All language subtitles for Pan (Harald Schwenzen, 1922)

Pel�cula de 1922 num�ricamente
restaurada a partir de un negativo

original y de una copia nitrato
positivo. Los intert�tulos del ep�logo

han sido reconstruidos con los
originales de la copia nitrato.

PAN
De la obra de Knut Hamsun.

Cinco partes y ep�logo.

Realizaci�n...
Fotograf�a...

Reparto...

-- Antes era Esopo, ahora
es Cora quien me contempla.

"Teniente Thomas Glahn. H. M. Jongens
Garde. Cristian�a."

Me acuerdo de un
verano, hace dos a�os.

Me sucedi� una cosa que
entonces me pareci� un sue�o.

Condado de Nordland.

-- Encenderemos fuego y asaremos un ave.
�Qu� te parece, Esopo?

Me acuerdo de cierto d�a.

La lluvia me sorprendi� y me
refugi� en el cobertizo de un bote.

Era el se�or Mack, el comerciante.

Con el doctor del lugar.

Y su hija. Se llamaba Edvarda.

-- Deber�as llevar siempre ese pa�uelo.
Te sienta bien.

�l era el herrero local.
Y ella su hija, Eva.

El se�or Mack me recibi�
amablemente y me invit� a comer.

Tras el almuerzo, tuvo que
llamar a sus dos empleados

para jugar una partida de whist.

-- �Oh, no, derram� mi vaso!

-- S�, ya lo vemos.

-- Me hago viejo y
pierdo las pacientes.

No importa, si las
enga�o un poco.

�Ese camino es m�s corto!

Yo estaba seguro de tener raz�n

y contaba con llegar al menos
cinco minutos antes que �l.

Te enga�as de nuevo, amigo.

Era la una. Lo ve�a en
el mar y en la hierba.

Me acuerdo muy bien del d�a
en que lleg� el verano.

-- �Nos cambiamos
nuestras flores?

No era en vos en quien pensaba.

-- �Dios! �La infeliz me hab�a
besado delante de todos!

-- Os ruego excus�is
mi conducta inapropiada.

Me he aprovechado
de un instante,

cuando la se�orita Edvarda quer�a
intercambiar flores y la bes�.

-- �S�lo quiero al teniente Glahn!
�No voy tras ning�n otro!

-- �C�llese, por favor!

�M�s tarde! Nos podr�amos
encontrar ma�ana...

Cada d�a, cada d�a
la encontraba.

-- �Dios te recompensar�!

-- �Soy tuya, totalmente
tuya, por mi alma inmortal!

Pas� un mes. �Y Dios sabe cu�n
breve fue ese mes!

-- �Hace cuatro d�as
que no te ve�a!

-- Pap� se va a Rusia. �Tengo
tantas maletas por hacer!

-- Al llegar estabas emocionada.
Ahora tu mirada es indiferente

-- No siempre se
puede estar igual.

-- �Vendr�s ma�ana?

-- No, ma�ana damos una fiesta.
Vamos a los islotes de Kor.

Islotes de Kor.

-- Mirad: Edvarda lo ha
designado como invitado.

-- �Alguien quiere ver
mi libreta de insectos?

-- �Me quieres dar estas plumas?

-- Edvarda, �hoy no
jugamos a la viuda?

-- Acu�rdate que aqu�
no debemos tutearnos.

�Qu� hab�a querido decir?
Yo no la hab�a tuteado.

-- Vamos en la misma barca, �no?

Entonces hice una cosa
que hoy a�n lamento.

-- Perdona por haber
tirado tu zapato al agua.

-- S�, fue una curiosa idea.

-- Esopo me ha mordido.

Poco despu�s Edvarda ten�a una velada.
Me invitaron, pero ella parec�a no

haberme visto y busc� toda la
noche la compa��a del doctor.

-- Seguro que ha sido
Glahn quien lo ha hecho.

No, no te vayas. Recuerda
que has de ser el �ltimo.

No tengo vaso.

Eva estaba presente y
ayudaba a las criadas.

-- Tu bast�n, �no te
olvides de tu bast�n!

-- Te equivocas; es
el bast�n del doctor.

No comprendo c�mo ese cojo
se ha olvidado su bast�n.

-- �T� y tu cojo!
�Incluso si t� cojearas,

no podr�as compararte a �l!
�Entendido?

-- �Yo no os he saludado!

�Saltad!

-- �Por qu� hac�is todo esto?
Ten�is algo que no est� bien.

-- �Me pareci� haber o�do un disparo!

-- �Encontrasteis vuestro bast�n?

-- Est�is sangrando...

�C�mo lamentar�a luego ese gesto que me
tuvo semanas encerrado en la caba�a!

-- Hasta hoy no he sabido
que estabas enfermo.

El doctor dice que no quedar�s
cojo. �Gracias a Dios!

Volv� a cazar. Pero pod�a errar d�a
tras d�a sin disparar ni una sola vez.

Un d�a baj� a la tienda del
pueblo, a Sirilund.

-- Tenemos en casa a
un sabio, un bar�n.

Edvarda y el bar�n siempre
estaban juntos.

A partir de ese d�a,
ve�a a menudo a Eva.

Un d�a me tropec� con el herrero
que trabajaba cerca del puerto.

-- �Me acompa��is a casa?

