All language subtitles for El oro de MacKenna (1969)(Dual+Subt.)

Hay una vieja historia.
Seg�n cuentan los apaches...

un hombre cabalgaba por el desierto
y se encontr� con un buitre,

del tipo que se conoce como urub�
en Arizona, sentado en una roca.

''Oye'', dijo el hombre, ''�por qu� est�s
sentado aqu�, viejo buitre?

''Te he visto volando sobre Hadleyberg
y no deseaba encontrarme contigo...

''as� que di media vuelta y vine por
este camino.'' El viejo buitre contest�:

''Es gracioso,
s�lo estaba de paso por esa ciudad.

''En realidad, ven�a hacia aqu� a esperarte.''

Hace mil a�os, en el sudoeste,
hab�a una leyenda apache.

Hablaba de un ca��n escondido, protegido
por los dioses apaches y rico en oro.

Siempre que los apaches mantuvieran
el ca��n en secreto y no tocaran el oro...

ser�an fuertes y poderosos.

�sa era la leyenda.

Cuando llegaron los conquistadores
espa�oles, buscaron ese ca��n.

Le llamaron el ''Ca��n del oro''.

Pero nunca lo encontraron.

Trescientos a�os despu�s
llegaron los americanos.

Hab�an o�do hablar de la leyenda, pero
llamaron al ca��n ''El Adams perdido''.

Fue por un hombre llamado Adams
que lo vio una vez, o eso dec�a.

Pero, fuera verdad o no,
nunca volvi� a ver nada m�s...

porque los apaches le quemaron los ojos.

Todo el mundo conoc�a la leyenda
y mucha gente la cre�a.

El Ca��n del oro. El Adams perdido.

Y, durante un tiempo, all� por 187 4,
lo llamaron ''El oro de Mackenna''.

Tranquilo, viejo. No est�s tan sano
como para ponerte a jugar.

Te conozco. Eres Mackenna.

-El sheriff.
-En efecto, pero yo a ti no te conozco.

�Por qu� intentaste atacarme?

�Te ha pagado alguien?

-�Colorado?
-No, nadie me ha pagado.

-Y entonces, �por qu�?
-Porque est�s buscando oro.

Deber�as avergonzarte, un viejo como t�,

yendo por ah� disparando a los buscadores.

Sigue as� y te meter�s en problemas.

Adem�s, si me conoces, sabr�s que
dej� de buscar oro hace mucho tiempo.

El polvo que encontr� fue el de la pradera.
No me hice rico pero pas� sed.

Pero ahora est�s buscando el oro otra vez.

-Todo el mundo busca el oro.
-�Qu� oro?

�Qu� oro?

Conozco este lugar. Es Shaking Rock.

No hay oro por all�.

He estado all�.

�Por qu� te quedas conmigo?
�Por qu� no me has matado?

Bueno, eso es lo que deber�a hacer.

Veamos, si me das tu palabra
de que no ir�s m�s por ah�...

disparando a la gente, te llevar� a casa.

No tengo casa.

Bueno, pues te llevar� al m�dico.

Morir� aqu�.

Ahora tienes el oro.

Pero desear�s no haber visto este mapa.

Los esp�ritus te matar�n. No te r�as.

Es un lugar secreto.

As� se supone que tiene que ser.
El Ca��n del oro, El Adams perdido.

No te preocupes, viejo, no ir� a buscarlo.

He perdido tres a�os persiguiendo
algo que no existe. No hay Adams perdido.

Son malos tiempos.

Los j�venes guerreros quieren oro...

como los blancos.

Es un buen momento
para que el viejo muera.

Hay mucho tiempo para eso, viejo.
No tengas prisa.

�Quieres algo de comer?

� Viejo?

Viejo.

Ojal� no me hubieras disparado.
Pensaba que eras otra persona.

Soldados. Muchos soldados.

Se�or, ha sido muy amable
y le estamos agradecidos.

S�lo pedimos de su hospitalidad
que nos preste los caballos y mulas...

que necesitamos
y algo de comida para el viaje.

Tambi�n nos llevamos a su esposa...

porque, si tenemos problemas
con la caballer�a, puede resultarnos �til.

Si volvemos a atravesar este camino,
si Dios quiere, se la devolveremos.

Es una promesa verdadera.

Descansa, sheriff.

Nosotros acabaremos la tumba del viejo.

La haremos un poco m�s larga
y un poco m�s ancha...

y, entonces, quiz�s os enterraremos juntos.

Dios es bueno conmigo.

�Te acuerdas?
Te dije que vendr�a a por ti, viejo amigo.

Nunca volver�s, viejo amigo.

Encontrar� un camino.

Suelta esa pala
y ven a hablar con Colorado.

No te muevas Mackenna
o te cortar� por la mitad.

Ahora sal como un caballero.

Sabes, llevamos dos semanas
siguiendo a ese viejo.

-�D�nde est� el mapa?
-�El mapa? �Qu� mapa?

Conozco a este tipo.
Es un buen jugador de cartas.

