All language subtitles for Cattle Queen of Montana 1954

LA REINA DE MONTANA

De la salida a la puesta del sol,
llevando el ganado,

desde que salimos de Texas,

avanz�bamos sin descanso
hasta pisar tierra de Montana.

Pap� hab�a hecho la petici�n
de Valle del B�falo el a�o pasado,

solo nos quedaban dos d�as
para registrar nuestras escrituras

y tomar posesi�n
de nuestro nuevo hogar.

Ah� est�, Sierra.
Esta es la �ltima etapa.

El valle...

Todo el valle parece que nos sonr�e
como si se alegrara de vernos.

As� es.

�Por qu� estabas preocupado, pap�?
Hemos llegado un d�a antes.

Haremos del 77
el mejor rancho de la comarca.

Desde hoy comeremos bistecs
as� de grandes.

- �Y tendremos dinero?
- �Te parece mal?

Ens��ame lo dem�s.

J. I. Jones. Esta tierra es m�a.

Ah� sigue.

Pap�, puedes estar orgulloso. Hemos
hecho un viaje feliz de siete meses.

Podemos estar contentos.

Ma�ana ir� al registro
a pedir el certificado de propiedad.

Trabajo contigo
hace 30 a�os, 'Pop' Jones

y esta es la primera vez
que has hecho algo a derechas.

No s� c�mo encontraste este sitio.

Con agua abundante y pastos frescos.

Gracias, pero no te quedes
ah� coment�ndolo.

�Hay que acomodar al ganado!

Ve a ayudar a los muchachos
o te despedir�.

Me debes tantas horas extras
que aunque no trabajase m�s,

no te robaba, �explotador!

Mientras segu�s discutiendo
voy a quitarme el polvo de Montana.

�El agua del r�o est� muy fr�a!

He encontrado una charca
junto a la monta�a.

�Cu�nto tiempo lleva mir�ndome?

Nada muy bien, se�orita.

Bueno, m�rchese.

Los hombres de su caravana
deben estar locos para dejarla sola.

Ya sabe que si llega el caso
yo s� cuidar de m� misma.

Esto es Montana, �lo sabe?

Las cabelleras de las mujeres blancas
valen mucho, y m�s las pelirrojas.

Es usted un impertinente.

Creo que no puedo cruzar por aqu�.

�Es muy profundo? �Est� usted de pie?

�Con qu� caravana viene?

Con 'Pop' Jones, del 77.
Venimos de Texas.

�Por qu�?
�Es que busca trabajo, amigo?

No, me espera un buen empleo
muy cerca de aqu�.

�C�mo se llama?

Sierra Nevada Jones. �Y usted?

Farrell.

Conf�o en que nos volveremos a ver
alg�n d�a, peque�a.

Allan, ayer te dije
que limpiases eso de malezas.

Es in�til tener agua
si el ganado no llega a ella.

Perd�n, Sr. McCord,
los perros olieron un oso.

No pierdas el tiempo
y limpia esa maleza.

- Parece como si fuera el jefe.
- Ya sabr�s qui�n es, forastero.

Lo encontr� en el bosque.
No parec�a tener ganas de hablar.

- Menos mal que no disparaste.
- �En serio?

- �El Sr. McCord?
- �Por qu� ha tardado tanto, Farrell?

�Hay problemas aqu�?

S�, pens� que era usted
el que necesitaba.

- Si el precio me conviene.
- Un fanfarr�n, �eh?

Si pens�is pelear
lo mejor es que lo hag�is ahora.

Farrell.

S�, ya recuerdo.

�No es ese que dicen
que tira tan bien?

�Es suficiente?

Venga adentro, Farrell.

- No hay muescas.
- Trabajo nuevo, rev�lver nuevo.

Tengo muchas tierras aqu�
en Valle del B�falo.

Y a�n tendr� m�s.

Quiero vivir mucho tiempo
y disfrutar todo lo que pueda.

Eso de disfrutar es cosa de usted.

Yo procurar�
que ning�n accidente acorte su vida.

Qu� paz.

Eso parece.

Y es hermoso.

No es Texas,
si es lo que quieres decir.

Se acab� el polvo
y la pista interminable.

Estamos en Montana.

Los mejores pastos de la tierra.

Por eso el ganado est� tranquilo.
Lo est�n comentando.

- �Est� recogido el ganado?
- Por supuesto.

Y con la panza bien llena
desde que llegaron a este f�rtil valle.

Ven aqu�. Quiero decirte algo.

Estoy acord�ndome
de cuando eras peque�ita.

�Sabes por qu� he hecho esto?

�Por qu� hemos recorrido
2000 millas para venir a este valle?

Ha sido por ti... y para ti.

No, para los dos.

�Y yo qu�?

Para ti tambi�n, Nat.

Ma�ana ser� un gran d�a.

S�, ma�ana empezaremos
a desplegar las alas.

�Estampida!

�Estampida!

Coged los indios muertos.
No hay que dejar huellas.

No debe quedar vivo ning�n blanco.

�Sierra!

�Han vuelto otra vez!

Los que estaban aqu�
lo han pasado muy mal.

Tambi�n hicieron mal viniendo
con tanto ganado y tan poca protecci�n.

Recoged esos animales
antes de que se pierdan para todos.