-- No, el se�or Mack me dio
trabajo hasta casi la noche.

-- Amo tres cosas: te amo a
ti, amo este pedazo de tierra

y amo un sue�o que tuve una vez.

-- �Y a cu�l amas m�s?

-- �Al sue�o!

La ma�ana siguiente, Edvarda estaba
frente a la caba�a cuando yo sal�.

-- Glahn, �es verdad que
has estado con Eva?

Has elegido bien. L�stima que
ella ya est� casada.

-- �Con qui�n? �No es
la hija del herrero?

-- No, es su mujer.

-- Pues t�, toma a tu doctor.
�Es un buf�n!

-- �Esc�chame s�lo un minuto!

-- Mi perro me espera en la caba�a.
Os saludo, bella dama.

-- �Ah, �tienes al teniente en la
cabeza? �Pues ve con cuidado!

-- El bar�n se va. Har� explotar
una monta�a en su honor,

cuando su barco pase.

-- Dos taladros.

-- Tienes que alquitranar un
bote que est� en la arena.

-- �Un triste accidente!

No quiero ninguna indemnizaci�n
por el bote.

-- �No quer�ais dinero por el
bote y lo hac�ais alquitranar?

Bien, la �ltima
hora estaba cerca.

-- He venido a despedirme.

-- �Os vais ahora, Glahn?

-- �Adi�s, Edvarda!

-- Me gustar�a tener un recuerdo
vuestro. �Me dais a Esopo?

Com� por �ltima vez con Esopo.

-- �Esopo, Esopo, ella te
torturar� por mi culpa!

Le ped� a un hombre que llevase
el cad�ver de Esopo a Edvarda.

-- �Gracias por vuestro perro!

La noche de Nordland se extend�a
m�s all� de monta�as y valles.

Ep�logo

Habla el compa�ero de caza de Glahn,
Harald Schwenzen.

La familia Glahn sigue insertando
anuncios en la prensa, respecto

a la desaparici�n del teniente
Thomas Glahn, pero �l jam�s volver�.

Lo conoc� en un barco fluvial
Cazaba en el mismo lugar que yo.

Glahn vio las dos habitaciones
y se qued� con la de arriba, tal

vez para dejarme a m� la mejor.

Glahn ten�a una excelente punter�a.
Jam�s erraba ni un disparo.

Cuando nos encontr�bamos con una
pantera, Glahn tambi�n quer�a abatirla.

-- �Por qu� diablos sois tan prudente?
�Quer�is vivir mucho tiempo?

Conoc� a Maggie una noche,
en un rinc�n del arrozal.

Estaba tendida sobre el vientre, en la
hierba alta, con las piernas alzadas.

Pod�a hablar conmigo...

...y estuvimos juntos
tanto como quise.

Casi hab�a amanecido
cuando nos separamos.

Por la noche llegu� caminando
tranquilamente con Maggie;

Glahn, frente a la casa,
sonri� a nuestro paso.

Era la primera vez
que Maggie le ve�a.

�l le caus� tal impresi�n
que cuando nos separamos,

cada uno por su lado, ella no
me acompa�� a mi habitaci�n.

Cuando se lo dije a
Glahn, �l me respondi�

que aquello no ten�a ninguna
importancia. Pero yo no lo olvid�.

Un d�a, Glahn recibi� una carta.

La carta ten�a letra de mujer.

Pens� que se trataba de su
antigua amiga, la noble dama.

-- �A la salud de todos los
reinos y pa�ses del mundo,

y tambi�n a todas las mujeres bellas,
casadas o no, aqu� o donde sea! �Chin!

-- �Los tigres! �Los tigres!

O� dos disparos, seguidos
de un tercero.

Siguieron dos d�as en los que Glahn
no estuvo sobrio ni un instante.

-- �Qu� tal si, por accidente, me
dispar�is una bala en el cuello?

-- Responde, �por
qu� hablas con �l?

-- Me gusta.

-- �Te gusta m�s que yo?

-- S�.

Se r�e de m� y dice que mastico.

-- Maggie, quiero que vengas a mi pa�s.
�Te gustar�a?

-- S�.

-- Vamos, compa�ero. Necesito
disparar a cualquier cosa.

Iba delante de m�, cerca de mi fusil;
pero soport� tambi�n este insulto.

En todo el d�a no intercambiamos
ni una palabra.

-- Ha sido el d�a m�s
largo de mi vida.

Ve�a a Maggie cada noche.

-- Ya no mastico m�s plumas,
ni monedas, ni papeles.

-- �Por �l has
dejado de masticar?

-- No, ha sido por ti.

Esa noche, Maggie me prometi�
venir a verme; y vino, pero...

En aquel momento, su
sonrisa fue bella.

-- A m� no me quedan. Mirad si
vuestro fusil est� cargado.

-- �Ocupaos de vuestro fusil!

A eso de las 17, son� una detonaci�n
y una bala roza mi oreja izquierda.

-- �Fallasteis! �ltimamente
dispar�is muy mal.

Pero no hab�a fallado.

-- �Vengaos, pues, qu� diablos!

-- Cuando llegue la hora.

-- �Cobarde!

�Por qu� tuvo que
llamarme cobarde?

Tal como uno hace su
cama, se acuesta.

Subt�tulos: Eddie Constanti.