Siempre recuerda las cartas.

Si ha visto el mapa, se acuerda de �l.

As� que tenemos un mapa en su cabeza.

Te lo dije.

Te dije que nadie pod�a echarme.

Y ahora te tengo
y nos llevar�s hasta el oro.

Y despu�s te matar�.

Date prisa, Besh.
C�brelo con algunas rocas y v�monos.

No. Es un jefe. lba al Ca��n del oro.

Le enterraremos all�.

�Est�s loco?

�Sabes c�mo apestar�
para cuando lleguemos all�?

Por supuesto. Es un jefe.
Ha de ser enterrado all�.

Deber�a haberlo pensado yo.

Vamos, Besh.

En los viejos tiempos, antes de que
Mackenna lo echara del territorio,

Colorado ten�a un escondite
en un peque�o ca��n.

Ahora que hab�a vuelto,
lo estaba utilizando de nuevo.

Y ah� es donde llev� a Mackenna,
su mapa viviente.

Est�s loco por haber vuelto.

Ya sabes que el juez Bergerman
puso precio a tu cabeza.

Es gracioso.
Nunca he visto a ese juez Bergerman.

Pero no le gusto.
Bueno, alg�n d�a nos conoceremos.

Y me llevar� su cabeza en una cesta.

De todas formas,
he vuelto por el mapa que quemaste.

�Por qu�? Puedes comprar una docena
iguales a d�lar la unidad.

No como aquel mapa. No como el mapa
que llevaba el viejo Perro de la pradera.

Ese viejo no era Perro de la pradera.
Perro de la pradera est� muerto.

Claro que lo est�.

Todo es un cuento de hadas.

No existe el Ca��n del oro.

El viejo Adams no estuvo all�.

Entonces, �por qu� mataste al viejo
y cogiste el mapa?

-No sucedi� as�.
-Yo s� c�mo sucedi�.

Estabas cansado de trabajar
por 20 d�lares al mes...

as� que te aprovechaste de ese pobre viejo.

Le atacaste, le mataste y cogiste su mapa.

Me sorprende de ti. Un sheriff.

-Hesh-ke se acuerda de ti.
-Yo tambi�n me acuerdo de ella.

Hesh-ke.

No puedo imaginarme c�mo sab�as
lo del mapa. Es el �nico aut�ntico.

Se supon�a que s�lo estaba
en la cabeza de Perro de la pradera.

Se supon�a que ten�a
que dec�rselo a alguien antes de morir.

Entonces alguien descubri�
que realmente hab�a un mapa.

Y, hace dos semanas,
el anciano dej� la tribu.

Y �por qu� no se lo dijo a nadie?

Supongo que no sab�a
en qui�n pod�a confiar.

Mira, los apaches han cambiado.

Est�n empezando a pensar
como los blancos.

Algunos j�venes piensan que utilizar�an
ese oro mejor que los viejos esp�ritus.

No hay ning�n oro.

Y, si lo hubiera,
pertenecer�a a toda la tribu.

Est�s equivocado.

Ese oro pertenece a los esp�ritus
y dijeron que yo pod�a tenerlo.

Escucha, viejo amigo, te conozco.

Eres como un apache: muy cabezota.

Mis otros amigos de aqu�
tambi�n son cabezotas.

�Por qu� no nos llevas hasta all�
y seremos socios?

-Hay suficiente para todos.
-He estado all�.

All� no hay oro
ni para empastarte una muela.

-�Has estado en el ca��n?
-No hay ning�n ca��n.

No lo sabes. Escucha, te gusta jugar.

Vamos a arriesgarnos.

� Y si perdemos?

Entonces nos separaremos
e ir�s adonde quieras.

�C�mo? �A pie con las manos atadas
detr�s de la espalda?

No. Te dar� todo lo que necesites.
Agua, caballos, tus pistolas.

-�Cu�ndo?
-�Cu�ndo qu�?

�Las pistolas?

Cuando nos lleves all�. Es decir,
tienes que demostrarlo, �no?

Te dir� qu� m�s te voy a dar.
Te dar� a la chica.

-�Qu� chica?
-La que has estado observando.

Te dir� la verdad. Su marido es rico.

-Obtendr�s una gran recompensa.
-�No!

Monkey, �qu� queremos?
Queremos el oro. �Por qu�?

Porque, cuando tengamos el oro, podremos
comprar todas las mujeres que queramos.

Adem�s, si Laguna no aparece ma�ana,
es una parte m�s para todos nosotros.

No.

�Quieres a Cara-cicatriz? Ll�vatela.

Ll�vate a la gordita.

Ll�vate a la vieja.

Puedes divertirte mucho.

Qu� dices, �nos damos la mano?

De acuerdo.

Te llevar� all�. Y el oro es todo tuyo.

Te llevar� all� y despu�s me ir�,
como has dicho.

�No quieres oro?

�Por qu�?

�Tanto te gusta Hadleyberg?
A ellos nos les gustas. Es lo que he o�do.