No hay que desaprovechar la suerte.

Vamos, Farrell,
podemos aprovecharnos de esto.

S�, es verdad.

TERRITORIO DE MONTANA
ZONA DE VALLE DEL B�FALO.

PROPIEDAD DE J. I. JONES.

�Qu� haces aqu�? Vuelve a tu poblado.

Mi caballo est� muerto.
Me llevo el tuyo.

�S�? Bien, ll�vatelo y vete ya.

Hicimos trato.
Quiero 200 cabezas de ganado.

Tendr�s tu ganado.
Y tr�eme el caballo.

�Pap�!

�Sierra!

�Malditos salvajes!

�Vamos, terminad! �A�n quedo yo!

�A qu� esper�is?
�Perros, asesinos, salvajes!

- C�llate.
- �Que muera!

�Un hombre vivo!

Ponedle en unas parihuelas
y a la mujer en un caballo.

�Natchakoa!

�Nat? Soy yo, Sierra.

�Solo quedamos t� y yo?

- �D�nde estamos?
- En el poblado de los Pies Negros.

Est�n tramando
algo especial para nosotros.

Nos colgar�n de las orejas
o nos cortar�n en trocitos.

Sea contigo el gran esp�ritu, padre.

Largo tiempo
he estado esperando tu regreso.

Mi coraz�n ha de decirlo.

El rostro de mi padre
estuvo siempre ante m�

a pesar de las maravillas
del colegio de los blancos.

- Muchas lunas han pasado.
- Muchas cosas he aprendido.

Espero que todas me sirvan
para ser digno hijo de nuestro jefe.

T� solo has aprendido extra�as
costumbres con los blancos.

�Qui�n se atreve a hablar contra m�?

La alegr�a con que quisi�ramos
haberte recibido, hijo m�o,

se ha convertido en desencanto.

�Por qu� has tra�do a un hombre blanco?
�Y una mujer!

- Dices bien, Natchakoa.
- Y hablas bien.

- �Por qu� hay blancos aqu�?
- Regresaba por el valle.

Vi muchos blancos muertos.

Estos dos a�n viv�an.

Los he tra�do para que sepan
que no son malos los Pies Negros.

Un blanco vivo significa
un blanco que nos matar�.

�Deben ir all�! �Donde est� la luna!

Yo, Colorados, los he tra�do aqu�,
y aqu� se quedar�n.

Ellos nos han invadido,

ellos han matado y se han llevado
el b�falo de nuestras tierras.

�Y ahora traes blancos
a nuestro poblado!

- �Cuando yo salgo a traer ganado!
- �Robado por ti!

�La carne robada
tambi�n quita el hambre!

Si se enteran los jefes de los blancos,
mandar�n tropas a nuestro poblado.

Y la tribu pagar� entonces
las consecuencias.

Por eso intento
hacerme amigo de ellos.

Basta ya.

Natchakoa puede tener raz�n.

Y puede que Colorados tambi�n al decir
que con la amistad llegar� la paz

y con la paz, mejor vida para todos.

Me voy acercando al fin de mis d�as.

Ya no llegan las respuestas
tan claras como antes.

De momento,

dejemos que Colorados
cumpla su palabra.

Que los blancos sigan aqu� hasta
que est�n en condiciones de irse.

Y que Natchakoa tenga su lengua.

�Mi palabra es ley!

Tengo mi lengua.

Pero otros hermanos hablar�n por m�.

Si�ntate, hijo m�o.

Natchakoa nos destruir�.

No te inquietes, hijo.

�l es guerrero,

y por ese camino
se perder� a s� mismo.

- Te ordeno que sepas esperar.
- Mucho pides, padre.

Hijo m�o,

no est� lejos el d�a
en que hayas de ponerte

este casco de piel de b�falo
que ahora es m�o.

Grandes ser�n tus preocupaciones
y muchos tus problemas.

Pero el mayor de todos
no ser� c�mo tratar a los blancos.

Sino c�mo mantener
a tu propia tribu unida.

C�lmate, Nat.

Por mucho que protestes no se te van
a curar antes las costillas.

Ya se arreglar� todo.

- �Por qu� est�s tan nerviosa?
- Por la fecha.

Hoy es el �ltimo d�a para presentar
la escritura en el registro.

La estampida
lo hab�a borrado de mi cerebro.

Aqu� estamos lejos de todos.
�Prisioneros!

�No me toqu�is, asesinos!

�Por qu� no nos matan de una vez?

Este salvaje piel roja
os ha tra�do aqu�

para que los buitres
no se cebaran en vuestra carne.

- �Ad�nde se lo llevan?
- A intentar curarle.

Ten calma. Tu padre ha sido
enterrado en el valle con los otros.

En el carro encontramos esas cosas.

�Por qu� haces todo esto?
Ayer, tus guerreros...

�Porque un blanco robe y mate hemos
de juzgar mal a todos los blancos?

S�, fueron indios los que os atacaron.
Pero quiz� no iban solos.

Cuando hayan sanado las heridas
del viejo y volv�is a vuestro poblado

di a los tuyos que hay indios que
no desean la muerte de los blancos,

sino la paz.

�Nos vas a ayudar?

�Es tan dif�cil creer que yo
tambi�n soy un ser humano?

