

Bruto.

-J�venes piden que se les llame.
-�rmalos y env�alos al puente.

Nos vamos.

�El c�nsul ha dado su consentimiento?

Nos ha dado orden de esperar.

Quien quiera obedecer,
es due�a de hacerlo.

Las dem�s, que se deshagan
de todos los objetos que estorben.

Los escudos y las lanzas
nos sobran.

(HABLAN A LA VEZ)

Y ahora, seguidme.

Alto.

El t�nel conduce
directamente al T�ber.

Apareceremos por sorpresa
a la espalda del enemigo.

Aquellas de vosotras
que prefieran la esclavitud,

les deseo horas felices
en brazos de los etruscos.

Adelante.

Atenci�n, preparad las m�quinas
de guerra. �All�, mirad!

Bajad de los caballos.

Vamos, �nimo.

Cocles.

Ah� llegan Celia y sus muchachas.

Nos van a masacrar.

Incre�ble.

�A qu� esper�is,
a que nos tiren el agua? �Vamos!

(R�E)

(R�E) Bravo.

Vamos, los b�rbaros
atacan a las muchachas.

�Alto!

Drusco se ha vuelto loco,
est� formando para protegerlas.

Pero para �l. �A la carga!

Tocad a tregua.
�A tregua?

S�, Drusco tiene raz�n.
Ni vencedores ni vencidos.

La batalla termin�. Tocad tregua.

Solo en el campo enemigo,
sin escolta ni armas.

El orgullo de Roma.

A nuestra herencia etrusca
debemos las mejores cualidades.

El orgullo es defecto nuestro.

�Por qu� has ordenado la tregua?

Para impedir una derrota
y el hast�o de una revancha.

La base es muy s�lida.

Sobre ella construiremos
nuestros destinos.

Entra. Solo.

Porcenna, estoy orgulloso de ti.

�Por qu� no quieres hablar?

Responde.

Lucilla.

Tu rencor es absurdo.

Te lo ruego, vu�lvete por lo menos.

Que yo pueda leer en tus ojos

lo que no dices.

No nos separaremos m�s, �verdad?

Ven.

(Trompetas)

En nombre del Senado y del pueblo,
te ofrezco lo que quieras.

As� Roma quiere demostrarte
su agradecimiento.

Elige el edificio m�s hermoso,

el campo m�s f�rtil,
la dignidad que prefieras,

lo que desees ser� tuyo.

S�, cualquier cosa.

�Un b�rbaro podr�a casarse
con una mujer romana?

�Un b�rbaro?

Depende de qu� b�rbaro se trate.

Ese b�rbaro soy yo.

�Y esa mujer romana
qui�n ser�a entonces?

Ninguna.
�C�mo que ninguna?

Porque ninguna ha dado su opini�n.
Enseguida se la pido.

Necesitar� tiempo para decidir.
Intentemos simplificar las cosas.

Bruto, celebremos el rito.
Conozco bien la f�rmula.

Clelia, hija primog�nita
de Callo Valerio,

�me quieres como esposo?
Me quiere.

�Yo, Drusco, la acepto?
S�, la acepto.

En nombre del Senado y de Roma,
t� nos declaras

unidos en matrimonio.

En nombre del Senado y del...