Te dir� la verdad. Soy supersticioso.

No quiero enredarme
con esos esp�ritus indios.

-Vale. Est�s loco, pero vale.
-Y otra cosa...

Dile a tu ni�ito que me devuelva mis cosas.

Por supuesto. Cuidar� de todo
hasta que te vayas.

Pero ni hay oro ni hay ca��n.

Yo hago las bromas, compadre.

Hesh-ke.

Tienes suerte.
Parece que no te guarda rencor.

Estaba loca. Creo que todav�a le gustas.

L�stima que ya se la haya dado a Monkey.

�Quieres cambiar de opini�n?

Que duermas bien, viejo amigo.

Se�orita.

Usted me conoce.
Soy Mackenna, el sheriff.

No voy a hacerle da�o.

Me conoce.

Su padre me nombr� sheriff.

Ellos mataron a mi padre.

Ellos mataron a mi padre.

No les diga a ellos, ni a nadie,
que es la hija del juez Bergerman.

Si Colorado lo descubre,
tendr� m�s problemas que ahora.

�Lo entiende?

�Me ha o�do?

S�, le recuerdo.

Una vez vino al rancho a cenar.

Es cierto. Fui una vez.

Dicen que le gusta jugar a las cartas.

Bueno s�, me gusta jugar
una partidita al p�quer de vez en cuando.

Cuando no estoy de servicio, por supuesto.
De vez en cuando tambi�n tomo una copa.

A mi padre no le gustaba el juego
y a m� tampoco.

Bueno, lo s�, se�orita. Lo s�.

lntento corregirme, en serio.

No est� bien que un sheriff
juegue a las cartas. Lo s�.

Ahora descanse.

lntente dormir.

Y recuerde lo que le he dicho.

Ma�ana empezaremos pronto.
Vete a dormir.

Mira, yo respeto mi parte del trato,
viejo amigo. T� respeta la tuya.

Mejor ser� que te pongas el cintur�n.
Podr�as perder los pantalones.

-Venga, v�monos.
-�No vamos a esperar a Laguna?

No. Le gusta demasiado esa chica de
Hadleyberg, dejadle hacerse rico con ella.

Viene un hombre con una bandera.

Hesh-ke, ll�vate a la chica dentro.

No creo que te est�n buscando, sheriff.

Pero, si es as�, me gustar�a matarte.

No s� c�mo te llevar�a hasta ese ca��n
si lo hicieras.

Podr�as con una r�tula rota.
Ser�a doloroso, pero posible.

Si quieres la recompensa por la chica,
recuerda que Hesh-ke tiene un cuchillo.

�Colorado!

�John Colorado!

�Ben!

�Ben Baker! �Ben!

-�Mi viejo amigo!
-�No!

Qu�date donde est�s, Colorado.

�Qui�n es el que est� contigo?

Por qu�, sheriff. T� y Colorado juntos.

Bien, bien, bien.

-�Sorprendido?
-No.

Algunos de los que van conmigo quiz�s,
pero yo no.

No con lo que me espera aqu�.

No, ahora no es el momento
de viejos rencores.

Hablando por m�, estoy contento de que
est�s aqu�. Podemos jugar al p�quer.

No con tus cartas.

Bienvenido de vuelta, Colorado.
Hay suficiente para todos.

-�Suficiente?
-Lo sabemos todo.

Sabemos que has estado buscando
a Perro de la pradera.

Sabemos que tienes la palabra
de Besh y Little Hatchet.

�C�mo? Y �c�mo sab�as que est�bamos
aqu�? S�lo nosotros conocemos este lugar.

Laguna.

Lo siento, Colorado.

Ya me conoces.

-Bebo demasiado y hablo demasiado.
-S�.

Ya me ten�an.

Ya lo ves, �no dec�a que Laguna
no ten�a que ir a Hadleyberg?

Colorado, es un gran desierto.

Se necesitar�n muchos ojos
para encontrar a ese viejo.

Y, despu�s,
ser� un largo camino hasta el ca��n.

La caballer�a va detr�s de ti.
M�s de los que nunca has visto.

Y un mont�n de apaches salvajes
a la caza y captura de cualquier persona.

Probablemente tambi�n del oro.

No sabes lo que est� sucediendo all�.

Nos necesitas.

Una cosa m�s.

Tienes aqu� un lugar estupendo,
pero es un ca��n con una sola salida.

Un solo camino de entrada y salida.

Podr�amos acampar fuera
hasta que estuvierais hambrientos.

Bueno, tienes mucha raz�n en lo que dices.

Por supuesto, si los soldados
nos cogen juntos, te colgar�n conmigo.

Si Mackenna se va a arriesgar contigo...

es suficiente para m�.

Bueno, �qu� piensas, Mackenna?

Me alegro de que est� aqu�.

Como �l dice,
podemos jugar al p�quer por el camino.

Besh, con respeto, mueve al jefe.

Es verdad que hay suficiente para todos.

Pero tambi�n es verdad
que queda un largo camino hasta el ca��n.