- Quieres agradar a la mujer blanca.
- Lo hago por el poblado, por la tribu.

No lo entiendo.

Soltadle.

- Ese es el �ltimo, jefe.
- �Cu�ntos?

Pues con ese grupo creo
que unos 1100 o 1125.

No est� mal para una noche.

No sab�a que trabajaba
para dos ganader�as.

�Es suya esa divisa
del doble tri�ngulo?

La registr� ayer.

Si contin�a aprovech�ndose
de las estampidas

se quedar� con casi todo
el ganado del territorio.

No es un oficio, Farrell.
Fue una casualidad.

No lo olvides.

McCord.

Anoche no sali� todo bien.

El viejo y la mujer blanca
no murieron en la estampida.

�C�mo lo sabes?

Colorados, el hijo del jefe Lanza Roja,
ha vuelto. Y con �l, dos blancos.

�Qu� va a hacer con ellos?

Ahora busca razones
para proteger a la mujer blanca.

�Enc�rgate de los dos!

Otras veces
llegaron colonos al valle.

Y yo les hice marchar.
Ayud� a mi amigo McCord.

Ahora es muy peligroso
luchar contra los tres.

�Tres? Dijiste dos.

El viejo, la mujer blanca
y Colorados.

�Qu� le preocupa?

�Ya est�, jefe!

El certificado a su nombre
para la nueva divisa.

Quiz� nos hayamos precipitado.

El ganado y la tierra sin due�o
son de quien los encuentra, �no?

Tal vez.
Ve a cuidar de tu caballo, Yost.

Supongamos que no todos
los de la caravana hubiesen muerto.

- Ser�a lamentable.
- S�.

- No quisiera verle en esa situaci�n.
- Podr�an recurrir.

Y eso le impedir�a a usted
disfrutar de la vida.

- Desde luego.
- �D�nde est�n?

En el poblado de los Pies Negros. Los
recogi� un indio amigo de los blancos.

Mil d�lares por cabeza.

- Es su idea.
- Y su dinero.

Hablas bien, Colorados.

Tu gobierno
me llev� a la universidad.

Hemos ido muchos indios.

Iroqueses, del este,
sem�nolas, del sur.

- Crow, Sioux, Cheyenne...
- �Por qu� has vuelto?

A mi tribu no le agradar�a tener un jefe
que viviese al modo de los blancos.

Los tiempos han cambiado.

La paz se va desvaneciendo
poco a poco.

Es mejor que est� junto a mi tribu.

Que les haga comprender,
si a�n es posible.

Muchos veranos
y muchos inviernos, madre,

Colorados me miraba con amor.

Y yo esperaba ser suya.

Cuando se march�, empezaron
a manar l�grimas de mis ojos.

Y a su regreso,

la trajo a ella.

Me ha olvidado.

�Qu� d�a es hoy, Nat? �El 27?

27 era esta ma�ana cuando viniste
a verme. Debe seguir si�ndolo.

Una semana entera.

Si pudi�semos salir de aqu�
y presentar la escritura...

Haz caso a tu viejo capataz.

Habla con ese Colorados.
Que te d� un caballo y vete.

Ya lo hemos hablado.
No me ir� sin ti.

Ve y te quedar�s tranquila.
A m� aqu� me atienden bien.

Enfermeras delgadas de d�a
y gordas por la noche.

No pasar� nada, ver�s.
Anda, prom�teme que ir�s.

Est� bien, lo prometo.

Eso es lo que debes hacer.

- �Por qu� hay ira en tus ojos?
- Cre� que no te hab�as fijado en m�.

�Estrella!

Sufro tanto, que no puedo callar.

Esa mujer blanca.

Nunca ser� como ella.

Tus ojos miran a los suyos...

a sus cabellos rojos.

Es distinta y la odio.

Estrella, esc�chame.

Me alegro de conocer a Sierra Jones.

Lo que siento por ella es admiraci�n.

No debes escuchar
palabrer�as de ni�os.

T� eres una joven muy linda.

S� adem�s juiciosa.

Nat est� cada d�a mucho mejor.

Nuestros hospitales tienen mucho
que aprender de vosotros.

A m� me alegra hacer cuanto puedo
por Nat Collins y Sierra Nevada Jones.

Sierra Nevada.

Esto me resulta extra�o, t� no
procedes de las monta�as del oeste.

Mi padre jam�s las vio.
Por eso quiso ponerme su nombre.

�Jam�s las vio y por eso...?

Lo primero que hay que aprender de
los blancos es a no preguntar la raz�n.

Venimos de aguas blancas.

El general dice que el r�o es nuestro.
All� solo pod�an pescar indios.

�Y qu�?

Hace solo un sol, cuatro guerreros Pies
Negros y dos ni�os fueron muertos

por blancos buscadores de oro.

Mi coraz�n sangra.

Cuando Lanza Roja ya no sea jefe

la tribu no querr� a quien solo dice
"mi coraz�n sangra".

- �Qui�n era?
- Natchakoa.

�D�nde consigui� ese caballo?

Un blanco ha de aprender a no preguntar
a un indio acerca de otro indio.

Tierra de Pies Negros.
�Blancos fuera de aqu�!

�Eres Natchakoa?

Vengo de parte de McCord.

- �Por qu� te envi�?
- Esos dos blancos.

Quiere que los elimine.

- �Con el arma vac�a?
- Tuve un accidente en los r�pidos.

Se mojaron las balas.
Necesito un rifle.

�Cien d�lares en oro?

�Llevas oro?

Necesito cartuchos.

�Dile a McCord que puedes entrar
en estas tierras!

Colorados protege a los blancos.

Si McCord los mata, Colorados atacar�
y yo no estoy preparado.

Ense�ar� a McCord a obedecerme.

La cabellera. Y enviadle a McCord.

- �Qu� es esto?
- Es mi presa. Me pertenece.

- �Qu� hace aqu�?
- Es un esp�a.

Quer�a contar a los guerreros Pies
Negros para despu�s matar a todos.

- �Es cierto?
- Eso es lo que �l dice.

La verdad es que me he perdido.

Espera afuera.

�Quieres que nos maten a todos?

- Hola, Jones.
- �Qu� hace aqu�?

Me dijeron que la trajeron aqu�.

- �Est� bien?
- A salvo.

No me ir� hasta que se recupere
mi capataz.

- �Lo conoces?
- S�.

�Es amigo tuyo?

- Tal vez.
- Si no est�s segura...

Creo que puedes dejarlo ir.

Trae su caballo.

Gracias, Jones.

Recordar� esto.

Eso no me dice nada.

Ninguno de nuestros hombres
tra�a nada semejante.

La estampida... No s� por qu�
lo relaciono con la estampida.

En fin, nos vamos a marchar
de aqu� enseguida.

D�jate de tonter�as.

Nos iremos en cuanto
consigamos caballos.

No tardaremos mucho
en hacer las maletas.

�D�nde vas? Sierra, �ad�nde vas?

Cuando se propone algo es m�s testaruda
que una mula con una pata rota.

Por fin ha llegado el momento.

Me alegro de que os encontr�is bien
para poder viajar.

Colorados, no he conocido
a un hombre como t�. Has sido un amigo.

Una vez nos llevaron a muchos de la
universidad al Capitolio, en Washington.

All�, unos hombres,
en medio de grandes discursos,

dijeron que ser�amos
los jefes de nuestras tribus.

Pero el sol se hab�a puesto.

Y cuando el sol se pone,
no oye las palabras de los hombres.

En cambio, tus palabras significa
mucho cuando dices que soy tu amigo.

Aqu� en mi poblado.

Gracias, Colorados.

Yo...

Os preparar� todo.

�Qu� es eso, nena?

Es la misma marca que hab�a en el
caballo de Natchakoa all� en el poblado.

No viste m�s que indios
en la estampida.

- En la oscuridad no me fij�.
- �Esto no es de ning�n indio, seguro!

Del amigo de alg�n indio.

�Qu� vas a hacer?

Voy a la ciudad a registrar
la escritura de propiedad de mi padre.

�Joe!

�Mira eso!

�Una mujer blanca con un indio!
No me lo puedo creer.

Al jefe le gustar� ver eso.

�Quiere ver algo?

�Colorados!

Ten�a raz�n, Farrell.

No le haremos nada ahora.

No fue prudente el enviarme
al poblado de los Pies Negros.

Le pagu� los mil.
Vea lo que pretende.

Mi inscribi� una opci�n el verano
pasado cerca de Mugrave Creek.

A lo largo del valle. Por aqu�.

Eso fue antes de venir yo.
�A qu� nombre?

J. I. Jones.

Esa opci�n ha caducado
hace tres semanas.

Lo s�, por eso quiero
renovarla ahora mismo.

No se trata solo
de hacer un nuevo registro.

El d�a en que expiraba la opci�n,
reclam� el terreno otro colono.

Su padre debi� tener m�s cuidado.

Es cierto.

Le mataron... en una emboscada.

Lo siento.

Pero en cualquier lugar del valle
en que se encuentren

est�n ustedes en tierras
de Tom McCord.

Vean, todo esto es de McCord.

Preg�ntele a �l, es de ese rancho.

Trabajo all�,
pero no s� nada de eso.

�No puede entrar!

Est� interrumpiendo...

Han robado la opci�n de mi padre.

La se�orita se equivoca.
La opci�n caduc�, ahora es de McCord.

Al d�a siguiente de matar a mi padre
McCord se hizo cargo de todo.

Una coincidencia, �verdad, se�ores?

�Qu� se puede hacer al respecto?

Pueden impugnar los derechos
de McCord presentando un escrito,

si usted lo considera
oportuno, en Washington.

Aqu� tenemos mucho que hacer.
Acompa�e a la se�orita.

Nos han robado todo el valle.

- Un granuja llamado McCord.
- �Tiene alguna queja?

Exp�ngasela a McCord.
Precisamente ah� viene.

Asesino, granuja.

Hola, Sr. McCord.

Voy a tratar a ese reptil
como merece.

De esa forma
no podr�amos probar nada.

- Hay que esperar.
- �A qu�?

S�lo esperar.

Algo estropeada por el tiempo,
pero aqu� est�.

Pap� quer�a establecer el rancho 77
en este valle, y en este valle estar�.

Aqu� no hay m�s que una piedra con una
inscripci�n y un viejo in�til como yo.

Ni siquiera un becerro escu�lido.