Es un trato. Ven a desayunar.

�Espera!

Me ha traicionado.

Todos sab�ais que le matar�a
en cuanto pudiera.

De todas formas, hay suficiente para todos,
s�lo que ahora habr� un poco m�s.

De acuerdo.

Pero basta de muertos
o seguro que habr� muchos.

Sabes, Ben, tenemos un trato pero...

me gustar�a haber visto a todos tus amigos
antes de hacerlo.

�Qu� les pasa?

No s� qu� son estos dos
y me da miedo adivinarlo.

Pas�bamos por Hadleyberg...

y me temo que o�mos por casualidad
una conversaci�n muy interesante.

El Sr. Baker fue muy amable
al permitirnos unirnos al grupo.

Nos prometi� que ser�a divertido
y tambi�n productivo.

�De verdad?

�De verdad?

Colorado.

S�. ''Divertido.''

Conozco a este tipo.
Eres el tendero de Hadleyberg.

�Sabe tu mujer d�nde est�s?

A �ste no lo conozco,
pero tambi�n est� p�lido.

�Qu� eres t�? �Dentista?

No, es el editor del Hadleyberg Gazette.

-�ste parece un predicador.
-Yo predico.

-�S�? �Qu� predicas, oro?
-La Palabra de Dios.

S�, pero te gusta el oro, �no?

Puede servir para el Se�or y para el diablo.

�Por qu� deber�a tener oro
s�lo la lglesia de Roma?

Oro, plata, �dolos y corrupci�n.

Cuando tenga mi oro...

-�Tu oro?
-...mi parte.

Mi parte construir�
un templo para el Se�or.

Un templo del Evangelio verdadero,
un mont�n de ellos por todo el territorio.

Ben, para traer a este tipo
tienes que estar m�s loco que �l.

Te lo dije, todos lo saben.
No puedes mantener el oro en secreto.

Viaja por el aire.

Podemos utilizar todas las pistolas que
consigamos, no importa qui�n las lleve.

Mackenna.

Predicador, esto no va a ser
como el camino a la iglesia en domingo.

Podr�a morir. Podr�a tener que matar.

El Se�or sabe
qu� quiere que hagan sus siervos.

De todas formas,
el oro pertenece a los apaches.

Puede utilizarse para ellos,
para llevarlos hacia el Se�or.

�Ay, Chihuahua!
Le da para mucho su Se�or.

Ahora llegamos a lo �ltimo y lo mejor.
Un ciego y un chiquillo.

Veo suficiente por los dos.

Ese viejo tiene m�s derecho
que nosotros a estar aqu�.

�Le conoces?

Es el mism�simo Adams.

�Adams?

Es Adams.

-�Lo ves? Es Adams.
-Veo a Adams.

-No veo el oro.
-All� hay oro.

M�s oro del que nunca hab�is visto.
Todo el oro del mundo.

S�, cu�ntales. Cu�ntales la historia.

No. Se ha contado demasiadas veces.

Pero vamos a llevarle de vuelta all�.
Vamos, Sr. Adams.

-Cu�ntenos.
-No.

Bueno, fue el mejicano el que nos llev� all�,

el que criaron los apaches.

No quer�a oro para s�.

Estaba asustado.

No dejaba de hablar
de los viejos esp�ritus apaches.

S�lo quer�a unos caballos.

As� que se los dimos.

La forma en la que nos llev� all�...

torciendo y girando
y casi siempre de noche.

Nunca supimos d�nde est�bamos.

Y, finalmente,
nos oblig� a ponernos vendas en los ojos.

Cuando nos las quitamos...

all� estaba...

el valle m�s bonito que se pueda ver.

Centelleando y brillando bajo el sol.
Era como un sue�o.

Los indios viv�an all� hace 1.000 a�os,
quiz�s incluso m�s.

�Y oro por todas partes!

Las paredes del ca��n ten�an vetas...

de cinco o diez metros de ancho.

En el suelo del ca��n hab�a pepitas
por todos sitios. Oro puro.

Polvo de oro en cada mata de maleza.

No se pod�a meter una batea en el r�o
sin que apareciera con color.

Bueno, el primer d�a llenamos
un bote de caf� grande s�lo con pepitas.

Nadie pod�a levantarlo.

Hicimos una choza.

Fuimos a trabajar.

A continuaci�n, aparecieron los apaches.

Los mataron a todos menos a m�.

Luego me cerraron los ojos
y me dejaron en el desierto.

No era m�s viejo que este muchacho.

Cu�ntales lo de la pepita.

Bueno, cuando me encontraron...

todav�a ten�a una peque�a pepita
en el bolsillo. S�lo una peque�a.

Su valor era de 190 d�lares.

S�lo una peque�a.

�Sabes una cosa? Eres guapo.

No s� si eres un chico o una chica.

Si eres un chico, voy a cortarte el pelo.

Si eres una chica, voy a besarte.

Creo que eres una chica.

Es Hachita.

�Soldados!

�Qui�nes van a hacerlo,
tus hombres o los m�os?