Estamos completamente arruinados pero
voy a rehacerlo todo desde el principio.

Yo os prometo que tendr�is
m�s de un becerro.

Despu�s de una estampida siempre
hay ganado si se sabe d�nde buscarlo.

Colorados, me siento honrado.

�Vienes a buscar una ternera?
Te dar� una.

Has de devolver todas a la mujer
blanca, a quien se las robasteis.

�Es este tu regalo de bodas?

Los coyotes y las sabandijas
ensucian y apestan la caverna del oso.

Un hombre malo
pierde a toda una tribu.

Tu solo piensas en la mujer blanca y no
en que los Pies Negros pasan hambre.

Reunid el ganado.

No olvidar� eso.
Los que me siguen, tampoco.

Nuestro pueblo vivir� en paz.
Eso s� que no lo olvidar�.

�Se han perdido con ese ganado?

Espere un momento, amigo.

Puede tomar otra direcci�n.

Ni usted, ni su jefe nos echar�n.

Ya me ha o�do.

�Usted es el que se ha perdido!
�Este es el 77!

Calma, se�orita.

Me env�a McCord para tener
una conversaci�n con usted.

Veo que tiene alg�n ganado.
�Cu�ntas cabezas?

Alrededor de 200.

McCord quiere hacerle
una proposici�n.

�De qu� tipo?

No quiere causar da�o
a dos personas solas como ustedes.

Pagar� el m�ximo por cada una de las
cabezas de ganado que tiene usted.

Luego puede volverse a Texas,
que es donde deben estar.

�Creemos que nuestro sitio es este!

Todas estas tierras
son de Tom McCord

y no va a consentir que nadie venga
a quitarle el agua que necesita.

�Conque esa es su posici�n?

�Qu� coincidencia!

Es una buena oferta. Med�telo bien.

�Fuera de mis tierras! �M�rchese!

�Algo que objetar?

Cr�ame usted.
McCord habla muy en serio.

Si decide aceptar su oferta,
d�galo pronto.

Ent�rate, Natchakoa.

No puedo venir a charlar contigo
cada vez que t� quieras.

�Marchan bien los negocios, McCord?

Has metido mucho oro
en la caja de hierro.

�Qu� quieres?
No he debido venir a verte aqu�.

Mis guerreros quieren whisky.
�Danos whisky!

Vamos al grano.
�Para qu� me has hecho venir?

- 200 rifles como este.
- Debes estar ya borracho.

T� me ense�aste
lo listos que son los blancos.

Escucha, bastante ganado te di
cuando echaste del valle a los colonos.

Me parece
que ya debemos estar en paz.

No hablemos m�s, somos amigos.

Cuando t� quieres soy tu amigo.

Ahora tal vez no quieres,
pero seguimos siendo hermanos.

Quiz�s quieres que el indio se vaya,
pero el indio sigue aqu�.

Y tiene m�s hermanos.

�200 rifles? Tardar�a mucho.

Si tardas mucho,
necesitar� m�s rifles.

Hay otros colonos en el valle.
�chalos.

Cuando te llam� para que vinieras,
t� has venido.

S�, claro, aqu� estar�.

�Qu� hay, jefe?

Natchakoa se ha hecho
demasiado grande.

Ya me encargar�
de que le den su merecido.

- �Me ocupo de eso?
- No.

Prefiero que sea Farrell.

Puedes salir, ya se han ido.

- No s� c�mo darle las gracias.
- �Y su esposo?

Sali� a cazar. Se llev� el rifle.

Cuando vuelva,
v�yanse por unos d�as a la ciudad.

Mientras tanto, tenga.
Y atranque bien la puerta.

- Hola.
- �Qu� desea?

Quiero varias cosas.
Acabo de llegar aqu�.

Encantado de tener
nuevos vecinos, se�ora.

Creo que tengo todo
cuanto pueda desear.

Necesito mucho: platos, vasos,
herramientas... En fin, de todo.

Bien, un buen pedido.

Le alquilar� una carretilla
en dos d�lares.

Bien.

�Cu�l es su nombre y direcci�n?

Sierra Jones.

Mi capataz y yo estamos organizando
el rancho 77 justamente en el valle.

Es la mujer que lleg� con un indio.

All� estamos y all� pensamos seguir.

Usted, un viejo
y todos los indios Pies Negros.

�Son Pies Negros leales, amigos!

Es muy extra�o que pasara tanto tiempo
en un campamento de indios.

Me salvaron la vida.

Si ustedes los colonos
quisieran vivir en paz con ellos...

Mi hermana y sus dos ni�os
fueron asesinados mientras dorm�an

por los Pies Negros.

No hay m�s que una raz�n por la que
una mujer blanca defiende a un indio,

y es una raz�n muy desagradable.

�Est�pida!

B�squese la carretilla
y recoja sus cosas.

Ahora recuerdo
que no sirvo pedidos tan lejos.

Ha cambiado usted
de opini�n, �verdad?

Prepare todo
y sirva el pedido a la se�orita.

- �Qu� le importa a usted, Farrell?
- Simple cortes�a.

Est� bien,

le servir� lo que desea.

Yo no puedo resistir
a una mujer que anda con indios.

Suerte, Jones.

Nat, nos van a traer... �Nat?

�Nat!

- �Est�s triste, Sierra?
- Nat...