-Los tuyos. Tienes de sobra.
-Vamos a jug�rnoslo a las cartas.

Vale. Pero yo barajo.

Cuando nos vayamos,

os dirig�s directamente hacia la caballer�a.

Contadles lo de Colorado.
Decidles que soy su prisionero.

�Qu�? No lo entiendo.
�C�mo puede ser su prisionero?

-�lntenta librarse de nosotros?
-lntento salvar vuestras vidas.

Olv�dese del oro, Sr. Weaver, no hay.

-Vuelva a su tienda.
-No le creo. �Miente!

Lo sabe bien. V�yase.
Un hombre como usted no hace nada aqu�.

El oro es muy �til.
Har�a mucho por el territorio.

-Olv�delo. Haga lo que le digo.
-No.

Tienen la fiebre del oro.

Salgan de aqu�. Vayan a la caballer�a.

Mackenna.

-�Qu� os est� diciendo?
-La verdad. Les he dicho que vayan a casa.

�Por qu� eres tan ego�sta?
No puedes guardarlo todo para ti.

�Os ha dicho
que �l mat� a Perro de la Pradera?

Quem� el mapa,
pero sabe d�nde est� el ca��n.

-�sa es la verdad.
-Bueno, ahora es m�s sensato.

Nunca confi� en ti, Mackenna.

Sab�a que era un error dejar
que el juez nos hablara de hacerte sheriff.

Un hombre de ning�n sitio. Un vagabundo.
Nunca fuiste uno de nosotros.

-Limpi� vuestra ciudad.
-�D�nde est� tu insignia?

Sheriff, �de verdad mat� a ese hombre?

S�, pero fue en defensa propia.

�Eres un asesino!

A esto se llama un juicio limpio y r�pido.

�Para cu�ndo la horca?

�Qu� es eso de hablar de la horca?
Aqu� somos todos amigos. Todos socios.

�lnga! �Qu� haces aqu�?

�Por qu� est� aqu�?

Te lo dir�. Te dir� toda la verdad.

Viniendo a encontrarnos con Mackenna,
cuando mand� a buscarnos,

nos quedamos sin comida,
as� que paramos en un peque�o rancho.

�bamos a pagar, pero el hombre...

comenz� a disparar.

Le rogamos: ''�Por favor, pare!''
Estaba loco. No escuchaba.

As� que pensamos que lo mejor
era hacerla socia, darle una parte.

�Tu padre ha muerto?

Pero, �qu� podemos hacer ahora? Nada.

Nunca tendremos otra oportunidad
como �sta.

-�Quieres decir que fue un accidente?
-Lo juro.

Yo mismo dije una oraci�n sobre su tumba.

Bueno, no podemos hacerle volver,
eso seguro. � Verdad, Fuller?

No, no podemos.

� Verdad, tendero?

No lo s�. No s� qu� pensar.

No es lo que yo esperaba.

No pens� que ser�a as�. No s� qu� hacer.

Puede salir de esto, todos pueden,
antes de que sea demasiado tarde.

Perd�nenme caballeros, soy extranjero
aqu�, as� que no he seguido mucho esto,

pero creo que ser�a una pena
que nos pele�ramos entre nosotros...

o que abandon�ramos
lo que todos nos hemos propuesto lograr.

O sea, estamos embarcados
en una gran aventura, caballeros.

Algo que sucede s�lo una vez en la vida.

As� que propongo olvidar el pasado,
lo que sea que haya ocurrido,

y seguir todos hacia delante.

�Tiene raz�n!

�Por qu� si no cree que el buen Dios
nos ha juntado a todos as�?

�No es verdad, padrecito?

No tengo nada que decirle.

El Se�or tiene sus propios caminos
y yo tengo mis razones para estar aqu�.

As� que estamos de acuerdo,
Mackenna nos lleva hasta el ca��n.

Claro, estamos de acuerdo.

Todos de acuerdo en hacernos ricos.
Vamos a ser millonarios.

Todos vosotros.

Eso es lo que pens�is
y no importa nada m�s.

Asesinaron al mejor hombre
de vuestra ciudad.

Y lo que dec�s es:
''Bueno, no podemos hacerle volver''.

No es un gran epitafio, �no?

Es para lo �nico que ten�is tiempo.

No veis, no o�s,
no quer�is saber nada que no sea el oro.

Est�is enfermos con eso, todos.

Empec� siendo su prisionero
y ahora os llevo a todos a la espalda.

No hay ni oro ni ca��n. No hay nada.

Es s�lo una historia que este viejo cuenta
para conseguir copas gratis.

Os llevar� all�. No tengo elecci�n.

Pero os dir� una cosa,
muchos de vosotros no volver�is.

Hay oro.

Lo he visto. Todo el oro del mundo.

Vamos. Estamos perdiendo el tiempo.

Sabes, estoy empezando a no confiar en ti.

Yo conf�o en ti.

Dios m�o, despu�s de tantos a�os,
�no sabes que se monta por la izquierda?