- Un Pies Negros tendi� el arco.
- No importa. Ay�dame.

En mi tribu
el mal procede de Natchakoa.

McCord anda detr�s de todo.

Natchakoa y McCord.

Si todo esto no consigue desanimarte,
puedes contar con mi ayuda.

�Qu� piensa hacer,
coronel Carrington?

Las cosas no van mejor,
y las tropas est�n cerca de aqu�.

Hay razones
para retrasar toda acci�n.

Conviene evitar que haga explosi�n
el barril de p�lvora. Entre.

Carrington... se�ores.

Bien, McCord, �qu� desea?

Los indios nos roban el ganado, derriban
nuestras vallas y matan a los colonos.

Todos venimos por eso, coronel.

Y cuando se presenta una epidemia,
lo mejor de todo es atajarla.

As� es, coronel.
No estamos seguros ni un momento.

Nunca se sabe lo que va a ocurrir.

Ya es hora de librarnos de ellos,
sobre todo de Natchakoa y sus allegados.

No perdamos la cabeza, McCord.

Hay indios renegados
como blancos renegados.

Pero existen tambi�n
muchos Pies Negros que aman la paz.

Y que respetan los tratados.
Tenemos que reflexionar.

�Y qu� hacemos?
Nuestras familias, los colonos...

Todo eso se est� tratando
en Washington.

Hay que actuar en beneficio
de la mayor�a y no de unos cuantos.

Hemos de proteger nuestras vidas.

Tenemos que hacer algo aunque
en Washington contin�en durmiendo.

�Va a esperar
a que nos corten la cabellera?

�No!

�Esc�chenme!

Les doy mi palabra
de que se est� tratando de esto.

Se han celebrado ya conversaciones.
Washington est� buscando un plan.

El mejor plan con los Pies Negros
es un buen rifle o un rev�lver.

�Hay que atacarles y matar a todos!

- Bien dicho, McCord.
- �Estamos a tu lado!

Si quiere venir con nosotros,
siempre le recibiremos bien, coronel.

�Espere!
Coronel, esto es un avispero.

�Es que se proponen hacer algo?

De momento solo una advertencia.

Si intentan algo por su cuenta,
mis tropas se encargar�n del orden.

No ser�a mala idea, coronel.

Colorados, mira.
�Ves c�mo borraron el 77?

Si pudi�ramos hacernos con alguno.

La marca anterior estar� m�s
profundamente grabada que la nueva.

As� no. Se oir�a.

Tu vida cuelga de un hilo.

Si no quieres irte a la ciudad,
vente a nuestro poblado conmigo.

Podemos llevar el ganado.

- No, Colorados.
- La valent�a es locura a veces.

No trato de ser valiente.

�Por qu� raz�n est�s
en estas tierras de tu padre?

Quiero que me vea en ellas McCord cuando
ma�ana pase por aqu� con su gente.

Malditos renegados.
Atacan a los que no pueden defenderse.

- Creo que no he debido quedarme.
- Empieza a ser razonable.

�Sigue usted decidido
a comprarme el ganado?

Bueno, si de verdad va a marcharse,
eso ser�a lo mejor de todo.

Tengo una idea. �Por qu� no viene usted
a pasar un par de d�as en mi rancho?

Aqu� no puede seguir, ya lo ve.

- Pues, pensaba irme a la ciudad.
- No haga usted eso.

Veremos la forma de arreglarlo
y que se marche tranquilamente a Texas.

Si se da prisa,
podemos llegar a la hora de cenar.

Muchas gracias, Sr. McCord.
Ya sab�a que era usted un buen vecino.

Cuando quiera.

Aqu� tiene el contrato.

Ma�ana le dar� su dinero y la acompa�ar�
a la diligencia que va a Helena.

- En una semana estar� en Texas.
- Muy amable.

Conf�o en que se encontrar� a gusto.
Hannah la atender�.

Le agradezco que se ocupe de mis
asuntos. Estoy deseando acabar esto.

Tengo que ocuparme de algunas cosas.
Sabe que est� en su casa.

- �Ha visto la se�al?
- S�, otra entrevista con Natchakoa.

�De verdad le va a comprar el ganado?

La llevaremos a la ciudad
por la pista de Flatty.

L�stima si no puede llegar.

- �Te he asustado, preciosa?
- S�, un poco.

�Qu� haces por aqu�?

Paseando.
Estoy de hu�sped en la casa.

Ya lo s�. �Y qu� haces por aqu�?

Estaba buscando un martillo. Mi caballo
tiene una herradura cay�ndose.

- �En serio?
- Esto puede valer. Bien...

No tengas tanta prisa.

Se est� haciendo tarde
y me echar�n de menos.

Quince minutos
m�s o menos no importa.

�Sabes que eres una mujer preciosa?

No quiero ponerte en un compromiso,
y si el Sr. McCord pasara por aqu�...

Deja que me preocupe yo
por el Sr. McCord.

Por aqu� no hay nunca nadie.

El �nico que viene soy yo, cielo.

- �O te parezco poco?
- No...

�Solo te agradan
los que hay en la casa grande?

- No, no es eso.
- Ah, bueno.

As� es mejor.

Me tengo que ir.

�Por qu� no nos vemos aqu�
ma�ana por la tarde? �Quieres?