Cre�an que s�lo ten�an una oportunidad
de pasar a la caballer�a...

y ten�an un plan.

Emborracharon tanto a la india
que no pod�a hablar.

Y dos de los hombres de Baker
iban a llevarla al campamento...

fingiendo que les persegu�an los apaches.

Y, mientras Hachita, Besh
y Monkey hac�an...

como si fueran un grupo completo
de asalto...

el resto tomar�a un camino diferente.

Si todo iba bien,
se encontrar�an m�s tarde.

�se era el plan.

Y, con un poco de suerte, pod�a funcionar.

�Qu� ocurre?

No lo s�, se�or.

�No disparen!

Es una india.

�Atada al caballo!

Despacio.

�D�nde est� el sargento?

Dejad paso.

Vale, su�ltala.

�Qu� demonios
est� pasando aqu�, sargento?

Borracha, se�or. Le dar� caf�.

Quiz�s podamos entender algo de esto.

Venga, la fiesta ha terminado.
Volved a vuestros puestos, todos.

�Me hab�is o�do? �Moveos!

As� que ahora est�n todos juntos.

Los buenos ciudadanos y los proscritos...

y Mackenna y la chica.

Se dirigieron a la charca
en el rancho del viejo Brogan...

porque era la �ltima oportunidad
de coger agua antes de llegar al desierto.

Los apaches hab�an quemado la casa
del viejo Brogan unos cinco a�os antes.

Nadie se apropi� de ella
porque estaba demasiado lejos.

Pero todo el mundo conoc�a la charca
y todo el mundo la utilizaba.

Era como territorio neutral.

�Es la caballer�a!

Estamos rodeados. �Es la caballer�a!

�Soy el juez Fuller!

Est� cometiendo un error.

�Soy el juez Fuller!

�Soy el editor del Gazette!

�He capturado a Colorado!

�No disparen! �He capturado a Colorado!

�No disparen!

Tengo aqu� al viejo Adams.
�Por favor, no disparen!

�Cabalgando por aqu� sin pistola?

Muy imprudente.

Sab�a que pod�amos contar contigo.

�Se�orita?

D�jala aqu�.

Quiero decir que la dejes.

No. Volvemos a lo mismo de antes.

Me la diste, �no te acuerdas?

Tenemos poca agua y nos est� retrasando.

As� que d�jala.

-Qu�tate de ah�.
-No.

No te sirvo de mucho muerto.

�Se te ha pasado por la mente
que nunca ver�s el ca��n si me matas?

No te matar� pero te har� mucho da�o.

As� que fuera del camino.

Hay suficiente agua.

A menos de dos horas de aqu�.

�Est�s loco?

T� vigila al que da la mano.

Eres bueno.

Eres muy bueno.

-Por eso te doy la parte de Monkey.
-S�.

�Vamos, disfrutad!

Sr. Mackenna, quiero darle las gracias...

por todo.

Est� bien.

Su padre y yo nunca
tuvimos mucho que decirnos...

pero era un buen hombre.

He tenido suerte.

Perdone pero,
�hay algo entre usted y la chica india?

No.

Fue hace mucho.

Luego, cuando consegu� el trabajo de
sheriff, tuve que ir a detener a su hermano.

Despu�s lo ahorcaron.

No la ponga furiosa. Est� un poco loca.

�Por qu� no est� casada?

Supongo que nunca encontr� a un hombre
que fuera tan bueno como mi padre.

Supongo que no.

Eh, �qu� os pasa? �Os gusta estar sucios?

Te ense�ar� una nueva forma
de limpiar la ropa.

Nunca entender� al gringo, nunca.

Es culpa tuya.

Ya conoces a Hesh-ke.
Ya sabes que tiene un genio terrible.

Lo siento. Si Hesh-ke ha decidido
matar a esa chica, lo har�.

Me la diste
y no quiero que sufra ning�n da�o.

No puedo vigilarla todo el tiempo.

�Qu� te pasa?
Ya tenemos suficientes socios.

Adem�s, esto mantendr� felices
a esos apaches durante un tiempo.

Un poco de vigilancia.

El hombre que lideraba la patrulla
de caballer�a era el sargento Tibbs.

Sus hombres le llamaban Tibbs
''el astuto''. Conoc�a bien el terreno.

El viejo Tibbs ''el astuto'' y sus ocho
hombres continuaron sigui�ndoles.

Al final del primer d�a, enviaron
dos hombres de vuelta a la compa��a...

para que pudieran mostrar el camino
al teniente.

Y todos los d�as sigui� enviando
a dos hombres, como un relevo.

Ysiempre les pisaba los talones,
deprisa o despacio.

Finalmente, eran cinco contra cinco.

Los dos de atr�s, iros.

Bien.

Ahora podemos doblarles
y matarles uno a uno.

S�, eso est� bien.

Cuando nos vean venir, pueden volver...

y guiarnos directamente de vuelta a los
brazos de toda la compa��a de dos en dos.

Por supuesto, no me colgar�n a m�.