S�, eso me parece muy bien.

�Nena!

Mis ojos te admiran
pero ven lo que haces.

- D�melo.
- �El qu�?

El trozo de piel.

Ya se ha enterado, �eh?

Usted tampoco
podr� impedirlo. D�melo.

- Quiero ayudarla a resolver todo.
- Lo resolver� yo sola.

No pierda tiempo. En el municipio hay
un jefe del ej�rcito llamado Carrington.

Tiene muchas razones
para interesarse por McCord.

De este me ocupar� yo.

No se preocupe por �l,
no est� muerto.

Gracias, Farrell.

En marcha.
Tiene que recorrer mucho camino.

Ella intent�...

Dile a McCord...

- �Traes rifles?
- Te dije que tardar�a.

Esc�chame.

Quiero luchar como un guerrero.

Muchos Pies Negros han dejado
a Colorados y est�n conmigo.

- Pronto ser� el jefe.
- �Crees que Colorados se conformar�?

Cuando el sol se ponga ma�ana, morir�.

Cumple tu promesa, blanco. Los indios
saben bien c�mo tratar a los enemigos.

La cumplir�.

- 200 rifles ma�ana. No esperar� m�s.
- Ma�ana.

Estaremos aqu� cuando el sol est� alto.
Ven t� tambi�n, blanco.

Ponedle ah�.

Encuentro raro
que hayas disparado contra Hank.

Estaba borracho. Intent� matarme.

Ya veremos lo que dice �l.

Hank, �qu� ha ocurrido?

Dile a McCord...

- �Qu� quiere decir?
- Est� delirando.

Ya era hora de que vinieras.
Se est� desangrando.

Apartaos
y dejadme sitio para trabajar.

Una bala. Podr�a haber sido peor.

Cuando se la extraiga
podr� recibir muchas m�s.

Primero un trago para animarle.

�D�nde vas?

Ya has o�do a Dan. No se va a morir.

�Por qu� te hiri�?

McCord...

Necesito ayuda,
voy a profundizar mucho.

Me imagino que McCord querr� verte.

�No pod�is callaros
mientras estoy operando?

No te vayas lejos, Farrell.

No se mueva, coronel.

�Farrell!
�Menos mal que al fin ha llegado!

- �Y la Srta. Jones?
- �Qui�n?

- Sierra Jones. Qued� en venir aqu�.
- No ha venido.

�Se da cuenta de que he tenido
que pasar por tonto?

He retrasado todo
hasta saber algo de usted.

Ten�a que actuar a mi manera.
Andaba en juego mi pellejo.

Lo sab�a cuando se encarg�
de esta misi�n. �A qui�n acusa?

- A McCord.
- �McCord? Ya es algo.

Y la Srta. Jones le acusa de robo.

- �Es esa la que acompa�aba Colorados?
- S�, Colorados.

Los informes oficiales
con respecto a �l son favorables.

Y los m�os tambi�n.

�Qu� hacemos ahora?

Esto se lo quit�
a uno de los indios de Natchakoa.

Hay m�s en el poblado
de los Pies Negros.

McCord y sus hombres usan los mismos
rifles. La misma serie de numeraci�n.

McCord, �eh?

He investigado los env�os.
Han llegado unas cajas a su nombre.

�Por qu� no miramos lo que contienen?
Quiz� resolviese el problema.

Vamos a abrir esta.

Mire, los dos son iguales;
cerrojo y ca��n.

Esto aclara de una vez
todas nuestras dudas.

Dense prisa, se�ores.
Aqu� viene ya McCord.

Sr. McCord,
aqu� est�n sus cajas. Son esas.

No has debido
perder de vista a Farrell.

Es que no acababa
de estar seguro entonces, jefe.

Podr�a detenerles.

S�, pero a �l le autoriza la ley
a tener rifles en su rancho.

Tenemos que sorprenderle
cuando se los d� a Natchakoa.

- Avisar� a las tropas.
- No es mala idea.

�D�nde estar� metido?

Ya nos lo dir� cuando
le echemos la vista encima.

- �Y a ella qu� le preguntar�?
- Muchas cosas.

�D�nde cree que habr� ido?

Si no est� aqu� en el pueblo, me figuro
d�nde est�. Vamos a cargar eso.

�Va a entregar estar armas
a Natchakoa?

Claro, as� le atacar� el ej�rcito.
Esto le conducir� al suicidio.

�Y esos barriles de dinamita y p�lvora?
Pueden ser peligrosos en su poder.

No me importa lo que haga.
Vamos a cargarlo en el carro.

Si viniese Sierra Jones,
�quiere usted cuidar de ella?

- De acuerdo.
- Gracias.

Quiero ver a Colorados. �Me has
entendido? Ll�vame con Colorados.

Lanza Roja ha muerto.
Nadie va al poblado.

�Colorados es el jefe ahora?

Natchakoa ha dicho
que Colorados no es el jefe.

Natchakoa ha arrojado
el cuchillo de guerra.

No quiero matar a nadie.

�Ni siquiera ti, Natchakoa!

Mi �nico deseo es que nuestra
tribu siga unida como hasta hoy

y viva en paz como hermanos.

Has aprendido las delicadas
costumbres del hombre blanco.