Ahora te dir� lo que puedes hacer.
Env�a a la chica de vuelta a los soldados.

-�Por qu�?
-Bueno, por una parte, nos retrasa.

No podr�an seguirnos
si la tuvieran en sus manos.

No.

Est� bien.
Probablemente tengas una idea mejor.

No. No tengo una idea mejor.

-S�lo espero que �sta funcione.
-Funcionar�.

-Se lo dir�.
-Claro, d�selo.

-Puedo dec�rselo.
-Lo s�.

Se�orita.

Es libre de irse y unirse a los soldados.
La llevar�n a casa.

No ser�a justo dejarle aqu� solo.

No est� solo. Me tiene a m�.

Creo que es mejor quedarme,
Sr. Mackenna.

Mire, se�ora, deber�a irse
antes de que cambie de opini�n.

Me pasar� a cenar alguna noche
cuando vuelva.

�Ahora v�yase!

Quedaos aqu� y
mantened los ojos abiertos.

Bueno, as� nos libramos de ella
de todas formas.

Lo ha pasado mal, Srta. Bergerman.
La compadezco.

Gracias. Sargento,
�podr� hacer algo por el Sr. Mackenna?

S�, creo que s�.

Ahora s�lo quedaban cuatro.

As�, las posibilidades eran
un poco mejores para Mackenna.

Lo �nico era que Hesh-ke ten�a ideas.

Quer�a a Mackenna otra vez
en ese momento.

Y, ahora que la chica se hab�a ido,
cre�a que nada pod�a detenerla.

Gracias.

Mackenna, no la pongas furiosa.

Colorado, alguien viene.

�Det�ngase! �Ahora!

Tranquilo. Voy hacia all�.

H�galo lentamente.

Qu�dese donde est�.

He venido a unirme. Espero que
no haya ning�n problema con eso.

-�Espera que le creamos?
-�No!

Es un asesino.
Mat� a dos hombres, sus propios hombres.

Es cierto.

Es cierto y significa
que tengo dos caballos m�s.

Buenos caballos. Nos vendr�n muy bien
cuando encontremos el oro.

Ah s�, esta se�orita me cont� todo eso.

Por supuesto, yo ya ten�a una idea
m�s o menos clara por la india.

Est� bien. Pero es usted un insensato.

�Suponga que ahora accedemos
y durante la noche cambiamos de opini�n?

Esta noche, ma�ana por la noche,
tiene que dormir algo.

Dormir�. No hay raz�n
para que me mat�is.

No por una parte m�s o menos.

-Adem�s, me necesit�is.
-Oh, no.

No le necesitamos. Hemos tenido
bastantes problemas sin usted.

El ej�rcito le estar� buscando. Tendr�n
m�s ganas de colgarle a usted que a m�.

No. Pensar�n que lo hizo usted o el apache
y que yo era un prisionero.

Durante todo este tiempo
que os he estado siguiendo...

lo he pensado todo. S�, me necesit�is.

�Sab�is cu�nto pesa el oro?
Especialmente usted, Sr. Mackenna.

�Cu�nto hay all�? �Un mill�n de d�lares?
�M�s? En oro puro.

No somos suficientes para llevarlo.

Conmigo ten�is m�s posibilidades
de llegar hasta all� y salir vivos.

Tiene raz�n, sargento.
Bienvenido, sargento.

Caf� para el sargento.

S�lo no olvide que yo soy el capit�n.

Un sargento que mata
a dos de sus propios soldados.

-�Qu� piensa de eso?
-No mucho.

Sea razonable, Mackenna. Oh, gracias.

Despu�s de todo, un hombre de mi edad
y rango, no tengo futuro en el ej�rcito.

�Le importa, sargento?

�Por qu� no se queda
con sus nuevos socios?

Espero que no est� resentida,
Srta. Bergerman.

Tranquilo, amigo.

Mackenna es demasiado valioso para m�.

�Srta. Bergerman?

�Es posible que sea la hijita
de mi viejo amigo el juez?

Mackenna, no seremos amigos de verdad
si tienes secretos para m�.

V�monos.

Para alejarse de la caballer�a,
fueron al ferry del R�o Amarillo.

Se imaginaban que podr�an cruzarlo
en la balsa de all�...

y despu�s volver al camino.

Pero lo que no sab�an era...

que los apaches se hab�an apoderado
de todo el territorio del R�o Amarillo.

Y hab�a otra cosa que no sab�an:

Otros apaches ya hab�an quemado el ferry.

Pero ten�an prisa y la balsa segu�a a flote.

Todav�a ten�an una posibilidad.

�Ayudadme! �La corriente es
demasiado fuerte!

�Fuera de aqu�!

�Condenado Perro de la pradera!

Y no vayas a decir
que deber�amos llevarlo con nosotros.

Vale, v�monos.

Ahora estaban all�. Hab�an llegado.

Hab�an llegado al lugar
que Mackenna conoc�a como Shaking Rock.

Aqu� estamos.

�D�nde est� el ca��n?