No vales para mandar
a los guerreros Pies Negros.

Me voy de aqu�, pero no solo.

�Qui�n viene conmigo?

- �Qui�n viene con Natchakoa?
- Olvidaremos tu nombre.

M�rchate adonde el sol est� ahora.

�Qui�n viene con Natchakoa?

Est� solo.

- Ir� contigo.
- Yo ir� con Natchakoa.

Vuestros nombres ya no existen.
No sois Pies Negros.

No os mirar�n siquiera,
ni os dar�n su mano para ayudaros.

Marchad.

�Me buscabas?

McCord le va a dar rifles a Natchakoa
para hacer la guerra. Te va a matar.

Tengo mucho que hacer.

McCord ver� a Natchakoa ma�ana
al amanecer en el norte de su rancho.

- �Sabes d�nde es?
- S�, podr�a guiar a tus hombres.

�Y har�as eso por m�?

S�, Colorados.

Ella os guiar� al ca��n.
Luego llevadla a un lugar seguro.

Powhani, dime lo que haya.

Vuelve otra vez.

La mujer blanca
le dijo a Colorados lo de los rifles.

- �O�ste m�s?
- Ha marchado con Powhani.

�Conoces los r�pidos?
Ven conmigo, te dir� lo que hacer.

�Estrella!

Vengo de parte de Colorados.

Dijo que vay�is por ah�.
�l os espera en los r�pidos.

- �Los r�pidos?
- Los conozco.

�Id deprisa!

- Siento haberme enfadado contigo.
- Ya est� olvidado.

- �C�mo est�, Dan? �Puede hablar?
- No ha parado de hacerlo.

- S�, jefe.
- �Qu� pas�?

La chica...

La sorprend� robando una marca.

- �Por qu� no la detuviste?
- Lo intent�.

Me hiri� de un tiro y escap�.

Ya le he dicho que Farrell
la estaba protegiendo.

Re�ne a los muchachos. �A todos!

Quieto, �quiere que se vuelva
a abrir la herida?

Tenemos que atrapar
a Farrell y la chica.

Si lo conseguimos
habr� 200 d�lares para vosotros,

y si no, nos ahorcar�n a todos.

�Separaos y buscadles!

T� nos has tra�do
a esta emboscada. �Por qu�?

Colorados... y t�...

Miraba a la mujer blanca.
Tal vez �l se marchar�a.

Yo te tem�a.

Est�s muy equivocada.

Estrella, no lo podr� tener.

Pero t� tampoco.

Todo...

est� perdido.

�Mantenga baja la cabeza!

Ahora voy.

Es Natchakoa. Me alegro
de que est� usted conmigo.

Tenemos que hacer algo mejor.

He encontrado gruta de osos. Venir.

�Qu� est� haciendo aqu�?
Yo la cre� ya camino de la ciudad.

McCord le va a dar rifles
a Natchakoa ma�ana al amanecer.

Eso era lo que no sab�amos.
�Cu�ndo y d�nde?

Pens� que era m�s importante pero ten�a
Colorados que resolver mis problemas.

Jones, no s� si tiene usted suerte o
talento pero ser�a muy �til al ej�rcito.

�El ej�rcito?

Dig�moslo de este modo.

Hace tiempo que quer�a saber qui�n
estaba entregando rifles a los indios.

Eso explica muchas cosas
que yo no entend�a.

Sent� no aclar�rselo antes,
pero usted se interpon�a en mi camino.

Jones, recuerde lo que le dije,
baje la cabeza.

�A correr!

Tendr�amos que impedir
que entregasen los rifles.

�Sabe d�nde McCord
se los dar� a Natchakoa?

A una hora de aqu�,
si tuvi�semos caballos.

Al amanecer.

Si Natchakoa se hace con los rifles, el
territorio arder� antes que anochezca.

Somos los �nicos
que podemos impedirlo.

Y no lo haremos aqu� sentados.

Guerreros no esperar
m�s tiempo los rifles.

Si no tener armas,
irse con Colorados.

Yo ir�. Vosotros matad blancos.

Llevar� sus cabelleras a Colorados.

Parece como si se fueran.

Eres toda una mujer.

Powhani.

Guerreros de Natchakoa, marchar.

Ya va a amanecer.

Si tuvi�semos suerte,
encontrar�amos algo en que montar.

Di a Colorados que para llegar al sitio
de la cita hay que seguir el r�o

hasta las rocas que hay cerca
del rancho de McCord.

Yo decir a Colorados.

Muchas veces os lo he dicho.
Mi pueblo no ha de matar.

Ahora Natchakoa avanza con flechas
encendidas, prendiendo fuegos

que consumir�n a todos los bravos
Pies Negros y no le detenemos.

�Muerte a Natchakoa!

- �Cumples tu palabra, McCord?
- En el carro lo tienes todo.

- �Has venido solo?
- Claro.

Aqu� est� el whisky, pru�balo.

A mis guerreros les gusta el whisky.

No es posible llevarse
de ah� ese carro.

Ahora somos buenos amigos, McCord.

Eso es, para siempre.

Ahora tenemos rifles y p�lvora.

Cuando yo diga, suelta los caballos.

�Ahora!

�Suelta eso, Farrell!

Ya tienes todo lo que quer�as.

�Incluy�ndote a ti?