Ma�ana. A la salida del sol.

�Qui�n lo dice?

Lo dice el mapa.

-�Est� nervioso?
-No, s�lo estoy pensando.

Mackenna.

-As� que ma�ana entraremos en el ca��n.
-No nosotros, sargento. Yo no entro.

Quiz�s.

Podr�a cambiar de opini�n.
Y sabe tan bien como yo...

que Colorado no va a compartir
el oro con nadie.

�Ha tenido tiempo de imagin�rselo?

Suficiente. Mire, Mackenna,
nosotros deber�amos unirnos.

�Como se uni� a sus dos soldados?

Bueno, aqu� termina el mapa.
Espero que cumplas tu palabra.

Mu�strame el ca��n y lo har�.

Bueno, si est� en alg�n sitio por aqu�,
lo ver�s ma�ana por la ma�ana.

Quiero mis pistolas. Y quiero a la chica.

Ma�ana.

Y, si no hay oro, me seguir� llevando
las pistolas y a la chica.

Hay oro.

Nunca lo sabr�s
si sigues empujando esa cosa.

No estoy de humor para bromas.

�Qu� vas a hacer con ella?
Con tu parte, me refiero.

Eso es cosa m�a.

Vale, de acuerdo.

S� lo que piensas.

Una copa en cada taberna de Sonora
hasta que se haya acabado todo.

-�Eso es lo que piensas que quiero?
-Siempre ha sido as� contigo.

Claro, porque nunca hab�a suficiente
para lo que yo quer�a realmente.

Pero, cuando tenga el oro, nunca volver�n
a ver a Colorado por aqu�. Nunca.

Bien. �Ad�nde ir�s?

Lo siento.

Quiz�s te lo diga. Pero si te r�es...

No me reir�.

Un millonario en Par�s.

S�.

�Qu� pasa?

Bueno, por si sirve de algo,
dice que nos dejar� ma�ana por la ma�ana.

No s� lo que va a ocurrir pero,
desde el momento en que te despiertes,

vig�lame.

Pase lo que pase,
vamos a tener que movernos r�pido.

�Tenemos que hacerlo?
�No podemos ver el oro primero?

-No hay oro.
-Pero hab�a un mapa.

Lo viste. Nos trajo aqu�. Dijiste que
podr�amos ver el ca��n por la ma�ana.

-Te o�.
-Dije muchas cosas para seguir vivos.

Mi vida ha sido un farol. Y ma�ana
por la ma�ana es la hora de la verdad.

Pero hemos llegado tan lejos...
Y ni siquiera vamos a verlo.

No, escucha, mi padre no era rico.

Cuando muri� mi madre, no s�lo era
su hija, era su pe�n en la granja...

porque no pod�amos permitirnos tener uno.

Pero con mi parte, podr�a comprar
un rancho de verdad, uno grande.

Si estuviera en tu lugar,
dejar�a de ser el sheriff cinco minutos.

No tienes por qu�.

Puedes hacer lo que quieras con tu parte.

Te gusta jugar.
C�mprate una casa de juego.

-Ser� tu socia.
-Has perdido el juicio.

Ahora, �despierta! Tu parte, mi parte,
no va a haber partes para nadie.

Le conozco. No lo compartir� con nadie.

Lo siento.

Debo estar loca.

Has hecho mucho por m�. Todo.

Y s�lo soy un problema.

No s� por qu� te preocupas por m�.

Tengo que hacerlo. Somos socios.

-Bueno, �qu� ocurre?
-Nunca lo hubiera cre�do.

Creo que ver�is el ca��n en un minuto.

-Mis pistolas.
-No hasta que vea el ca��n.

Muy bien. Mira la roca.

Observa esa sombra.

-�Qu� produce esto?
-No lo s�.

Podr�a ser un dep�sito de cuarzo.

�Mirad!

�Vamos!

�All� arriba!

�Mackenna! �Mira! Estoy cubierta de oro.

-Venga. Nos vamos.
-�Nos vamos? No, �por qu�?

Esc�chame. Si no nos escapamos,
nos matar�n.

No nos quedaremos, ni por todo el oro
del mundo, as� que empieza a subir.

No. Sin balas. Yo llevar todas.

-�Cu�ndo?
-Ayer por la noche.

Los esp�ritus decirme qu� hacer.

Este oro es de los apaches. Decirme...

matar todos hoy.

lncluso a ti, Colorado. T� no eres apache.

No mires hacia abajo.

�Sigue! �Sube!

Venga, sigue.

Vamos, s�lo un poco m�s.

Puedes hacerlo.

Venga, int�ntalo. Un poco m�s.

Vamos.

Vamos, sube.

Sube, venga.

No puedo.

�lnt�ntalo!

Adi�s, viejo amigo.
Se acabaron las bromas.

�Mackenna!

Adi�s, Mackenna.

Sabes que ir� en tu busca.

Al�jate de m�, Mackenna.

Encuentra un agujero, viejo amigo,
y que sea bien profundo.

FlN

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